Siete años se cumplen justo este día helado de invierno, este día helado de invierno en el que comenzó la etapa más feliz de mi vida, la etapa en donde conocí lo dulce que puede llegar a ser el amor tanto o más que la miel, la delicia del pecado al que fui arrastrada con placer, y también porque no decirlo, lo amargo que puede ser el desamor.
Como cada año, porque solo en este día del año me lo permito, camino por las calles sin pensar, arrastrada por mis pies que me traen hasta aquí, donde solo esta una lápida con tu nombre inscrito al cual llorar.
¡Cuántos errores cometimos!... ¿Por qué nos equivocamos tanto?... ¿Hubiera sido todo distinto si nuestros caminos no se hubieran cruzado?
Tomo una bocanada de aire para aclararme la garganta y no permitirme llorar como una niña de 16 años, justo la edad que tenía cuando comenzó todo. ¿Lo recuerdas? Es estúpido, de ti solo queda esto, lo que está debajo de esta lapida, sé que no me escuchas, y aunque he hecho mi vida, aunque he seguido adelante y he logrado levantarme después de tanto dolor, aunque he tenido alegrías y he logrado todo aquello que te dije que algún lograría, no puedo evitar que la nostalgia me invada en este momento.
Siento el aire fresco correr que ondea mis cabellos ahora sueltos, ¿Sabes? Siempre me gusta pensar que el aire que mueve mis cabellos eres tú, a ti que tanto te gustaba enredad tus dedos en mi cabello, me gusta pensar que ese aire que roza mis mejillas es tu aliento que siempre me rozaba y me hacía cosquillas antes de besarme, antes de besarme de esa manera como solo tu sabias hacerlo.
¿Por qué cometimos tantos errores? Creo que no tiene caso lamentarme de eso, siempre es mejor no ver hacia atrás, pues los errores del pasado no los podremos remendar, es mejor ver hacia adelante y aprender de los errores.
Pero el precio de todos nuestros pecados fue caro, muy caro el precio que tuvimos que pagar, tu pecado lo pagaste caro y a mí me costó mucho pagar el precio de mi inocencia e ingenuidad.
Dejo el ramo de rosas en color rosado sobre tu lapida y siento las lágrimas que salen de mis ojos y van bajando lentamente por mis mejillas, pero las limpio rápidamente, se supone que en este día no debería llorar. Mas sin embargo, a pesar de tanto daño que me hiciste, a pesar de todo el dolor que me causaste, también marcaste mi vida y trajiste el amor a ella, ese amor que tu solo me supiste dar, y aunque no me consta que me hayas amado de verdad, pensar que así fue me hace sentir un poco de paz.
Peccavi.
7 años atrás.
A las afueras del colegio católico "Private Girls T.A.", las jóvenes quienes vestían uniforme que consistía en una falda en color gris y saco con cuello de marinero del mismo tono, con un moño rojo enfrente, iban saliendo después de terminar el día de clases mientras reían y conversaban de cosas propias de jovencitas.
-Pero, no es bueno que le mientas así a tu tía Mako-chan, si se da cuenta de eso podría ser peor.- Dijo la jovencita de corto cabello azulado la cual mientras conversaba iba leyendo un libro.
-¡Amy, no seas aguafiestas!- Exclamo la jovencita rubia de ojos azules.- Mako-chan sencillamente puede decir que tenemos una tarea en equipo y que nos reuniremos en casa de Rei para trabajar en ellos, y así todas nos ponemos de acuerdo por si la tía de Mako-chan habla por teléfono o manda a la bruja de Reika a buscarla.
-¡Que inteligencia la tuya Mina!- Exclamo Rei con seriedad.- Decir que Mako-chan está en mi casa, si seguro la tía de Mako estará encantada, sobre todo porque no se cansa de decirle a Mako que soy una bruja hechicera y que tengo pacto con el demonio… ¿En verdad crees que tu resolución es de lo más inteligente?
Makoto dio un paso y se giró poniéndose frente a sus amigas.
-¿Sucede algo Mako-chan?- Pregunto Rei.
