Quería dar las gracias a Guille y Ariel por su apoyo e insiparion... Las quiero mucho chicas!
Bueno, como sabrán es mi prima Fic... Por favor sean cooperativos y ayúdenme si notan algo realmente malo jajaja Gracias por leer, y espero que me dejen una review :)
Sus ojos me dieron una última mirada, y sus manos me tocaron por última vez.
Si me pudiese ver, estaba segura de que expresaba la más pura de las tristezas. Me trataba de convencer a mi misma que nunca lo volvería a ver, que ese dolor pasaría, ya que el tiempo cura todas las heridas… Pero hubiese dado lo que fuese por correr a sus brazos y no separarme nunca, jamás de sus brazos, y ser uno una vez más, un segundo más y que las lágrimas que corrían por mis mejillas ya no existieran, que él las sacara con sus fuertes manos, tal y como lo hizo en el pasado, cuando solíamos competir el uno contra el otro.
El decía el más amargo de los enojos. Enojo con el destino, que le provocaba ese dolor incesante; enojo conmigo, por haberlo enamorado así, y quería creer que el también hubiese dado todo por correr hacia mi y no separarnos nunca. Que me volviera a besar, solo una vez más.
Pero no fue así.
El no corrió a mi, y yo tampoco a el. El no me seco las lágrimas, y yo no deje de llorar. ¿Por qué? ¿Por qué me torturaba así el destino? ¿Era necesario?
Mi madre corto el hilo de mis pensamientos en el auto, acabábamos de subir, mientras yo minutos antes me despedía de… él, en la entrada del aeropuerto.
- Bueno, hija… basta de llorar… Me pone mal verte así, de verdad.
- No mientas -le dije- Se muy bien que poco te interesa lo que siento ahora.
- Eso no es verdad. Pero tenes que admitirlo Courtney… ¿Nosotros te educamos tan mal para que decidas verte con un chico como… él? –dijo con desprecio, lo que me quemó por dentro- Son completamente diferentes… No tienen nada en común, y estoy segura de que sus futuros van a ser muy distin-
- ¡Basta! ¡No lo critiques más! ¡O deja de hacerlo frente a mí!
- -Ya bastante enojada me respondió- No, vos vas a tener que parar con este lloriqueo sin sentido. Fue un error estar con ese… chico. Y lo sabes muy bien. ¿Qué te enseñamos tu papa y yo? NUNCA sigas la corriente. Hazte valer por quien realmente sos.
Yo sabía que esa era una buena lección. Pero mis padres la aplicaban con desprecio (y he de admitir que yo también en ocasiones).
Aunque con él empecé con el pie izquierdo, su amor me había enseñado cosas importantes… que honestamente, jamás en toda mi vida olvidaría.
Mi padre volvió con mi equipaje y lo subió al auto. Luego, escuche el ruido del motor arrancando y sentí un pinchazo caliente en el medio del pecho. Sopese la posibilidad de abrir la puerta y correr a su encuentro, como lo había hecho antes, pero no. Algo (hoy en día todavía no se que fue) me convenció de abstenerme. Tal vez fue la simple presencia de mi mama. Di una ultima mirada de pena al aeropuerto, escuchando los aviones arribando y saliendo… las personas, tanto encontrándose como despidiéndose y los múltiples ruidos referentes al lugar.
No esperaba verlo de nuevo. Pero su increíblemente bella persona estaba allí, parada en el umbral de una de las puertas. Solo viéndome ir, sin decir nada a nadie. Levante levemente y muy despacio mi mano, tratando de hacer un gesto de adiós.
Pero el auto arranco demasiado rápido para que mi cerebro lo asimilara, y lo único que pude notar fue su mirada siguiendo al coche, y después, seguramente cuando nos perdió de vista, entrar cabizbajo nuevamente al lugar.
Las lágrimas brotaban otra vez. Decidí echarme hacia atrás e intentar dormir. Olvidar por un rato todo aquello me haría bien a mí y a los demás -pensé, mintiéndome a mi misma-.
