El lugar huele a lujuria, a lujuria y algo más…
Los cuerpos se unen una y otra vez mientras crean una exquisita danza,
el sudor y la sangre se mezclan creando un ardiente afrodisiaco.
Los pequeños gemidos brotan de la boca de aquel demonio de cabellos negros
mientras las lágrimas de placer inundan los ojos verdes de su amante.
Los actos son sucios al igual que las palabras.
Las maldiciones no se hacen esperar, las maldiciones del goce que suculentamente
son gemidas cuando se profana el cuerpo de aquel ser de ojos verdes.
Las manos y las bocas no se detienen a su contrario devoran más y más…
El lugar huele a sexo, a sexo y algo más…
Los cuerpos descontrolados, deseosos por llegar al éxtasis muerden y arañan al contrario.
La excitación crece al igual que el pecado, tan sensual, tan reconfortante y morboso
las caderas no se detienen y una arremete a la otra sin parar…
Gemidos y maldiciones…
Mordidas y rasguños…
El momento llega, en la cúspide están… El orgasmo sin más… tan placentero aparece.
Dos auras una azul electrizante y otra rojo carmesí, se unen otra vez en la oscuridad.
El lugar huele a satisfacción, a satisfacción y algo más…
… Tal vez sea Amor…