-Es que tienes razón en lo que dices Rei.- Dijo Makoto.- Saben que a las tres las adoro, pero Rei, a ti en especial mi tía te detesta… bueno, sé que no es bueno que te discrimine porque tus creencias sean diferentes a las nuestras, pero ya sabes que mi tía es muy cerrada y…
-No te preocupes Mako-chan, yo sé que tú no eres así.- Dijo Rei.- Tu eres mi amiga, no tu tía, y bueno, mientras ella no se dé cuenta de que todavía me hablas y me frecuentas todo está bien. Discúlpame, pero esa mujer definitivamente es un bodrio que se da golpes de pecho para que todo mundo la vea y digan "Ay que señora tan buena", "que santa es la señora Sonomi Kino".
Amy le dio un codazo a Rei.
-¡Ay, Amy, solo estoy diciendo la verdad!
-Si Rei, pero a nadie le gusta que hablen así de su familia por mas cierto que sea.
Makoto soltó una risita llamando la atención de sus amigas.
-¿De qué te ríes?- Pregunto Mina arqueando una de sus cejas mientras la miraba maliciosamente y caminaba dando vueltas por alrededor de ella.- ¡Ya se!... ¡Por fin diste un paso más con Tamahome!
Makoto se ruborizo ante el comentario de Minako.
-¡Mina, por dios!... ¿Cómo se te ocurre que yo y Tamahome?... ¡Ni siquiera estamos casados, ni siquiera podemos vernos más de media hora nunca!
Mina siguió dando vueltas.
-Pues el templo Hikawa sería un lugar sumamente erótico.
-¡Mina, en el templo no!- Exclamo Rei.- Ese es solamente el lugar donde Mako y su novio se ven, pero el templo se respeta.
-Bueno, de acuerdo, estamos de acuerdo, en el sagrado Templo Hikawa no.- Siguió hablando la rubia.- Pero… ¡Ay Mako!... Si el sexo es muy saludable, he leído en revistas eróticas que ayuda a tener controlado el peso, un cutis hermoso y hace que el cuerpo libere endorfinas, además para las mujeres que no les gusta el ejercicio, el sexo es una buena manera de mantenerse en forma y…
-¡Mina!.- Exclamaron las tres al unísono.
-Yo solo decía… ¡Ay que santurronas!
Makoto tomo una bocanada de aire, tratando de pensar que sería mejor, pero entonces escucho tras ella una voz que la llamaba y la hizo estremecerse.
-Mako.
Al girarse dibujo una media sonrisa al ver de pie frente a ella a Tamahome, aquel hombre al que había conocido una vez que había ido al Templo Hikawa a escondidas de su tía para visitar a Rei. Tamahome era amigo de un ex novio de Rei, por lo que era ahí donde Makoto lo había conocido.
-¡Tamahome!.- Exclamo Makoto emocionada.
Tamahome se acercó a su novia abrazándola y besándola suavemente en una de sus mejillas, muy cerca de los labios, él sabía que Makoto era muy reservada dado a que había crecido en una familia católica, y por ello le estaba teniendo paciencia.
-Te extrañe tanto mi querida.- Le dijo el acariciándole suavemente una de sus mejillas sonrosadas.
-Y yo a ti.
Tamahome volteo hacia donde estaban las otras tres chicas y levanto su mano agitándola de un lado a otro.
-Hola chicas.- Saludo Tamahome.- Por cierto Rei, alguien te mando saludos.
-Que interesante.- Respondió ella con indiferencia.- Cuando venga a Tokio entonces que me busque y vere si tengo tiempo para platicar con él. Ultimamente Kabul es el único en quien pienso.
Amy y Makoto soltaron una risita al escuchar lo que Rei había dicho.
-¡Uy que genio!- Exclamo Minako.
-No estoy enojada.- Dijo Rei cruzándose de brazos.- Sencillamente, lo que fue ya fue, y así es la vida mis queridas niñas, los hombres van y vienen. Además que flojera, yo no soy del tipo de mujer que necesita a un hombre.
Makoto se dio media vuelta quedando de nuevo frente a sus amigas mientras sentía como Tamahome la abrazaba por alrededor de la cintura y hundía su rostro en el cabello castaño de ella.
-Chicas… ¿Qué hago?... Si Tía Sonomi se da cuenta de que estoy con Tamahome, ella es capaz de…
Makoto no pudo terminar de hablar, pues Amy que había cerrado su libro la interrumpió.