No tenía la más minima idea de que pasaría en el porvenir, pero mis primeras ideas no fueron gratas. Si, lo sé, tenía un momento muy pesimista.
Antes de entregarme a los brazos de Morfeo, recuerdo pensar que nunca había deseado tanto volver el tiempo atrás…
OoOoOoO
10 años después...
- ¡No! ¡No! ¡De verdad estoy bien! No cambies ninguna de mis citas para el viernes. Tengo un compromiso con todos ellos y yo SIEMPRE cumplo mis compromisos. *Esperando respuesta* ¡¿Qué? ¿Yo? ¿Agitada yo? Por favor… ¡Soy la persona más armoniosa que conozco! Además yo adoro mi trabajo…
Esta llamada ya era rutinaria de todas las semanas. Anastacia, mi querida asistente, intentaría convencerme de quitar algunas de mis actividades (ya perfectamente organizadas) de toda la semana, intentaría hacerme entrar en razón que mi trabajo era demasiado, que lo mejor serian unas vacaciones (aunque sean pequeñas) y que aplace todas las citas de los clientes para después, que siendo la mejor abogada de la ciudad, sabrían esperar un poco mas.
Pero como siempre me negué. No me gustaría que me cancelaran mis eventos para otro momento, entonces yo no lo hago.
- De verdad Anastacia… Estoy bien… Cuando necesite unas vacaciones me las tomaré, pero por el momento no tengo deseos ni intenciones de aceptarlas.
Dos minutos después de cortar con mí asistente sonó otra vez el celular. Estos últimos 5 años habían sido una locura de llamados, pero, seamos honestos, siempre había sido muy solicitada.
- Dios mío, con mis 27 años ya no estoy para esto… ¿Hola? Ah! hola amor. *Esperando respuesta* Si, si. Ya tengo todo listo para la cena de hoy. De verdad que me tenes intrigadísima con esa "sorpresa". Sabes muy bien que las odio. *Respuesta* ¿De verdad que es especial? ¡Más te vale que sea algo bueno! –Reí sinceramente, me causaban mucha gracia sus llamadas- Bueno, nos vemos a la noche. Te quiero mucho. Adiós.
Graham. Mi novio desde hacia 5 años. Nos conocimos en la universidad de abogacía. El era excelente, muy hermoso, aplicado, serio, ordenado y organizado y por sobre todas las cosas: mis padres lo amaban. De todos modos, no trabajábamos juntos, yo tenía un estudio con una vieja amiga, Bridgette, y el se dedicaba mas a los viajes.
Realmente lo quería muchísimo, yo nunca hubiese estado con alguien que no quisiese. Pero en varias etapas de mi vida sentí que mi cariño por él estaba vacío, que no tenia sentido e incluso lo sentía como si el fuese una simple marioneta para mi, para contentar a mi papá y a mi mamá. Y ha decir verdad, no estaba equivocada…
Pero no sentía nada de eso en este momento. Colgué el teléfono y llame a un taxi. Necesitaba llegar cuanto antes a mi oficina.
- ¡Anastacia! Buen día. Perdona la tardanza, el tráfico era un caos.
- Buen día señorita. Y no se disculpe, no es ninguna molestia ¿Desea que le traiga algo?
- Me vendría genial un capuccino… Ese… Ese delicioso que compras vos.
- Enseguida señorita Courtney.
Entre a mi oficina, donde me esperaba uno de mis tantos clientes.
Casi desde que salí de la universidad tenia buena reputación, y esta había crecido enormemente a través de los años. Ahora era conocida como Courtney Gallagher, la mejor abogada de Vancouver, solo había perdido tres casos en toda mi carrera, y tenia clientes nuevos a diario.
- Buenos días… Em… -dije buscando entre mis cientos de papeles- Señor y Señora... Smith. ¿En que puedo ayudarlos?
