Los personajes de SCC no me perteneces, son obra de CLAMP. Pero la historia es 100% mía.
Todo en ella es diferente.
Kazu se apartó llorando de sus compañeros y atravesó el portal que a llevaría directo con Sakura. La llevaría a una isla en Arisureka, para pasar el resto de sus días en ella. Solas las dos.
Al llegar a esa isla, una isla con vegetación variada y buen clima (o al menos en el día), se encontró con Sakura tendida en el suelo. Antes de que pudiera salir con ella en brazos, apareció Destino:
—Ni pienses en escapar, porque ya están unidas.
Sin previo aviso, Destino alzó una mano y en el dedo meñique izquierdo de las dos castañas apareció un anillo negro con un ojo grabado en él. Eso significaba que si Kazu intentaba salir, Sakura experimentaría un dolor que comenzaría como una simple molestia, pero que si Kazu no paraba la podía llevar a la muerte. También si Kazu intentaba pedir ayuda o no protegía a la isla con hechizos para que las personas que pudieran pasar por ahí—cosa que no era muy probable que digamos—, pasaría lo mismo. Eso la dejaba sin muchas opciones; solo le cabía esperar que Shaoran y los demás pudieran encontrarlas y derrotar las ilusiones que se vería forzada a hacer.
Mientras tanto, en un laberinto el techo se desplomaba.
— ¡Shaoran nos tenemos que ir! —le gritó Meiling a su primo.
Sin embargo, Shaoran hacía caso omiso de sus gritos y se arrodillo mirando al vacío. Le habían arrebatado a Sakura de su lado, y en parte fue por su culpa. No le hubiera costado nada confiar en ella. Pero era un terco y se adentró en aquel rayo, por esa terquedad ella se vio forzada a salir de aquel lugar. Ya no le importaba nada.
Sumido en sus pensamientos, se quedó estático. Hayato se percató de eso y a pesar de que todo a su alrededor se estuviera desplomando, se acercó al joven castaño y le propició una buena cachetada en la cara.
— ¡Te ves patético! ¡Levántate ya! ¡Debemos salir de aquí si queremos encontrar a Sakura después!
Al escuchar el nombre de Sakura, Shaoran volvió a la realidad y salvó a Hayato de una muerte segura cuando un pedazo de techo casi se les caía encima. Al verse mutuamente asintieron y se levantaron, corrieron junto con los demás y Shaoran sacó el dispositivo de rastreo. Además de rastrear a Sakura, ese dispositivo también podía servir para la teletransportación. Arrojo el pequeño círculo y esperó a que todos pasaran para que él lo atravesara. Se encontraban de nuevo en el parque pingüino.
Al mismo tiempo en una isla, una chica de ojos verdes se levantaba con una mano en el corazón y un ojo entrecerrado. Estaba muy débil, pero todavía tenía que hacer algo con las cartas, o al menos eso le había dicho Esperanza (The Hope). "¿Estás segura de esto?", le había preguntado. La carta le respondió: "Es totalmente necesario si quieres que no suframos, pero aparte tienes que entrenarte todos los días para que no se debilite tu poder mágico". Sakura no sabía a qué se refería, según ella, cuando se le pasara el dolor volvería con sus amigos, sin embargo sospechaba que eso no iba a ser posible por aquella petición. Al levantarse, sintió un gran dolor en el pecho y en la cabeza.
—Sakura por favor—dijo Kazu—. No te resistas a olvidar todo, va a ser doloroso de esa manera.
Pero la ojiverde no le hizo caso y le quitó el sello a su báculo, luego las cartas formaron un aro alrededor de ella, a la altura de la cintura. Con los ojos cerrados, ella empezó a hablar:
—Dioses del agua, ustedes que pueden ver y mostrar todo, por favor destruyan la barrera y muéstrenme aquello que deseo ver.
Al pronunciar las últimas palabras, un hilo de agua apareció frente a Sakura y fue formando un espiral en forma de un espejo. En dirección a Sakura, el espiral mostró la imagen de sus amigos en el parque pingüino, en ese mismo instante, en el parque apareció ese mismo espejo hecho de agua y les dejo ver a Sakura con las cartas. La ojiverde tosió y escupió algo de sangre.
