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Hola usuarios y fanáticos del Fanfic, ha pasado mucho tiempo, ¿no es así?

Bueno, lamento que este no sea un nuevo capítulo de mi crossover de Bleach y Fairy Tail, el cuál está siendo sometido a una severa revisión, no solo literaria también en su trama, pero bueno, lo importante es que estoy de vuelta, con muchas ganas de escribir y transmitir mi imaginación a los que estén interesados.

No descarto volver a publicar otro capítulo de mi otra historia (Título en remodelación), así que no pierdan esperanzas.

En fin les traigo un proyecto que estuve pensando hace varios meses, me di cuenta que la cantidad de crossover entre Bleach y RWBY está creciendo, y como no hay historias que estén escritas en español, pensé darle una oportunidad, espero que sea de su agrado.

DISCLAIMER: Bleach y RWBY pertenecen a sus respectivos dueños, este fichero es solo una historia hecha por un fanático que no busca ningún tipo de ganancia monetaria.

15 de Julio, bosque Forever Fall, ubicación desconocida.

La noche se acercaba a Vale, sus bosques, rojos, otoño eterno en un lugar tan hermoso como peligroso. Cosas oscuras pasaban en ese lugar, la mayoría pasaban desapercibidas por los habitantes o por el reino de Vale.

En ese día en particular, estaba por pasar un suceso que marcaría un antes y un después, cosa que ignoraban dos particulares cazadores, hombre y mujer, a pesar de ser adultos todavía eran muy jóvenes. Habían viajado a la zona para investigar una anomalía en el comportamiento de los monstruos habitantes de esa zona, mundialmente conocidos como Grimm.

—Ozpin, es imprudente que sigamos caminando por este bosque, seremos presa fácil si continuamos con esta misión en la noche. —la mujer, rubia de ojos verdes con gafas, habló con tono frío, pero dejando ver un poco de preocupación.

Su acompañante, apenas le dio una mirada, sin detener su paso, como restándole importancia a las palabras de su compañera.

—Tranquila Glynda, somos cazadores experimentados, no creo que podamos caer ante unos Grimms mediocres. Además tu oíste los relatos de las personas que habitan ésta zona. —respondió el cazador, de cabello color gris, y ropas formales color marrón, usaba gafas al igual que Goodwitch.

Glynda Goodwitch apretó ligeramente sus labios, este era unos de los momentos en que se preguntaba por que Ozpin podía ser tan despreocupado en situaciones comprometedoras.

—No me siento segura ante las palabras de unos pueblerinos locales, sobre todo cuando afirman que los Grimm de la zona se comportan de manera nerviosa, y huyen al mínimo contacto con humanos.

—Me gusta tanto como a ti estar en esta zona, pero una misión es una misión, debemos cumplirla, y ya nos hemos retrasado demasiado.

Ella guardó silencio, él tenía razón, ya se habían retrasado demasiado en su misión, y debían terminarla cuanto antes. Sin embargo, Glynda sabía que algo más motivaba al cazador en apurarse, un sexto sentido que lo atraía a la zona, un sentimiento que ella misma estaba experimentando, uno que le rogaba que apuren su paso.

Sus pasos pararon de golpe, se pusieron en guardia, listos para pelear con la pequeña manada de Beowulfs que encontraron en medio del bosque. Glynda iba a tomar la iniciativa, su varita a punto de disparar, hasta que Ozpin colocó una mano en el hombro de la cazadora.

—Espera. —la voz de Ozpin apenas se pudo oír.

Glynda, le dio una mirada a Ozpin, para volverla hacia los pseudo-lobos. Se dio cuenta que los Grimm no los habían visto, algo muy raro para criaturas que tenían sus sentidos bien desarrollados. Más raro se volvió todo, cuando se dieron cuenta de lo mucho que temblaban los monstruos medianos.

Las criaturas no dejaban de dar vuelta en círculos, soltando quejidos, rasgando árboles y la tierra, y soltando quejidos, que parecían intercambiar, como comunicándose entre si su tan nerviosa actitud.

—En nombre de todos los reinos, ¿qué les sucede a estás cosas? —Glynda forzó sus ceños, apenas dando crédito a sus ojos.

Ozpin formó en su rostro una casi inexistente sonrisa, ver a esas criaturas comportarse de esa manera era bastante entretenido, le hubiera encantado que sus otros compañeros estén ahí para ver tal espectáculo.

El show se detuvo, cuando todos los Beowulfs se detuvieron en seco. Glynda y Ozpin prepararon sus armas, para ser otra vez tomados por sorpresa, cuando los monstruos dirigieron su vista hacia un punto específico en el fondo del bosque.

Sus fauces soltaron una audible queja, y cargaron a toda velocidad hacia donde los llevaba sus instintos.

Tanto Ozpin como Glynda corrieron detrás de la manada, ignorando a la noche que había empezado.

Corrieron por kilómetros y kilómetros, cerca de los Grimm que seguían soltando quejas mientras sus patas resonaban contra la tierra, como desesperados para llegar a tiempo a la ubicación que parecía estar llamando a sus instintos.

Tardaron un poco para llegar a un pequeño valle, en el centro de este, dentro de la zona menos elevada, esperaban cientos de Grimms todas las razas de Florecer Fall estaban ahí, parecía que lo que pasaba allí era tan grande, que parecía haber llamado a todos los Grimms que vivían en toda la zona.

Los Beowulfs que corrían delante de los cazadores, se lanzaron desde el punto donde habían llegado, uniéndose a con los demás monstruos reunidos.

Los jóvenes cazadores se detuvieron en seco, evitando caer al lugar donde estaba pasando la gran congregación.

Ambos, como si hubieran actuado para hacerlo, se sacaron sus gafas, para limpiarlas con un pañuelo, si el comportamiento de los Beowulfs les resultó sorprendente, la gran cantidad de Grimms juntos, les habían hecho dudar de su vista y cordura.

—Definitivamente, esto es algo que va más allá de la historia del comportamiento de los Grimm. —Glynda volvió a colocarse sus gafas.

—¡Glynda!

La mencionada se sorprendió por la dureza de la voz de Ozpin, cuando vio que su compañero, había visto algo digno de su atención, ella siguió su mirada.

Del otro lado del valle, a la misma altura de los cazadores, había una pequeña cantidad de personas que se reunieron, formando una línea recta, en la orilla del terreno elevado, uno podría haber pensado que eran simples curiosos, que habían llegado a la zona, curiosos por el raro comportamiento de las bestias sin alma, pero no era así, las batas que todos vestían y las antorchas de pie que habían esparcidas por el lugar, daba a entender que ellos habían llegado por una razón específica, entre ellos habían tantos Faunus como humanos.

—¡Queridos hermanos! —El hombre del medio habló, levantando sus manos. —¡Ha llegado el momento! ¡Él está a punto de llegar!

La palabra "Él" llamó la atención de los cazadores, que oyeron claramente lo que había dicho el masculino. Glynda le dio una señal a Ozpin, y éste la siguió, ellos se acercaron poco a poco a las misteriosas personas, quienes estaban tan concentrados, como para darse cuenta de los cazadores que los estaban espiando.

El que parecía el líder, dio un paso adelante, quedando a centímetros de caer a las bestias que estaban debajo. El sujeto jamás bajó los brazos.

—¡El día quince del mes numero siete, a miles de años de la creación de la humanidad, la Luna se volvería roja, y daría a luz al Gran Donador! Quien cobraría vida, en carne y hueso, para empezar con la Gran Profecía!

Los cazadores, detrás de unos arbustos, comenzaron a dudar de la cordura del hombre en cuestión, hasta que la rota Luna, tal como se había dicho, empezó a brillar de un rojo muy intenso, uno que se mezclaba con un color negro igual de intenso.

—¡Admiren la oscuridad y la corrupción, una que somete y convierte a las bestias sin alma en animales obedientes!

Los Grimm hace rato que habían dejado de comportarse de manera nerviosa, al igual que las personas, su vista se concentraba en la Luna que tomó ese inquietante color, ignorando completamente las presas que se reunían arriba de ellos.

La bizarra situación empeoró, cuando dos manos gigantes, hechas de roca, surgieron del suelo justo a los lados del jefe de los raros sujetos, las manos tomaron una postura que parecía amenazar con aplastar al humano. Las manos, de apariencia delgada tenían uñas largas y afiladas, a tal punto de llegar a ser garras, apuntaron sus dedos frente al sujeto, justo ahí, se elevó un pequeño altar, el cual era tan rectangular como simple.

—Ozpin, deberíamos pedir refuerzos, no me gusta el camino que está tomando esto…

—Es inútil, aunque me encantaría tener ayuda, estamos solos, además ninguno de nuestros compañeros podría llegar a tiempo.

Glynda cerró los puños, Ozpin tenía razón, debían arreglárselas solos.

Sus pensamientos pararon de golpe, cuando las manos empezaron a brillar, del mismo color de la Luna.

—¡Ven a nosotros, Gran Donador!

La luz de la Luna cayó hacia Renmant, en forma de rayo e impacto directamente con el altar y las manos. La luz roja se volvió tan fuerte que cegó a todos los presentes.

Cuando los cazadores pudieron ver con normalidad otra vez, notaron el enorme "Fuego" rojo y negro que rodeaba ahora a las manos.

Las uñas de las manos apuntaron al altar, y dispararon diminutos rayos rojos, que chocaron entre si en un solo lugar.

En ese punto en específico, se empezó a formar una pequeña roca blanca, o por lo menos parecía una roca, hasta que empezó a tomar una forma alargada, demostrando que en verdad, se trataba de huesos, huesos humanoides, que eran tan pequeños que era obvio que se trataba de un bebé.

Los huesos tomaron su forma prevista, venas, nervios, órganos y carne empezaron a crecer de ellos.

—Dioses… —Glynda tapó su boca, su impresión era tan grande, que había dejado detrás a su personalidad fría y calculadora. Nada de lo que veía tenía sentido o lógica, está situación la superaba, y falló en poder ocultarlo.

Ozpin guardó silencio, pero estaba igualmente de shockeado, ante sus ojos, un bebé estaba siendo creado, no estaba naciendo por un parto, una magia desconocida estaba haciendo lo imposible, y tanto él como Glynda, eran testigos de ello.

Al terminar de "imprimir" el último fragmento de piel, las manos dejaron de brillar, la energía que la Luna les había dado se consumió, poco a poco se rompieron, dejando nada más que rocas comunes y corrientes.

El bebé empezó a llorar, tal como lo haría cualquier infante recién nacido, su llanto vino acompañado, de rugidos de Grimm, quienes parecían ansiosos por atacar.

El Sujeto, sin recibir quejas de sus compañeros, tomo al indefenso bebé de una pierna, el pequeño no pudo hacer nada más que llorar más fuerte.

Glynda apretó sus dientes, y mostró una cara enfurecida, instintos maternos salieron a flote. Por más impresionante que haya sido lo que pasó hace segundos, no podía aceptar que traten a un bebé de esa manera.

Ella estuvo a punto de revelarse ante ellos, pero Ozpin la detuvo en seco.

—¡Ozpin!

—Glynda por favor, no podemos actuar, no todavía, no sabemos que planean hacer estos sujetos, debemos esperar.

Goodwitch trató de contradecir a Ozpin, pero falló, él tenía razón, debían ser prudentes, o tal vez nunca sabrían las intenciones de estas… personas, si es que se podían llamar así. Ella se tranquilizó, pero juró darle su merecido a ese cretino sin corazón.

—¡Se ha cumplido! —habló en voz alta el jefe. —¡El Donador está aquí, creado para inundar de oscuridad a este mundo!

Esas palabras llamaron la atención de ambos.

Los demás murmuraron entre si, desagradables comentarios hacia el bebé se podían escuchar, estos se hicieron más fuertes hasta que un grito inicio el descontrol.

—¡Mátenlo!—. Gritó uno de ellos, seguido por un colectivo "¡Si!" de los demás. —¡Ese niño debe morir!

Ahora si que Glynda estaba enojada, sus ojos se entrecerraron. Ozpin puso una mano en su hombro para calmarla.

El jefe levantó su mano desocupada.

—¡Es aquí donde nosotros actuamos! ¡Acabaremos con esta abominación, y Renmant será salvada de la oscuridad y los Grimms!

Los demás gritaron en júbilo, los gritos de las bestias se hizo más fuerte.

—¡Que estos monstruos sean los que causen su propia destrucción! —Él se dio vuelta y dejo que el niño colgara en el vacío, su mano empezó a aflojar el agarre, gran sonrisa en su rostro, iba a disfrutar de esto.

O lo iba a hacer, por que el momento nunca llegó, porque que una mano elegante, pálida y delgada le dio el puñetazo más fuerte que jamás haya recibido. La fuerza que lo arrojó a un costado, le obligó a soltar el bebé, quien no tuvo oportunidad de caer, al ser atrapado con delicadeza por las manos de Glynda.

El jefe se reincorporó, lo más rápido posible, para poder ver con claridad a su atacante.

—¡Maldita! ¿¡Quién te crees que eres!?

—Glynda Goodwitch, un placer conocerlos. —Sus amables palabras se veían opacadas por una gran frialdad.

—¿¡Una Cazadora!? ¿¡Quién te envió hasta aquí!?

—¡Todos ustedes están bajo arresto, en nombre del gobierno de Vale!

Los sospechosos se quedaron en su lugar, completamente sorprendidos por la presencia de Glynda. Según su comportamiento, ninguno de ellos eran cazadores o guerreros.

—¡Tu gobierno no me dirá que hacer! —El jefe exclamó, desenfundando un hacha combinada con una pistola. No pudo apuntar a Glynda, ya que la punta de un bastón tocó el costado de su cabeza.

—No es prudente lo que está a punto de hacer, apuntar a una mujer quien sostiene a un recién nacido es un gran acto de cobardía. —Ozpin habló con su actitud despreocupada. Detrás de él yacían los demás fieles, quedaron fuera de combate por el bastón de Ozpin.

El jefe dejo caer su arma, reconociendo que su situación no era favorable.

—¡Estúpidos, no saben lo que hacen! ¡Si salvan a ese niño, nuestro mundo estará perdido! —el sujeto estaba muy convencido de que el niño era algo muy malo para seguir existiendo.

—A pesar de que la forma de que el niño vino a este mundo no es nada normal, sigue siendo un bebé, no podemos dejar que muera. —Respondió Glynda.

—Tal como dice mi compañera, es nuestro deber proteger al débil. En cuanto a ustedes, les espera un gran interrogatorio.

El jefe apretó con fuerza sus dientes, lo del interrogatorio fue un golpe bajo. No podía caer ante las autoridades, debía hacer algo, y debía ser pronto.

No tuvo que esperar demasiado.

Desde la oscuridad de la noche, apareció un enorme Nervermore, el cual tomo a dos fieles, y se los llevó a una ubicación desconocida, los infelices no pudieron hacer nada más que gritar.

Docenas de Beowulfs y Ursas aparecieron detrás de los árboles, no muchos segundos después atacaron a los demás fieles, quienes no pudieron hacer nada por estar desarmados.

Glynda estuvo a punto de usar su fusta, pero no lo logro, una garra atacó su mano desde abajo, el arma cayó al vacío, dejando indefensa a la mujer y al pequeño bebé.

—¡Glynda! —exclamó Ozpin, al ver que las bestias que se encontraban abajo empezaron a trepar las paredes del valle.

Una macabra sonrisa se formó en la boca del jefe, sabía que era su final, pero también sabía, que era el final de esos molestos cazadores, y sobre todo, el final de ese bebé que tanto esperó para poder matar. Antes de que Ozpin pueda reaccionar, él se arrojó al vacío, soltando una sonora carcajada, una que se convirtió en gritos cuando las bestias lograron ponerle sus garras enzima.

Ozpin chistó, olvidándose del jefe, corrió a donde Glynda se encontraba, debía defenderla a ella y al bebé, sostuvo su bastón con determinación, esperando a que las bestias se acercarán un poco más. Usó su bastón para acabar con las bestias que todavía no habían podido subir.

Aún así estaban rodeados, tal vez doscientos Grimm estaban ansiando matarlos, era una situación muy comprometedora.

—¿Algún plan? —Glynda preguntó, mientras sacudía suavemente al bebé entre brazos, intentando tranquilizarlo.

—Tranquila, ya viene alguien en camino.

Glynda no pudo evitar sentirse confundida, hace unos segundos Ozpin había dicho que estaban solos en esta misión. No pudo preguntar a qué se refería con eso, porque un Beowulf casi la agarra de una pierna, ella pateo al Grimm, que cayó llevándose a los demás que venían subiendo tras de él.

Los monstruos venían sin parar, Ozpin los asesinaba sin problema alguno, pero lo preocupante era la cantidad que estaba tras ellos, desde lo lejos se podían escuchar alaridos, más Grimm se estaban por unir a la pelea. Ozpin era una persona con una increíble cantidad de Aura, pero seguía siendo humano, y en algún momento se le iba a acabar.

Una luz a lo lejos llamó la atención a ambos cazadores, está luz se acercó más y más a gran velocidad. Hasta que su fuente se hizo reconocible. Una nave de transporte, y tenía grabado el escudo de Beacon.

—Ha llegado. —aseguró Ozpin, sin parar de matar al Grimm que se atreva a acercarse.

—Me debes una explicación cuando esto terminé.

La nave se acercó a la orilla del valle, una escalera de pie se plegó al mismo tiempo que las puertas se abrieron, revelando a su aliado que vino en su ayuda.

Qrow Branwen, con su sonrisa llena de altanería, desenfundó su arma en modo escopeta, y empezó a descargar rondas contra los monstruos más cercanos.

—¡No se queden mirando, suban!

—¡Damas y niños primero! —Ozpin continuó con su pelea, cubriendo el escape de la cazadora.

Qrow le dio una mano para subir, y esperaron a que Ozpin se les una.

—Mejor maneja tú está chatarra, tienes mejor dotes de piloto. —Ozpin asintió el pedido de su amigo y se puso en los controles. La nave empezó a darse vuelta.

Un Ursa apareció entré los árboles, uno enorme, que sobrepasaba todos los estándares naturales, el Pseudo Oso soportó sin problemas los disparos de Branwen, la bestia rugió furiosa, a simple vista se podía ver qué se trataba una bestia de gran edad y experiencia. Al ver que sus víctimas se escapaban, tomo el altar, siendo la cosa más cercana a él, su enorme fuerza arrancó la roca del suelo y la arrojó con gran poder hacia la nave ya en retirada, el objeto contundente atravesó la coraza y casi impacta con Glynda y Qrow.

Ellos se acercaron a la nueva apertura de la nave, admirando la gigantesca cantidad de Grimm que seguían acumulándose en el valle.

—Bueno, eso estuvo cerca… —Qrow suspiró aliviado.

Su alivio no duró mucho, cuando una enorme sacudida afectó a la nave.

—¿¡Qué demonios fue eso!? —preguntó Glynda, ya empezando a perder su paciencia.

Las enormes plumas que se clavaron contra la nave contestó su pregunta. El Nervermore que había desaparecido hace unos minutos había vuelto.

Una segunda sacudida aún más fuerte encendió las alarmas del vehículo de transporte. El ave se había agarrado a la parte superior.

—¡Esto es malo! —La voz de Ozpin llamó la atención de los otros cazadores. —Esa cosa esta a punto de derribar la nave!

La bestia picoteaba desesperado, se paseaba por le casco superior, comprometiendo el equilibrio de la nave.

—¡Qrow haz algo!

—¡De acuerdo!

Ozpin abrió la puerta de carga, Qrow salió rápido y trepo hasta el techo, el gigantesco Cuervo se dio cuenta, y antes de que el cazador pueda decapitarlo, voló, sin mantener mucha distancia de la nave.

Él empezó a disparar su escopeta, disparo tras disparo impactaron contra la criatura voladora.

—Te tengo, pajarraco.

Antes de poder realizar otro disparo, Qrow tuvo que saltar a un lado, justo detrás de él cayeron plumas afiladas, la cuáles se sumaron a las que ya habían en el fuselaje de la nave.

Qrow concentró su mirada al origen de las plumas, vio que un segundo Nervermore se había sumado a la pelea, en sus garras traía el Ursa que había aparecido justo después de su retirada.

—Estúpidas bestias…

El Monstruo volador soltó al oso, este cayó justo encima de Qrow, quien tuvo quedar un salto hacia atrás para evitar las garras afiladas del Ursa. Él y el monstruo empezaron a pelear, ignorando lo que tenían planeado las criaturas aéreas.

Los cuervos sujetaron ambas alas de la nave, y empezaron a sacudirlas, la fuerza que produjeron afectaron el equilibrio de la nave, que empezó a caer al suelo sin control.

Ozpin luchó contra el choque inminente, pero no podía hacer nada contra el peso de los Nervermore sobre las alas de la nave. Tampoco podría hacer maniobras para espantarlos, o Qrow podría caer al vacío.

—¡Qrow!—. Exclamó Glynda, reclamando a su amigo de que tome cartas en el asunto.

Branwen derribó al Ursa con un disparo de lleno en uno de sus pies, la bestia gruñó herida, hasta que el cazador lo decapitó con un giro de su Hoz.

—¡Ozpin, yo iré a ayudarlo, tu cuida del niño!—. Goodwitch entró a la cabina del piloto.

—¡Sin tu fusta no puedes hacer nada Glynda, quédate aquí! —Ozpin no dejó de ver hacia adelante.

Ella golpeó la pared de la cabina por la frustración, debían hacer algo o caerían en cuestión de segundos.

El bebé empezó a llorar, en el fondo, sabía que todos estaban en peligro. Su llanto despertó a Glynda de su rabia, ella tocó al pequeño con cariño.

—Tranquilo pequeño, no pasa nada, estaremos a salvo, no importa lo que pase, te protegeremos de los que te quieran hacer daño…

Sus palabras fueron lo más dulces posible, algo raro de una mujer tan severa y fría como Glynda. Su dedo índice se acercó a la diminuta mano del niño, quien por instinto, atrapó al dedo con un débil pero cálido agarre. El recién nacido dejó de llorar, y simplemente guardó silencio. Sintió que estaba a salvo, y que nada malo iba a pasar.

Ozpin sonrió al escuchar y ver esta escena, compartió los deseos de ella. Protegerían al bebé pase lo que pase.

Lo que ambos adultos ignoraban, era que un interruptor en el niño se encendió.

Él empezó a brillar, con un color que se alternaba entre negro y rojo, el brillo empezó a incrementar su tamaño y fuerza, algo que no pasó desapercibido por los ahora impresionados cazadores.

—¿Qué es esto? —Preguntó Glynda, para adivinarlo automáticamente. Su mirada asombrada se cruzó con la de Ozpin, quien no tardó nada en darse cuenta tampoco.

—Aura…. —Ambos hablaron al unísono.

El brillo se expandió de forma rápida a todas partes, cubriendo una gran distancia, humanos y monstruos, ninguno de ellos pudieron ver absolutamente nada por unos segundos.

Hasta que la luz desapareció tan rápido como un flash.

Qrow saco su brazo de que había cubierto sus ojos, al ver que la luz había desaparecido, sus párpados y boca se abrieron ampliamente, al ver lo que había visto.

El cuerpo ya muerto del Ursa y ambos Nervermore habían quedado congelados, sin vida, de la nada los monstruos se hicieron pedazos, y se disiparon en el aire.

La nave no tardó en estabilizarse, y continuar con su vuelo.

El quedó quieto, sin moverse, hasta que el frío de la noche volvió a sentirse en su rostro, parpadeó varías veces, miro hacia sus lados, y cuando volvió en si, volvió a entrar a la nave.

Allí encontró a sus compañeros, igualmente de asombrados, sus ojos fijados en el recién nacido quien ahora dormía en paz en los brazos de Glynda.

Ozpin y Qrow compartieron una mirada, Ozpin asintió, afirmando que fue en efecto el bebé era de esa extraña luz cegadora.

—Este niño mató a dos Grimm, con sólo su Aura?

—Si…—Respondió Glynda, de manera suave y poco audible.

Los tres adultos siguieron observando con detenimiento al pequeño, hasta que uno de ellos hizo algo poco maduro, ustedes ya saben quién fue.

—¡Guau! ¡Hermano, eso ha sido de otro mundo! —Glynda y Ozpin, casi tuvieron que tapar sus oídos por el inesperado grito de Qrow, no lo hicieron, por que Ozpin debía seguir piloteando la nave, y Glynda todavía estaba cargando al bebé. Qrow se tapó la boca, al ver que el bebé forzaba sus párpados, estando al borde de volver a despertar.

—Lo siento…

Academia Beacon, varias horas después.

La nave hizo contacto con la plataforma de descarga de pasajeros, Los tres adultos salieron de allí apenas se abrió la puerta, el bebé seguía en brazos de Glynda.

Al hacer contacto con el suelo, ellos dieron una pausa, para poder tomar aire fresco y tener una pequeña charla.

—Lo sucedido en aquel valle no puede salir a la luz. —Ozpin aclaró de entrada.

Glynda se vio confundida por esas palabras.

—A qué te refieres? Debemos hacer un reporte, el consejo de Vale debe enterarse de lo que pasó, ellos nos envía….

—Lamento decirte que no es así, Profesora Goodwitch. —Respondió Ozpin.

—Pensé que se lo habías dicho, Oz…

—¿Decirme qué? —Glynda se oía algo molesta.

Ozpin suspiró, mientras empezó a limpiar sus gafas.

—Fuimos por nuestra cuenta, no fuimos enviados por nadie.

Ella no respondió, guardó silencio para que su compañero siga explicando. Ahora sabía por qué Ozpin no quería traer refuerzos a la zona.

—Fuimos hasta allí por que recibí un informe de parte de un contacto, me explico sobre el comportamiento extraño de los Grimm y sobre gente viajera que se paseaba por los alrededores de Forever Fall, gente desarmada.

Qrow fue el siguiente en hablar.

—Este grupo de raros afirmaban tener una misión en la zona, algo que causo muchas sospechas en los habitantes locales, fue allí donde mi fuente de confianza se enteró de todo, ni bien me pasó los datos, llamé a Ozpin inmediatamente.

Glynda pensó por unos segundos, digiriendo lo que Ozpin y Qrow habían dicho. Frunció el ceño, adivinando un detalle que no le dieron, los hombres ya veían venir la reacción de Goodwitch.

—Así que tú "Contacto" se trataba de Qrow.

Ozpin asintió.

—Entonces déjame adivinar, Qrow. Tu "Fuente de Confianza" era algún borracho que encontraste en un bar en una noche de parranda?

—Si, era un borracho que encontré…—. Qrow se dio cuenta tarde de lo que acababa de decir. —¿Oye! ¿Quién crees que soy? Yo no consigo información de los borr-.

—¡Lo sabía! ¡No solo me mintieron con lo del Consejo, también me hicieron ir a un lugar olvidado por el hombre, solo para perseguir un rumor cualquiera!

Ozpin tapó su rostro con su mano, a veces Qrow era demasiado estúpido como para dejarlo hablar. Branwen se limitó a reír de manera nerviosa y rascar su nuca, tratando de disculparse con Glynda.

—¿Y dónde estabas cuando yo y Ozpin estábamos buscando la fuente del problema?

—Tranquila mujer, simplemente estaba volando con la nave, buscando algún indicio que nos lleve a este grupo de raros.

—No fue simplemente un relato de un borracho de bar y algunos pueblerinos cualquiera. —Ozpin llamó la atención de Glynda. —Estuve investigando sobre estos eventos, y encontré algo en la librería de la Academia, unos textos escritos en una hoja de libro arrancada.

—¿Una profecía?

Ozpin asintió.

—El texto habla de la llegada de "El Donador", un ser de gran poder, capaz de causar la salvación de Renmant, o su perdición…

Glynda solo asintió, y observó al infante que continuaba dormido en sus brazos, le costaba creer tal cosa, sobre todo de un ser tan inofensivo como un recién nacido.

—El resto de los textos está perdido, no se nada más.

Qrow continuó.

—Creemos que el resto de los textos lo tenían la secta que acudió al nacimiento del bebé. Como no pudimos obtener más información, tuvimos que jugarnos y acudir a Forever Fall, para ver qué encontrábamos.

—Quizás la razón de que su intento de asesinar al niño tiene que ver con la perdida del fragmento que nosotros tenemos. —Sugirió Ozpin.

Glynda suspiró ya cansada del tema, si habían cosas que aclarar, lo haría luego, ahora mismo era más importante cuidar al pequeño.

—Iré a la enfermería para que revisen a este niño, cuando despierte de seguro que también tendrá hambre.

Ozpin y Qrow solo observaron como su amiga se dirigía a la puerta principal de la Academia.

—Sabes? Creo que se encariñó con el niño. —Ozpin le dijo a Branwen, quien al oír eso, sonrió un poco y sacó una pequeña botella de licor de sus ropas.

—Así parece… —Soltó Qrow luego de tomar un merecido trago. Su ceño se frunció. —Todavía debemos decidir que hacemos con él.

—Todo a su tiempo, primero tomemos un descanso. —Como por arte de magia, Ozpin ya tenía una tasa de café en su mano, tomó un pequeño sorbo.

—Ya lo creo… —Qrow se dio cuenta de que la nave aún debía ser guardada en los hangares.

Ozpin, se quedó quieto mientras su amigo subía a la nave, suponiendo las intenciones de Qrow, empezó a caminar para alcanzar a Glynda en la enfermería, pero se detuvo al escuchar que Qrow lo llamaba desde el interior de la nave. Levantó una ceja, preguntándose que era lo que quería.

Al subir, vio que Branwen tenía una gran roca entre manos, la misma que había arrojado aquel Ursa, en donde el niño había nacido…

Entonces vio la razón por la que Qrow lo había llamado, en el centro de la Roca, había un grabado, de letra simple pero tallada a la perfección, solo una palabra había en ella.

"Ichigo"

N/A:

Eso es todo por ahora, espero que les haya gustado. Trataré de actualizar esta historia lo más rápido posible, siempre y cuando pueda darle suficiente contenido, eso si, tampoco esperen actualizaciones de diez mil palabras, esa fue una de las razones por las que tuve que darle una pausa a la otra historia.

En cuanto a mi tardanza en reaparecer, no pondré excusas, acepto cualquier tipo de insultos, me lo merezco.

Por favor, cualquier tipo de reseña será bienvenida, claro, siempre y cuando sea constructiva.

R/R