Bad, bad Kagome

Summary: Inuyasha fue vilmente engañado para aguantar a una joven descontrolada todo el fin de semana. Todo por deber favores. -¡Sango! ¡Parece una delincuente! – No es mi problema Inuyasha, ahora es toda tuya por el fin de semana.

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Título: Jueves.

Llegue 15 minutos antes de que se anunciara la llegada del vuelo.

Estaba sentado en una de las sillas de espera, haciendo nada. Solo a la espera del vuelo que traía mi encargo.

Y mi encargo tenía nombre y apellido. Kagome Higurashi.

Tenía esta cosa que se llamaba moral, que no entiendo para que sirva, pero la tengo y esa moral me impedía no cumplir o pagar las cosas que debo, más si es un favor que le debo a la esposa de mi mejor amigo, Sango.

Quien no es precisamente un alma de caridad que dejaría pasar ese chance de usarme.

Encargarme de su prima menor el fin de semana porque ella tiene que ir a hacer noseque, a nosedonde muy lejos y no puede llevarse a la chica consigo. Allí estaba yo en el momento preciso cuando buscaban al joven idiota preciso.

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-¡Madre! ¿Cómo se supone que me encargue de Kagome si tengo una junta a 16 horas del país? –

Estaba en la oficina que compartimos a dejar los papeles que faltan por la firma de Sango, ella hablaba histérica por móvil dando vueltas por la oficina y yo, pues sentado en el escritorio jugando con los perolitos que tiene para decorarlo.

-¡sé que me comprometí primero con ella! Pero esto es una firma importante, requiere de mi presencia, y no crea que llevarla sea lo correcto… - siseo lo ultimo estrujándose con los dedos el puente de la nariz.

Cuando mire tras el objeto del escritorio de mi compañera todo el montón de papeles desordenados y encima uno de otros, fue como algo en mí que hizo click. Mientras Sango seguía vociferando por el teléfono, me pase para el otro lado de la mesa y empecé a ordenar todos los papeles correctamente.

Odiaba el desorden.

Todo lo referente a mi y lo que me rodea, tiene que ser limpio, organizado y meticulosamente medido.

Era como un tic nervioso, o algo compulsivo, simplemente no podía evitarlo, a diferencia de Sango o Miroku, que eran la tormenta del desastre, yo soy obsesivo con todo lo contrario a ellos.

Un perfeccionista en automático.

Termine de ordenar los papeles, deje los firmados y sellados de un lado (lo que tenia buscando desde hace 2 semanas), al otro los que faltaban por sellar, y junto a esos los que faltan por revisión antes de ser aceptados para firma y sello.

Los 3, Miroku, Sango y yo abrimos hace 3 años una firma de abogados. Se hizo muy popular rápidamente porque todos nos graduamos con excelentes notas y además buenas recomendaciones de los profesores y compañeros luego de realizar las pasantías y ganamos grandes casos con implacable rapidez, criterio y acierto.

Sango giro hacia mi y grito al teléfono.

-¡¿Y que se supone que haga? ¿Empiezo a parir un niñe… - la observe alterado por su mirada de demonio que de repente me miro como si hubiera descubierto la solución del hambre.

Oh, no – grito mi cerebro- huye, ¡Ahora!. Pero me quede estático y asustado, una carpeta se me había caído de la mano y los papeles se habían esparcido por el piso.

Sango colgó el teléfono y me miro inquisidoramente.

-Tú me debes un favor. - soltó como un criminal, conocía bien ese tono que estaba aplicando. Implacable y sin discusión alguna. – Cuando tome el caso de divorcio de Fujimoto Kikyō, porque no soportabas el insípido perfume de esa mujerzuela y además ella te acosaba y desordenaba tu corbata para seducirte. – Me apuntaba con su dedo y lo sacudió mientras recordaba, una gota de sudor fría me bajo por la nuca.

-Pero… - iba a replicar.

-Buscaras a mi prima Kagome al aeropuerto el jueves, y la cuidaras el fin de semana hasta el lunes en la mañana que se vaya de nuevo a Nueva York, me lo pagaras y estaremos a mano, Inuyasha. –sonrió complacida.

-Tengo planes – objete, mintiendo.