-Sencillo Mako-chan.- Habló Amy.- Le diremos que estas en mi casa. Sabes que yo le agrado a tu tía. Bueno, le diremos que estamos en casa de Mina-chan, yo iré para allá con ella, pues tengo que ayudarla a estudiar para el examen de matemáticas que tendremos en una semana. Háblale y dile que estarás estudiando conmigo.
Rei se cruzó de brazos.
-Sin duda es el mejor plan.- Dijo Rei.- Solo no le digan que yo estoy con ustedes… O dirá que las estoy corrompiendo. Ya saben cómo se las gasta la distinguida señora Sonomi Kino.
Makoto se quedó pensativa y asintió.
-Me parece perfecto Rei. Muchas gracias por la idea.
-Ya sabes Makoto, cuando te encuentres en problemas pregúntale a Rei Hino y ella tendrá la mejor solución.
-¡Uy, cuidado con ese ego!- Exclamo Minako.
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Makoto caminaba por el centro comercial tomada de la mano de su novio Tamahome, mientras en su mano libre sujetaba un helado de cerezas con chocolate que saboreaba una y otra vez.
-Gracias mi amor por este día tan maravilloso.- Sonrió Makoto mirándolo de lado.- ¿Cómo te ha ido en clases?... Hace tres días que no te he visto.
Tamahome dibujo una media sonrisa y la atrajo hacia él.
-Bien Makoto, ya sabes, apenas estoy comenzando la universidad, pero a veces entre las clases y atender el dojo no me sobra mucho tiempo.- Respondió el joven.- Aunque eso no es un problema… ¿Sabes?... Me gustaría poder verte más seguido, odio tener que verte cada tercer día.
Makoto que había terminado de comer el helado se limpió la comisura de los labios con una servilleta, la cual después deposito en un cesto.
-Tamahome… ya sabes como es mi Tía… no te soporta y…
Tamahome hizo un gesto de desgano.
-Tenemos cinco meses así Mako.- Le dijo el.- Sinceramente esto es desesperante… discúlpame pero tu tía es una mujer anticuada, ridícula y… ¿Por qué no le prohíbe también a tu prima Reika todo lo que a ti te prohíbe?
-Reika es mayor.
-Pero a ella siempre la ha tratado bien.
-Tamahome, mi amor.
Tamahome atrajo a su novia hacia sí y le dio un suave beso en los labios.
-Te amo.
-Y yo a ti.
-¿Vamos al dojo?.- Propuso Tamahome.
Makoto saco su teléfono celular de su mochila y lo miro.
-Ya son las 6 de la tarde Tamahome… es demasiado tiempo para hacer una tarea en equipo. Mejor llévame a casa.
-Mako, por favor.- Habló Tamahome con tono suplicante.- Solo un momento.
Makoto dejó escapar un suspiro y se abrazó a su novio, sin imaginarse que entre la multitud de las personas en el centro comercial, alguien la miraba.
-Así que aquí estas Makoto.- Balbuceo una persona que se escondía entre la multitud.
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Minako y Amy se encontraban sentadas dentro de una habitación la cual tenía paredes pintadas de blanco y fotografías pegadas en la pared.
-Si Amy, ya sé cómo se resuelve esta ecuación.- Dijo Mina rascándose la cabeza.- Pero… la verdad es que… ya se me olvido.
Amy se llevó una mano a la cabeza y tomo una bocanada de aire, Amy siempre solía ser paciente, pero Mina era de las personas que lograban hacer que perdiera esa poca paciencia que siempre la caracterizaba.
-Mina, eres un caso perdido.
-Amy.- La miro Mina con ojos llorosos.- Quiero aprobar el examen.
Amy tomo aire nuevamente.
-Creo que deberás conformarte con alcanzar un 70.- Dijo Amy.
-¿Ya no quieres explicarme?... ¿Te he aburrido?
-No Mina.- Respondió Amy.- Comencemos de nuevo.
Amy iba a comenzar a explicarle las ecuaciones a Mina nuevamente, pero entonces escucho que Mina pegaba un grito al escuchar timbrar su celular.
-¡Mina!... ¿Qué sucede?
