Capitulo 1

Reencuentro

Un hombre caminaba apresuradamente por las calles de Londres., agitando de un lado a otro en movimientos zigzagueantes su larga túnica grisáceo. Su andar constante y segura, lo conducían por las diferentes calles de la ciudad; a esa hora desierta. Su rostro apenas visible, cubierto por una capucha, solo dejaba al descubierto la parte inferir de la cara, haciendo imposible revelar la identidad del individuo, otorgándole un aspecto misterioso.

El silenció que reinaba el lugar a media noche, solo se veía interrumpido por el silbido agudo que era causado por el viento, arrastrando las hojas de los arbustos que decoraban las veredas del pasaje.

La ostentosa túnica se elevó, agitándose en el aire al detener su marcha de golpe. Un sujeto apareció en medio de la calle, cortándole el paso. El desconocido elevo su brazo apuntándolo con la varita, evidenciando su condición de mago.

-- Revela tu identidad. ¿Por que me estas siguiendo?.-- La conocida voz ronca y gruesa se hizo presente en sus oídos.

--Soy yo Ron y no te sigo.-- Dijo con cansancio, bajando al mismo tiempo su capucha, dejando así al descubierto los mechones azabaches, y sus inconfundibles ojos verdes que contrastaba con sus gafas circulares. El aspecto del niño que vivió, héroe de guerra ahora de 20 años de edad, era demacrada, como si no hubiera pegado un ojo desde hacía ya meses, todo lo contrario a lo que la gente esperaría del chico que con sólo 18 años, habría acabado con la existencia del mago oscuro más poderoso de ese tiempo. hasta ahora.

--Si eres Harry Potter en verdad, déjame decirte que te ves fatal amigo mío.-- Comentó Ron divertido, sin bajar la varita. En cambio su amigo pelirrojo no había cambiado mucho desde la ultima vez que lo vio, hace un año atrás.

--Tu secreto más grande.-- Cuestionó firmemente, enfrentando su mirada.

--Crookshankcs.-- Soltó, respondiendo la pregunta del pelirrojizo, que tras escucharlo bajo su varita, escondiéndola en su bolsillo, detrás de la capa gruesa que lo cubría.

--No te esperaba tan pronto, misteriosas sombras merodean el lugar cada dos por tres.-- Agrego Ron con seriedad, interrumpiendo el silencio incomodo que se instalo entre ellos al retomar su marcha hacia el punto de reunión, algo que pasaba raramente entre ellos, que eran amigos desde tiempos inmemorables y que además de todo lo que habían pasado, no se veían desde hace más de un año, si no es que mas.

--Siéndote sincero no se si son enemigos o camaradas. --Comento sin obtener reacción alguna de su "amigo". "Dicen que las personas cambian en tiempos de guerra y mucha mas si ya vivieron una anteriormente y a tan temprana edad."

--¿Encontraste lo que buscabas?. Retomó inseguro el de ojos azules, observando al azabache de reojo, intentando comprender su comportamiento ausente y fría que estaba mostrando ante él. Luna le había contado algo al respecto cuando se vieron la ultima vez. Le mencionó que Harry estaba cambiado, su comportamiento respecto a los demás era mas fría de lo habitual, en un principio pensó que su amiga exageraba, pero ahora no estaba tan seguro.

--Luna me comentó que estuviste buscando a …

--Lo que te haya dicho Luna, no tiene importancia alguna en la situación actual en la que estamos. --Cortó tajante, evitando que pronunciara el nombre de la persona que durante todo ese tiempo extrañaba y necesitaba mas que a nadie, y a la cual llevaba buscando mas de tres meses, sin éxito alguno.

--La guerra esta muy cerca Ron, casi al frente de nosotros.-- Cambio de tema rápidamente, esperando que su amigo no siguiera con el asunto. --Los asuntos sin importancia no deben interesarte en lo absoluto.-- Termino tajante.

--¡No me salgas con es mierda ahora!.--Exclamo exasperado parando su andar. --Creo que se olvida qué ya estuve en una guerra antes y se perfectamente como actuar amigo.-- Reprocho, retomando su marcha.

--No me importa que te empeñes en evitarme. -- Continuo después de unos minutos. --Pero no me trates como si fuera un estúpido que no se da cuenta de nada. -- Y sin mirarlo giro hacia la derecha por una calle angosta siguiendo a Harry.

--No estoy evitando nada Ron y tampoco creo que seas un estúpido. Contradijo el azabache con cansancio.

--Entonces deja de tratarme como si fuera uno.-- Reprocho Ron indignado.

