Jamás pensé que escribiría tan pronto un fic yaoi y aquí me tienen: con mi primer intento.
Y como verán, con una pareja bastante extraña xD
Fue una idea loca que se me ocurrió, y ya que no pillé ningún fic en español de esta pareja me entró la curiosidad por ver que tal me saldría una historia de estos dos juntos. Además, son mis dos personajes favoritos de Op, ambos reservados, sexys y varoniles xD por lo que me pregunté qué pasaría si los junto como pareja.
Quiero agradecer infinitamente a: mi novio xD que a pesar de que no ve Op y mucho menos le gusta el yaoi accedió a Betearme el capítulo ajaja y también a Noe-san, quien también me ayudó a mejorarlo. Dos betas, ¿Qué mejor xD?
Advertencia: probablemente en el segundo capítulo haya lemon (primer lemon yaoi, no sé cómo quedará).
La primera parte contiene un mínimo de spoiler, aunque si lo leen de forma neutral puede que no suene tan así xD
En fin, espero alguien se anime a leerlo (lo dudo), pero si alguien lo lee y comenta me hará bastante feliz =)
Disclamer: Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Eichiro Oda.
La imagen de portada pertenece a: mi xD.
"Hemos hecho una alianza con la tripulación de Trafy, todos juntos. Shishishi"
Esa frase retumbó en el oído de la mayoría de los nakamas del Sombrero de paja. Un mal presentimiento se instaló sobre ellos cuando escucharon la palabra alianza. No era como si no confiaran en las decisiones apresuradas de Luffy —aunque a veces si—, pero sabían que algo así conllevaría a mas problemas, sobre todo cuando Law comentó con determinación que el objetivo era precisamente un Yonkou.
Después de escapar ilesos de la última isla, Trafalgar permaneció a bordo del navío de los mugiwaras, mientras estos se dirigían al siguiente destino. Esas últimas semanas fue lo suficientemente astuto como para captar cierta condición de cierto espadachín, lo cual despertó un fuerte interés que terminó por rayar en la obsesión.
Justamente porque la condición de Zoro, era, para su mala o buena suerte, la misma de Law.
Había sido lo bastante minucioso y perspicaz para analizar a su futura presa, no por nada era el segundo al mando y el más fuerte después de Luffy en la tripulación. Para eso se debía tener cerebro, y estaba consciente de que Roronoa era uno de los pocos al que la vida lo había favorecido con ese órgano. Por aquel motivo no podía ser descarado al momento de estudiarle, si no, se vería descubierto.
Cazador de piratas, esta vez no tenía la menor idea que él iba a ser el cazado.
La mañana en que todo dio comienzo, Zoro se encontraba holgazaneando en el gimnasio después de su entrenamiento matutino. Permanecía sentado en el suelo mientras que su espalda descansaba sobre la pared y su cabeza estaba siendo apoyada por ambas manos que posó detrás de su nuca.
Law se asomó por la entrada, siendo la primera vez que hacía acto de presencia en el gimnasio. Podría decirse entonces que era la primera vez que entraba en territorios de Roronoa Zoro, y eso le daba un aire más excitante a su pronta persecución.
Recargó todo su cuerpo al costado del marco, repasando la vista por toda la habitación, y estudiando cada rincón hasta dar con los sillones, que otorgaban una apariencia bastante cómoda para llevar a cabo su cometido.
Se detuvo en seco cuando su mirada se cruzó con el rostro sereno del espadachín, que aparentemente se mantenía en el octavo sueño. El cirujano sabía que las apariencias engañaban, y que detrás de ese aspecto tranquilo, Zoro se encontraba a la espera de que la persona que estuviese frente de él actuara.
—Buenos días, Roronoa-ya —saludó con educación, manteniendo su habitual tono pausado y sin quitar la sonrisa del rostro.
Zoro abrió el ojo derecho observando con extrañeza a Law, preguntándose desde cuando el cirujano era tan amable que hasta subió al gimnasio a darle las buenas mañanas.
—¿Se te ofrece algo, cirujano? —con acento desconfiado se dirigió al moreno. Después de todo, más allá de tratarse de un aliado, la finalidad de Trafalgar era encontrar el One Piece, y eso lo convertía por sobre todas las cosas en enemigo de Luffy, lo que lo ubicaba como enemigo de Zoro a la vez.
Como respuesta verbal no obtuvo nada, pero una acción valía más que mil palabras. Law se estaba acercando peligrosamente, invadiendo el espacio del espadachín como si se tratase de su propio metro cuadrado.