-Mentiroso, tú nunca tienes planes, eres la mata de lo aburrido. El vuelo 78975 llega a las 9:30 de la noche. Kagome Higurashi, grábate el nombre.

OOO

Entonces aquí estaba, aun con el traje de abogado en la sala de espera, pues, esperando.

Deberles favores a las mujeres es una situación peligrosa, más aún a Sango por lo visto. Cerré los ojos y los estruje cansado, tenia todo el día trabajando y luego tenia que venir a buscar a la primita de Sango, tenía que, de paso, dormir en mi apartamento porque mi compañera de trabajo se negó a dejarla sola un solo minuto y menos en su casa.

"-Ella es una persona… especial – me dijo paciente. – Tenle algo de paciencia, y quizás aprendas cosas de ella."

La última vez que vi a la prima de Sango, quizás fue en la boda de ella, cuando fue su dama de honor, teníamos unos 22 años. Mis amigos se casaron jóvenes. Pero llegando de nuevo al tema, sé que era la prima de Sango pero nunca me la presentaron ni estuve mucho tiempo con ella, así que prácticamente la desconozco.

Sin embargo, que Sango me haya dicho que es especial, me tenia preocupado, ¿que si es demasiado retraída o penosa? Yo ya soy retraído y callado, con una igual en casa… solo espero no perderla o algo antes del fin del lunes.

Por lo menos me tome el tiempo de hacer un itinerario para poder entretenerla, ya que no soy exactamente divertido. Sango lo dijo, soy aburrido.

Si, lo admito. Soy bastante aburrido.

El ser un hombre compulsivo organizado, me traía problemas de pareja, ni siquiera soportaba tener relaciones y dejar la ropa por allí tirada alrededor de mi cama.

¡No lo soportaría! ¡Estando allí! Terriblemente tirada, desorganizada, ¡desequilibrando la asimetría simétrica de mi habitación! No, no, no.

Tengo muchos problemas, lo sé.

Es por ello que no tengo parejas muy estables y de larga duración, no soportan que sea tan organizado.

-Vuelo desde Nueva York numero 78975, esta aterrizando y su salida es el Anclar 28.

Mire mi reloj, el vuelo llego 15 minutos tarde.

Con el anuncio de la vocera camine hasta el anclar que indico y puse el cartel con el nombre de la prima de Sango en mi pecho, revise que no estuviera al revés y lo deje visible de nuevo.

Mucha gente empezó a salir con sus maletas caminando y abrazando a otros, muchos saliendo solos y caminaban hasta los taxis o encuentros de otras personas.

Y mucha mas gente…

Y seguía saliendo gente.

Joder, esta nena ¿Qué?

Mierda… ¡¿y si se perdió?

Sango me iba a guindar… y no de mi cuello.

-¡Señorita! –Escuché - ¡No puede fumar aquí, tiene que hacerlo afuera!

Cuando gire, había un guardia regordete regañando a una chica en la puerta de salida, estaba de espaldas y no la vi bien, pero el guardia tenía la cara colorada.

Todos en el aeropuerto veían la escena. Estaba a un tramo de distancia pero era apreciable.

Divise a la chica apagando el cigarro… en la chaqueta del guardia.

-Lo siento, señor autoridad. – dijo. Su voz sonó desafiante y sin rastro de miedo.

Acto seguido giro y camino hacia la gente que estaba a las afueras del Angar.

Se me seco la garganta al verla.

En absoluto era una chica normal, camino pavoneando sus caderas en sus jeans blancos ajustados hacia, lo que parecía, yo.

Un largo cabello negro azulado le llegaba hasta casi las caderas, liso y ondulado en las puntas, enmarcaba una cara fina, con unas cejas tupidas pero estilizadas, no podía ver sus ojos por tenerlos ocultos tras unos lentes oscuros Ray-Ban, a pesar de ser de noche.

Envuelta en una chaqueta de cuero negro, abierta, con una camisa bastante ancha y por arriba del ombligo negra también, dejaba a la luz su vientre, plano y bien formado y donde se marcaban los huesos de sus caderas tenia un tatuaje de la silueta de una estrella de 5 puntas. Por debajo los jeans blancos y unas botas bastante grandes para ser de mujer, negras de militar. Agregando además, todas las pulseras y anillos que tenia puestos.

