Sigo viva, jajaja. Ok, lo prometido es deuda, para todos los que leyeron mi primer fic de Smash Bros. Aquí les traigo este otro. Espero que les guste.
Disclaimer: Super Smash Bros no es mio.
Capitulo 1: El cumpleaños de…
Era un día en el que no brillaba el sol ya que era cubierto por unas enormes y feas nubes casi negras que daban miedo y eran las causantes de que todo mundo estuviera despierto tan temprano ya que Luigi se puso a gritar como loco que un marciano había llegado y se estaba comiendo el cielo. El frio era insoportable y se podría jurar que era capaz de congelar el mismo infierno.
En un intento por evitar el terrible clima, Ike y Link estaban en la sala de estar, sentados frente a la ficticia chimenea, cubiertos con unas cobijas tan gruesas, solo dejando ver sus rostros con una expresión de pocos amigos.
-¿Qué les pasa?-preguntó un alegre Popo que acababa de llegar a la sala.
-Frio.-respondieron los dos héroes al unísono, tratando en vano de esconder su molestia.
-Pero sí está perfecto.-dijo Popo mientras iba dando saltitos alrededor de los dos muchachos en cuyas frentes se marcaba una venita de enojo.-Amo el frio ¿Ustedes no? ¿Acaso no les parece genial?
-No.-musitaron nuevamente al mismo tiempo, tratando con todas sus fuerzas de subir sus niveles de paciencia que se encontraban más bajos que el mismísimo termómetro.
-¿Pero porque no?-preguntó Popo, parándose frente a Link y Ike y haciendo un puchero que les hablando el corazón.
-Porque no podemos hacer nada.-respondió Link con calma renovada.
-Ni siquiera puedo ir a comer ¡Comer! ¿Te das cuenta de la seriedad del asunto?-dijo Ike con frustración.-Me estoy muriendo de hambre, pero si me muevo moriré congelado.
-…Yo también me muero de hambre y frio.-dijo Link ruborizándose al momento que su estómago rugió.
-Pues si se quedan morirán de hambre y si se van morirán de frio.-dijo Popo muy pensativo.-Al final obtendrán el mismo resultado. La muerte ¿No?
Ike y Link se miraron el uno al otro por un momento, sonrieron desafiantemente, se pusieron de pie de un sopetón, lanzando las cobijas sobre Popo y se señalaron el uno al otro con el dedo acusador.
-¡El último en llegar lava los platos!-exclamaron con emoción para después salir corriendo a toda velocidad con rumbo a la cocina.
-Todos esos golpes que se dan en la cabeza durante las peleas los están volviendo más idiotas.-dijo Popo, negando con la cabeza y recogiendo las cobijas que los héroes dejaron tiradas.
Mientras tanto, en la cocina, Peach, Zelda y Samus estaban sentadas en la pequeña mesa redonda de madera, disfrutando de una humeante taza de chocolate caliente y unas galletitas del hombre de jengibre mientras discutían asuntos de suma importancia.
-¿Vieron la novela anoche?-les preguntó Peach con su voz chillona mientras mojaba una galleta en su chocolate.
-Sí. No puedo creer que José Damián aceptara y se casara con Celeste Guadalupe.-dijo Zelda, apretando con fuerza su taza y con los ojos anegados en furia.-Es un desgraciado.
-¿Y qué me dices de María Luz Esperanza?-opinó Samus con serenidad, dándolo un sorbo a su chocolate para después continuar.-Ella también ha sido muy mala. Yo tenía ganas de ahorcarla cuando le mintió a José Damián, diciéndole que Gerardo Emanuel era el padre de su hija, Jimenita.
-Por eso José Damián se casó,-dijo Peach con seriedad.-porque creyó que María Luz Esperanza lo había engañado.
-Supongo que tienen razón.-se resignó Zelda.
-Hola, chicas.-saludó Marth, sonriendo encantadoramente, con ambas manos en los bolsillos de su sudadera.
-Hola, Marth.-dijo Samus, con sus ojos brillantes y jugueteando con su rubio cabello.
-Amor joven.-murmuraron las princesas entre risitas, ganándose un puntapié por parte de la caza recompensas.
-¿Qué les pasa?-preguntó Marth con confusión al notar que Zelda y Peach lloraban en silencio y maldecían por lo bajo.
-Nada, son los achaques de la edad.-se apresuró a decir Samus como si nada.- ¿Quieres un chocolate caliente?
-Claro.
Samus se puso de pie y sirvió la bebida, entregándosela a Marth mientras que sus ojos se conectaron y comenzaron a acercase el uno al otro más y más hasta ser interrumpidos de golpe por el estruendoso sonido de dos personas que acababan de chocar contra la mesa, volcándola por completo.
-¡Yo gane!-exclamó Link, aun tirado panza abajo en el suelo, o mejor dijo la mesa, con la mano completamente estirada.
-¡No es cierto!-refutó Ike que también se encontraba en la misma posición que Link, tan solo unos centímetros de su lado izquierdo.- ¡Mi mano llegó más lejos que la tuya!
-En mi opinión,-dijo Marth intelectualmente y acercándose para examinar las manos de los muchachos.-tu mano esta apenas unos… dos o tres milímetros más adelante, Ike.
-No me ayudes, principito.-musitó el joven mercenario con molestia.
En la cabeza de Link se encendió un foquito imaginario, señal de que tenía una idea. De quien sabe dónde, saco su súper útil garra, la disparo y la cadena del objeto terminó un metro más adelante que la mano de Ike.
-¡Eso es trampa!-se quejó el muchacho, haciendo un leve puchero que solo se podía distinguir si se miraba muy de cerca.
-Claro que no, lo que pasa es que todavía no terminaba la carrera.-se defendió el hyliano con una sonrisa triunfante en su rostro.
Antes de que Ike pudiera argumentar en contra de su amigo, la mesa que estaba debajo de ellos comenzó a temblar hasta salir disparada junto con los dos muchachos que estaba encima, dejando ver a una atolondrada Peach y una magullada y totalmente despeinada Zelda que con un aura dorada brillando a su alrededor, apretando la mandíbula con fuerza y mostrando sus dientes que ahora estaban puntiagudos como los de un animal mientras que en el dorso de su mano brillaba el triángulo de la Trifuerza.
-Ustedes.-dijo amenazantemente a los muchachos que se quedaron sentados en el suelo con el terror reflejado en su mirada.
-Zel… Zelda, tranquila, te vas a arrugar más pro… pronto si te enfadas de esa manera.-dijo Link entrecortadamente en un intento por calmar a su compañera.
-Li… Link tiene razón.-dijo Ike para ayudar a su amigo a calmar a la fiera.-Después parecerás anciana en… en la edición de Skyward Sword. Sin mencionar que tendrán que operarte de la vesícula…. por hacer esos corajes.
-¡Cierren el pico!-espetó Zelda con furia, preparándose para golpear con todas sus fuerzas a los dos muchachos, pero deteniéndose en seco y sintiendo como si le arrojaran un balde de agua helada y cambiando su expresión de furia a una de terror.
-¡No, por favor no nos mates! ¡Somos muy jóvenes y guapos! ¡No, no, noooooooooooo!-gimotearon Ike y Link, aun en el suelo, abrazándose el uno al otro, manteniendo sus ojos cerrados mientras las lágrimas brotaban de ellos como cascadas, pero parando su drama al notar que Zelda había cedido.
-La fecha de hoy…-dijo la princesa de Hyrule completamente horrorizada.
-¿Qué pasa?-dijo Samus, acercándose con curiosidad al calendario, poniendo cara de preocupación al momento de ver la fecha para luego añadir un simple "¡Oh!"
-Déjame ver…-dijo Marth, mirando sobre el hombro de Zelda y dando un pesado suspiro y negar con la cabeza.-Que el Señor nos ampare.
-Tengo que alertar a Mario para que nos vayamos.-dijo Peach con horror, pero reaccionando en el momento que Zelda comenzó a zarandearla levemente.
-No te irás traidora.-dijo la hyliana para después volver la mirada al calendario otra vez.
-Me toca.-dijo Link, poniéndose de pie con ánimo y acercándose para ver la fecha, cambiando drásticamente de su color natural de piel a un blanco lechoso que daba la impresión que se desvanecería en cualquier momento mientras que un aura negra se formaba a su alrededor.
-¿Qué pasa?-preguntó Ike totalmente perdido y sin comprender absolutamente nada.- ¿Por qué se ponen así? ¿Acaso alguien que ustedes conocen murió este día?
-Esperen. Eres novato, Ike. No sabes lo que se celebra este día.-dijo Marth, dándole unas palmaditas en la cabeza al héroe de Tellius quien solo tenía expresión de "Hijo de tu… No me toques o te parto el…" en su rostro.
-Hoy es un suplicio.-dijeron Link y Zelda al unísono, dándose la media vuelta para encarar a Ike, asustándolo un poco con las caras de muerto que tenían.-Es el fin. Hoy es el cumpleaños de…
-Oye Snake.-dijo Capitán Falcon con ánimo y presumiendo sus músculos.- ¿Por qué la cara tan larga? ¿O acaso así la tienes?
Snake no respondió, solo siguió observando hacia afuera de la ventana en completo silencio y sin inmutarse un poco por la misteriosa ventisca que sopló dentro del salón.
-Snake… no me asustes.-dijo C. Falcon con nerviosismo.- ¿Dime que no has muerto?
-Hoy…-dijo el soldado.-Supongo que lo sabes.
-No me digas que…-dijo C. Falcon mientras que el color era drenado de su rostro.
-Sí.
-¡Se me pasó el maratón de Dora la Exploradora!-gimió el corredor de autos en horror, cayendo de rodillas al suelo y alzando las manos en el aire.- ¡¿Por qué la desgracia me persigue?
-¡Idiota!-espetó Snake con furia y levantando por el cuello a su compañero.-El maratón era de Go Diego Go.
Snake sollozo levemente para después recuperar su seria postura como si nada hubiera pasado.
-Ya sé todo lo que ocurre.-dijo el soldado sin soltar a Falco.-Hoy es el cumpleaños de…
-No… ¡Noooo!-gritó Falcon con horror mientras que de alguna parte se escuchaba la música de La Quinta de Beethoven.
-Mr. Game and Watch, R.O.B, dejen de jugar con mi reproductor de música.-dijo Snake, lanzando por los aires a Falcon y arrebatándoles de golpe dicho objeto a los personajes.-Me lo regalo Leen Mae la navidad pasada.
Mr. Game and Watch y R.O.B comenzaron a "sollozar" con mucho sentimiento.
-…Esta bien.-dijo Snake al no poder soportar más los sonidos que producían los personajes.-Pero tengan cuidado.
Los personajes tomaron el reproductor y siguieron jugando con el muy felizmente.
…
-¡¿Te das cuenta de la gravedad del asunto?-espetó Master Hand, dándole un manotazo a su hermano.-Tenemos que huir.
-Peroooo Bro. No podemos dejar a los demás aquí.-opinó Crazy Hand mientras se movía de un lado para otro como si fuera bailarina de ballet.
-Por supuesto que podemos. Andando.
Ambas manos se dispusieron a salir de la oficina, pero al momento de abrir la puerta se toparon con un niño que estaba completamente cubierto en cientos de chamarras y unas dos o tres bufandas que cubrían la mitad inferior de su rostro y unos ojos de gato que muy apenas y eran visibles.
-¿A dónde van tan apresurados?-preguntó Toon Link con curiosidad y un dejo de desconfianza en sus inocentes e infantiles ojos.
-Este…-balbuceó Master Hand.
-Vamos a escaparnos.-dijo Crazy con despreocupación y mientras seguía con su interpretación barata del Lago de los Cisnes.-Pero solo por este día.
-¿Por qué?-preguntó Toon Link aun con más desconfianza.
-Porque cosas mal…-iba a responder Crazy pero recibió otro manotazo por parte de su hermano que lo hizo callar.
-Porque tenemos un asunto pendiente y no volveremos hasta dentro de dos días.-se apresuro a decir Master Hand para corregir el error de su hermano.
-Mentiroso.-sentencio Toon Link con seriedad nunca entes vista en él y una mirada llena de coraje.-Se van a ir por algo que va a pasar, todos están hablando de eso. ¡Los acusare!
Con inmensa lentitud y luciendo como un pingüino, Toon Link comenzó su marcha por la enorme mansión en busca de la persona en quien más confiaba, Link, quien aún seguía en la cocina, la cual estaba hasta el otro lado de la casa.
Master y Crazy solo lo observaron atentamente durante tres minutos en los cuales el héroe del los vientos logró recorrer medio metro.
-Llegaremos a la mansión otra vez y el apenas habrá logrado llegar a la mitad. Pobrecito, tan joven ya sabrá lo cruel y despiadada que puede llegar a ser la vida… ¡Vámonos antes de que alguien más llegue!
Y ambas manos salieron flotando por la ventana.
-Tengo que llegar.-dijo Toon Link con determinación cuando por fin completo el metro.
Muchas gracias por leer.
Espero sus comentarios y criticas, estoy abierta a ideas.
Díganme si les gusto o no.
Hasta el próximo capitulo.