--Cansado de la situación el pelinegro giro sobre sus talones, enfrentando a su amigo.-- No estoy evitándote Ron, solo pensaba que no querías hablar conmigo, puesto que sigues enfadado por terminar mi relación con Ginny.

Ambos permanecieron en un completo y tenso silencio tras Harry haber soltado las ultimas palabras. Lo que decía su amigo tenia sentido, pero aun así, Ron lo conocía bastante tiempo para no darse cuenta del cambio en él. No solo había estado evadiendo su presencia, sino que también lo hacia con todos los demás según lo que le había contado Luna y Neville la ultima vez que los visito.

--No soy tan inmaduro para no entender cuando una relación no funciona Harry.-- Sonó ofendido.

Harry voltio retomando su caminata, dando por finalizada la conversación. Estaba cansado de todo eso, de continuar con lo de Ginny, no le veía caso seguir con algo que ya no tenia sentido para él. Su mente estaba muy lejos de Ginny, Ron y sus constantes reclamos, era lo que menos le importaba en esos momentos.

--¿Quiero saber si la encontraste?

No se había dado cuenta del estado inmóvil en el que había permanecido Ron desde hacia varios minutos. El tono de su voz, mucho mas seria, lo hizo detenerse nuevamente.

--¿De que hablas? . Se fingió desentendido.

--Deja de hacerte el tonto conmigo. --Continuo firme, parándose imponente delante de él, atravesándolo con la mirada, tratando de encontrar algún indicio de la verdad que estaba buscando en sus facciones.-- Cambiaste, no intentes negarlo. Todos están preocupados por ti Harry.¿no lo ves? y parece importarte menos.-- Reprocho.

Con un empujón Harry lo aparto del camino, pasándolo de largo e ignorándolo por completo. Se había hartado de la situación, no podía seguir perdiendo el tiempo con idioteses que no tenian sentido, tenia que llegar a Grimol Place lo antes posible, debía apresurarse e informar inmediatamente a la orden sobre la profecía que involucraba a Mallfoy y a…

¡¡Harry!!

El grito desesperado resonó en su cabeza como pinchazos de agujas, martillando su cabeza, aturdiéndolo y nublando su visión. Subió las manos a tapar sus oídos, tratando de detener los pinchazos dolorosos que no paraban de resonar en su cabeza, obligándolo a cerrar los ojos para mitigar las imágenes que pasaban como flashes, impidiéndole volver en si. El llanto de un bebe mezclados con gritos desgarradores de infinito dolor lo estaban sobrepasando a tal punto de desquiciarlo completamente.

Se tiro al suelo, ignorando a su amigo que confundido trataba de ayudarlo, sin entender que le sucedía.

Se quedo tirado en el duro concreto por largo tiempo, esperando que todo pasara pronto, para dejar de sentir ese dolor insoportable que no lo dejaba.

No podría asegurar con exactitud el momento exacto en el que dejo de sentir dolor y de escuchar gritos desgarradores dentro de su cabeza, aturdido trató de abrir los parpados despacio con el temor de volver a encontrarse con las terribles imágenes que vio, parpadeo un par de veces, logrando restablecer su visión.

El municipio de Isligston junto con Ron se habían esfumado por completo, el paisaje de laa calles estrechas se veía remplazado por una pequeña casita en medio de una pradera que se encontraba rodeada de flores de varios colores, haciendo del paisaje hermoso y hogareño, el cual se le hacía estúpidamente familiar, como si ya hubiera estado ahí antes.

El cielo todavía oscuro le dio a entender que no pasaba de las cuatro de la madrugaba. Comenzó a desplazarse por el prado, acercándose lentamente, con cautela a la casa. Las luces estaban apagadas y no había indicios de movimiento en el interior, deben estar dormidos dedujo. A pesar de la pasividad que rodeaba la vivienda, el ambiente se sentía melancólico.

Saco su varita de detrás de su túnica aragandola firmemente, algo andaba mal en el lugar, lo podía sentir, ademas del ambiente desolador, un aura maligna se dirigía hacia ella.

Una estatua angelical se hizo presente delante suyo, emergiendo de debajo de la tierra. Extendió sus vaporosas alas, ocultando a la fachada de su ángulo de vision, tomando una postura de ataque ante su cercanía, como si protegiera la morada de cualquier intruso que quisiera llegar a ella.

Retrocedio un par de pasos, observando a la figura cuidadosamente, algo de aquella estatua le era familiar. Se trataba de una mujer cuyo rostro juvenil tenia un acabado delicado y muy fino, dandole un toque angelical , su cabello rizado caía hasta su cintura, quien sea que haya sido el personaje, tuvo que ser alguien querido para el mundo mágico o puede que se tratara de una persona mugle, una heroína de guerra tal vez, ya que el tallado estaba hecho con esmero y dedicación.