Cabía destacar que lo mas resaltante, eran sus labios. Pintados de un rojo sangre.

Llego hasta estar justo en frente de mí, pensé que me iba a disparar o quizás pegar un cigarro encendido en la frente pero solo se quedo allí, viéndome; creo yo.

Luego se quito los lentes y vi unos finos y amenazantes ojos de color chocolate, escondidos tras unas largas pestañas negras y decorados con maquillaje.

Me observo detenidamente desde los pies hasta los ojos.

Por favor, que ella no sea…

-Soy Kagome, tu Inuyasha.

Joder…

Sonreí a medias, supuestamente saludándola, pero no baje el cartel con la esperanza de que tras ella saliera otra Kagome y todo esto no haya sido más que una gran confusión. Incluso mire a todos lados tras ella.

Pero eso no paso. Nunca

Kagome me miro con una ceja alzada, parecía querer devorarme.

¿Qué clase de cosa malvada le había hecho yo a Sango?

-Quiero una cerveza, y tú no te mueves por mis maletas. – coloco su peso en otra pierna y cruzo sus brazos.

-disculpa, ¿Qué? – repetí asombrado. Si tenía 20 años esta niña era mucho.

Se acercó peligrosamente a mí, coloco su mano derecha en mi mejilla con suavidad, sonrió con malicia y dijo.

-Quiero una cerveza, y busca mis maletas. Taisho. – mi apellido sonó amenazado en sus labios, y por alguna razón tentativo en el fondo, era una ultimátum.

De acuerdo, ya me sentía indignado, puede que esta muchacha –seguramente delincuente juvenil- sea terrorífica, pero era un jovenzuela al fin y al cabo, tampoco me iba a dejar intimidar por ella.

-Se supone que las coges adentro, ¿Dónde las has dejado? – cuestione en tono firme.

Ella sonrió mostrando una dentadura perfecta, pero maléfica.

-Las deje junto a la puerta, pesaban mucho y me aburría traerlas. Son las rojas con lunares negros. Búscalas. – ordeno.

Antes de poder hablar salió caminando a la salida sin prestarme atención o esperar una respuesta.

-¡Espera! – Grite - ¿Por qué debo buscarlas yo?

Se giro hacia mí, su respuesta fue rápida y venenosa.

-Porque voy a fumar.

Me quede estático, pero para no seguir con el juego, buscando ser más adulto que ella, me gire y busque las maletas. Antes ella se coloco los lentes de nuevo y camino hacia la salida.

Me apresure a tomarlas junto al policía o guardia que aun seguía con la cara arrugada de la amargura, luego corrí por la diablesa antes de que incendiara el aeropuerto. Gracias a Dios que no le dije cual era mi auto.

Sentía el creciente dolor de cabeza en mi cerebro.

Cuando salí a buscarla estaba parada cerca de la caminaría al estacionamiento, fumando un cigarro.

Iba a regañarla, pero me fije que el cigarro olía a menta.

-¿Cigarrillos de menta?-pregunté.

Kagome me observo de nuevo, como si fuera a asesinarme.

-Menthal Honeyrose. – dijo. – mis favoritos.

Esos son una vieja marca de cigarrillos, los únicos que el olor no me molestaba, pero es poca la gente que suele fumarlos. Agradecía que por lo menos no fuera a matarme con el fétido olor de los cigarros normales de tabaco.

Pero bajo ningún concepto dejaría que fumara dentro del apartamento, dejaría los muebles impregnados de ese olor, aun con la menta, sentías el olor a tabaco. ¡Eso no!

-No fumaras en el apartamento – firme Inuyasha, firme.

Sonrió de medio lado, tiro la colilla del cigarro y la apago con el talón de la bota.

-No hay problema. – mintió.

De camino al apartamento, no es necesario agregar el silencio mortal que hacia, tenia bien presionado el volante del auto y miraba siempre al frente, pero por el espejo retrovisor no podía evitar verla a ella también. Se había quitado los lentes y la chaqueta cuando entramos, y ambos junto con su cartera los lanzo en el asiento trasero sin preocupación.

En el momento le dije que por favor los colocara adecuadamente, pero como resultado fui yo quien los acomodo al escuchar un "No" firmemente pronunciado.

Tampoco se coloco el cinturón aunque se lo pedí amablemente y tratando de no matarla, sin embargo, solo recibí la misma respuesta amistosa.

Parando en un semáforo pude distinguir como el tatuaje de la estrella, no era el único que tiene, también esta uno que dice "kiss" en su hombro izquierdo, unas letras árabes a lo largo del mismo brazo y en su mano, una llave antigua entre el índice y el pulgar. Además como estaba apoyando su cabeza en su puño de la mano derecha, vi que en la muñeca de esta a lo largo, tiene la silueta toda negra de una, lo que parece, metralleta.

¿Cuántos otros tatuajes tendría en el resto del cuerpo?

-¿Siempre manejas en silencio y mirando al copiloto? – me tense un poco por la pregunta, pero mire al frente de nuevo y arranque cuando el semáforo indicó.

-No escucho música mientras manejo por que eso distraería mi atención, y… veía tus tatuajes.

-Umm… - fue todo lo que respondió. – Vaya que eres aburrido. – su tono fue serio y monótono.

Pero luego note como sonrió divertida, parecía que hubiera visto algo gracioso.

-¿Qué? – pregunte.

Kagome giro y me observo detenidamente, de nuevo, me tense por lo fuerte se mirada, no es algo que pasas por encima, en realidad, son ojos penetrantes y que se te clavan en la nuca como 2 cuchillos.

-Es divertido notar como te intimido – dijo divertida y sonriendo.

No había visto bien su rostro hasta que, de nuevo en otro semáforo, gire a verla, tenía una sonrisa maléficamente cálida y divertida. Me iba a quejar pero ante eso, solo me quede callado.

¿Es eso posible? Combinar la maldad y la calidez en una sola cosa y lugar, ella parecía poder lograrlo. Incluso en su tono voz pude notarlo.

-¿Qué? – pregunto imitando mi voz. Con el ceño fruncido pero aun sonriendo.

-Tienes una bonita sonrisa, para ser tan mala.

Enseguida sus labios se cerraron y me miro molesta.

-Y tú eres un aburrido estirado, -levanto su mentón y agrego. – pero eres guapo. – yo me sonroje un poco, por Dios. Una niñata me hacia sonrojar, ¿era adolescente o que? – arranca, esta en verde.

-Ah, si.

Seguimos la ruta en silencio de nuevo.

Por alguna razón presentía que este iba a ser un largo, muy largo fin de semana.

Kagome no parecía una chica común físicamente, mucho menos esperaba que internamente lo fuera, parecía que podía brincar a mi cuello y romperlo sin esfuerzo por esas miradas matadoras que lanzaba, pero a veces también parecía un poco, uuun poco ¿dulce? (Pero no es como si me fuera a hacer ilusiones con que tenga una conducta excelente.)

Toda su aura emanaba cantidades de cosas a las que yo no estaba habituado. Sexo, alcohol y quizás drogas. Kagome parecía todo, menos "vida tranquila"

-Ah, Dios. – estiro sus brazos y su columna, luego coloco sus pies el tablero de mi auto. - ¿Aun falta mucho?

Si no fuera por mi alta cantidad de cordura sobre mi carácter limpio compulsivo, le hubiera picado los pies.

-¿Podrías… bajar tus botas del tablero? – pedí con la voz dura. – se ensuciaran y lo rayaras.

Me miro y mas tarde bajo los píes.

Respire profundo, hasta que oí el sonido de un cierre. Cuando gire, se había solo quitado las botas y de nuevo coloco los pies sobre el tablero de madera.

Sentí una venita en mi frente crecer hasta ser visible.

Kagome sonrió complacida, a sabiendas de que esto me molestaba.

-Estoy usando medias de algodón, así que no rayare o ensuciare nada. – se burlo, luego encendió el equipo de sonido y puso en un volumen alto la primera canción de punk/indi/loquesea que encontró.

Sonrió de nuevo, miro al frente y empezó a mover los pies al ritmo de la música.

Apreté el volante y seguí el camino hasta casa, de nuevo me dije que este seria un muy largo fin de semana.

Llegamos al apartamento, estaba cansado y la verdad solo pensaba en quitarme el traje y subir directo a mi cama, terminando durmiendo en paz y tranquilidad.