— ¡Sakura! —Gritó Shaoran—. ¿Dónde estás? ¿Estás bien?
—Tranquilo Shaoran—lo tranquilizó la castaña—. Estoy bien, pero no sé dónde estoy. Ahora no te puedo explicar nada pero te pido que vayas a mi casa y les expliques a mi familia todo lo que sucedió.
"Aparte hay una carta para ti debajo de mi almohada", terminó en la cabeza del castaño.
Shaoran y los demás acataron esa orden sin chistar, y fueron corriendo a la casa de Sakura a toda velocidad. Claro está que Tomoyo se quedó atrás en poco tiempo. Pero eso no retrasó a los demás, porque insistió en que debían llegar lo más pronto posible.
— ¿Qué pasa mocoso? —preguntó Toya al ver a castaño en su casa.
—Sakura no está en su cuarto, es la carta Espejo—dijo él a modo de respuesta. Toya abrió los ojos y corrió hasta la habitación de Sakura, dejando a los visitantes entrar a la casa y seguirlo.
— ¿Dónde está Sakura? —Le preguntó enojado Toya.
—N-No lo sé, ella me dijo que estaría devuelta pronto—admitió sabiendo que ellos ya sabían que ella no era la verdadera Sakura.
—No te enfades con ella hermano—dijo Sakura, que reapareció con el espejo de agua; otra vez tosió sangre por el gran esfuerzo que estaba realizando—. No le dije a dónde iba para no preocuparla, Shaoran y los demás te dirán lo que pasó. —Esta vez se dirigió a todos, incluyendo a sus padres que habían llegado porque Kero los había traído—: perdónenme por no decirles nada, pero no me lo permitieron. Sabía que iba a morir, pero ahora no sé cuándo voy a volver a su lado. Por eso les pido que Espejo ocupe mi lugar a los ojos de los demás ¿podrás Espejo?
—Sus deseos son órdenes.
—Gracias, de verdad espero volver pronto.
Kazu observaba la escena, ¿cómo diablos podía hacer eso estando tan débil? La respuesta era simple: las cartas la ayudaban. Pero ya se estaba excediendo y pronto Sakura se percató que las cartas se iban quedando sin color, sin energía.
En ese momento cortó la comunicación y Sakura dejó de utilizar la ayuda de las cartas; poco a poco fueron recuperando su color natural, pero por consecuencia a Sakura se desplomó en el suelo.
—Cartas Sakura—dijo con la poco fuerza que le quedaba—les pido que permanezcan en mi interior.
Lanzó el báculo y este se convirtió de nuevo en llave. Las cartas lo rodearon y un gran resplandor los envolvió al mismo tiempo que bajaban lentamente en dirección a su ama. Desaparecieron en su interior.
—Escúchame Kazu, no sé qué está pasando pero al parecer tú sí. Si nos quedamos por más tiempo y no recuerdo nada te pido que me entrenes todos los días para que mi poder mágico no disminuya.
En ese instante ella se desmayó y los recuerdos fueron desapareciendo uno a uno. Lo único que de cierta manera pudo recordar fue una única palabra:
Shaoran.
—Ya te dije que bajaras de ahí Yuki, pronto anochecerá.
Una castaña de ojos verde esmeralda respiró profundamente. Miraba desde la altura de un gran árbol como el sol se escondía. Al escuchar el grito de su amiga Kazu, bajó con un espectacular brinco y se acomodó su largo pelo.
Habían pasado dos años desde que había despertado en aquella isla con la única compañía su amiga Kazu, y sin recuerdos.
—Ya era hora de que bajaras—le dijo la ambarina—. Es hora de irnos, ya anocheció.
En el día, la isla era un paraíso exótico. Pero en la noche te podías encontrar con mil y un demonios, y si te tocaba muy mala suerte, te enfrentabas a un clima igual.
Hoy era día de mala suerte.
Lo adivinaron por las nubes grises que se arremolinaban en el cielo, y los gritos inhumanos de bestias sonaban a la distancia. Corrieron a su "refugio" cavado debajo de una gran roca. Recorrieron el espeso bosque, camuflajeándose por entre las sombras. Cuando escucharon el andar de algo aproximándose a ellos, treparon sin pensar los árboles y fueron pasando entre ellos como monos; hasta que finalmente llegaron a un lugar oculto y se metieron rápidamente en aquella madriguera.