Se inclino hacia adelante, acercándose a la estatua, buscando su nombre en el mármol puesto que su imagen le era levemente familiar, haciendo de su interés mas grande todavía.

Nada, no encontraba señal que le revelara de quien se trataba… o puede que lo hayan hechizado, penso y apartandose apuntó a la estatua con la varita y pronuncio:

--Revelium.-- Una especie de piedra cuadrada salió de debajo de la estatua, haciéndola mas alta todavía, cuya base llevaba grabada con bonitas letras doradas:

Aquí yace nuestra querida y amada

Hermione Jean Greanger heroína de guerra

Esposa y madre extraordinaria

El mundo mágico llora la perdida de un hermoso ángel que ya esta de vuelta en el cielo.

Permanecerás eternamente en nuestros corazones mi amada y fiel amiga.

...

El techo inmaculado de la habitación fue lo primero que visualizaron sus orbes grisáceos al abrir sus parpados y despertar sobresaltado, parpadeo confundido un par de veces, su pecho subía y bajaba al compás de su respiración agitada. Llevo sus manos a frotar su frente, apartando hacia atrás los mechones rubios, mojados por el sudor. Cerró los ojos y aspiro profundamente, tratando de normalizar su pulso acelerado. Los sucesos y recuerdos de las semanas anteriores fueron apareciendo en su mente lentamente, su repentina huida de Londres junto a su novia, su posterior casamiento con ella a escondidas y su próximo viaje de luna de miel, lo trajeron de vuelta a la realidad.

Suspiro profundamente, tratando de recordar la pesadilla que lo despertó desorientado. No los había tenido desde que formalizo su relación con la griffyndor y empezaron a vivir juntos, ella espantaba sus fantasmas.

Sonrió al rememorar lo que tuvo que hacer para convencerla, le había costado como nunca convencer a la castaña de escapar juntos, después de un arduo y meticuloso trabajo de persuasión, por fin pudo hacerlo y eso era mucho conociéndola como lo hacia. Haberlo logrado lo enorgullecía enormemente y lo llenaba de satisfacción.

Desde el inicio de su noviazgo, Hermione nunca lo había elegido a él por sobre sus amigos y que lo haya hecho en ésta ocasión, le demostraba lo mucho que le importaba a pesar del pasado que tenían.

Se encontraba viviéndo un paraíso desde ese día, como si estuviera en un sueño hermoso del que no quería despertar jamás. Solo regresaría a Londres por la satisfacción de ver las caras que ponían Potter y sus amigos al enterarse de la noticia, sonrió para sus adentros al imaginar las expresiones que tendrían sus rostros al Hermione contarles que se habían casado, que ya era una Mallfoy con todas las letras, ya nadie podria separarlos ni siquiera el gran niño que vivio. Con ese ultimo pensamiento voltio de lado, extendió sus brazos por encima de las suaves sabanas de ceda, buscando refugiarse en el cálido cuerpo de su esposa, pero a cambio se encontró solo en la cama. Se sentó de súbito haciendo resbalar las sabanas blancas que lo cubrían, recorrió el cuarto todavía oscuro con la esperanza de encontrarla ahí, pero la habitación estaba vacía y sin rastro de la castaña por ningún lado. Bajo de la cama y descalzo salió a buscarla al corredor, donde tampoco la encontró. Extrañado por su ausencia descendió por las escaleras al piso de abajo, donde se encontró con la puerta de la entrada abierta, camino y poniéndose pantuflas salió por ella al exterior encontrándose con el frio clima del invierno. El viento soplaba, agitando sus mechones platinados, el cielo levemente iluminado a esas horas de la madrugada le impedía ver con claridad la extensa pradera que rodeaba su hogar. Recorrió todo el paisaje y la vio ahí, parada a unos cuantos metros delante de él, su larga cabellera marrón enmarañada se mecía al compás del viento que soplaba sin consideración, el vestido blanco qué llevaba, acentuaba las curvas de su cuerpo. No había duda de que Hermione era mas bella con el paso del tiempo.

Camino muy lentamente, procurando acercarse a ella sin hacer ruido, para no asustarla.

-- Que haces, enfermaras.-- Susurro preocupado, acurrucando su cabeza en el hueco de su cuello, tras haberla alcanzado y rodearla por detrás en un abrazo, protegiéndola del frio.

-- ¿Te desperté?.-- Pregunto sonriendo la castaña, correspondiendo al abrazo.