Antes de que pudiese seguir avanzando, el filo puntiagudo de Wado Ichimonji estaba a punto de penetrar la superficie del cuello del capitán de los Heart, obligándolo a detener el paso. Siguió sonriendo con autosuficiencia, a la vez que observaba detalladamente las facciones serias del espadachín; quien no se había movido ni un solo centímetro de su puesto, más que para alzar hacia arriba su katana en forma de desafío.
—Creí que ya lo habías notado, Roronoa-ya —comentó a modo de confesión en lo que sus gustos se refería—. Se me ofrecen muchas cosas, para mi suerte todas concentradas en un mismo cuerpo.
—De qué mierda vas, cirujano, ¡explícate si no quieres desaparecer!
De un rápido movimiento, de los cuales solo un espadachín como Zoro podría alcanzar a captar, Law desenfundó olímpicamente su nodachi y así contraatacó previamente el ataque de este, colisionando de forma horizontal con Wado Ichimonji, la cual obligadamente quedó de forma vertical, formando ambas katanas una cruz entre los cuerpos de sus dueños.
El cirujano sostenía cada extremo de la nodachi por el borde inofensivo de la hoja de su sable, ejerciendo mayor presión sobre Zoro, al extremo de casi poder sentir sus respiraciones, en un vaho agitado por la adrenalina.
Sin embargo, Law superaba a Zoro en altura, lo suficiente como para sacar partido de esa diferencia y arriesgar su propio cuello estirándolo entre los filos de ambas katanas, hasta acercar el rostro al de su oponente
—Soy al único a quien no puedes engañar, Roronoa-ya —ronroneó cuando acercó cuanto quiso su rostro al oído del nombrado—. No se necesita de gran inteligencia para darse cuenta que hasta mugiwara se fija más en la mujeres que tú.
Terminó aquella frase deslizando sutilmente su lengua por sobre el lóbulo de la oreja del otro y una vez se separó guardando su Nodachi le complació ver el desencajado rostro de Zoro. No era como si no hubiese anticipado una reacción así, pero vivirla en persona lo hacía con creces más alucinante.
En lo que Law bajaba su guardia y a Zoro le invadía el coraje por el comportamiento maldito del cirujano, este aprovechó de mandarle un último ataque, algo que el moreno logró esquivar perfectamente de un salto hacia atrás. No por nada él también era uno de los once super novas. Los reflejos eran algo que se le daba bastante bien a Trafalgar.
—Atrévete a acercarte otra vez, cirujano de mierda —amenazó finalmente Zoro dejándolo ir por aquella vez mientras guardaba a Wado Ichimonji. Si había una sola cosa que lo frenaba a cortarlo en dos, era el respeto que le guardaba por haber salvado a su capitán en la guerra de Marineford. Sin embargo ese respeto se lo iba a mandar por culo si se atrevía a intimidarlo una vez más de esa manera.
Law repasó por última vez la vista con descaro sobre el cuerpo bien formado del espadachín, sin poder evitar relamerse los labios al comprobar la poca sumisión que este ofrecía. Existía algo que lo obsesionaba hasta llevarlo a la locura y eso era la terquedad, característica que demostró Zoro en ese preciso momento, y que había sido su carta de sentencia a que el capitán de los Heart no descansara jamás hasta hacerse de una vez por todas con él.
—No tengo que recordarte que permanezco en el mismo barco en caso de que cambies de opinión, hasta luego Roronoa-ya.
El hecho de que Law se hubiese dado cuenta de su condición no era algo que le quitara el sueño, ni mucho menos había sido lo que lo dejó cabreado. Lo que le encolerizó fue la estúpida forma en que intentó llegar a él. Maldito cirujano, ¿quién se creía que era para asecharlo como si el fuese la dama codiciada? Si Zoro quería un buen polvo, él se daba el gusto de elegir y llevar las cosas a su antojo. Encima la condición de Law como futuro enemigo no era un punto a favor para entrar en su juego tan fácilmente. Era una cuestión de honor.
Sin embargo no parecía una posibilidad que desechara por completo. No por nada el muy miserable le había provocado una erección al sentirlo tan cerca y sintiendo su lengua húmeda rozando aquella parte tan sensible.
—Tsk, cirujano de mierda —masculló entre dientes con una sonrisa retorcida. Lo primero que se vio obligado a hacer era darse una ducha fría. Ya luego meditaría con mayor tranquilidad semejante proposición.
Espero fuese del gusto de la amable persona que haya leído este fic xD En un principio iba a ser un one-shot, pero decidí dejarlo en dos capítulos, si es que no me extiendo más (quien me haya leído antes sabe que tengo una manía con alargar las cosas xD)
La lucha entre quien será el seme o el uke está por verse xD
Gracias por leer y espero quien haya leído me deje algún comentario para saber que tal voy :3