Mina tomo su teléfono celular y se lo mostro a Amy.
-¡Es… la tía de Mako-chan!.- Exclamo Mina.- Escondámonos, huyamos… Tenemos que ir muy lejos de esa vieja santurrona.
Amy le arrebato el teléfono a Mina.
-Tenemos que contestar y fingir que todo está bien Minako.- Dijo Amy.- Además es tu teléfono timbrando, no tenemos que escondernos.
Mina llevo su mano a su cabeza rascándose la sien.
-Hay es cierto. Que inteligente eres Amy.
-¿Diga?- Contesto Amy con la voz tan propia que la caracterizaba al hablar.- Señora Sonomi, que gusto escucharla. Por supuesto, estamos preparando un proyecto que tenemos que presentar mañana en la clase de biología, si aquí estamos Minako, Makoto y yo… Makoto ahora está en el baño señora… Si claro, yo le doy sus saludos, que dios la bendiga.
Amy apago el teléfono y lo dejo sobre la mesa.
-Listo. Ahora hablémosle por teléfono a Mako.- Dijo Amy.- Yo le dije que no le mintiera a su tía, así solo empeorara las cosas.
Amy tomo su teléfono celular y le marco a Makoto, pero esta no contestaba.
-No contesta.- Dijo Amy.- Yo siempre le he dicho que mentir no es bueno… ¿Qué hacemos?
-No lo sé.- Dijo Mina.- Hablémosle a Rei.
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Rei había salido un momento al supermercado, vistiendo aun su uniforme de colegiala a pesar de que ya era tarde. Sintió que una oleada de viento removía su cabello y sus sentidos se pusieron alerta por lo cual miro de un lado a otro.
"¿Quién estará ahí" Pensó para sí misma.- "Alguien me está observando. ¿Qué es lo que quiere?"
Rei escucho que su teléfono celular timbraba y lo respondió.
-¿Mina?... Tranquilízate y habla calmadamente que no te entiendo… ¿Por qué mejor no me pones a Amy al teléfono?... Hola Amy… ¿Qué sucede?... No sé dónde está, pero ya entiendo. Creo saber dónde está, iré a buscarla para ponerla sobre aviso. Tranquilas, todo estará bien.
Rei guardo su teléfono celular dentro de su bolsa y tras dejar las bolsas de mandado en el templo rápidamente volvió a salir, volteando de un lado a otro, sintiendo como si alguien la mirara.
"¿Quién eres tú y porque me observas? Aunque no lo creas puedo sentir tu presencia. ¿Qué quieres de mí?"
Rei siguió corriendo por las calles dispuesta a llegar al dojo que pertenecía a la familia de Tamahome, su instinto le decía que ahí podría encontrar a Makoto y advertirla de que su tía había ido a buscarla, pero aun con sus pensamientos en llegar a su destino, no dejaba de sentir aquella fuerte presencia que parecía seguirla por su camino.
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Makoto se encontraba dentro de dojo de artes marciales pertenecientes a la familia de Tamahome, donde ambos estaban acostados en el piso, con el cuerpo sudoroso después de que Tamahome le enseñara algunas técnicas de defensa personal.
¡Esto fue divertido, muy divertido!- Exclamo Makoto con mirada soñadora.- Me ha gustado mucho.
Tamahome se acomodó en el piso de costado y con su dedo índice delineo los labios rosados de su novia.
-Te amo.
Makoto sintió como él le acariciaba las mejillas con una de sus manos y sintió su cuerpo estremecerse al contacto de Tamahome.
-Y yo a ti. Mucho.
Tamahome dibujo una media sonrisa y se inclinó un poco acercando sus labios a los de ella para besarla suavemente, abriéndose paso dentro de la boca de ella para besarla profunda y apasionadamente.
Makoto dejó escapar un suave gemido y le hecho los brazos al cuello a su novio, sintiendo como si sus sentidos se nublaran y perdiera las fuerzas de cada musculo de su cuerpo, olvidándose de lo correcto y lo incorrecto.
Después de que se sus labios se separaran, ambos se miraron mientras respiraban agitadamente.
-Mako.- Balbuceo el con voz entrecortada mientras acariciaba uno de los muslos de su novia.- Mako… quiero tocarte… sentirte.
