Este Fanfiction es una secuela directa de mi One Shot: "Examen Oral", recomiendo leer primero tal historia para comprender mejor lo que está pasando, aunque, a decir verdad, no es realmente necesario ya que conforme se va desarrollando el relato se va explicando todo lo que hay que saber.
Pokémon, así como todos sus personajes, marcas y conceptos es propiedad de Gamefreak, The Pokémon Company y Nintendo. La serie animada es desarrollada por OLM estudio. Este Fanfiction es escrito sin ánimos de lucro y tiene fines meramente recreativos.
Advertencia: El siguiente Fanfiction es de temática y contenido que puede resultar sensible para el lector. Se recomienda discreción.
A partir de aquí comienza la reedición del Fanfiction.
Clases Particulares.
Capítulo 1: Volverte a ver.
La gente suele pensar que, cuando te pasan cosas buenas, eres muy dichoso haciendo algo o simplemente te diviertes mucho, el tiempo tiende a acelerarse y a pasar mucho más rápido de lo normal; dando como resultado que los momentos más alegres y felices de nuestra vida se acaben más pronto de lo que habríamos deseado. Pero en mi caso, puedo decir con total seguridad que a mí me sucedió exactamente lo contrario: las vacaciones de verano en el campamento culinario de Akala fueron tan increíbles e inolvidables, y yo fui tan feliz estando ahí, que me dio la sensación de que aquellos dos meses hubieran durado en realidad casi una vida entera.
Y es que no hubo un solo día ni un solo instante de mi estadía en aquel maravilloso lugar sin que una anécdota o experiencia de lo más fantástica se hiciera presente y pasara a ocupar un lugar especial en mi corazón. Todas las cosas que experimenté y descubrí fueron tales que hasta me atrevo a pensar que terminé por aprender y pulir mis habilidades en la cocina más de lo que lo he hecho al lado de mi familia en el restaurante de Papá durante toda mi vida.
Gracias a eso —supongo— mi mente se mantuvo lo bastante ocupada como para tener tiempo de ponerme a pensar en cómo solía ser mi vida antes de llegar al campamento: mis amigos, la escuela, el restaurante de Papá, o…
O aquella áspera, tan extraña y 'singular' experiencia que tuve a tan sólo unos días de dar comienzo las vacaciones. Como si se hubiese tratado de un mal sueño del que recién me había despertado en la mañana, mi mente hizo a un lado todo recuerdo sobre él hasta convencerme a mí misma de haberlo olvidado. Así, los días pasaron, luego las semanas y por último dos meses completos.
Pero ahora, en el presente, de vuelta a mi vida habitual en Melemele, al mundo al que en realidad pertenezco y nunca dejé atrás, ahora mismo no puedo parar de observar con cierto recelo la fachada de mi escuela, que pareciera estar diciéndome a punta de gritos que ya no tengo escapatoria ni lugar en dónde seguir refugiándome de mis miedos. El mismo remordimiento y sentimiento de culpa que me invadieron ese día estaban de vuelta, igual de frescos y pertinaces.
No quiero entrar a clases, mas no tengo otra opción.
Tsareena me observa fijamente. Hasta el momento ella no se ha enterado de nada de lo que pasó ese día, pero estoy segura que ya debe sospechar algo. No debo permitir que nadie jamás lo sepa, ni ella, ni mi familia, ni mis amigos, nadie. Quiero llevarme esta pena conmigo a la tumba y así pretender por el resto de mis días que nada de esto ocurrió jamás.
—¡Hey, Mallow! —La voz de Ash me llama. Yo salgo de mi trance, me estremezco y grito asustada.
—¿Eh? ¿Q-qué pasa? —digo nerviosa.
—¿Qué haces ahí parada? Ya es tarde.
Es verdad, Ash por lo regular suele ser de los últimos en llegar a la escuela. Y si él ya está aquí significa que ya debo llevar mucho tiempo ahí parada.
—¡Ven, vamos a clases! —Me toma de la mano y me arrastra junto con él. Curioso, es bastante parecido al día en que nos conocimos, sólo que esa vez fui yo la que lo tomó de la mano y lo acompañó para que conociera las instalaciones de la escuela Pokémon.
No hay remedio, ahora mismo voy camino a donde mi mayor temor espera a por mí. ¿Qué puedo hacer? ¡Cómo me hubiera gustado quedarme para siempre en el campamento de cocina y no tener que regresar jamás a esta maldita escuela!
Al entrar al salón, veo que ya se encuentra ahí el resto de mis amigos. Es la primera vez en semanas que estamos juntos otra vez. Kiawe, Lana, Sophocles y Lillie, todos me dan la bienvenida con un amistoso 'alola'. Y yo, muy a duras penas, les devuelvo el saludo intentando sonreír como siempre lo he hecho.
—Mallow, ¿te sientes bien? —me pregunta Lana, que me observa preocupada desde su pupitre. Yo, haciendo gala de todas mis fuerzas, actúo para mis amigos; no quiero preocuparlos. Sonrío y trato de mostrarles a la Mallow alegre y optimista de toda la vida, a la que ellos están más que acostumbrados y esperan ver.