—Llegamos a salvo—dijo Kazu—. Ya se te hizo costumbre quedarte viendo la puesta de sol.
—Lo siento—dijo Yuki—. Es solo que al ver el sol ocultarse, siento una calma que parece que puedo volver al pasado y observar lo que fui.
Kazu, quien estaba encendiendo unas velas dejando a la vista dos cobijas hechas de piel de animal y algunas hojas que servían como almohada, se acercó a su amiga y la abrazó.
—Sé qué quieres recuperar tus recuerdos pero hacer eso no te los devolverá. Así que por favor regresa antes del anochecer.
—De acuerdo.
Kazu miró a su amiga. Al pasar dos años completos, todo en ella era diferente ahora. Desde su carácter, hasta su apariencia. Ahora ella era una chica un poco más alta, con el cabello castaño que le llegaba a la cintura y con piel clara que solo se le notaba cuando se daban un buen baño en un río cerca de una cascada. La mayor parte del tiempo, las dos tenían pequeños cortes en el cuerpo y estaban sucias. En cuanto a carácter, la miedosa chica había desaparecido casi por completo por la dureza de la noche. Ahora era una chica decidida y sin algún temor, que pasaba la mayor parte de su tiempo entrenando con ella. De ahí su nombre Yuki que significa coraje.
—Buenas noches—dijeron al mismo tiempo.
Se acostaron en el piso, con la cabeza apoyada en un montón de hojas y tapadas con la piel de animal.
—Lo siento Yuki. —Susurró Kazu.
Otra vez Yuki hizo como que no la escuchó y se quedó inmóvil. Siempre le decía eso sin falta todas las noches. ¿Por qué? No lo sabía.
Su amiga no había cambiado nada desde la primera vez que la vio, incluso se cortaba el cabello cada vez que le crecía. Todos los días entrenaba con ella, y a veces se ponían a descansar yendo al río a nadar, o se quedaban acostadas en el pasto. Otras veces solo vagaban por ahí.
Es un sueño. Es un sueño. ES UN SUEÑO.
Cada noche se repetía que solo era un simple sueño, un sueño donde estaba sola en una terrible oscuridad.
—Sakura—le llamaba alguien. Un chico con voz dulce—. Sakura.
—No váyanse, mi nombre no es Sakura es Yuki. Váyanse.
Todas las noches a atormentaban esas voces; primero empezaba un la voz de un chico, luego se le sumaban otras que la llamaban por el mismo nombre:
"Sakura".
Cuando al fin las voces desaparecen, surge una luz formando un pasillo que Yuki atraviesa a toda velocidad. Y solo lo atraviesa todas las noches porque al final del camino hay un chico castaño que pronuncia Sakura. Pero cuando él lo dice siente una gran paz; siente como si sus recuerdos volvieran. Pero en ese instante despierta y no puede ver totalmente a aquel chico.
"No es suficiente". Dice una voz al final.
Sale del refugio y camina hasta su árbol favorito. Lo trepó hasta la cima y pudo ver como el sol salía por el horizonte. Un día nuevo ha empezado.
El castaño se despertó y se dirigió al baño. Se lavó la cara y se pudo el uniforme: un pantalón negro con una camisa blanca y corbata roja, con un saco negro con una línea en el borde blanca. En el lado superior derecho está el escudo de la escuela, que consiste en un sol azul.
Shaoran no sabía por qué seguía yendo a una escuela en la Tierra, y al mismo tiempo lo sabía. Después de dos años, su corazón seguía siendo de aquella castaña con ojos esmeralda. Seguía en Tomoeda por una ridícula razón: que para cuando Sakura volviese, Shaoran le podría ayudar a reponerse en sus clases. Sonaba ridículo, pero a ella le importaba seguir su educación en la Tierra; solo por eso continuaba en aquel lugar.
Al terminar de desayunar, se dirigió con paso lento hacia su escuela: un instituto realmente grande con piscina y cancha de futbol y tennis. Por algo era la mejor preparatoria de Tomoeda, y la segunda a nivel nacional.
