Título: Manual de uso.
Fandom: -Man.
Claim: Kanda Yuu, Allen Walker.
Rating: T.
Género: Parodia, Humor.
Summary: Primero, Allen Walker es el exnovio de tu amigo. Segundo, 'el idiota', era más inteligente de lo planeado. Tercero, no sabes exactamente cómo, pero terminaste metido en medio de ambos.
Disclaimer: No, -Man sigue sin pertenecerme, aún.
N/a: Tonterías, blasfemias y toda la mala imaginación que hace acto de aparición los sábados en inglés. (WTF) Eso me recuerda que debería prestar más atención y que esto debe estar en el idioma con el que fue pensado. Cualquier llamado de atención es recibido, siento culpa, mucha culpa, este texto se ha ido sin una buena beteada, peor aún…No quiero que los nervios de mi beta exploten, sí alguien conoce a alguien dispuesta a digerir bien cosas raras y con Yaoi deje un PM, yo me encargo de darle ingestas si promete corregirlas.
P.S. #28. Un mal consejo ~ Tabla Ilusoria – 30vicios.
Capítulo 1. Un mal consejo.
El estúpido conejo llegó llorando a mares, maldita sea su complejo de exagerar todo. Ya iban cinco veces en el mes, y Kanda estaba pensando seriamente sí esa migraña iba ser permanente; ó, tendría que esperar a que el pelirrojo invadiera su cuarto, y le contara (algo que no deseaba saber) lo que le sucedía, para así poder rebanarlo con Mugen.
Bien, no tuvo que esperar mucho para que Lavi se atreviera a pisar sus aposentos. Idiota con complejo sadomasoquista.
–Yuu-chan.
–Maldita sea, no me llames así.
Y a punto estuvo de sacar Mugen, de no ser porque esta vez era diferente a las anteriores. Esta noche su compañero de piso, no lucía lagrimas falsas, como las anteriores, corriendo por su rostro, Kanda pudo adivinar que apenas había dormido (las ojeras eran tan evidentes, que ahora Lavi podría ser el panda, en vez de su abuelo). Y que está vez, era enserio. Como sí le importara, pero el japonés se estaba jugando su tranquilidad ese día.
–Rompimos, más bien corto conmigo. Por un motivo que yo desconozco totalmente y sé que no tengo la culpa–ah, Lavi tenía la culpa de su fracaso, era bueno saber a quién iba a asesinar–, pero lo amo Yuu, mi corazón nunca podrá curarse, entonces tendré que pasar el resto de mi vida aquí, con un antisocial…
El resto de su vida sonaba a mucho tiempo, el joven pensaba que no aguantaría tanto tiempo, teniendo al pelirrojo como compañero de por vida. Lavi tendría que largarse sin duda alguna, esa sería la solución, de no ser por las malditas condiciones que había impuesto su tutor, cuando accedió a dejarle vivir solo.
'¡Oh, mierda!'
–…Pero me sentí mejor después de seguir tu consejo.
Clic, y al parecer ese tic en el ojo derecho también se haría permanente. ¿De qué jodido consejo le estaba hablando, el pervertido ese?
–No podía seguir aguantando ese trato tan irónico del último mes–continuó Lavi con su monologo–, así que como me dijiste un día, lo enfrenté, "¡¿Qué mierda?!, ¿qué jodidos pasa contigo?!"–sí, suena bastante a algo que él diría–.De ahí empezó a decir un montón de cosas malas contra ti, contra mí y contra el helado, ¡Yuu!, se metió con nuestrohelado.
Lavi la había cagado, pero estaba vez no lo había hecho sólo,… momento. Ese cabrón se había metido con su helado, con la única porquería dulce que podía soportar. La había jodido, es más, ahora por ese, el pelirrojo iría y se comería todo el helado que encontrara en la nevera, y él no diría nada. Porque ¡joder!, él era Kanda Yuu y no pelearía por un puto helado. Aunque estaba aquél de limón con chispas (de colores), que compro el otro día.
–¿Y qué demonios piensas hacer?–le preguntó siguiéndolo rumbo a la cocina, tenía que asegurarse que ese conejo descerebrado no iba a comerse su última adquisición.
–No sé Yuu–¡No me llames por mi nombre, cojones!–. Yo de verdad lo quiero, creí que lo nuestro duraría, él es tan tierno y lindo, ¡Ayúdame Yuu!
–No–respuesta rápida, sin lugar a dudas.
–Tú también tienes la culpa–le reprochó Lavi–. Carajo, es el último favor que te voy a pedir.
