Nota: Dentro de poco (al mismo tiempo que termino de escribir el fic) voy a hacer una restructura de todos los capítulos. Quiero decir que lo editaré y mejoraré, aunque la historia permanecerá intacta ¡Me ha dado tanta pena leerlo nuevamente! Jaja sin embargo pretendo reivindicarme. Pido disculpas por los defectos de escritura de su servidora. En mi defensa tengo el buen pretexto de haberlo comenzado hace más de 6 años, y que en ese tiempo he adquirido habilidades de las que carecía.
Dentro de poco terminaré este proyecto el cual me ha llevado varios años (sin contar los que dejé de escribir) y le tengo mucho aprecio a las 173 páginas en Word –escritas hasta el momento de escribir estas líneas- de ese modo romperé mis propias limitaciones, ya que por defecto, dejo las cosas inconclusas. Solo me queda decir: ¡Gracias por leer!
Dragon Ball y todos sus personajes pertenecen a Akira Toriyama y Toei animation. Este fanfic no persigue fines de lucro.
Aviso de la autora: Este fanfic contiene lenguaje que describe escenas eróticas, por lo que no es recomendable para niños. Tampoco lo es para quienes son sensibles a los temas de pareja, ya que trata sobre la relación entre Bulma y Vegeta de una forma fuerte y dolorosa.
INFIDELIDAD.
CAPÍTULO 1.
Despertó lánguidamente, saliendo de la inconsciencia del sueño con una suavidad como la de la brisa que se colaba por la ventana abierta. Cuando al fin le fue imposible negar que estaba despierta, se levantó dejando que el camisón asomara la piel desnuda de sus piernas, se miró al espejo, ya era una mujer madura, más que madura, se estaba volviendo vieja. Se tocó los senos y los levantó, así de altos como los tenía antes. Y aún así con sus arrugas, con su piel ya no tan joven y con la edad cargando en sus espaldas, aún así era una mujer sumamente atractiva y llena de vida. Ya Vegeta no quería compartirla con ella, pero había otro hombre… tal vez más de uno, a quien sí le interesaba. Levantó el auricular del teléfono y marcó un número, esperó a que contestaran, era una voz femenina pero no le causó ninguna molestia.
-Con Yamcha por favor– pidió amablemente, la otra mujer se escuchó molesta
-¿Quién le llama?-
-Soy su hermana– mintió para no causarle molestias a la pareja, que seguramente estaban en la cama, desnudos. Entonces la voz de la mujer se suavizó bastante
-Ah claro, disculpa, ahora te lo comunico-
-Gracias- después de unos minutos, escuchó la voz tan conocida con un tono de sorpresa.
-¿Bulma?-
-Si, vamos a hablar– Bulma sonrió al notar la alegría en la voz de aquel hombre, su primer novio. Mientras Yamcha le decía que iría para allá enseguida.
Vegeta llegó a una montaña, todavía estaba oscuro pero ese era ya un ritual que seguían los dos, verse en la oscuridad de la madrugada y despedirse días después en la oscuridad de la noche.
Ella salió de una cueva en la cima, con muy poca ropa a pesar del frío que hacía. Apenas aterrizó, Vegeta olió su perfume natural, el de sus partes íntimas invitándolo a entrar.
Ella corrió a abrazarlo, por dios ¡qué hombre! Tan varonil, tan fuerte, tan apasionado.
-Lamento haberte llamado ahora, sé que podrías estar ocupado- se disculpó
-bah, no estaba ocupado en absoluto– la muchacha, sonrió y lo besó en esa forma en la que lo enloquecía, mordiéndole un poco los labios, acariciando su espalda al mismo tiempo. Él tomó a la mujer de la cintura, la acarició como a ella le gustaba, de forma ruda. Cuando ella quedó saciada de sus labios, se separó lentamente de él.
-vámonos hoy está libre mi departamento-
-¿cómo que hoy?– preguntó desconfiando el príncipe
-ay mi saiyajin– sonrió acariciándolo -es un celoso señor príncipe-
-claro que no… solo aclárame lo de "hoy"-
-mi cielo, ay cosas que preferirías no saber-
La C.C. había organizado una fiesta de aniversario como tantas otras, Bra y Trunks, los hijos de Vegeta y Bulma, habían asistido como invitados, llevaban tiempo casados y lejos de la casa de sus padres. Yamcha llegó temprano ese día, algo inusual. Bulma estaba dándole los últimos toques a la casa, tenía puesto un vestido de noche, negro con toques de plata, entallado y largo, llevaba puestos guantes negros a juego con el vestido, que dejaba al descubierto la espalda y algunas zonas estratégicas donde no se notaba tanto el paso del tiempo. Bulma abrió la puerta y se encontró con su amigo
-Hola Yamcha– saludó con alegría, como si no hubiera un pasado
-Te ves… hermosa- exclamó embelesado provocando una risa nerviosa en la mujer
-Tu siempre comportándote como un galán- le sonrió, halagada mientras le daba paso a la casa. Había comenzado con los preparativos para la reunión de la noche y su amigo se había ofrecido a ayudarle.
