-NARUTO: LA OSCURIDAD SHINOBI-

Arco I: "Genin"

Capítulo 1: "Pasado"

-Aldea Oculta de la Arena (Sunagakure), País del Viento-

-Papá…mamá… - Murmuró una niña de 12 años. Su cabello era rubio con las puntas rojas liso hasta la espalda superior, su flequillo cubría totalmente su ojo izquierdo. Su ojo visible era de color violeta, su piel era caucásica y usaba una blusa sencilla lila de manga corta con el pecho superior descubierto en forma de media luna, unos pantalones ajustados negros hasta las rodillas y sandalias negras de ninja. - ¿Quiénes son…mis verdaderos padres? –

-¿Qué dices, Himeko? Por supuesto que nosotros somos tus padres. – Respondió la mujer de cabello de cabello negro y ojos azules grisáceo que la miraba fijamente.

-¿A qué viene semejante pregunta? – Preguntó el hombre de cabello castaño rojizo, ojos negros y tez morena.

-Mi olor es diferente del suyo…he estado investigando todo este tiempo… ¡Es imposible que sea su hija! – Respondió la pequeña Himeko mirándolos. - ¿Quién soy? ¡¿Dónde están mis verdaderos padres?! –

-Himeko… - Murmuró la mujer mirándola.

-Tus padres están muertos. – Respondió el hombre mirándola fijamente con seriedad. – Te encontramos cuando tenías 2 años y te hemos criado desde entonces. –

-¿Mis padres…están muertos…? – Murmuró atónita Himeko. - ¿Quién…quién fue…? –

-No lo sabemos, ya habían muerto cuando te encontramos. – Respondió la mujer mirándola. – Fue un milagro que estuvieras intacta. –

-¿Quién soy…? ¡¿Quién soy…?! –

-Una niña huérfana nacida de un Hyuga. – Respondió el hombre.

-¿Hyuga…? – Preguntó confundida. - ¿Quiénes son los Hyuga…? –

-Una familia muy conocida en Konohagakure. – Respondió la mujer. – Un Clan del País del Fuego. –

-¡¿Del País del Fuego?! – Exclamó sorprendida. - ¿Cómo fue que terminé aquí, en el País del Viento? –

-Nosotros te trajimos cuando te encontramos. – Respondió la mujer viéndola. – Estabas abandonada en una casa destruida cercana al País del Viento, fue una casualidad que te encontráramos. –

-Ya veo… - Murmuró la niña poniendo su mano sobre su ojo cubierto. - ¿Fue por eso que me hicieron "esto"…? –

-Leandee no podía tener hijos, creímos que sería el fin del linaje Uehara. – Respondió el hombre mirándola. – Entonces te encontramos, nuestro pequeño rayo de esperanza…pero para que el linaje prosiguiera, tenías que heredar nuestro "tesoro" familiar. –

-¡¿Me usaron para su propio beneficio?! –

-¡Te dimos una familia, niña desagradecida! – Exclamó el hombre abofeteándola con fuerza. - ¡Te dimos un hogar, te criamos, te alimentamos! ¡Incluso te dimos el mayor poder de este clan! ¡Deberías ser más agradecida con nosotros! –

-Es suficiente, Kakeru-kun. – Dijo Leandee deteniéndolo. – Himeko es una niña todavía. –

-Quiero…ir a Konohagakure. – Dijo Himeko limpiando la sangre que había escurrido de su boca. – Quiero ir a Konohagakure. – Repitió mirando a ambos adultos.

-¿Qué estás diciendo ahora? – Preguntó Kakeru mirándola con molestia.

-Mi única y verdadera familia está en Konohagakure… - Dijo Himeko apretando sus puños. – Quiero ir a ese lugar. –

-Himeko… - Murmuró Leandee sorprendida.

-¡Maldita mocosa…! – Murmuró furioso Kakeru.

-¡Quiero ir a Konohagakure! – Exclamó Himeko cerrando sus ojos con fuerza, Kakeru estuvo a punto de golpearla cuando vio cómo unas venas comenzaban a sobresalir junto al ojo derecho de la niña, quien casi inmediatamente lo abrió revelando un ojo blanco con una pupila apenas visible. Kakeru y Leandee se quedaron atónitos ante aquella mirada afilada de la rubia. – Quiero ir a Konohagakure. –

-Esos ojos… - Murmuró Leandee sorprendida.

-"¿Byakugan? ¿Ella lo poseía?" – Pensó Kakeru sorprendido de lo que estaba viendo. - ¿Quieres conocer a tu clan? Bien, como quieras. – Dijo mirándola fijamente. – Te permitiremos ir a Konohagakure, pero no quiero que vuelvas llorando cuando no recibas las respuestas que esperas. –

-No lloraré. – Respondió Himeko calmándose mientras el Byakugan desaparecía de su ojo. – Gracias, padre. – Dijo haciendo una reverencia levantándose del piso y saliendo de la habitación.