—Nada, nada. ¡Es que me siento tan contenta de estar aquí otra vez que anoche casi no pude dormir! —Río un poco.
Incluso a Tsareena no parece haberle convencido del todo mi excusa. Así ha sido con ella desde los primeros días después de lo ocurrido, antes de que el campamento consiguiera distraer mi mente y la alegría volviera temporalmente a mi persona.
Mis amigos me preguntan cómo me fue en las vacaciones. Yo les platico de las incontables recetas exóticas que aprendí, de los chefs famosos que reconocieron mis habilidades y de los grandes amigos que tuve la oportunidad de hacer. La charla me sirvió mucho, me permitió relajarme un poco. No cabe duda que pasar el tiempo con tus amigos siempre será la mejor terapia para el corazón.
Hasta que él cruza la puerta.
—¡Alola! —nos saluda el profesor Kukui, dirigiéndose al escritorio.
—¡Alola! —responden todos al unísono, excepto yo, que me he quedado enmudecida en cuanto vi su figura.
Mis compañeros toman asiento mientras yo me quedo parada y tiesa, hasta que me doy cuenta y rápidamente me dejo caer sobre la silla, muy avergonzada. El profesor Kukui revisa su tablet y algunas hojas sobre su escritorio, luego se coloca frente al pizarrón y dice:
—Bienvenidos, muchachos. Espero que se la hayan pasado estupendo durante sus vacaciones. Hoy, precisamente, vamos a hacer una actividad que va a tratar sobre eso. —Con una tiza de color escribe sobre la pizarra la frase: "Actividades y vivencias de las vacaciones de Verano"—. Cada uno de ustedes pasará al frente a compartir con el resto de la clase qué fue lo que hicieron durante estos dos meses: van a platicarnos sobre a qué actividades se dedicaron, qué cosas aprendieron, qué lugares visitaron (si es que salieron de viaje) y qué experiencias junto a los Pokémon vivieron. Luego de eso haremos una votación para decidir cuál fue el alumno que tuvo las vacaciones más interesantes y fructíferas de todas.
Me da rabia verlo actuar de esa manera, tan natural y tranquilo, luego de lo que pasó entre nosotros hace tan solo un par de meses. A pesar de que Kukui-sensei y yo hicimos cosas indebidas aquí mismo, en este salón de clases, y a plena luz del día, él se muestra como si nada de eso hubiera sucedido, como si no le hubiera afectado en lo más mínimo. ¿Cómo…? ¿cómo puede alguien ser así de cínico y doble cara? Y yo, en cambio, sufrí tanto que esa misma noche apenas me dejé caer sobre mi cama rompí en llanto y no paré de llorar hasta quedarme dormida. Cada vez que veía a mis padres tenía que hacer un esfuerzo descomunal para no desmoronarme mientras pretendía que me sentía bien, que estaba orgullosa de mí misma y que las cosas seguían como siempre. Sonreír, fingir estar contenta por haber aprobado ese maldito examen, cuando por dentro deseaba jamás haberlo hecho. Me odiaba a mí misma no sólo por haber sido capaz de prestarme al juego sucio del profesor Kukui a pesar de que sabía que estaba mal lo que hacía, sino también por haberlo llegado a disfrutar al igual que él. Al principio me vendí al profesor para compensar mi propia falta de talento para conseguir lo quería por mis propios medios, y al final terminé entregándome a él por completo, por cuenta propia y deseo.
Sophocles pasa al frente. No presto mucha atención a lo que dice… algo como que programó un videojuego por él mismo y se la pasó jugándolo todo el verano con ayuda de Togedemaru. Con mi libreta abierta y un lápiz hago como que estoy tomando notas de lo que dice, cuando en realidad sólo dibujo garabatos extraños sin ningún significado. De reojo miro por unos instantes hacia Kukui-sensei, lo que provoca que mi respiración se turbe de una manera similar a la de ese día.
"Kukui-sensei —pienso—… Él está casado con la profesora Burnet, que es una mujer bastante bonita, inteligente y amable. ¿Por qué se pondría a hacer cosas tan obscenas con una de sus alumnas si él ya la tiene a ella?"
Miro disimuladamente hacia donde se encuentra Ash. Sus ojos brillan emocionados mientras escucha atento el discurso de Sophocles.
"Aunque ahora que lo pienso, Ash está viviendo en la misma casa que ellos dos. Y su casa… la verdad es que la casa de Kukui-sensei no es muy grande que digamos. El tiempo que Kukui-sensei y la profesora Burnet tienen para estar a solas no debe ser mucho si Ash duerme ahí todas las noches. ¿Será que ellos dos no pueden pasar tiempo juntos tan seguido como Kukui-sensei querría?"
—Muy bien, Sophocles —dice Kukui-sensei—, gracias por compartirnos tus experiencias. Ya puedes tomar asiento. El siguiente en pasar será Kiawe.