La apretó mas hacia si, contagiándose de su calidez. Debía reconocer que en todo el tiempo que paso conviviendo con ella después de que lo salvara aquella vez, tardo demasiado en aceptarse a si mismo que había desarrollo sentimientos románticos por la chica, y si que le había costado hacerlo. Y en todo ese transcurso de tiempo en el que estuvieron juntos, donde ninguno podía pasar un día en una misma habitación sin discutir por cualquier estupidez, se habian aprendido a entender y sobre todo a admirar mas por su parte. Hermione le demostro lo grande que podia llegar a ser, enseñandole el significado de valor y lealtad.

Y en todo ese tiempo literalmente matándose, se aprendieron a conocer mutuamente. Aprendió a quererla como a ninguna otra y al hacerlo pudo leerla con facilidad, empezo a interesarle cuando estaba triste o enojada y también cuando intentaba ocultarle cosas, como lo hacia en ese momento.

Descruzo sus brazos que hasta entonces se habían mantenido firmes en su agarre, la rodeo posicionándose delante suyo. Agarro su mentón con delicadeza, elevando su rostro de delicados rasgos y la miro directamente. Siempre le gustaron sus hermosos ojos miel, porque en ellos podía descubrir si le era sincera.

-- Nunca fuiste buena para mentir y mucho menos para ocultar cosas, eres la sabelotodo Grifyndor, incapaz de romper reglas, recuerdas. --Afirmo sonriendo ante el puchero indignado de su esposa.

-- Que pasa.-- Pregunto acariciando con delicadeza sus mejillas rozadas.

-- Creo que debemos volver Draco.-- Hermione lo miro expectante, esperando su reacción.

Había pensado demasiado en el asunto y estaba decidida, regresaría a Londres mágico y comprobaría que Harry, Ron y los demás se encontraran bien. Sabia que al principio Draco se molestaría pero al final terminaría aceptándolo, tenia que entender su sentir. La verdad era que tenia un mal presentimiento desde hace algún tiempo, algo malo estaba pasando en el mundo mágico y a pesar de lo bien que la estaba pasando con su arrogante esposo, seguía sintiendo remordimientos por haberse escapado con él sin decirle a nadie su paradero o donde se encontraba, y ya asía mas de seis meses desde entonces.

-- No lo entiendo.-- Soltó Draco enojado, atravesándola con la mirada.

Se lo esperaba, Hermione había estado actuando extraño los últimos días y las noticias sobre los ataques a familias mugles de la semana pasada no habían ayudado mucho a tranquilizarla.

-- Algo malo pasa en Londres y me preocupa que Harry y los demás estén preocupados por mi, por desaparecer de la forma en la que lo hice.

--Así que estas arrepentida de haber escapado conmigo. Sientes culpa de haber dejado a tus amiguitos por mi.-- Reprocho indignado.

-- No quise decir eso y lo sabes.-- Se defendió Hermione alzando la voz.

-- Hermione, la guerra termino hace tres años.-- Dijo cansado, frotándose la frente, evitando mirarla.

-- Voldemort murió, Potter acabo con él, ya no hay un mago tenebroso y mortifagos que le sigan.-- Y volteando frustrado, camino alejándose de ella.

Desde que se fueron de Londres mágico hace ya mas de un año, se habían instalado en una cabaña ubicado a las afueras de Pequeño Hangleton, que a pesar de no tener la comodidad con la que contaba la ostentosa y elegante mansión de los Mallfoy, era cálida y acogedora. En un principio se negó a vivir en una villa mugle pero ante todo pronostico, termino acostumbrándose a la idea por la castaña. Lo reconocía, no fue fácil deshacerse de su repulsión a los hijos de mugles y estos mismos y mucho mas dificil alejarse de su estilo de vida, siempre tuvo todo lo que quería, paso por mucho para adaptarse a su nueva vida con Hermione, empezando con su familia sangre pura con prejuicios de grandeza que se negaban rotundamente a la idea de tener a una sangre sucia como nuera, por otro lado estaban Potter y su grupo que lo detestaban, nada que no fuera recíproco, sin mencionar a todo el mundo mágico que lo apoyaba en su odio, no solo a él sino, a todas aquellas familias sangre pura que pertenecieron en el pasado al grupo de fieles seguidores del señor tenebroso.

