Lo había tenido todo en sus manos, riquezas, conquistas, mujeres... Todo lo que una nación como él podía desear lo había tenido entre sus brazos. Había conquistado casi toda Europa y algo de África, había mostrado que él era el más fuerte y que nadie podía vencerlo. Se le había subido la fama y el poder a la cabeza y el simple echo de ser '' el imperio romano '' hacía que los otros ejércitos temblasen de miedo ante él.
Roma no podía estar más orgulloso de todos sus logros, de haber dejado huellas de su historia en muchos lugares y de dejar descendencia que de seguro serían tan poderosos como lo había sido él. Tenía dos hermosos nietos de los que se enorgullecía y a los cuales dejaría en poco tiempo.
Roma era consciente de que, si bien ahora era el más poderoso, algún día tendría que caer. Lo sabía, pero era demasiado terco como para ver que él mismo se estaba provocando su desaparición. Era tan orgulloso que, como antes dicho, poco tenía que luchar contra los ejércitos enemigos, por supuesto, no contó con que eso le pasaría factura y que el gran imperio de Germania, él que el consideraba '' amigo '' sería quien le diese final.
Ahora, contemplaba sus últimos minutos en silencio. Por fin su imperio había llegado a su fin y una nueva era nacía de su desaparición. Pero le daba igual, había vivido como él había querido y no tenía nada de que arrepentirse porque sabía que sus preciados nietos, Veneciano y Romano, podrían sin él; que sus hijos esparcidos por toda Europa serían imperios tan grandes como él quería. Roma lo sabía, y era por eso que podía desaparecer en paz.
por lo que sé, el imperio romano desapareció por Germania y en parte por creerse los más poderosos, eso me lo dijo mi profe de historia.
Nunca he escrito de él, por lo que espero que me haya salido bien.