–¿Lo juras?–preguntó Kanda, a lo que Lavi asintió–. La respuesta sigue siendo no.
Lavi hizo un puchero, el japonés sabía lo que significaba. Lenalee no iba recibir ningún regalo de su parte, este año (no es que le regalara cosas con gusto), pero desgraciado el día que le dijo a Lavi quien era el viejo.
–Che.
–Genial, te anotaré el número y el lugar donde trabaja–dijo Lavi feliz–. Así podrás averiguar por qué me corto, qué es lo que le gusta, y la forma en que yo lo reconquistaré y humillare– Kanda frunció el ceño–. Vale, me conformo con que me digas como reconciliarme con él.
–¿Y si no lo hago?
–La última vez que hiciste enfadar a Tiedoll, tuviste que ir dos meses a terapia (y al peluquero), y mira que pensé que aguantarías más.
Maldito conejo chantajista.
–Ten orgullo idiota, ¿y tú masculinidad?
–¡Tengo mucho orgullo, por eso lo hago!–gritó Lavi–. Y masculinidad, ¿tú que puedes decir?, Hombre-Pony.
Que Lavi no pudiera caminar por tres días no era algo que extrañase a Lenalee, todo quedo más claro cuando este le había contado acerca de su rompimiento, y la ayuda de Kanda.
–¡Vaya!
–Me lo debía, el último bote de el helado especial…se lo tragó–lloriqueo–. Lenalee, Kanda se comió el último bote.
–Entonces desquitan sus penas con helado–la china no estaba preguntando.
Lavi vio con curiosidad a su amiga, le encantaba cuando ella lo consolaba. Dejando a un lado al esperpento que Lenalee tenía por hermano, ella era una excelente candidata para novia. El pelo verde sedoso y largo, los ojos morados y brillantes, curvas de infarto. Kumoi. El pelirrojo soltó un suspiro, ¡vaya defecto!
–Las resacas son horribles.
–Ya.
Lenalee empezó a reír, no quería ser descortés…pero ver a dos hombre consumir un producto, que generalmente, ayudaba sólo a mujeres, era curioso, bastante curioso. Aunque después de ver como su hermano se comía dos cajas enteras de chocolate (envinados, aquellos favoritos por Reveer) creyó que había visto todo. No, realmente no, ahora sólo le faltaba descubrir dónde guardaban los osos y los patitos de hule.
Allen Walker tenía una vida medianamente feliz, tenía un carro, una mascota, un departamento, un bueno empleo, y hasta una semana atrás, una pareja.
Allen solía olvidar los momentos agridulces (esos en que siempre estaba presente un hombre alto, con la mitad de la cara cubierta, el pelo y barba pelirroja larga) al pensar en todas las cosas buenas que tenía. Hasta ahora.
El joven Walker se pregunta cómo una persona, puede ser un punto y aparte en su existencia (obviando a Cross, claro). Decir, que dejo todo lo que conocía como si hubiese pasado un huracán, era poco, muy poco.
–Kanda Yuu.
–Allen Walker.
Se limitó a observarlo, un poco más alto que él, ojos y cabello negro, atlético, ¿andrógino?, ¿por qué no? .Ahora, ¿qué tenía que ver él, con esa persona?
–¿Algo mal, Moyashi?
–¡Moyashi!, mi nombre es Allen, BaKanda.
Y eso eran palabras excelentes para iniciar una relación cordial, claro. Allen volteó a ver a Lou Fa, su secretaria, la persona que preguntará lo que preguntará, siempre le tendría una respuesta.
–El señor Kanda es el representante de Tiedoll-sama– murmuró sonrojada, al sentir la mirada de los dos hombres puestas en ella–. De ahora en adelante, él se encargará de los negociones que conciernen a Tiedoll-sama dentro de la empresa, Walker-san.
Un pequeño bufido, para luego asentir. Este iba a ser uno de esos días; grises, malolientes, donde Tim al llegar a casa lo mordería, donde la comida de su refrigerador estuviera extinta. Sí, iba ser uno de esos.
–Lou, ¿me podrías traer un café, por favor?
–Claro Allen-kun–y ahí estaba la chica que a él le gustaba–. Descafeinado con vainilla, ya.
Allen miró a Lou Fa salir, un carraspeo a su lado llamo su atención. Kanda seguía ahí, con el ceño fruncido, esperando algo.
–Sigue aquí.
–No conozco la empresa.
Vaya, quizá también debió pedir unos analgésicos.
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