Y ahora tenían que regresar, sabia lo que pasaría una vez pisaran Londres mágico de nuevo. Si Potter se opuso firmemente a su amistad en aquel entonces que ni siquiera empezaron una relación, que haría una vez enterado de su casamiento a espaldas de todos, no le interesaba su opinión en lo personal, pero la verdad era que era un personaje respetado y querido por todo el mundo mágico y por sobre todo amigo de Hermione. Y lo entendía, quien creería que un exmortifago se interesaría sinceramente en una hija de mugles; sangre sucia o al contrario, quien en su sano juicio tomaría bien que Hermione Greanger, heroína de guerra y amiga de el famoso niño que vivió se enamorara profundamente de Draco Mallfoy, exmortifago, hijo de la mano derecha de Lord Voldemort, también mortifago, cuya familia era repudiada por todo el mundo mágico.

-- Él seria incapaz.-- El murmullo suave de su esposa lo hizo parar en su andar. Se quedo estático por un momento, comprendiendo de lo que hablaba.

-- No te atrevas a defenderlo Hermione Greanger.-- Vocifero todavía de espaldas a ella.-- Y deja de leer en mis pensamientos, yo no lo hago con los tuyos.-- Termino retomando su huida.

--No lo estoy defendiendo.-- La castaña lo observo alejarse enfadado. No entendía la negativa del peliblanco a volver a Londres, si, todo se complicaría demasiado, pero lo enfrentarían juntos. Tenían un pasado complicado que los rodeaba, pero ya estaba ahí y no era como si pudieran borrarlo de sus recuerdos. Tendrían que aprender a sobrellevarlo tarde o temprano.

-- Corre!!!!.-- El grito de Draco interrumpió sus cavilaciones, no pudo llegar a comprender sus palabras cuando observaba paralizada como el peliblanco salía arrojado por los aires mientras corría en un vano intento por llegar a ella, volando diez metros mas allá, cayendo bruscamente sobre su espalda.

--¡Draco!.-- Grito corriendo en su ayuda.

Cayó al suelo con brusquedad, arrastrando pasto y tierra consigo al cruzarse en su camino un sujeto cubierto completamente de negro posándose delante de ella.

Alzó su vista recorriendo la larga túnica negra que se arrastraba por el pasto, roída y sucia, cubierta de polvo y sangre. Lo miro asustada, tenia sangre en su túnica, lo que significaba que había matado antes de venir ahí. Eso la aterro, a quien le había quitado la vida para llegar a ellos. Sus orbes miel se llenaron de lagrimas al imaginar a sus amigos siendo torturados por ese sujeto parado frente a ella y la culpabilidad regreso a ella con mas potencia, si alguno de sus amigos o seres queridos fue lastimado de gravedad por ese sujeto, nunca podría perdonárselo a si misma.

Vio de reojo a Draco que intentaba incorporarse con dificultad. Tenia que pensar en un plan, ambos se encontraban completamente indefensos ante el desconocido, ninguno de los dos traía su varita consigo, estaban en clara desventaja, desarmados como se encontraban. Maldijo mentalmente su estupidez e ingenuidad. Habían sido estúpidos, los dos, ella mas que él, había cometido el peor error para una exministra, bajando su guardia por la seguridad y protección que le otorgaba el estar con Draco.

-- Aléjate de ella.-- Amenazo el rubio tratando de ponerse de pie. El maldito lo había atacado sin hacer ningún movimiento de varita, dedujo que el infeliz podía hacer magia sin usar la varita y el totalmente desarmado, no podía quedarse sin hacer nada, Hermione estaba en peligro.

--¡Huye Greanger, vete de aquí, yo lo retendré!!.-- Le ordeno poniéndose de pie.

-- Retenerme.-- Soltó burlón sin moverse de frente de la castaña.--Sin varita solo eres un simple mugle al que puedo acabar fácilmente.

--Incarselius.-- Pronuncio y unas cuerdas como ataduras empezaron a subir por todo el cuerpo del grisáceo, inmovilizándolo y obligándolo a caer de rodillas.

-- Déjalo en paz.--Escucho gritar a Hermione del otro lado. Trato inútilmente de incorporarse y romper las cuerdas que lo aprisionaban.

-- He dicho que lo dejes.-- Ordeno nuevamente Hermione, al ver que las curdas que sujetaban a Draco se iban cerrando cada vez con mayor fuerza alrededor de su cuerpo, imposibilitándole el respirar con normalidad.

Oculto en su mano tras su espalda, una piedra que encontró entre el pasto, apretándolo con fuerza, preparándose para atacar.

El encapuchado se agacho a su altura, silencioso la observaba detenidamente por detrás de la capucha que cubría su rostro.

-- Siempre admire tu valentía Hermione.-- Elevo sus manos y hermione se tenso, preparándose para ser atacada, pero al contrario de lo que pensó, el desconocido hizo a un lado la capucha que le cubría, revelando su identidad.

-- Harry. Susurro.