Makoto era aún una joven inexperta, pero su instinto de supervivencia la puso en alerta y suavemente se separó de su novio sentándose a un lado.
-Creo que ya deberías llevarme a casa Tamahome.
-Mako.- Se acercó el a ella y le tomo una de sus manos.- Quiero, quiero hacer el amor, contigo.
Makoto soltó una risita nerviosa y se arrincono en la pared, miro como Tamahome se acercaba a ella y ponía un brazo de cada lado acercándose a ella, sintiendo como su aliento rozaba su cuello.
-Tamahome.- Balbuceo ella con nerviosismo.
-Mako… quiero hacer el amor contigo, te amo… ¿Por qué te rehúsas?
-Tamahome… ni siquiera estamos casados.- Nerviosa ella.- Esto no es correcto y es indecente, yo…
Tamahome levanto su rostro y se atrapo los labios de ella en un suave beso.
-Solo déjate llevar Mako-chan, no va a pasar nada.
Makoto cerró los ojos, sintiendo una mezcla confusa de sentimientos en su corazón, por un lado el deseo que estaba en ella a pesar de su ingenuidad, curiosidad por lo desconocido, el correr de las hormonas propias de la edad, pero por otro lado, la razón le decía que lo que estaba haciendo era sucio, incorrecto, inmoral. Sencillamente pecado mortal. Mas sin embargo, ante el temor de decepcionar a su novio, se tumbó en el piso sintiendo como Tamahome metía sus manos por entre sus piernas y besaba sus labios.
"¿Qué estoy haciendo?... Esto no es correcto" Se dijo Makoto a sí misma en silencio.
Imágenes venían a la mente de Makoto, escenas poco agradables de lo que podría suceder a futuro.
¿Qué sucedería si Tamahome la embarazaba? Seguro su tía la regañaría, seguro la echaría de casa y seguramente también la expulsarían del colegio. Se imaginó a su corta edad haciéndose cargo de un bebe y la idea no le gusto para nada.
Embarazarse no era lo único que podía suceder ¿Qué pasaría si simplemente Tamahome la abandonaba o terminaba algún día con ella? Con que cara miraría a su tía o entraría dentro de la iglesia o peor aún ¿Qué hombre querría tener una relación con ella a sabiendas de saber que no sería el primero?'
El deseo que en un principio sentía con los besos de Tamahome desapareció conforme sentía las manos de el debajo de su falda queriendo bajarle las braguitas.
-¡No!- Exclamo Makoto tomando las manos de él.
Tamahome hizo una mueca de frustración en su rostro.
-¿Por qué no Makoto?
-Tengo miedo, no estamos casados Tamahome.
-Me casare contigo cuando termine la universidad. Te lo prometo.
-¿Me lo juras?
-Sí. Ahora solo déjate llevar.- Respondió el joven que enseguida se quitó el cinturón del pantalón.
-¡Para Tamahome, no!- Balbuceo Makoto pues al verlo posar sus manos sobre el cierre de su pantalón supuso que quizá se lo desabrocharía.
-Makoto… ¿Acaso eres una niña?
Makoto iba a decir algo cuando ambos escucharon que la puerta del dijo se abría.
-¡Mako, Tamahome!.- Exclamo Rei sorprendida.- Disculpen… yo no quise.
Makoto se levantó del piso acomodándose la falda y quitándose la liga que dejo caer su larga cabellera para peinarse nuevamente, pues algunos mechones se le habían salido de su alta coleta.
-¡Rei, te juro que las cosas no son como tú estás pensando, yo y Tamahome no…
Makoto no pudo terminar de hablar, pues Rei la interrumpió.
-¡Makoto, no me interesa si tuviste sexo o no con Tamahome!.- Exclamo Rei.- Ahora eso no es lo importante, lo grave es que tu tía te está buscando y…
-Con que haciendo una tarea en casa de Amy… ¿No?-
Makoto, Tamahome y Rei se sobresaltaron al ver de pie en el dojo a Sonomi Kino, una mujer de cabello castaño y ojos verdes, la tía de Makoto.
¡Tía!.- Exclamo Makoto nerviosa.-Yo te juro que no es así, yo y Tamahome no estábamos…
Makoto no pudo terminar de hablar, pues su tia entro y levanto su mano en alto dándole una sonora bofetada a su sobrina.
