La fatalidad de lo indefinido
Este fic se lo dedico a Hatake E., pa ti enterito.
¿Qué pasó entre Naruto y yo? Es fácil, un día nuestros sentimientos quedaron claramente al descubierto, por ambas partes. Fue un poco raro, pero no resultó incómodo porque los dos éramos correspondidos. Sin embargo, ahí quedó la cosa, Naruto estaba a punto de ser nombrado Hokage, con todas las responsabilidades y papeleo que eso conlleva, y yo había logrado recuperar el orgullo Uchiha y esa reputación me había llevado recientemente a ser nombrado ANBU.
-Mierda.
Me giré para mirarlo, con una ceja levantada esperando alguna explicación a ese insulto que no venía a cuento.
-La vieja…
Rodé los ojos.
¿Qué había hecho ahora Naruto para enfadar a la mujer? Por mucho que creciese le seguía pareciendo divertido pintarle bigotes, o cambiarse la foto de identificación ninja por una muy estrambótica.
-Ha decidido nombrarme Hokage.
-¿Hum?
Realmente hacía meses que me esperaba que eso sucediese, Tsunade estaba mayor y además estaba haciendo movimientos sospechosos dejando muchas cosas atadas, y había estado poniendo a prueba al rubio constantemente, viendo hasta dónde podía llegar y dónde estaban sus limitaciones, pero nunca supe cómo reaccionaría cuando el momento llegase realmente, ni cuándo llegaría.
-Enhorabuena.
¿Qué más podía decir?
-Gracias –se mordió el labio mirando al suelo incómodo.
-¿Qué pasa?
No pude evitar que mi tono sonara impaciente. Acababa de conseguir su sueño, y parecía que esa idea no acabase de gustarle. Capaz era de ahora desear ser un elefante rosa, y no sería raro.
Entonces él alzó la vista, y nuestras miradas se cruzaron durante lo que a mí me pareció siglos, acabando por perderme sin quererlo en ese mar azul.
-Me gustas.
En cuando lo dijo se puso a maldecirse a sí mismo, como si realmente no hubiese sido dueño de sus palabras, y se puso rojo como un tomate, y juraría que estaba rezando porque me hiciese el loco o pensase que estaba bromeando. Pero contra todo pronóstico, no hice ninguna de las dos cosas.
Le revolví el pelo, logrando que Naruto volviera a mirarme con un mohín infantil, molesto por ese gesto.
-Y tú a mí, idiota.
No lo dije con un tono especial, es más, ni siquiera me tembló el semblante un ápice, como si acabase de decir "hoy va a llover", haciendo que incluso me preguntase a mí mismo si él lo malinterpretaría al decirlo con esa frialdad, pero por mucho que estaba mostrando mis sentimientos solo lo iba a mostrar con palabras, enseñarlo en más elementos sería poco propio de mí. Y además no pensaba hacerlo, qué demonios.
Quedarse helado fue poco, ese chico se quedó francamente estático y sorprendido, y eso disipó mis dudas respecto a mi ambigüedad lingüística. Era de esperar esa reacción, ya que nunca había dado muestras de ese, bueno, llamémoslo enamoramiento que había estado sufriendo durante años a causa suya. A mí jamás se me hubiera pasado por la cabeza que pudiera ser correspondido, por lo que oculté cualquier atisbo de un sentimiento que cruzase la línea de la amistad.
-Ah.
Le vacilaron las piernas, y me dio la impresión de le entró vértigo, como si se diera cuenta de la magnitud de lo que estaba sucediendo, pero no hizo nada más, o al menos eso parecía. Cuando no me lo esperaba, rodeó mi cuello con sus brazos y me plantó un beso que me pilló totalmente por sorpresa. Parecía que hacía semanas que había estado soñando con tirarse sobre mí, con probar mis labios, como a mí me había pasado, pero esa ansia suya había pasado desapercibida para mí.
Fue un momento complicado para sacar nuestros pensamiento del fondo del cubo de la basura, la verdad, así que decidimos posponer lo que quiera que tuviésemos. Sí, atrasarlo, y por desgracia, eso acabó en "indefinidamente". A partir de ese momento comencé a odiar la palabra indefinido.
Quizás por eso me gusta tanto tenerlo todo controlado. O quizás eso ya venía de antes.
Ya han pasado años, ambos somos adultos y hemos logrado los objetivos que buscábamos, pero aparte de compartir cientos de besos clandestinos, y estar a punto de acostarnos juntos decenas de veces, no ha pasado nada. Nada de nada.
No sé en qué punto nuestros sentimientos pasaron a un quinto o sexto plano, o simplemente quedaron sepultados por la rutina y muchas preocupaciones, pero ambos hemos tenido que aprender a desfogarnos. Sí, a desfogarnos con otras personas que no somos él y yo, porque cada beso que compartimos algún día, cayendo en la tentación y de forma accidental, es una tortura y una llamada a mis bajos instintos. Algo que, por cierto, desconocía tener.
Tsk.
-Sasuke-kun.