Con algo de suerte y magia, había logrado que todos los compañeros de Sakura siguieran ahí. Casi todo seguía igual.
Al llegar al instituto, lo saluda Yamazaki y Eriol:
—Hola Shaoran.
—Hola chicos.
—Qué mala educación Shaoran—dice Chiharu, quien sale detrás de Yamazaki—. Saludar primero a tus amigos que a tu querida novia, debería darte vergüenza.
Ese comentario le trae recuerdos de Sakura. Baja la mirada un segundo, pero después la alza y dice con una sonrisa:
—Lo siento, iré a saludarla ahora mismo.
Se aleja de ellos y busca a Espejo (disfrazada de Sakura) por el aula. La encuentra en menos de un minuto y se acerca a ella. Está platicando con su compañera Rika, y lo saluda con la mano en cuanto lo ve.
(Desde el punto de vista del triste Shaoran)
—Hola Shaoran.
—Hola Sakura.
A pesar de que llevamos "una relación" a vista de todos, nunca nos mostramos afecto más allá de un abrazo; ni siquiera un beso en la mejilla. Espejo sabe que es incómodo para mí.
Ahora ella lleva una falda corta blanca con borde azul y un chaleco del mismo color y cuello con una corbata de color rosa claro. Tiene el cabello a la altura de la cintura; en estos dos años, la Sakura real debe tenerlo a la misma altura, ya que una vez le pregunté a Espejo que se sabía cómo era Sakura en este momento. Ella me respondió que antes de desaparecer por completo, ellas dos se habían entrelazado y ella podía saber cómo era exactamente en este momento. Incluso sabía si tenía alguna herida por más sencilla que fuera. Por eso si regresa, no va a tener el cabello corto un día y al otro largo.
Salvo cuando está en la escuela o con sus "amigas", Espejo está descansando en su forma de carta.
Todas las noches, voy sin falta a buscarla de planeta en planeta. Empecé con el más alejado que pude visitar, y así me fui de uno en uno. Pero no he encontrado ni una pista. No he encontrado nada.
Kerberos dice que debemos encontrarla pronto, que todos la extrañamos. Pero también es porque la escuela de magia ya comenzó. Yo estoy inscrito.
—Demuéstrense un poco más de cariño—dice Rika—. Desde que empezaron a salir siguen tan fríos que parecen solo amigos.
—Si lo siento—digo rascándome la nuca.
—Chicos la clase va a comenzar—dice el profesor Raiko.
Todos nos sentamos, sacamos un cuaderno y vamos anotando lo más relevante conforme el maestro dice (*no sé si den la clase así pero yo así lo pondré*). Las horas pasan, y diferentes profesores pasan; y yo sigo anotando.
"Los días van y vienen, el agua sigue su curso.
Y yo admiro la belleza de la luna en mi soledad.
Que bella es la luna. Brilla ocultando sus cráteres y dolor.
Quisiera seguir su ejemplo,
Pero es que no puedo ser una luna sin una Tierra a la cual iluminar".
(Desde el punto de vista de Kazu)
— ¡Cuidado! —grito.
Sakura rápidamente esquiva aquel brazo afilado que amenazaba con cortarla en dos, da un brinco y llega más arriba que un árbol. Eso es útil ya que aquella bestia mide casi lo mismo que este. Sakura le da una patada justo en el centro cuando cae, esto ocasiona que la bestia se doble en "u" y que se le saliera el aire.
— ¡Kazu! —me grita.
Asiento y tomo la lanza improvisada que hicimos para protegernos y la incrusto justo en el estómago. La criatura muere desangrada.
—Eso le pasa por meterse en nuestro camino—masculla Sakura.
—Que sádica eres Yuki. A veces me asustas. Recuérdame no meterme contigo.
—Sabes que por más enojada que este no te haría daño—dice con una expresión seria. Pronto la cambia por una sonrisa y dice—: Apresurémonos a la cascada, que está haciendo un calor infernal.
—No exageres—le digo antes de salir corriendo.
— ¡No huyas cobarde! —dice detrás de mí en tono de burla.
