Cap.1 ¿Más que odio o menos?
Me parecía un poco raro decir mi nombre así que todos los que lean esta historia serán bienvenidos a decirme por mi apodo (Dhayaan) esta historia lleva rondando por mi mente desde hace un tiempo pero tenía un poco de miedo de publicarla, esta historia fluye sola y las personalidades de los personajes (Hermione y Draco) serán de una extraña forma iguales a las que narra la diosa de J.K y diferentes ya que les cambiare algunas cosas. Bueno espero les guste.
Era un día de otoño como cualquiera, frió, los pasillos de la escuela se encontraban desolados, solo algunos de los "valientes" estudiantes que se atreven a desafiar a la naturaleza y se niegan a permanecer encerrados en su habitación se encontraban deambulando por ahí, entre ellos estaba ella, con su bufanda cubriendo parte de su rostro, aferrándose a su libro como si este transmitiera calor propio y eso la reconfortaba, su cabello castaño ondulado seguía los movimientos de la brisa mientras sus caderas se movían de lado a lado dándole un toque coqueto pero nada intencional, su paso era apresurado pero a la vez un poco pausado.
Su mirada correteaba por todas partes con ese pequeño brillo de curiosidad que tanto la caracterizaba, los días fríos eran los que mas le gustaban, ya que le despejaban la mente y le daban mas tiempo para pensar, algunos estudiantes apresurados se detenían para saludarla, no porque fuera una chica popular claro,sino porque tal vez ella los había ayudado en algún momento, aunque, algunos otros se acercaban a ella solo para sentirse reconfortados con esa aura tranquila que poseía o simplemente les atraía aquella mirada curiosa que le brindaba a todos.
Se detuvo un momento en uno de los grandes ventanales, para contemplar mejor el clima, y en esencia, era un clima precioso, las hojas de los arboles caídas de un color un poco anaranjado reposaban sobre todo el lugar como pequeñas doncellas dormidas, el cielo se encontraba un poco nublado esperando la llegada de una nueva llovizna y los hermosos campos del colegio tenían un poco de roció que los hacia brillar, era simplemente espectacular. Su vista se desvió un poco hacia un punto del enorme pasillo donde unos ojos de un color plata que la observaban. Silencioso como hace unos meses, ya no había odio en su mirada sino algo mas que la hizo estremecer, ella no aparto su mirada de la de el, así que se mantuvieron unos minutos mas observándose mutuamente, de los ojos de ambos ya había desaparecido cualquier rasgo de odio o desprecio, en cambio ahora había algo mas, tan profundo que ni ellos mismo podían describirlo. El fue el primero en apartar su mirada de forma un poco perezosa como si le costara mucho apartarla de ella y siguió su camino junto a sus amigos hasta desaparecer por el otro extremo del pasillo.
Ella suspiro un poco y se quedo unos segundos observando el lugar por el que él había desaparecido, durante esos instantes pensó en su historia con aquel chico,y en lo cruel que suele ser el mundo al decirte que puedes ser libre de decir y sentir lo que quieras y en como este mismo se contradice al decir que ellos no pueden.
Un año, pensó mientras seguía su camino por el lado contrario al de el, un año exacto había pasado desde la ultima vez que se habían insultado, aunque pensándolo bien ahora aquellos insultos eran solo pequeñas escusas para verse mutuamente sin que nadie lo notara, ¿en realidad se odiaban? no, claro que no. Solo el destino fue un poco injusto con ellos al obligarlos a ser diferente pero ¿eran acaso las diferencias algo malo? no, las diferencias es lo que hacen mas interesante y a la misma vez fortalecen mas aquel lazo, ya que los obliga y les enseña como convivir y aceptarse mutuamente. Lo que mas los separaba eran las diferencias pero no las de ellos sino las de sus amigos, ella como siempre odiaba a los amigos hipócritas y comprados de el y él odiaba a cualquier persona que se le acercara a ella fueran o no amigos.
Sus pensamientos fueron interrumpidos al entrar a la biblioteca y encontrarse con el ceño fruncido que tanto caracterizaba a la bibliotecaria, la saludo como todos los días y siguió su camino por la biblioteca hasta llegar a su lugar, el cual era una mesa escondida entre las sombras y apartada de todos.