Como hoy.
Gruño y me giro en la cama. Recordando una vez más por qué demonios he vuelto a acabar con la del pelo rosa en el dormitorio.
-No me importa que liberes tensiones conmigo –apoya su cabeza en mi hombro.
El tener a esta chica al lado,me recuerda que en cualquier otro lugar el rubio podría estar con cualquier otra persona, haciendo lo mismo que yo, y eso me hace hervir la sangre. Ha habido veces en las que he pensado preguntar con quién libera tensiones él, pero sé que la envidia, por no decir celos, acabarían matándome. Bueno, en realidad no sería yo quien acabaría a tres pies bajo la tierra.
Por otro lado, creo que inconscientemente la elegí para aliviarme, como una forma de evitar que lo hiciera Naruto. Quizás puedo soportar, no, esa no es la palabra... Ignorar que alguien se meta en la cama con él, pero si esa persona es Sakura, su amor de la infancia, por la que siempre iba chillando de forma aguda y muy molesta "Sakura-chan" o su variante también conocida "Sakurita" por todos lados, y por la que también reprimí mis sentimientos al no ver posibilidades con el rubio... El simple pensamiento me pone enfermo.
Una voz femenina me saca de mis pensamientos.
-Pero esta tensión os acabará matando. A los dos.
Pensé que nunca le daría la razón a la del pelo rosa ya que no la considero demasiado lista, pero aquí debo dársela. Hoy como mucha de las otras veces no sé cómo desembocamos el rubio y yo en devorarnos con un beso, uno que casi me hace olvidar que tenía una reunión y que no iba a ser una buena idea tirarlo sobre la mesa y hacerle mío, ahí mismo, de una vez por todas.
Mierda, he vuelto a excitarme. Cada vez que recuerdo el tacto de su piel morena, de sus labios, el olor que desprende…
¡Ah, sí! Por eso estoy aquí.
¡Céntrate, Sasuke!
Tampoco creí que mi amiga de la infancia pudiese serme de utilidad. Bueno, me corrijo, jamás creí que me sería útil de esta forma, como forma de calmar mis hormonas y parte de mis sentimientos, aunque no sé si seguirán ahí, porque llevo tanto reprimiéndolos que… No sé, me siento frío.
Algún día debería agradecerle a esta chica que me deja desahogarme con ella lo que está haciendo. La primera vez que me acosté con ella, a la mañana siguiente me asustaba que me pidiese matrimonio, que se aprovechase de ese desliz para a saber qué, o que hubiese pensado que aquello había sido más de lo que había sido pero no fue así.
Cuando me saltó con que conocía los sentimientos que tanto el idiota como yo sentíamos el uno por el otro, casi me da un infarto, pensando que era imposible haber sido tan transparente para alguien, pero simplemente nos vio besarnos alguna vez, más de una vez de hecho. Como por ejemplo...
Yo casi sentado en la mesa de su despacho, apoyado en la madera y él entre mis piernas, cogiéndome con ambas manos la cara, y yo prácticamente inmóvil, pero devolviéndole el beso con rapidez, temiendo que alguien llegase.
-Naruto…
Y ella debió de entrar en alguna situación como esa, en la que normalmente nos daba tiempo a separarnos y fingir que nada sucedía, aunque a Naruto se lo veía algo agitado. Por suerte yo podía esconder mi sonrojo bajo la máscara ANBU, si es que ese día iba de ANBU.
Así que mi relación con la del pelo rosa se queda en lo estrictamente sexual, intercambio de fluidos y cuerpos sudados fundiéndose en una llamada de instintos sin más emoción alguna. Es una verdadera suerte.
Ya le enviaré una cesta de regalo o algo por Navidad. Y quizás por su cumpleaños si estoy de buen humor.
Me incorporo levemente, quedando sentado, rodeando las rodillas con mis brazos, balanceándome un par de veces con un pensamiento en la cabeza. Uno que he querido ignorar que he tenido hace apenas un minuto.
¿Y si le ha pasado lo mismo? ¿Y si el tiempo simplemente ha enfriado lo nuestro? Bueno, realmente tampoco tengo derecho a llamarlo "lo nuestro" porque nunca fue nada, pero siempre deseé que lo fuera.
Chasqueo la lengua y me paso una mano por el pelo, echándolo hacia atrás invadido de repente por una sensación de incomodidad y desasosiego.
-¿Sucede algo, Sasuke-kun?
Niego con la cabeza, como una forma de intentar borrar ese pensamiento de mi cabeza.
Esta vez siento yo vértigo, pánico. Creo que es la primera vez que siento verdadero miedo en mi vida, pensé que lo sentiría ante una inminente muerte, a la llegada del Apocalipsis, o cuando intentasen quitarme mis preciados ojos pero no… Estoy asustado porque ese pensamiento se me antoja una posibilidad. Una muy real. Terroríficamente real.
-Joder.
Al pronunciar esas palabras la chica se sobresalta, ya que sabe que no soy hombre de blasfemar por cualquier cosa, y si a eso le añadimos que normalmente ni siquiera hablo...