Y así comenzó mi jornada diaria, escuchando los problemas judiciales de personas comunes, que acudían a mí en su defensa. Y así pase todo el día. Hasta las 8:00 PM, cuando finalmente pude volver a casa.
- Graham… ¿Estas en casa? –Llamé a mi novio al entrar al hermoso departamento que compartíamos-
- Si, acá estoy. -Escuche chisporroteos en la cocina y me acerqué-
- Mhmm, el aroma es impresionante. –Una de las cosas que más me gustaba acerca de él era su habilidad en la cocina-
- Aha, es increíble lo que un poco de orégano le puede hacer a las comidas. Ah, y me olvidaba… mañana tengo reunión en Nueva York… asíque voy a estar fuera una semana.
- ¿Otra vez? ¡Si seguís viajando así voy a empezar a creer que me sos infiel! –dije bromeando-
Comenzamos a reír juntos. Realmente sabíamos como pasarla bien.
- Bueno, ¿Que te parece si comenzamos a comer?
- Si, perfecto. –le conteste-
Después de una comida exquisita y mucha cháchara sobre los eventos del día por parte de ambos recordé lo que ayer temprano me había dicho.
- Hey, ¿Cuál era la sorpresa entonces?
- Ja, te me adelantaste. Pero bueno… Te lo iba a decir de todos modos, solamente quería que fuese de la manera correcta.
Las palabras no me sonaron como algo que quisiese escuchar. A decir verdad, me asustaron un poco.
- Courtney, vida mía, hemos pasado juntos… Cinco años, los mejores cinco años de mi vida. Sabes muy bien que mi filosofía es "Aquel que no arriesga, nunca gana". Hoy estoy dispuesto a arriesgarme a todo. Me siento valiente a tu lado, y no quiero que cambie nunca. Amor… -Dijo arrodillándose a mi lado- ¿Me harías el honor de… casarte conmigo?
Estaba helada. No tenia aliento, ni palabras que decir. Mi mente en un segundo proceso todo… Las palabras, los gestos, las ventajas, las desventajas… La idea sonó como una catástrofe. Pero sabía muy bien que jamás estaría con alguien mejor, y él me amaba. Entonces, lo único que pude decir fue:
- Ss… Si.
Una sonrisa se dibujo en su rostro, se levantó y me abrazo muy fuerte. Estoy segura que hablo, pero estaba demasiado ocupada en mis pensamientos como para definir que. Terminamos de comer y ordenamos la mesa. Luego, solo restaba agregarle diversión a la noche…
OoOoOoO
A la mañana siguiente...
Al fin era sábado. Eso significaba que solo tenía que trabajar durante la mañana y estaría libre.
Me levante, notando que Graham me había dejado una nota al lado de la cama diciendo que ya había partido hacia Nueva York y que me amaba mucho. Después me dirigí al baño, ya que después de la noche anterior iba a necesitar un buen baño. Al salir, me cambie en un conjunto en tonos tierra (los cuales eran mis favoritos) y comencé a caminar hacia mi estudio. Decidí ir a pie por que era un día excepcional y era temprano, normalmente hubiese ido en el auto. Además, necesitaba reflexionar sobre mi futuro.
Había aceptado a Graham como mi futuro esposo… Eso seguramente haría feliz a mis padres. Pero… ¿Y yo? ¿Que deseaba realmente? Naturalmente no deseaba casarme. No ahora. Pero era la mejor elección a largo plazo.
Casi sin darme cuenta llegue al trabajo, mi momento de reflexión había sido muy pobre. Pero agradecí a la vida que la mañana fue monótona y rápida. Deseaba desesperadamente estar libre.
- Que tenga un bien fin de semana señorita Courtney.
- Gracias Anastacia, igualmente. Dile a Bridgette que me llame por la tarde si desea hacer algo.
- Por supuesto. Adiós señorita.
- Adiós.
Mala suerte la mía. Tenia que llevar pilas de papeles a casa para trabajar luego.