Llego a una cascada con una gruta debajo de ella, y me quito la ropa que llevo encima para quedar en ropa interior (*no sean depravados*). Doy un clavado y Sakura también lo da después de mí.
Nadamos un rato y nos aventuramos en la gruta. Está oscuro, pero eso se arregla cuando Sakura levanta la mano y se concentra. Casi al instante aparecen bolas de luz de varios colores y se esparcen por todos los sitios a dónde vamos. Por mi parte, junto las manos formando un triángulo y pienso en un hechizo que nos permite respirar bajo el agua.
Nadamos por todos lados; vemos diferentes tipos de peces y plantas marinas: peces con forma de triángulo con franjas fosforescentes (que por cierto brillan en la oscuridad) naranjas; plantas que parecen un espiral luminoso azul, etc. Volteo a ver a Sakura y veo que observa todo con la misma expresión que ponía antes de que perdiese la memoria. Siento algo de culpabilidad y sonrío tristemente. Cuando ella me ve, sonríe y me hace una seña para que salgamos a la superficie; en otras palabras que ya está cansada.
Hago un gesto afirmativo y una seña para declararle una competencia. Ella sonríe maliciosamente y se echa a nadar con extrema rapidez para salir. Yo la sigo pisándole los talones y me gana por todo un cuerpo de ventaja.
—Eso no es justo—digo jadeando.
—Qué mala perdedora eres XD—responde ella. Al salir del agua nos ponemos la ropa—. Bueno creo que es hora de entrenar.
—Yo seré mala perdedora, pero tú eres una aburrida. —Me tumbo en el suelo y me tapo la cara con mis dos brazos. Miro a Sakura por una rendija que formo y veo el destello proveniente de su muñeca y cuello—. Oye ¿por qué nunca te quitas eso?
—No lo sé. Es solo que siento que son importantes para mí.
—Pero no lo recuerdas—digo en un susurro. Me paro de golpe y la tomo del brazo—. Voy a acceder a tu petición aburrida.
Ella me sonríe y nos vamos caminando a nuestra "zona de entrenamiento", que más bien es un espacio donde no hay árboles.
—Oye—me dice—, ¿por qué si somos capaces de invocar cosas y teletransportarnos alrededor de la isla, no somos capaces de salir de aquí?
—No lo sé—miento—, eso es un misterio. Solo nos cabe esperar a que alguien nos encuentre.
Asiente y yo invoco unas bolas de energía alrededor de ella, y le entrego una venda. Ella la coge y se venda los ojos, yo me alejo y las bolas empiezan a rodearla y a lanzar pequeñas descargas de energía.
Ella las esquiva dando saltos para atrás y un par de vueltas de carro. ¿Cuándo se volvió tan ágil? Un pequeño rayo la roza, pero no le hace ni un rasguño y da un salto más largo que los demás. ¿Cuándo mejoró tanto en la magia? Ella flexiona ligeramente las rodillas y pone las dos manos en el costado derecho formando un círculo. Aunque tiene la venda sé que tiene los ojos cerrados. ¿Algún día sabrá la verdad? De aquellas manos brota un brillo rojo y luego desaparece. Las bolas la encuentran y reanudan el ataque. ¿Ellos se reencontrarán? Las esferas se acoplan, formando una más grande. Están por lanzar un ataque más fuerte; cuando lanzan un rayo con la mitad de poder que poseo, Sakura levanta la mano y de ella brota un escudo rojo. Antes de que pueda contraatacar, junta sus manos y sale un dardo que absorbe la energía de la esfera y desaparece.
¿Me perdonará cuando se entere de la verdad?
—Oye, tárdate más. No sé por qué insistes en seguir entrenando con lo fuerte que eres.
—No es suficiente—dice, está de espaldas y se quita la venda de los ojos; mira al cielo. Parece que recuerda algo—. Todas las noches tengo un sueño. "No es suficiente", dice una voz al final. Algo me dice que se refiere a esto.
— ¿Quieres intentarlo otra vez?
Ella responde poniéndose a venda otra vez.
—Quítate la venda. Esta vez practicaremos el manejo de la espada.
Se quita la espada y las dos decimos al mismo tiempo "dasep". Al instante aparece una espada tan fuerte y del color de nuestro corazón (o al menos eso dicen las leyendas). La de ella tiene un pomo rosa claro con estampado de estrella y la mía es celeste con un rubí rojo.