Noto sus brazos alrededor de mi cuello, dándome un abrazo por detrás, apoyando una vez más su cabeza en mi cuello. No puedo evitar sonreír amargamente cuando caigo en la cuenta de que parece estar intentando consolarme, aunque no sepa nada, aunque no entienda nada.
¿Qué se supone que debo hacer ahora?
Estos últimos meses la cosa ha pasado a un plano realmente glacial, excepto ese beso que compartimos hoy, hacía meses que no permanecíamos juntos en una habitación, a solas, y comunicándonos, ya que es un tema que se podría decir que está en el Polo Norte. Es realmente paradójico, normalmente soy su protector personal pero casi nunca puedo hablar con él.
Al principio ser quien se encargaba de su seguridad nos unió más, muchas veces comíamos cualquier porquería de las que toma él en la oficina, o me molestaba mientras pretendía permanecer inmutable como ANBU que soy, o hacía que colocase bien los cuadros, plantas o muebles para su mera diversión, pero…¿ahora?
-No sé qué pensará tu cabeza de genio –trata de sonar suave -, pero seguro que no es nada.
Suspiro.
Me descuelgo de la cornisa del edificio del Hokage, y entro por la ventana al despacho, con el uniforme de ANBU, y doy gracias a que éste tenga una máscara, porque no tenía muy buena cara cuando me miré en el espejo.
Aunque, por otro lado, llevar máscara me ha evitado varias veces darle un beso al rubio escandaloso.
Me coloco a su lado, apenas siendo percibido por él, que sigue rellenando unos papeles al tiempo que habla con no sé quién, de no sé qué. Me siento una planta, una que estás acostumbrada a ver y por ello no le prestas atención, ni recaes en que está ahí, pero sabes que de hecho lo está.
Su olor me invade cuando se levanta, como una bofetada que casi me hace tambalearme, y que me da unas ganas increíbles de empezar a darme golpes contra la pared, pero por suerte consigo retener las ganas de hacerlo, al menos hasta que el rubio se marcha unos segundos de la habitación.
¿Qué se supone que debo hacer? ¿Arrancar las flores de una casa cerca de aquí, ponerme en una rodilla y pedirle matrimonio con los ojos llorosos?
Suspiro, pero me recompongo en cuanto el Hokage, mi mejor amigo, vuelve a la estancia con los papeles.
Lo peor es que siento que podría hacerlo solamente para conseguir que se riera, aunque fuese de mí, y así recobrar esa complicidad que antes había entre nosotros.
Antes. Suena tan dramático.
Toso falsamente.
-Estoy ocupado.
Esto me parece increíble. Normalmente era él que siempre revoloteaba a mi alrededor molestándome, hablando, más bien gritando, o lo que fuera para estar a mi lado, para conseguir que me dignara a pensar si hablarle, y ahora ni siquiera consigo un "Buenos días" de su parte. Encima de idiota, maleducado. Yo seré un malnacido pero siempre tuve buena educación.
Maldito rubio, sino fuera porque es mi Hokage le mataría a golpes. Es más, qué importa que lo sea, voy a matarle.
Ahora.
Sin piedad que valga.
Soy un Uchiha, qué sufra. Somos expertos en esto.
Veo que Naruto tiene que pasar a coger algo que hay detrás de mí, y en lugar de hacer cualquier otra cosa, me rodea y me empuja levemente para abrir un archivador y luego vuelve a su silla de despacho, sin decir nada más.
Me siento ahogarme en su mar azul cuando le miro a los ojos, que permanecen inexpresivos, ojeando unos documentos, y especialmente doy las gracias por llevar la cara tapada, porque siento como me deshago lentamente ante su indiferencia, ante la agonía de tenerle justo al lado y sentirle más lejos que nunca. Ha estado evitando claramente tocarme, si quiera rozarme.
¿Qué demonios está pasando?
¿Por qué demonios parece que haya puesto tierra por medio entre nosotros?
Veo que el rubio se detiene un momento, quizás pensativo, y entonces se gira y se queda mirándome, por primera vez en bastante tiempo.
¡Hola, hola! Se me ocurrió esta idea para un fic porque quería escribir una relación más adulta, lo que podría pasar si Naruto llegase a Hokage y todas las responsabilidades que eso conllevaría. Me pareció una perspectiva interesante poner a Sasuke sufriendo, como siempre, por querer recuperar a su mejor amigo y poner al Uchiha completamente enamorado del rubio mientras lo intenta, además de hacer que cambien de roles constantemente.
¿Queja? ¿Sugerencias? ¿Peticiones? ¿Faltas de ortografía? ¿Pilas cabreadas porque querían leer alguna chorrada en este fic, y entonces la escritora le preguntó a su amiga Zanza alguna chorrada y solo le contesto "chorrada"; y entonces no se le ocurrió nada, y las pilas empezaron a insultarla diciéndole ¡estúpila! pero después le dan una tarta?
¿Siguiente capítulo? El 25 de marzo
