"MEMORIAL DAY"

Triptico Perturbador para Stear

Primera Parte


Los clarines entonaban un largo sonido bélico, honor, respeto, justicia y patriotismo se respiraba aquella mañana en el monumento dedicado a los héroes caídos en batalla. La brisa primaveral de Mayo daba un cierto aliciente de paz.

Había aceptado con el tiempo la decisión de su hermano aunque no lograra entenderlo, aun sentía que ese no era Stear, nunca lo vio como alguien quien tuviera intereses militares sino todo lo contrario, lo creía un pacifista, un ser que no recurre a la violencia, que con palabras y buen humor trataba de disipar cualquier chispa de hostilidad. Quizás no lo llego a conocer tan bien como el creía… y eso lo torturaba.

Alistear era sin duda el mejor hombre que había conocido a pesar de que se fue sin despedirse, en un momento de rabia y respuesta visceral lo odio, con el tiempo termino por aceptar que de haberse despedido seguramente hubieran terminado muy mal por culpa de si mismo. Archie reconoció que no se lo hubiera puesto fácil, le hubiera gritado en la cara su decepción, su impotencia, quizás hasta lo hubiera golpeado sin piedad, pero no por enojo, sino por el terror de perderlo… y aunque fuera herido por el, se quedaría en casa pero a salvo. El hubiera no existe…

Cuantos sentimientos bullían en su interior cada último lunes del mes de Mayo. Aun no podía controlar el vértigo en la piel, ni el sabor de la hiel en sus labios, ni el nudo en la garganta, el corazón agitado y adolorido latiendo al ritmo del tambor. No podía fallarle a su hermano, venia a honrar su memoria, su valor y su decisión, sobre todo su derecho de elección.

Habían pasado algunos años ya, se graduó con honores de la universidad cursando una brillante carrera en Leyes, un matrimonio viento en popa y una empresa que dirigir… parecía que todo le iba bien.

La ceremonia termino, saludo a algunos familiares de otros chicos que también cayeron en combate, padres y hermanos que no faltaban a la guardia de honor ese día, ya les conocía, eran compañeros de senda en el mismo dolor. Los marines se retiraron con su banda de guerra y cañones, las personas poco a poco se fueron alejando, Archivald como siempre fue hasta el monumento como era ya su costumbre, lo recorrió lentamente como cada año, esperando de repente encontrarse con Stear, con su hermano.

Se imaginaba como se vería después de tantos años, ciertamente podía imaginárselo con bigote, o con barba crecida debido al descuido por su intenso trabajo seguramente en la ingeniería, quizás tendría ojeras y algunas arrugas prematuras por las horas y horas embelesado en su trabajo que hasta olvidaría dormir y comer…

Archie sonreía imaginándolo… insufrible, siendo exactamente el mismo de siempre, apretó los ojos mientras amarraba sus emociones y el intenso presentimiento de que al abrirlos estaría allí frente a el, mirándolo; sacudió su cabeza pensando que aquello era imposible, se inclino y dejo la rosa blanca al pie del majestuoso monumento a los héroes caídos, ningún alivio proporcionaba, por mas grande y descomunal que fuera construido del mas costoso mármol.

Era solo un muro frio y vacio no permitiéndoles olvidar que una generación entera de jóvenes idealistas se perdió por la estupidez humana, no importaba de cuantas flores, honor y gloria quisieran recubrirlo.

-Señor Cornwell, ¿Señor Archivald Cornwell?

-Si…

-Soy el Capitán Bownam.

Archie se volvió, le miro sin entender la propiedad del militar, en todos esos años asistiendo a la guardia de honor, nunca, ningún miembro de la milicia estadounidense se le había acercado, así tan fácil como llego y se presento, se marcho con andar marcial a los pocos minutos, la cabeza le daba vueltas, el aire fresco de la mañana ahora le parecía gélido, sus manos temblorosas sostenían un paquete, lo miro por largos minutos y la sensación de que Stear se movía a su alrededor lo invadió. Las palabras del militar parecía tomar significado en su mente, la explicación fue puntual y parca, mas pareció un informe frio y rutinario, como una poesía aprendida y leída sin ser declamada con emoción alguna.

Lo que para el militar era una encomienda que tenia que cumplir por ordenes superiores, para Archivald Cornwell la poesía apenas comenzaba a tener sentido mientras rompía el sello del paquete.