-¡Oiga vieja loca!... ¿Qué le sucede?- Habló molesta Rei.
-¡Tu cállate maldita bruja!- Exclamo la tía de Makoto tomando a su sobrina del brazo.- ¡Y usted joven, más le vale mantenerse lejos de mi sobrina!... Le recuerdo que es menor de edad y…
-Señora, las cosas no son como usted está pensando, en verdad yo no tengo malas intenciones con su sobrina.
-¡Vámonos Makoto, rápido!
Makoto apretujo los puños deseosa por meterle un puñetazo en el rostro a su tía, ¿Pero cómo podría hacerlo? Vivía de la caridad de su tía que se había hecho cargo de ella desde que sus padres habían muerto y si se atrevía a golpearla seguramente no dudaría en dejarla desamparada, tal como muchas veces antes ya la había amenazado, así que salió cabizbaja en dirección hacia el auto mientras escuchaba los gritos de su tía.
-Con que en casa de Amy.- Molesta Sonomi.- Te prohibí claramente que te acercaras a ese vago y a esa bruja endemoniada que sabes muy bien que tiene pacto con el diablo… ¿Sabes lo que sucederá con Tamahome y Rei Hino? El será al infierno por sucumbir ante el pecado de la carne y ella se ira al infierno por tener pacto con el diablo.
¡Ya cállate tía!- Exclamo Makoto.- Rei no es una bruja, simplemente es una miko, una sacerdotisa sintoísta cuyas creencias son diferentes a las nuestras y…
-Deja de decir tonterias… ¡Muévete rápido y sube al auto!
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Al mismo tiempo, dentro de un cuarto cuyas paredes estaban pintadas blanco, el joven de cabello rubio cerro la hebilla del cinto que llevaba puesto, acercándose al borde de la cama para besar una vez más a la mujer de cabello castaño y ojos verdes que se encontraba acostada en la cama, cubriendo su cuerpo desnudo con una sábana.
-Eres maravilloso Andrew.- Balbuceo ella.
-Y tu… ¿Cómo decirlo?- Se quedó pensativo el.- Eres divina.
Ella tendió su mano dándole a Andrew un colgante del cual pendía una cruz de madera.
-Anda, póntelo, recuerda que fue por esta cruz que le caíste bien a mamá.
Andrew tomo el colgante y lo puso sobre su cuello soltando una carcajada.
-No hay nada más erótico que hacerlo en la casa de tu madre. Que por lo que veo es muy religiosa, de no ser porque tú eres su hija hasta podría llamarla Sor Sonomi
-Así es mi madre, algo anticuada, solo hay que darle por su lado.
-Pues eso me pareció hace un momento en que me la presentaste. Sin duda es una mujer cuyos deseos están reprimidos, grave problema. Pobre de tu prima, espero a ella no le valla tan mal después de lo que le dijiste a tu madre…
Flash Back…
Sentados en unos de los sofás de la sala, Sonomi conversaba con Reika y Andrew, quien era amigo de su sobrina.
-Así que su nombre es Andrew Furuhata.- Exclamo la mujer.- Mucho gusto en conocerlo joven… ¿Así que usted es el nuevo vecino?... Me ha comentado Reika que lo ha conocido esta mañana en la iglesia santa Maria.
-Así es señora y pues bueno vine a conversar un poco con Reika sobre algunos pasajes bíblicos, aunque ella ya me había platicado que su familia es católica.
Sonomi dibujo una media sonrisa el escuchar hablar a aquel joven sobre la biblia.
-Es bueno encontrar a un joven que esté interesado en conocer la palabra de nuestro señor todopoderoso.- Dijo Sonomi.- La juventud en este tiempo es una perdición así que lo felicito. Mi hija Reika a quien ya conoce es una chica decente y bueno también tengo otra sobrina que es como una hija para mi, Makoto, pero ella no está aquí en este momento, es difícil cuidarlas de las tentaciones y de las malas amistades, pero me alegra que Reika tengo una amigo como usted. Por cierto… ¿A qué se dedica?
-Estoy en el último semestre de la carrera de psicología.- Dijo Andrew.