A mitad de camino, justamente en la parte mas céntrica de la ciudad oigo mi celular sonando. En las manos ya casi no me entraba mas nada, pero me las arregle para poder contestar. Cualquier persona hubiese dejado que el teléfono suene y después llamaría a la persona, pero yo no, Courtney Gallagher lograba hacer posible lo imposible.
- ¿Si?
- Hola Court! ¿Como has estado? Me dijo Anastacia que te llamara para organizar algo.
- Aha. Eso le dije. Pero justamente ahora no es un buen-
Y ahí fue cuando todo comenzó.
No lo vi venir.
El no me vio venir a mí.
Miles de papeles flotaron en el aire.
Caí al suelo.
Estaba muy… muy… muy enojada.
Sin mirar la cara del idiota que no me vio mientras caminaba, arrodillada en el suelo guarde mi celular (que se había apagado por la caída) y comencé a juntar cada uno de los papeles que habían volado.
Ya recobrándome, y limpiando un poco mis ropas comencé a levantar la vista diciendo:
- ¿Qué clase de Neandertal camina sin...-
Y me quede helada en mi lugar. No podía creer lo que veían mis ojos. Había pasado tanto tiempo… Y había cambiado tan poco. Estaba mas alto, seguía teniendo esos piercings suyos tan característicos, pero de color negro. Y su cresta, su eterna cresta, ya no estaba. Aunque pareciese mentira, su look era algo más serio, y ya no tan juvenil. Se notaba que había madurado (aunque sea un poco). Pero sus ojos eran los mismos, hubiese reconocido esos ojos a kilómetros de distancia. Ese azul puro y profundo que me quitaba el aliento.
Al parecer, los dos estábamos en estado de shock. Ninguno de los dos hablo hasta que pude articular alguna palabra:
- Dun... Duncan.
- Ho, Hola.
Ambos dimos una pequeña sonrisa tímida, y estoy segura que me sonroje.
Pero él podía mantener su mirada directa en mis ojos…
- Tanto tiempo -dijo-
- Si… Emm… la verdad que si.
- Oh, cierto. Perdón por lo de recién… Yo… Iba con los auriculares puestos y de verdad no te vi…
- No, no. Fue mi culpa… Iba con el teléfono y debería haber frenado…
Y entre disculpa y disculpa terminamos hablando uno arriba del otro. Sin entender una palabra. Y de repente el silencio. Unos segundos después, seguramente para evitar ese silencio incomodo, él pregunto algo que me tomó con las defensas bajas.
- Bueno… Como fue mi culpa… ¿Me dejarías invitarte un almuerzo? -Como no respondí muy rápido, ya que dudaba, dijo- Vamos… Para ponernos al día de nuestras vidas.
- E… Esta bien. Pero… Emm… tengo que llevar todos estos papeles a mi departamento…
-vi que se había decepcionado un poco, por lo que inquirí- Aunque… -y note que su interés volvía- podemos almorzar ahí… Si no te molesta.
- Por mi, Perfecto. -Y me dio una sonrisa que podría haber frenado al mundo-
Durante el resto del camino, que eran unas pocas cuadras, charlamos poco y muy tímidamente. Nos hicimos las preguntas clásicas de un reencuentro: Si vivíamos allí, nuestras direcciones, el trabajo, amigos y demás.
Me entere que vivía en Vancouver desde el domingo pasado, bastante cerca de mi casa. Había sido promovido en el trabajo (me sorprendió saber que tenia un trabajo estable) y yo le di mis felicitaciones. Estaba viviendo con Geoff, el prometido de mi mejor amiga y socia, Bridgette. Sabia de su llegada… Y no me había dicho nada. Después ajustaría cuentas con ella.
Al llegar a casa e invitarlo a pasar sabía, muy dentro de mi, que nada bueno saldría de esto…
Ay, ay, ay Courtney... En que te estas metiendo? :O jajaja hasta el próximo capitulo!