-Lo digo en serio– respondió tranquila y seriamente, lo que le dio certeza a su comentario y provocó el sonrojo en Bulma, a quien se le escapó un "oh" y un suspiro. Atravesaba en ese momento por una crisis personal tan fuerte que a veces no podía cargar consigo misma. Llevaba tiempo deprimida y apenas comenzaba a entenderlo. Lo que más necesitaba, como una especie de jarabe medicinal, eran ese tipo de palabras
-Eres muy amable– agradeció asiéndose a su brazo -siéntate, aún no comienza la reunión-
-Me di cuenta– comentó al notar el molesto ki de Vegeta en la casa -pero no vine a sentarme, estoy aquí para ayudarte– se enfrascaron en una amable discusión de buenos modales, al final Bulma cedió y le agradeció las buenas intenciones asignándole tareas
-Está bien tu pondrás la mesa-
-Ya verás soy todo un experto- respondió con orgullo aunque realmente no tuviera idea de lo que debía hacer, nunca se había molestado por aprender la etiqueta de aquellas reuniones formales.
-Solo espero que tu idea de decoración no se parezca al de tu departamento, por que será un desastre– bromeó y él abrió la boca indignado
-¡Oye! Mi departamento tiene el orden exacto de las cosas que necesito- se cruzó de brazos
-Claro, fue una idea arquitectónica que haya caminos entre la basura que van hacia la cerveza, televisión y cama-
-Se te olvida los que van al baño– los dos rieron sonoramente, divirtiéndose como hacía mucho que no lo hacían
Mientras volaban en dirección al departamento de Myrna, Vegeta recordaba la forma en la que la había conocido seis meses atrás.
Era una mañana como aquella, oscura y sin estrellas visibles, Vegeta decidió ir a entrenar a la montaña donde lo hacía desde hacía varios años. Pero al llegar se percató de que había un pequeño ki en su cueva. Se acercó para correr al invasor, seguramente un ebrio o vagabundo.
De pronto algo salió de la cueva. Vegeta no supo si reír ante una escena tan patética cuando se dio cuenta de que una mocosa había salido para atacarlo mientras le gritaba "lárgate de aquí intruso" sin parar de golpearlo en el estómago.
-¿A quién le llamas intruso, insolente?– la muchacha guardó silencio y dejó de golpear aquel muro de hierro.
-¿Quién eres tú?– preguntó confundida, con un hilo de voz
-No es tu asunto– percibió el miedo en la respiración agitada y nerviosa de la chica. En un instante ella creyó reconocer la voz. Esperó un poco a que aclarara, y entonces se dio cuenta de quién se trataba, estaba impresionada.
-Mi nombre es Myrna- el corazón de la muchacha latía fuertemente, no quería que él se diera cuenta de que la adrenalina le fluía por todo el cuerpo. Era la primera vez que se encontraba frente a él y la conmoción era tan fuerte que las piernas le temblaban. Se alejó lo más que pudo del príncipe e intentó tranquilizarse mentalmente, si se comportaba como niña iba a echar todo por la borda
-No me interesa– Estaba esperando que la mujer se fuera para poner entrenar. Le molestaban las intrusiones a su lugar –ya deberías irte… lo digo por tu propia seguridad
-Claro que no me iré, este es un lugar público y puedo estar aquí cuando se me antoje- respondió la chica repentinamente armada de valor
-Resulta que este no es un lugar público, es el lugar donde entreno así que más te vale irte si no quieres resultar lastimada- la amenazó aun tranquilo, pero la paciencia no le duraría más tiempo. Myrna lo miró a los ojos y le sonrió enigmáticamente
-Qué miedo- pronunció esas palabras casi como un suave ronroneo, el corazón aún no dejaba de latirle con fuerza y era la emoción la que la dominaba.
-¿Te estás burlando de mí? –preguntó enojado, bajando los brazos como si se pusiera en posición de ataque
-Si– la furia de Vegeta se desató. Pero en cuanto quiso atrapar a la muchacha, ésta se puso a volar -quiero luchar con usted, príncipe-
-¿Cómo…?– de pronto la miró confundió. Esa escena era extraña, ningún humano que hubiera conocido, a excepción de los otros guerreros, podía volar. Además no había nadie que le llamara "príncipe" ¿Acaso sería saiyajin? No, parecía ser era demasiado joven, no tenía cola y su cabello era rojo. Si bien es cierto que en su vida conoció saiyajin de apariencia más extraña (por ejemplo su hijo), era imposible que lo fuera que esa mujer lo fuera.
-Sé todo sobre usted Vegeta- le dijo al notar su confusión, con un tono de respeto. Aterrizó los pies sobre el césped que cubría la punta de la montaña donde Vegeta se refugiaba cuando quería entrenar sólo, y sin amedrentarse por la mirada profunda del saiyajin, se le acercó.
-¿Eres un enemigo?- preguntó finalmente. Aquella pregunta causó poco asombro en Myrna, que se encogió de hombros.
-Yo diría que más bien, soy su enamorada-
Vegeta volteó a ver ala Corporación Cápsuladesde el cielo, hasta que Myrna se dio cuenta y lo distrajo. Bulma hacia el amor con Yamcha mientras miraba el cielo por la ventana. Vegeta y Bulma compartieron la misma mirada de infelicidad.