Nos ponemos en posición defensiva y nos separamos a una distancia de aproximadamente 10 metros. Después de unos segundos las dos nos proponemos atacar a la otra.
Me tiemblan las manos cuando las espadas chocan, pero me niego a ceder y doy un ligero empujón, con la suficiente fuerza como para alejarme de un brinco. Ella pone un pie detrás y se impulsa para atacarme con más velocidad. Uso su fuerza en su contra de ella y le desvío hacia la derecha. Quiero aprovechar para atacarla por la espalda, pero se voltea y apoya un pie en el suelo para no caer, al mismo tiempo que bloquea mi estocada con su espada. Con un movimiento ágil, me la arrebata de las manos y la envía al otro extremo. Doy un salto hacia atrás y le pego en el hoja de la espada con el pie; doy un par de saltos más y ella me sigue de cerca. Como puedo, esquivo los ataques y otros más los desvió con patadas.
Al primer rasguño me gana, por eso no me puedo permitir acercármele.
Por fin alcanzo mi espada, pero cuando me volteo para agarrarla me hace un rasguño en la mejilla izquierda.
— Gane —me dice.
— Eres una presumida.
— Y tu una mala perdedora.
Le doy un leve empujón, y el resto del día nos la pasamos paseando por los alrededores, entonces ella ve dos manzanas en la cima de un árbol y me dice que las alcanzará para nosotras. Yo asiento y ella se va dando brincos hacia aquellas jugosas manzanas. Me alejo un poco y llego a una playa con arena blanca y mar azul claro.
Al ver a un guardia de Riashasake caigo en la cuenta de que he descuidado los hechizos de la isla.
— Hola — dice aquel hombre. Está parado al lado de un dragón rojo con grandes alas—. Iba de camino al castillo de Arisureka para encontrarme con mi príncipe, pero mi dragón se cansó y me forzó a aterrizar en esta pqueña isla. No figura en los mapas, entonces ¿qué esta haciendo usted aquí?
— ¡Kazu! — Grita alegremente Sakura desde la distancia.
Me quedo inmóvil por un momento. No sé qué hacer. Por un lado puedo dejar que nos descubran y nos lleven de vuelta pero... ¿Qué era lo que me impedía hacer eso? No lo recuerdo, así que espero a que llegue mi amiga Sakura para que nos vayamos de una buena vez.
— ¿Señorita Kazu? — Dice aquel hombre.
— Mi nombre es Kazu Kiyoko.
Cuando Sakura llega a mi lado, se me queda viendo como preguntándome quién es él.
Estoy a punto de responderle cuando Sakura se arrodilla de dolor y de su dedo meñique reaparece un anillo negro, con un ojo. Entonces lo recuerdo, me pongo en frente de Sakura extendiendo los brazos. De mis palmas, aparece una pared y a vista de aquel hombre estamos desapareciendo.
— ¡Busca al príncipe Li y dile dónde estamos! — le digo antes de desaparecer por completo—, ¡dile que estoy con Sakura!
Al parecer el soldado sabe de cuanta importancia es esto, porque tomó de inmediato a su dragon y salió disparado hacia el cielo. Cuando eso ocurrió, Sakura pudo erguirse nuevamente y vi que tenía unas lágrimas en los ojos.
— Kazu, tu sabes más de lo qje me dijiste acerca de mí ¿no es cierto?
Avances:
— Joven príncipe, joven príncipe.
— ¿Qué pasa?
— En una isla de este planeta, una chica llamada Kazu. Me dijo que le dijera que está con una señorita llamada Sakura.
Próximo capítulo: Te encontré.
Notas de la autora:
Aqui reportándose Ariadna!
Nuevo cap, ¿Qué les pareció? Creo que le meti mucho drama, pero ¿ahora qué pasará? ¿Le dira la verdad Kazu a Sakura? ¿Las encontrarán? ¿Sakura recordará?
Muchas preguntas y ninguna respuesta... Y todas se aclararán en el siguiente cap.
Nos vemos (o más bien me leen) mañana!
Ariadna, la reina del misterio.