"El piloto, Aliester Cornwell, envió una carta a un remitente aquí en la ciudad Chicago, en vida; al parecer no pudo llegar a su destinatario argumentando que ya no vivía en la dirección señalada, es lo que dice el informe. Fue devuelta a las oficinas de gobierno y regresada a Francia, desafortunadamente no volvió a las manos del piloto… La carta se guardo y por muchos años, traspapelándose en el correo de la milicia, es hasta ahora que después de un largo inventario se devuelven las pertenencias que quedaron de los acaecidos, le hago entrega en nombre de la fuerza aérea de los Estados Unidos, las pertenencias recuperadas del piloto Alistear Cornwell"

Fueron sus palabras… aun flotaban en su mente, puso el sencillo paquete sobre sus manos, después con sumo respeto hizo un saludo marcial, dio media vuelta sobre sus talones y se alejo, dejándole en completo estado de shock.

Había, un reloj de cadena, una pequeña "caja de herramientas" de bolsillo en cuero negro donde los diminutos instrumentales descansaban ya bastante gastados, un par de gafas ralladas, una boina casi intacta, una navaja muy pesada con muchos artilugios de los que a Stear le enloquecían, la carta a la que se refería el coronel y un libro empastado en cuero rojo con un extraño mecanismo uniendo las tapas, seguramente invento suyo para que no fuera husmeado por extraños.

Fue y tomo asiento bajo un árbol mientras observaba cada cosa tomándose el tiempo necesario para asimilar que ciertamente aquellos objetos fueron usados por su hermano, no pudo evitar las lagrimas al imaginarlo usando su inseparable herramienta de bolsillo, la navaja grabada con sus iniciales regalo del Bis Abuelo William alguna navidad… Su boina ¡claro que la reconocía! Era su favorita, seguramente con la que se embarco hacia su destino…

Luego saco del paquete la carta, fue mayúscula su sorpresa al descubrir el Destinatario, inmediatamente pensó que se trataba de… pero no, un hondo agujero se abrió en su pecho, era la misma persona a quien el escribía cuando quería compartir algo muy privado, la misma persona junto a la que crecieron y la misma de la que ellos dos, ambos, estuvieron enamorados.

Busco en el paquete, solo una carta, solo una…

-Stear, ¿que quieres de mí? -Dijo en voz alta. Muchos pensamientos y conclusiones agolparon su cabeza- como no imaginar… Pero el había dicho que…

"Tienes suerte de que llueva… Si pudiéramos lavar todas nuestras penas con esta lluvia…"

Se sentía un bellaco por imaginar tal cosa, pero el corazón le gritaba que estaba en lo cierto. Entonces recordó el libro empastado, su diario. Lo tomo y los inspecciono con sumo cuidado, sabia que se enteraría de los secretos de su hermano y no se sentía capaz de violarlos, se debatió en aquel embrollo moral, lo cierto era que Stear ya no estaba, ¿que debía hacer? ¿Quemar el diario? ¿Destruirlo? Dárselo a… ¿A quien?

Entonces recordó la complicidad de ellos y el como Stear no le reprocho nada aquella tarde lluviosa, al contrario había compartido con el un sentimiento privado y oculto para todos, acepto ante el, que había estado enamorado de la chica que se convirtió en su familiar y que lo mejor que podían hacer era conservarla como un tesoro precioso a arriesgarse a perderla por confesar un amor que no podía ser correspondido, porque estaba probado que para Candy ellos no eran hombres, ellos eran invisibles para ella en ese sentido, los amaba si, ellos lo sabían pero nunca como pudieran desearlo y nada podían hacer al respecto.

-Esta bien, creo que ya entendí hermano…

Archie tomo con decisión el diario y lo miro con detenimiento… era bastante extraño, había una especie de perilla que giraba, tenia letras, era un mecanismo similar a la de una caja fuerte, no pudo evitar sonreír de las ocurrencia de Stear, se concentro poniéndose juicioso, intento abrirlo pero lógicamente su hermano no les haría las cosas tan fáciles a los husmeadores.

-Mhmm necesita una combinación… ¿Cuál será? Avión… Automóvil… mhmm… Tia Elroy… jajajajajaja ok, ok, dejare de jugar, Patricia… -hizo el intento de escribir letra por letra pero no cedió.

-Stear… no puede ser que… C, A, N, D, Y, -La cerradura no cedió- Un secreto entre tu y yo… solo tu y yo hermano… Stear… -volvió a hacer el intento- g… a… t… i… t… a…