-Reika es una buena chica en verdad me da gusto que tenga amistades como usted. Me encantaría que Makoto fuera tan centrada como ella, pero esa sobrina mía, es una cabra loca. Tengo que vigilarla constantemente, pero bueno, me alegra que ahora este haciendo un trabajo en equipo en casa de una de sus compañeras.
Reika hizo un gesto de preocupación en su rostro.
-Mamá, tengo algo que decirte… sobre Makoto
-¿Qué sucede?- Interrogo Sonomi arqueando una de sus cejas.
-Esta tarde… he visto a Makoto.- Dijo Reika.- Me pareció verla en el centro comercial con ese joven… el hijo del propietario del dojo de artes marciales… ¿Cómo era que se llamaba?
¿Qué?- Se sobresaltó Sonomi poniéndose de pie.- ¿Estas segura?... La muy desgraciada me dijo que estaría en casa de Mizuno, esa compañera suya, haciendo tarea en equipo.
-Pues ya vez que no es así.- Dijo Reika dibujando preocupación en su rostro.- Madre, me da tanto miedo que Makoto sucumba ante el pecado de la carne.
Sonomi se levantó alterada y Andrew tuvo que fijar su vista frente a un cuadro de la última cena tratando de contener una carcajada.
Al poco tiempo, Sonomi Kino salió alterada de la casa lanzando maldiciones sobre su sobrina y aquel joven con el que supuso estaría.
-¡Como eres cabrona Reika!- Exclamo Andrew que sin poder contenerse soltó una risa socarrona.
Reika por toda respuesta se levantó y deslizo los tirantes de su vestido dejándolo caer sobre el piso, quedando en ropa interior frente a los ojos de Andrew cuyos ojos la miraban con deseo contenido.
-Y tú eres un hipócrita. Conocí a su hija en la iglesia. Eres un gran mentiroso Furuhata.
Andrew se levantó del sofá y poso sus manos sobre la cintura de la joven, besando apasionadamente sus labios y su cuello.
-Me encantaría hacerlo en la recamara de tu madre, sería muy erotico.
Fin del Flash Back.
-Así es mi madre… ¿Sabes que nunca he sabido que haya tenido algún novio después de mi padre?... De hecho ni siquiera conocí a mi padre porque murió cuando yo tenía dos años, pero de no ser porque existo me costaría trabajo imaginar siquiera que mamá haya besado como mínimo. Pero bueno, tendré que cambiarme, porque seguro no tarda en llegar con la odiosa de Makoto.
Reika se sobresaltó al escuchar los gritos de su tía y la voz llorosa de Makoto en la sala, por lo que rápidamente se puso de pie y se puso el vestido.
-¡No puede ser, mi madre ha llegado!
-Esto comienza a ponerse más emocionante.- Dijo Andrew que enseguida se ganó una mirada molesta de Reika.
-¿Sabes lo que podría suceder?... ¡Podría ponerse muy molesta y eso no me conviene!... ¡Por dios, ahora que demonios haremos!... Ya sé, espérame aquí un momento, iré a ver qué pasa allá abajo.
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Makoto se encontraba sentada en la sala, mientras escuchaba los regaños de su tia quien no se cansaba de regañarla, hablándole sobre lo correcto y lo incorrecto, sobre las buenas costumbres y la moral.
-¡Sinceramente ya estoy harta del dios castigador del que tanto hablas!- Exclamo Makoto molesta.- ¡Todo está mal, está mal tener sexo, está mal dar un beso!... ¿Acaso nunca te has enamorado Tía?
¡Cállate jovencita insolente!.- Exclamo Sonomi.- Hablas como una mujerzuela… ¿Es eso lo que has aprendido con la bruja de Hino?... ¡No quiero volver a enterarme de que te paras en ese templo satánico!
-¿Qué sucede Madre?.- Bajo Reika los escalones del departamento.- ¿Sucede algo?
-Gracias a la divina providencia no sucedió nada grave Reika.- Habló Sonomi.- Llegue antes de que ese hombre deshonrará a tu prima.
Sonomi clavo sus ojos en Makoto de nuevo.
