LOS PERSONAJES SON DE J.K. ROWLING.

ESPERO QUE DISFRUTÉIS DEL CAPÍTULO, Y SI NO ES MUCHA MOLESTIA, AGRADECERÍA ALGÚN REVIEW. GRACIAS POR LEER.


Por fin había acabado la guerra. Hermione solo podía pensar en volver a por sus padres y recobrarles la memoria, pero estaba tan cansada, que su cuerpo exhausto no podia dar un paso más. Todo a su alrededor era ruina y destrucción, oía a Ginny llorar por Fred, por Tonks, por Lupin... Todo giraba en cámara lenta, los heridos volaban por encima de su cabeza trasladados por la profesora Mcgonagall hasta lo que quedaba del gran salón comedor. Había mucha sangre por el suelo, cadáveres de mortífagos entre los escombros del castillo, gente que gritaba mientras pedía auxilio. Y allí estaba ella, en medio de ese caos, sintiendo todo y no sintiendo nada. Vió a lo lejos a Harry y a Ron que la llamaban para que se acercara, pero estaba tan cansada, que solo quería quedarse allí sentada. Notaba sus párpados cada vez mas pesados, sus ojos veían borroso y sentía su cuerpo extrañamente liviano. Notó un frío brazo rodearle los hombros y otro brazo pasaba por debajo de sus rodillas, se sintió levantar, y antes de desvanecerse olió una mezcla de sudor, sangre y un olor dulzón, como a cereza.

-¡Es Granger! ¡Está herida! ¡Profesora Mcgonagall! Por favor sálvela...

Un mes tardaron en volver a abrirse los ojos de Hermione, estaba muy desorientada, pero podía reconocer la enfermería de Hogwarts. Trató de levantarse pero sus piernas no pudieron sostener su peso. La señora Promfey alertada por el ruido se acercó hasta ella con paso presuroso y la volvió a acostar en la cama.

-Señorita Granger, no sabe cuánto me alegra que ya esté bien. Avisaré a sus amigos.

No pasaron ni cinco minutos cuando se abrió la puerta de entrada y entraron a trompicones muchas personas. La primera que iba en cabeza era su amiga Ginny Weasley, que como un huracán de fuego se movió hasta abrazarla. Después Harry con los ojos llorosos la apretó contra su pecho, y acongojado le susurró al oído:

-Lo siento Hermione, lo siento tanto... Si llego a perderte jamás me lo habría perdonado. Lo siento, perdóname.

Hermione le sonrió en respuesta, pues no sabía porqué estaba en la erfermería pero por lo que dijo el ojiverde debía ser algo bastaste grave.

Luna Lovegood, Lavender Brown, Cho Chang, y el resto de El ejército de Dumbledore estaban allí, saludándola. Ron esperó pacientemente a que todo el mundo se acercara a Hermione y cuando llegó su turno, se envalentonó y la besó en los labios. Hermione se tensó y oyó lo que le pareció ser un bufido que provenía de la esquina de la habitación, aunque allí no había nadie.

-Cuando estemos a solas, hablamos vale Ron.- le sonrió la castaña.

- ¿Cuándo podrá darle el alta señora Promfey?.- preguntó Ginny poniendo cara de perrito triste.

Hermione rió ante aquel gesto de su amiga, que conocía perfectamente, era el mismo que utilizaba con ella cuando quería pedirle algo. Y la castaña no sabía de nadie que había sido capaz de resistirse a esa cara.

- Dejenme examinarla y si todo está en orden podrá salir a la hora de la cena.

Hermione se dirigía con energías renovadas después de la última poción que le dió la señora Promfey hacia el comedor, tenía un hambre voraz y mucha curiosidad por saber que es lo que había sucedido. Iba vestida con su ropa muggle, unos vaqueros y una camiseta azul marino, y sus converse del mismo color. No había preguntado que día era, ni que mes, ni por sus padres, ni por nada. Cuando abrió las grandes puertas de roble, se sorprendió de los pocos alumnos que había y que todos vestían ropa informal. La misma sorpresa distingió entre los comensales, mientras una capa de susurros empezó a llenar la sala. Algunos cuchicheaban sobre que estaba viva, otros decían que había estado internada en un psiquiátrico porque se volvió loca y otros simplemente asombrados porque ella era una de los componentes del trío dorado.

Sus amigos la recibieron con una gran sonrisa, y Ron se movió un asiento hacia su derecha para que ella se pudiera sentar entre él y Harry. Según su trasero tocó el asiento, delante en su plato aparecieron los manjares preferidos de la castaña. Cogió un trozo de trata de chocolate con sus manos y se lo llevó a la boca, devorándolo con avidez.

Todos los allí presentes pasmados por ese acto, se echaron a reír a carcajada limpia, y ella sin querer evitarlo se dejó llevar. Se sentía como en casa.

-¿Qué queréis? Parece que llevo una vida sin comer.-dijo riendo.

Todas las risas se pararon en seco. La castaña entendió que su comentario no fue el más acertado. Harry miró apesadumbrado hacia su plato y Ron estrechó su mano manchada de chocolate. Por la mirada de Ginny pasó un reflejo de tristeza.

- Imagino que tienes muchas preguntas Herms.- el pelirrojo habló con cariño.

-Recuerdo la batalla, recuerdo oíros llamarme, alguien que me levantaba del suelo...y un olor a cerezas...después todo fue negro. Hasta hoy.

-Después de matar a Naginni, fuimos a ayudar a mi madre, a mi hermana, a Neville y a Luna con los mortífagos que había justamente aquí. Ginny y Luna se estaban enfrentado a Bellatrix, y fuiste a ayudarlas, mientras yo iba a ayudar a mi madre contra los Carrow. Entonces entraron volando más mortífagos por las vidrieras y ordenaste a Ginny y Luna que se fueran a hacerles frente. Justo cuando tu maldición asesina golpeó a Bellatrix, de su varita estaba saliendo tambien un avada kedavra, y sabes que la potencia del hechizo es proporcional al del mago que lo haya hecho. Bellatrix murió antes de que te diera en el costado, pero al ser una maldición asesina y ser un bruja muy poderosa, no llegó a matarte al instante, aunque te abrió una profunda herida en tu costado derecho y cuanto más tiempo pasaba mas grande se hacía, además de envenenarte.

-¿Cómo es posible que me envenenara con un hechizo?

- Verás Hermione.- Harry carraspeó.- La profesora Mcgonagall nos explicó que era tanta la maldad que poseía Bellatrix que inexplicablemente justo antes de morir su maldad se adherió al hechizo y te envenenó como si fuera ponzoña. Has estado durante un mes entero en la enfermería, vinieron médicos de San Mungo a tratarte. Cuando acabo la batalla, te sentaste apoyada contra el muro del puente. Y nosotros no nos dimos cuenta de que estabas herida...Yo...Lo siento mucho Hermione..- una lágrima traicionera se escapó.

Hermione estaba bastante conmocionada por lo que le habían contado, ni siquiera se dió cuenta de cuando el hechizo la hirió, ni se sintió mal hasta que se desvaneció. Conmocionada por la maldad de aquella mortífaga, que aún después de la muerte casi la mata.

-¿Quien me encontró?.- pregunto temerosa como si temiera la respuesta.

-Parkinson.- dijo Ginny avergonzada.

Hermione levantó instintivamente la cabeza y miró hacia la mesa de Slytherin y se encontró con unos ojos esmeraldas mirándola fijamente.

-Gracias.- dijo moviendo los labios pero sin decir la palabra.

Como contestación Parkinson solo le guiñó un ojo y le dedicó una sonrisa sincera, o eso le pareció a Hermione.

CONTINUARÁ...