Kiawe se levanta de su asiento y camina al frente. Habla de la granja de su familia y de cómo trabajó arduamente desde que salía el sol hasta que éste se ponía. Su plática no me parece tan aburrida como la de Sophocles, pero aún así le presto mucho menos atención.
"¡Espera un momento!" Volteo a mirar hacia Lillie y luego a Lana. "¿Será posible que Kukui-sensei haya obligado a hacer ese tipo de cosas también a Lana o a Lillie? No… no lo creo. Lillie es muy aplicada, ella saca cien en casi todos sus exámenes, por lo que el profesor Kukui no la podría tentar con subir su nota como hizo conmigo. Por otro lado, Lana… aunque Lana ha llegado a reprobar una que otra vez, ella luego consigue aprobar al siguiente intento, y nunca he visto que le preocupe mucho no poder pasar una materia como a mí, así que tampoco creo que sea el caso. De todos modos, creo que si ellas pasaran por lo mismo que yo preferirían callarlo y no se lo contarían a nadie, justo como estoy haciendo yo."
—Gracias por contarnos tus experiencias, Kiawe —escucho decir al profesor—. Ya puedes tomar asiento. Y bien, la siguiente en pasar será:
Mallow.
Mi mente se congela al momento de oírle pronunciar mi nombre. Mis ojos, con las pupilas dilatadas, se giran lentamente hacia Kukui-sensei.
Mallow… Mallow… Mallow… Mallow… Mallow…
La voz de sensei pareciera estar taladrando mi cabeza sin piedad desde los oídos hasta lo más profundo de mi cabeza.
¿Qué esperas, Mallow?… Sigue así, Mallow… Aprendes muy rápido, Mallow… Vaya, Mallow ¿quién diría que al final te estarías divirtiendo tanto?...
—Vamos, Mallow —me repite—, pasa al frente. Platícanos cómo te fue en tus vacaciones.
Todos me están mirando, así que debo levantarme. Las piernas me tiemblan mientras camino. Ash y Lana se me quedan viendo bastante extrañados, debo controlarme. Pero cuanto más me acerco al escritorio donde está sentado Kukui-sensei, más trabajo me cuesta mantener el aliento.
Por fin estoy frente a la pizarra. Me giro hacia mis compañeros, pero no digo una sola palabra; sólo permanezco ahí quieta, con la mirada hacia la nada.
—Muy bien, Mallow —Kukui-sensei, al ver que yo no me animo a hablar, decide iniciar él la conversación—, tengo entendido que este verano fuiste a la isla de Akala a un campamento de cocina muy especial. Cuéntanos: ¿qué cosas aprendiste ahí?
—B-bueno, yo…
¿Por qué? ¿Por qué tenía que ser Kukui-sensei quien mencionara lo del dichoso campamento? Bajo la mirada hacia mis pies, y entonces me doy cuenta de algo horrible:
El lugar en dónde estoy parada ahora mismo es exactamente el mismo de hace dos meses. En donde me puse de rodillas para disponerme a manosear, lamer y chupar el miembro de mi propio profesor mientras me tocaba a mí misma en frente de él y con total descaro.
Los recuerdos de lo que pasó esa tarde vuelven otra vez a mí, tan sólidos y nítidos como si los estuviera viviendo de nuevo. Siento mi cara arder en llamas. Todo a mi alrededor se empieza a poner borroso.
—Mallow, ¿te sientes bien? —escucho a Ash preguntarme.
Sin más, caigo de rodillas, apoyándome con ambas manos para no darme de cabeza con el piso. Estoy jadeando como si acabara de correr un maratón. Un par de gotas de sudor caen desde mis sienes al piso.
—¡Mallow! —Kukui-sensei se acerca corriendo a mí, seguido de Tsareena y el resto de mis compañeros—. ¡Mallow, resiste!
De ahí en adelante no recuerdo muy bien qué sucedió, sólo que el profesor me cargaba en sus brazos mientras corría por los pasillos.
Notas de autor: Y sí, al final me animé a hacer una serialización del fic de Mallow. En este fanfic voy a tratar de darle otro enfoque a lo que usualmente hago, tanto en trama como en narrativa, aunque no estoy muy seguro de si me vaya a salir bien ya que no tengo mucha experiencia en este tipo de historias. No tienen idea de cómo sufro al narrar en primera persona y en tiempo presente, a cada rato me tengo que parar y digo: "es imposible que una chica de esa edad use un vocabulario como ese" y cambio algunas palabras, pero luego no me gusta lo simple que suenan las descripciones y vuelvo a usar palabras complejas pero que no sean demasiado y me vuelvo loco porque nada me gusta al final (risas) Cualquier consejo sobre qué puedo hacer para remediar este problema estoy abierto a sugerencias. En fin, espero que les haya gustado este pequeño inicio. Trataré de subir el siguiénte capítulo en una semana, si el tiempo me lo permite. Hasta pronto.