-Deberías de ser como Reika, dócil y decente, obediente, ella jamás me dio problemas.- Habló la mujer.- Debí haberte votado a la basura en su debido momento Makoto, esas amigas tuyas son una perdición, pensé que la única rescatable era la señorita Mizuno, pero ya veo que está siendo corrompida por la loca de Hino.
-No hables así de mis amigas.
-Te lo digo porque es la verdad Makoto.- Dijo la mujer.- Por cierto Reika… ¿Qué sucedió con tu amigo?
-Se ha ido hace algunos momentos.- Respondió Reika tratando de controlar su nerviosismo.- Es un hombre decente y pulcro, justo el tipo de amistades que Mako debería frecuentar.
-Ya lo creo que si- Respondió Sonomi.- Un día de estos deberías de presentárselo a Makoto para que hable con ella y le de terapia antes de que se convierta en una pecadora y sucumba ante el pecado de la carne.
-¡No me interesa conocerlo!- Exclamó molesta Makoto.
-Pues es el tipo de amistades que deberías de tener, niña insolente, ahora ve a tu recamara… ¡Vamos!
Makoto se puso de pie y caminó molesta hacia las escaleras.
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Andrew que había estado escuchando los gritos desde dentro del cuarto de Reika, había salido de la habitación curioso por escuchar mejor la conversación, no era que le interesara o que fuera un chismoso, pero le parecía sumamente gracioso escuchar hablar sobre moral a la madre de Reika.
Escucho de pronto unos pasos escaleras arriba y rápidamente abrió la puerta más cercana metiéndose en una de las habitaciones en la cual al estar dentro supuso que era de una adolescente, pues las paredes estaban pintadas en color rosa y en ellas había fotografías pegadas en un lado y en otro.
-¡Uff, esto sí que es divertido!- Exclamo para sí mismo.
Escucho de un momento a otro que el picaporte de la puerta se movía por lo que sin pensarlo mucho salió por el amplio ventas que daba hacia un balcón, dejándolo ligeramente entreabierto, lo suficiente para poder salir después por ahí, pero no tanto que la dueña de la habitación se diera cuenta y al cerrarlo, cerrara con ello sus posibilidades de salir de la casa.
Sus ojos miraron entonces a una joven de cabellos castaños sujetos en una alta coleta vistiendo el uniforme gris del prestigioso colegio católico "Private Girls T.A."
"Con que esa es la prima pequeña de Reika, que bonita es" Pensó para sí mismo.
Makoto sintiéndose molesta por el trato de su tía, se levantó de la cama sintiéndose frustrada.
¿Hasta cuándo tendría que soportar sus tratos?
Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos y se levantó de la cama, no había nada mejor que un buen baño dentro de la tina, con espuma y esencias florales que calmaran sus tensiones y malas pasadas, por lo que lentamente se deshizo la coleta dejando que su cabello castaño cayera alrededor de su cuerpo, para después lentamente quitarse la ropa, empezando por el uniforme, para al final quitarse toda la ropa.
Andrew, quien se encontraba afuera del balcón, sintió que como si lava ardiente recorriera su cuerpo al ver el cuerpo desnudo de aquella colegiala, aun adolescente pero ya con formas de mujer. Si su aventura en casa de Reika le había parecido divertida y llena de adrenalina, las cosas estaban poniéndose cada vez mejor.
Miro como la joven tomaba una toalla de dentro del closet enredándola alrededor de su cuerpo por lo que mascullo una maldición entre dientes, pero se sobresaltó al ver como los ojos verdes de la joven volteaban hacia la ventana, como si estuviera mirándolo…
Si, ya sé que prometí que no subiría nada más hasta terminar ángel caído, pero como ya ven parece que no me puedo estar quieta. Esta historia me nació en un momento de ocio y bueno aquí esta.
Debo advertir que estará llena de drama, romance, angst, erotismo y quizá también un poco de acción, aunque eso último lo estoy contemplando. No prometo actualizar seguido (quizá cada 2 semanas, pues ángel caído es mi fanfic consentido)
Nunca pongo disclamer porque ya saben que los personajes pertenecen a Naoko Takehuchi, pero solo quiero decirles que Kabul tampoco es mío, pues pertenece a mi amiga Nadia mejor conocida en el fandom como Nick Rivers.
Atte:
Mlle. Rousseau.