-¿Realmente la dejarás ir a Konoha? – Preguntó Leandee mirando a su esposo.

-¿Quiere saber la verdad de su vida? Entonces que se vaya. – Respondió Kakeru sin mirar a su esposa. – De cualquier manera…Himeko ya tiene nuestra marca. –

-Kakeru-kun… - Murmuró Leandee sorprendida.


-Aldea Oculta de la Hoja (Konohagakure), País del Fuego-

-¡Mi nombre es Terumi Hikari! Vengo de Kirigakure y soy la hija de la quinta Mizukage. – Dijo con orgullo y confianza una chica de 12 años con cabello corto de color castaño rojizo, ojos de color verde claro y piel caucásica. – Espero que nos llevemos bien. –

-Terumi-san es nueva en la Aldea, así que sean buenos con ella. – Dijo Iruka-sensei mirando a los alumnos del grupo.

-Tu cabello es raro. – Dijo uno de los chicos mirando a Hikari.

-¡Cállate! – Exclamó Hikari molesta mirándolo.

-No empiecen una pelea. – Interrumpió Iruka-sensei mirando al chico. – Terumi-san toma asiento por favor. –

-Sí… - Respondió Hikari de mala gana buscando un asiento vacío al lado de un chico rubio de ojos azules y piel morena con 3 peculiares marcas similares a bigotes en cada mejilla.

-Mucho gusto, me llamo Uzumaki Naruto. – Dijo el chico girándose a ver a Hikari. – Llevémonos bien, Hikari-chan. –

-¿Eh? – Murmuró sorprendida Hikari de la simpleza de aquél chico. – Ni siquiera nos conocemos, ¿por qué me llamas por mi nombre? –

-¿Y por qué no? Somos amigos. – Respondió Naruto sonriéndole.

Hikari se quedó sin palabras ante aquél chico… ¿Amigos? Acababa de conocerla, ¿por qué la llamaba "su amiga" con esa simpleza? Era algo que no entendía. No obstante, un sentimiento agradable se sintió dentro de ella, haciéndola sonreír ligeramente.

-¿Qué significa eso? Eres raro. – Dijo Hikari soltando una leve risita. – Es un gusto conocerte, U-Uzumaki-san… -

-Dime Naruto. – Interrumpió el rubio sonriendo.

-Na-Naruto-san. – Dijo Hikari apenada.

-¡Sí! – Asintió Naruto sonriéndole.


-Bosque cercano a una aldea lejana del País del Agua-

-¡Muy bien, Kaori! – Felicitó un hombre mirando a su hija. – Tu lanzamiento de shurikens ha mejorado considerablemente. –

-¿Lo crees, padre? Creo que aún me falta mucho. – Respondió la niña de 7 años. Tenía el cabello negro hasta los hombros, tenía tez caucásica y sus ojos eran negros aperlados.

-Eres mejor de lo que crees, Kaori. – Respondió el hombro palmeándole la cabeza. – Bien, tu entrenamiento termina aquí por hoy. –

-Sí. – Asintió Kaori recogiendo sus shurikens.

-Volvamos a casa, tengo que terminar de empacar. – Dijo el hombre dándose la vuelta, comenzando a caminar de regreso.

-¡Sí! – Respondió Kaori corriendo detrás de él para alcanzarlo. - ¿Cuántos días te ausentarás? – Preguntó mirando de reojo a su padre.

-No lo sé, Konoha está lejos de aquí, y realmente no sé cuánto tiempo me llevará hablar con Fugaku-san. – Respondió el hombre mirando a su hija sin detenerse.

-No creo que Fugaku-sama te niegue la entrada. – Dijo la chica regresando la vista al frente. – Después de todo, también pertenecemos al clan. –

-No es tan fácil mudarse de una aldea a otra, mucho menos si se trata de llegar con el Clan Uchiha. – Respondió el hombre soltando una ligera risita. – Pero no te preocupes, regresaré lo antes posible por ti. –

-Bien. – Respondió Kaori con un leve puchero, ambos continuaron en silencio el camino de regreso a su hogar.

-No pongas esa cara, estoy seguro que Camelia-san te cuidará bien. – Dijo el hombre poniendo su mano sobre la cabeza de la pelinegra.

-Sí. – Asintió mirando de reojo a su padre. - ¿Prometes volver pronto? –

-Sí, lo prometo. – Respondió sonriéndole a Kaori.

-Entonces esperaré. – Respondió Kaori sonriéndole.

Dicen que todos nacemos destinados a un camino específico para cada uno, que todos tenemos una sola persona esperándonos, que todos tenemos solamente un sendero a seguir. Dicen que nuestro destino está escrito desde el día en que nacemos, y que no hay nada que podamos hacer para cambiarlo. Pero… ¿Eso realmente es cierto?

Esta es nuestra historia…la historia de nuestro destino.