Los personajes de esta historia no me pertenecen, la historia si.
Enfermedad
¡No te dejaré!
Miré el techo, estaba tan aburrida. Era unos de esos días en los que todo parece rutina, estas harta de todo, y no sabes que hacer. La lluvia golpeaba con violencia el cristal de la ventana, de vez en cuando, los rayos iluminaban por escasos minutos la habitación oscura en la cual me encontraba, seguidos de truenos de los cuales normalmente los niños se esconden por miedo, pero para mi era como música.
Todo quedó en silencio, otro rayo, otro trueno, irrumpieron en la habitación. No me percaté del sonido de la puerta abriéndose.
-¡Aquí estás!- escuché una voz que provenía de la puerta, me senté lentamente en la cama.
-¿A dónde fuiste?- pregunté- Te extrañé…
-Tonta, exagerada, fui por helado- dijo con una sonrisa- traje tu favorito, ¡Chocolate!
Sonriendo acepté el pote de helado que él me ofrecía- ¿De qué sabor compraste para ti?
-De fresa- contestó, mientras se sentaba en la cama conmigo.
-¡Quiero probar!- chillé como niña de 5 años, rió y estiro su cuchara llena de aquel helado que había comprado. Lo introdujo en mi boca y retiró la cuchara.
-¿Y?-
Sonriendo- No esta mal… pero prefiero el chocolate- dije mientras daba una probada a mi helado.
Luego de una hora entre risas y helados, nos acostamos en mi cama, uno al lado del otro. Lo sentí sobre mí. Abrí los ojos y su rostro se encontraba a unos centímetros del mío.
-¿Qué te preocupa? ¿En que piensas?- dijo en tono preocupado, cuando la que tiene que estar preocupada aquí soy yo.
-Pienso en muchas cosas y a la vez en nada-
-Mentirosa- contestó mientras daba suaves besos a mis labios y mejillas.- Dime…
-¿Confías en mí?- pregunté en tono desconfiado.
-¡Claro que sí!- contesto rápidamente y en tono ofendido. -¿Por qué me preguntas algo así?
-¿Me ocultarías algo? ¿Algo grave?- volví a preguntar, vi como se ponía nervioso y eso solo confirmaba mis sospechas.
-Define gravedad…- no lo soporté, me senté otra vez en la cama, mientras mis mejillas se humedecían por las lagrimas.
-¿Estás enfermo?- pregunté, cuando en realidad quería que sonara como afirmación.
Sus ojos se abrieron a más no poder, mientras temblaba, y bajaba la mirada. Ante estos gestos por su parte, mi corazón se aceleró, eso significaba que…
"Si, estoy enfermo."