Subiendo el ascensor, recordé las maletas de Kagome, que olvide por entrar en colapso al ver como caminaba en medias desde el estacionamiento hasta el ascensor sin molestarse en colocarse de nuevo los zapatos.

Dios mio, esta mujer… mocosa, chiquilla… ¡Era una cerda!

Apreté el puente de mi nariz.

-Olvide tus maletas – dije.

Ella me observo con el rostro tranquilo, la mire y note algo de tensión en el. Quizás había pisado algo y le molestaba, por no usar zapatos.

-Puedo buscarlas mañana en la mañana. ¿En que piso vives?

-El decimo. –respondí.

-Esta bien.

Llegamos a mi piso en ese momento, las puertas del ascensor se abrieron y como si le hubiera picado algo brinco fuera de el rápidamente.

Estaba abriendo la puerta.

-En todo el camino, ni siquiera te has desabrochado la corbata, ¿no te molesta? - ¿Qué clase de preguntas hacia ella?

La gente normal pregunta, ¿vives solo? ¿Tienes mascota? Y cosas así, pero claro, la señorita Visita-maléfica no es nada normal.

-Me gusta mantenerme pulcro hasta que llego a casa. – respondí.

-Estirado. – soltó.

Pequeña dem

Entramos a mi departamento, limpio, bien alumbrado, cómodo y ordenado.

Kagome entro primero, atravesándose y tiro sus botas en la entrada. La observe con el seño fruncido, pero pase mas atrás, me quite los zapatos en la entrada también y me puse las pantuflas, agarre el otro par para visitas y le grite desde la entrada.

-Oye, Kagome, ven aquí y ponte las pantuflas, con las medias podrías rayar la madera. – supuse que no me tomaría en cuenta, así que camine a buscarla.

Atravesé la entrada hasta la sala, donde vi las medias –ahora negras- en el piso. La venita en mi frente creció aun mas, los tome con mi pañuelo y las tire en la papelera de la cocina. No me arriesgaría.

-¿Kagome? – llamé.

Camine por el pasillo y vi ropa tirada hasta el cuarto de invitados.

La ropa que ella debería estar usando.

¡¿Pero que…?

Abrí la puerta para llamarla y la encontré parada junto a la cama… en ropa interior.

Me quede estático en la puerta. Kagome tiene alrededor de 20 años y posee el cuerpo de una mujer de 26 por lo menos, caderas prominentes con buen trasero, una cintura pequeña, piernas largas y bien torneadas, además de un busto generoso.

Por no agregar los otros tatuajes que ví.

Me sonroje como si tuviera 15 años y me tape los ojos.

-Joder, ¡Kagome! – regañe.

-¿Qué? – dijo tranquila.

-¡¿Por qué estas desnuda?

-No lo estoy, estoy en ropa interior, bastante linda, ¿no? Es de Victoria's Secret.

-Pero...

La escuche suspirar, luego el sonido de las sabanas y el colchón hundiéndose.

-Voy a dormir, ¿te importa?

Indignado, cerré la puerta de un portazo y destape mis ojos. ¿Era necesario eso para dormir?

La migraña creciente en mi cabeza no me dejaría dormir, no importaba cuando me drogara para ayudarlo. Pase mis manos por mi cara, agotado. Camine a mi habitación que estaba al fondo del pasillo tratando de olvidar cierta lencería atigrada.

Me quite el traje y lo guinde con el resto. Me coloque un pijama de mono y camisa. Luego me acosté en la cama he intente dormir y no pensar en el horrible día de mañana.

Ahora entendía lo que Sango quería decir con, "especial".

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Hola a todos y todas!

Sé que les debo el capitulo de Veneno, y se preguntaron ¿Qué demonios es esto?

Esto es un mini fic de 4 capítulos, cada uno por los días que Inuyasha pasara con Kagome. ;)

Esta es otra de mis versiones de Kagome, ahora, una chica verdaderamente mala. Se me ocurrió tras un sueño xD

Y tranquilos prometo publicar Veneno pronto, el capitulo esta en redacción, faltan detalles. Mientras tanto les pido que se entretengan con este, espero les guste y espero comentarios. C: