FIC

Luchando por Amor

Por Mayra Exitosa

Fic alterno con los personajes de Candy

Capítulo 1

Eres mi esperanza

Albert lo había perdido todo, la vida fue de golpe tras golpe, a pesar de haber nacido en cuna de oro, ahora su familia le daba la espalda, se había revelado contra el mundo y se dio un tiempo para sí mismo, huyendo de todo lo que le pertenecía, se fue a la ruina y ya solo le quedaban deudas y un poco de familia, que también lo despreciaban por ya no tener dinero en sus cuentas bancarias.

Candy por su parte era enfermera en un hospital importante, había salido adelante y vivía cómodamente, un departamento sencillo y elegante, algunos pretendientes buenos, nada serio, hasta ese día que presenció una pelea clandestina.

Un hombre era golpeado brutalmente, su mirada estaba perdida, su rostro parecía ver la imagen de la tristeza, hasta que al ser golpeado en la quijada, su cabeza giraba bruscamente coincidiendo con la mirada de asombro de ella. Quien a punto de llorar por ver como sangraba, lo hizo reaccionar. Era la primera vez que Albert sentía algo desde las pérdidas de sus seres más amados. Esa mujer estaba preocupada por él, alguien que ni sabía nada que no lo conocía estaba a punto de llorar por verlo sangrando.

L reacción fue como una energía renovada, pues Albert sacaba los puños y daba duro a su contrincante, venciendo al hombre que ya lo tenía casi en la lona. Candy se ajustaba ambas manos, estaba en un lugar que no debía, era un callejón con muchos hombres, tenía que salirse antes que notaran su presencia. Pero él, apenas la vio girar para retirarse y saltaba por encima de las cuerdas que simulaban un ring, corriendo para alcanzarla.

- ¡Oye espera!

Ella giraba y aun su ceja sangraba, metiendo su mano por el abrigo sacaba un pañuelo y se lo ofrecía.

- Estas sangrando.

- Si, pero gane. ¿Cómo te llamas?

- Yo, yo, no debería estar aquí, disculpe si le distraje de su pelea, supongo que a esto se dedica.

- No, si, bueno es solo una pelea para tener algo para comer el fin de semana.

- ¿pelea para vivir? Puede trabajar, es más sano y menos riesgoso.

- ¿Te preocupas por mí?

- Bueno, soy enfermera, no me gusta ver a los pacientes sufrir. Ella continuaba viendo que el no se limpiaba la ceja herida, así que al no tomar el pañuelo ella se atrevía a levantar el brazo y limpiarlo como su profesión le dictaba.

- Gracias, hacía mucho que no le preocupaba a nadie lo que me pasara.

- Pues, a quien debería preocuparle sería a ti primero, si estás bien, puedes ayudar a los demás, herido no podrás ayudar a nadie. Él le sonreía, la barba que lo cubría escondía un poco su sonrisa, ambos sin darse cuenta llamaban la atención de los que estaban en la pelea y comenzaban a hacer ruidos alentadores y provocativos para ella, por estar tan cerca de él

- ¡Bésala! ¡Llévatela a la cama! ¡Dale lo que necesita! ¡Vamos campeón!

Candy se avergonzaba y se ponía de colores, no había más mujeres en ese lugar, tenía que irse, pero él no la dejaba y se interponía en su camino.

- Por favor, me puedes curar, enfermera. El hombre que había recogido las apuestas le daba el dinero en una bolsa y le decía

- Ya vete, aquí está tu parte, mañana a las diez podrás pelear de nuevo. Llévate a tu novia de aquí, no debiste traerla. Candy se asustaba, no eran novios, pero él, sonriente tomaba la bolsa y ponía su mano tras la espalda para salir de ese lugar, tomaba una camiseta que colgaba en un barril de metal, acompañando a la enfermera, que aún no podía decir media palabra. Veía el pañuelo ensangrentado y se lo tomaba de su mano comentando,

- Si quieres puedo presionar la herida, ya se quitará pronto.

- Debes cocer esa ceja, no dejara de sangrar, es una parte muy sensible, ¿quieres que te ayude?

- Por favor. La realidad el lo que deseaba era acompañarla, todavía tenía su ojos llorosos por verlo golpeado, era una chica sensible, además de atractiva antes sus ojos. Ambos caminaban, donde él llamaba la atención de los paseantes de las calles, al verlo golpeado, parecía como si hubiese peleado con alguien para evitarle problemas a su novia.

Ella no sabía porque, pero sentía alegría ver que había ganado y que ya no estaba peleando en ese lugar. Caminaba a su lado, deseando llevarlo a algún lugar para curarlo, así que sin pensar iban a su departamento y lo hacía pasar, ahí sacaba un botiquín y comenzaba a curarlo.

- Mi nombre es Candy, Candy Morgan

- Oh si y soy Albert, Albert Andrew.

- Esto dolerá un poco, pero te sedara para poder darte unos puntos y cerrar esa herida en tu ceja. Como si no sintiera nada, él la observaba minuciosamente, veía sus labios, su rostro y esa concentración, giraba para ver el sillón pequeño, la ventana a la calle y las puertas a la que podía ser su cocina y otras de su hogar.

- ¿Vives con alguien?

- No, vivo sola.

- No te da miedo que un desconocido te acompañe.

- Bueno, tenía que atenderte, puede infectarse esa herida, además quería preguntarte si…

- ¿sí que?

- ¿Vas a pelear mañana? Esa herida no sanara en una semana.

- No, no pelearé, con lo que gané tengo para cenar y tener alimentos algunos días.

- ¿Algunos días? Pero, pero puedes trabajar.

- ¿Trabajar? ¿En qué? No tengo profesión, no estudie nada.

- Supongo que no pudiste, pero hay otros trabajos que puedes desempeñar, no requieres pelear para vivir.

- Pero gano muy bien con una sola pelea.

- Sí, pero puedes recibir un golpe que te dañe permanentemente.

- No lo había pensado, de hecho, antes de verte, pensé que perdería la pelea y solo ganaría la cuarta parte de lo que me dieron. Pero al verte…

- ¿Al verme?

- Si, no había visto a nadie preocupado por mí, desde que era un niño.

- ¿Desde niño?

- Si, no lo creerías, pero… me dieron ganas de ganar cuando te vi.

- Bueno, no paso seguido por esa calle, desde lejos te vi herido y… me asusté mucho, no puede ser que pelees así para comer, puedo buscar algo para ayudarte, tal vez un trabajo, ¿Por dónde vives?

- Donde me alcance la noche.

- ¿No tiene lugar para vivir?

- No soy de por aquí, mi casa… era la de mis padres, está muy lejos y… creo que las deudas se la tomaron a cuenta.

- ¿Deudas? Lo siento, yo, también estuve a punto de perder mi hogar, pero trabaje mucho para salvar la hipoteca y…

- ¿Trabajaste? Supongo que como enfermera.

- Si, desde entonces, me va muy bien, trabaje dobles turnos y… Dios me ha ayudado mucho.

- Me alegro que creas en Dios, porque se olvidó de mí hace mucho tiempo.

- Dios no se olvida de nadie. No creo que se haya olvidado de ti, si no, ¿cómo es que estás aquí?

Albert se quedaba incrédulo, no podía creer lo que ella le decía, pero algo si le sucedía, ella era una esperanza en su camino, porque tan solo al verla, se había sentido como nuevo, aun después de recibir la golpiza de esa noche, había peleado antes, y solo luchaba para comer, sin desear ganar. Estar cerca de ella, era como desear escucharla, saber que podía trabajar en algo que no fuera pelear.

- Qué otros trabajos puedo hacer, en vez de pelear.

- No lo sé, ya veremos mañana, te dejare pasar la noche en el sillón, ¿Quieres cenar conmigo?

- Sí, claro que sí.

Candy se apuraba a terminar guardando el estuche, pensando en que no hizo el mínimo movimiento al cocerle la herida, como si no sintiera nada, había perdido la fe en Dios, eso era lo peor que le podía pasar a un ser humano, se enternecía al saber que desde niño nadie se preocupaba por él, no era posible que el fuera igual que ella. Pero al menos Dios no la había abandonado, ni en los peores momentos, cuando perdió a su padre tras la enfermedad. Cuando pudo encontrar trabajo a pesar de no tener nada y le dieron oportunidad de pagar la hipoteca, con el contrato de trabajo mostrado. No era posible que a él le hubiese ido peor. Mañana buscaría una solución para que trabajara en algo aun sin estudiar. Era un hombre fuerte, debía haber algo que pudiera hacer.

Albert pensaba que una mujer no lo invitaría jamás a pasar la noche en su casa, debía querer algo con él, y en eso no se equivocaba, tal vez no había estudiado ni se había preparado para tener una profesión como ella, pero hacer feliz a una mujer a través de una noche de pasión, sería como darle un chupete a un bebe. Sobre todo porque ella realmente era muy hermosa, ese contoneo al caminar le estaba incrementando el deseo.

CONTINUARA


Gracias por comentar cada fic, por continuar leyendo otros nuevos, el reto de estar subiendo fics es gracias a ,i buena amiga Tuty, quien realmente hace maravillas al incentivar toda mi creatividad, muchas gracias amiga, y gracias a ustedes por todo su sincero apoyo, a mi me encantan los finales y esta vez pretendo subir todos y cada uno de ellos.

Un abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa