Estúpida, estúpida y estúpida Verónica Mars. Por su culpa me he quedado sin mi coche.

Esa tonta rubia hizo que me metiesen una pipa de fumar en mi taquilla y solo porque hice un pequeño comentario sobre la borracha de su madre. Es una amargada que disfruta fastidiándome la vida.

Por su estúpida bromita he tenido que oír un discurso de mi padre de 1 hora sobre las responsabilidades, es gracioso viniendo de alguien como el.

Pero como se suele decir no se enoje, desquítese; y eso hago, aquí estoy apoyado en el capo del coche de la rubita, esperando que se de cuenta de que estoy aquí.

Ya me ha visto y se acerca, con ese pardillo que es su nuevo amigo. No me muevo hasta que se acerca lo suficiente, un par de frases vagas y mi venganza, el sonido de los cristales de su faro al romperse, cuando choca contra ellos la palanca que llego.

Venganza, dulce venganza