Ey ey ey! Hehehe se que he estado algo atrasado con mis otros fics. Pero la verdad, en un ataque de inspiracion completamente ajeno a mis fandoms actuales, no pude resistirme en ver mis peliculas de la infancia favoritas hahahaha

Esta es una pareja entre mis "principes favoritos" hahaha Eric y Aladdin (Yaoi)

La verdad ninguno de los dos me parecio nunca un principe, creo que por eso es que me gustaban tanto. Ademas ame las peliculas ;D

Es un pequeño proyecto, del cual me encantaria recibir un par de apoyo... Espero que les guste el capitulo 1


Ladrón del Mar

Capitulo 1:

"Adiós, Agrabah"

Muy lejos, una caravana en alguna parte del desierto del Sahara se movía sobre las arenas rojas, entre las dunas y bajo el ardiente sol del medio día; algunos hombres armados iban armados como escoltas alrededor de las carretas jaladas por camellos, con un conductor al frente y, protegidas del sol por lonas y madera, algunas mercancías como vino, especias, oro, telas, un mono y un muchacho dentro de un barril…

-Auch, Abu deja de picarme-Ya bastante incomodo estaba dentro de un barril como para que su mono llegara y le diera en las costillas con una vara a través de un agujero en la madera.

Su babuino solo se burlo un poco antes de pasarle una manzana por la tapa del barril. Su estrategia era sencilla: Abu se hacía pasar por el mono mascota del líder de la caravana, de esa forma podría pasarle comida y agua a Aladdin que se ocultaba entre la mercancía. Claro que debían ser cuidadosos en no tomar demasiado o podrían levantar sospechas y ser descubiertos. En cuyo caso, lo mejor que podría pasarles era ser lanzados a mitad del desierto.

-"Ah, esto es incomodo…-Pensó el moreno mientras intentaba acomodarse, aunque ya tenía ambas piernas dormidas y el resto del cuerpo entumecido. Aun tendría que esperar para poder estirarse de nuevo-Pero, vale la pena"

Podía soportar unos días más viajando como polisón, todo fuera por seguir ese espíritu rebelde y su instinto que siempre lo habían ayudado a seguir adelante y a sobrevivir; claro, tendría que correr un par de kilómetros para volver a sentir las piernas.

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El resto del viaje no fue exactamente mejor, pero al menos pudo dejar de ocultarse en barriles y cajas cuando la caravana empezó a descargar. El problema es que con menos carga, eran menos los lugares para ocultarse. Unos días después el líder no pudo dejar de notar que "su mono" siempre se llevaba una manzana o dos, así que curioso lo siguió y vio una sospechosa mano tomarlas desde debajo de una de las lonas:

-¡Eh, tú!-Todo fue demasiado rápido, un segundo después de que el hombre miro dentro, Aladdin le lanzo encima la lona. Claro que el ruido atrajo a los demás y a los guardias-¡RATAAAAA!

-Bueno Abu, creo que estamos rodeados-Bromeo, después de tantos años de repetir aquella frase ya les parecía divertida. Escapar no resulto tan difícil… Como desearía poder decir algo como eso.

La verdad resulto muy difícil. En Agrabah siempre conocía las calles, podía saltar sobre los puestos de comida o trepar a los techos y perder a los guardias; pero toda su experiencia huyendo quedo anulada al verse rodeado de un lugar completamente nuevo. Así que solo pudo improvisar sobre la marcha; salto justo cuando todos se lanzaron contra él, se impulso con el pie sobre la cabeza del más grande y tonto, tomo la bolsa con comida más cercana que vio y se lanzo a la carrera.

Bueno, al menos era un alivio que sus piernas aun funcionaran. De no haber estado siendo perseguido definitivamente se habría detenido a admirar ese nuevo terreno con tierra suave y fría o césped, o la enorme cantidad de arboles que lo-

-¡Ven Abu!-Claro, ¿como no lo había pensado antes? Se lanzo contra el tronco de un árbol y trepo hasta arriba, salto entre unas cuantas ramas y se oculto tras el follaje:

-¿En donde esta? ¿A dónde se fue? ¡Encuéntrenlo!-Desde su escondite vio a los guardias pasar justo a sus pies.

-¿De dices amigo, le lanzamos una manzana?-Le pregunto a su compañero en su hombro.

Abu solo negó con la cabeza mientras le sacaba la lengua a ese odioso capitán. A quien esperaban no volver a ver.

Por seguridad Aladdin opto por esperar en su escondite a que los guardias regresaran a la caravana, de esa forma se evitaba cualquier encuentro sorpresa con alguno. Rebusco entre la bolsa de alimentos y saco una hogaza de pan, la dividió a la mitad y le ofreció una a su peludo amigo:

-Bueno, tenemos suficiente comida para dos días-Calculo rápidamente mientras masticaba-Si tuviéramos un poco de dinero-Abu rápidamente le hizo un gesto negativo con el dedo para luego sacar de su sombrero una bolsa de cuero que, a juzgar por el sonido, estaba repleta de monedas de oro. Seguramente en ese mismo instante el líder la caravana se palpaba la ropa en busca de su cartera-Ja, buen trabajo amigo.

Con esos pequeños problemas resueltos ambos se relajaron y se recostaron. El día era soleado, pero se encontraban a bajo la sombra de las hojas y disfrutando de una suave brisa, de esas que escaseaban en el desierto, incluso poseía cierto aroma similar a la arena pero ligeramente distinto.

Aladdin y Abu estaban tan cómodos que no notaron que estaban a punto de quedarse dormidos, de no ser por los ladridos que casi los hacen caer de la rama:

-Wooh-

-¡Ey Max! Tranquilo muchacho-Agarrado con brazos y pies la rama, de la que estuvo a punto de caer, Aladdin observaba lo que ocurría abajo. Un muchacho, o tal vez un adulto joven, le daba alcance a un perro, grande y peludo de color blanco con una mancha gris, para sujetarlo de la correa que había soltado-Si Gimsby descubre que he vuelto a perderte me castigara…

Aladdin se quedo allí embobado, jamás había visto a alguien tan… diferente. Su ropa, su cabello, su forma de hablar, su vos, era tan... Tan "eso" que no hallaba palabra para describirlo. Ni siquiera prestaba atención a su mono que agitaba una pata frente a su cara. Casi estaba tentado a bajar y hablarle; si, porque no, solo era cuestión de-

-Oye tú…-Pero su idea se vio cortada de tajo al ver a los mismos soldados que había estado esperando que pasaran.

-"Inoportunos"-Pensó con un dejo de frustración mientras volvía a subirse a la rama y se ocultaba mejor, atento a cada palabra:

-Hola caballeros, ¿puedo ayudarlos?-Saludo el chico, con educación y sin un dejo de sarcasmo. Sin dejar de reparar en los sables que llevaban aquellos hombres.

-¿Has visto pasar a una rata callejera por acá?-Le pregunto con brusquedad el capitán.

-Eh, no…-Por su lado el chico levanto una ceja-¿Buscan a una rata? ¿En el bosque?

-¡Sí! Un sucio ladronzuelo que estaba de polisón en nuestra caravana-Explico el capitán agitando su espada.

-Ahhh-Ahora si tenía más sentido, aunque no dejo de molestarle el que se refieran a una persona de esa manera-Entonces ustedes deben ser del grupo de mercantes que siempre viene del desierto ¿no?-El comentario del chico hizo que los guardias dejaran de pensar momentáneamente en Aladdin.

-¿Cómo te llamas, muchacho?-Pregunto el capitán mirando inquisitivamente con una ceja alzada al joven hombre frente a él.

-Eric-Pero el pelinegro no pensaba asustarse-Ahora si me disculpan, tengo que llevar a Max de regreso-

-Argh, vámonos…-Coincidió el capitán de los soldados caminando en dirección contraria.

Aladdin se quedo en su escondite, apartando una pequeña rama con su mano, viendo a aquel hombre alejarse y luchando por no dejarse arrastrar por su perro. Mientras, Abu se quedaba mirando con la cabeza inclinada a su amo, en verdad odiaba cuando ponía esa cara de interés; al menos cuando no se trataba de alguna joya.

-Eric-Tal vez el que lo hubieran descubierto y perseguido no fue tan malo.

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-¡AH Uuhuhhu agg uhh!-Abu no dejaba de reclamarle a su amo por estar vagando en la calle sin rumbo cuando podrían estar robando un poco mas de comida.

Pero Aladdin no estaba de humor para escuchar las quejas de su mono cleptómano; quería explorar este nuevo mundo completamente nuevo para él. Había crecido en el desierto, con arena por doquier y el soplido de un cálido viento, aquí el terreno era de tierra cubierta por arboles y césped, mas de los que jamás imagino llegar a ver, la brisa era tan fresca y suave, con ese aroma que aun no identificaba.

Las calles empedradas y las casas tan diferentes a las del desierto que eran sencillas y de barro o arcilla; allí eran de piedra, con puertas de madera, ventanas, pequeñas macetas, algunas tenían balcón.

-Mira eso Abu, y eso…-El joven árabe no dejaba de señalar de un lugar a otro; todo era tan diferente. Las personas, los niños corrían por la calle, las mujeres cargaban cestas de pan o verdura, los hombres debían estar trabajando ya que se veían muy pocos. Aunque a Aladdin le habría alegrado ver a uno en particular-Waoh, este lugar es increíble.

-Uh uhu-El capuchino solo se cruzo de brazos mientras rodaba los ojos.

Siguieron caminando otro poco, y Aladdin empezaba a llamar la atención. Especialmente por su ropa y su piel, era bastante moreno. Aun así el árabe no les prestó mucha atención, ni siquiera noto que lo miraban más de la cuenta. Solo siguió caminando hasta que llego al final de una calle; había un barandal de piedra con algunas farolas que encendían de noche.

-Waaoooh…-Pero Aladdin no tenía tiempo para mirarlas. Tenía sus ojos fijos en todo el azul que tenia frente a él. Jamás en su vida había visto algo como aquello; había escuchado del mar, pero nunca llego a imaginar algo como aquello. Ni tenía ni punto de comparación con los estanques de agua en los oasis del desierto; el mar era, increíble. Como se fundía con el horizonte, los barcos deslizarse en su superficie, las olas chocar contra las rocas. Todo era, maravilloso. Incluso Abu dejo caer su mandíbula al verlo-¿Qué dices amigo? Este parece un buen lugar para quedarnos…

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-¡Eric! Por fin llegas muchacho, ¿en dónde estabas?-El mayordomo del castillo bajaba presuroso las escaleras para encontrarse con el joven príncipe.

-Viejo tranquilo…-Respondió el pelinegro mientras le soltaba la correa a su perro-Solo llevo a Max a dar una vuelta, estaba aburrido; verdad muchacho, verdad que estabas aburrido-Agrego tomando al perro de la cara y consintiéndolo.

-Ja-Pero Gimsby no se dejaba engañar por los ladridos del perro lanudo-¿Entonces no eras tú el aburrido, queriendo escapar de sus quehaceres?

-Claro que no Gimsby, jamás haría algo como eso-Dijo mientras le guiñaba un ojo a su perro.

El hombre mayor solo suspiro cansado, jamás podría seguirle el ritmo al espíritu joven del príncipe. Así que solo le informo que la cena se serviría pronto; acompaño al pelinegro hasta su habitación recordándole que aun tenia deberes pendientes que atender.

Esa noche, durante la cena, solo estaban ellos dado que los reyes se encontraban fuera en un viaje diplomático:

-Sabes, esta tarde me encontré con unos guardias extranjeros-Comento de repente el príncipe.

-¿Extranjeros?-Pregunto sorprendido el hombre, dejando su tenedor a medio camino.

-Sí, creo que eran del desierto…-Explico-¿Cómo era el nombre de ese país? ¿Ababa, gabada…-

-¿Agrabah?-Le sugirió el mayor-Queda justo en medio del Sahara; y ya que lo mencionas, tenemos buenas relaciones con el sultán. Siempre envía unas telas preciosas.

-Ya, pues estos hombres estaban buscando a alguien-Continuo Eric.

-¿Un compañero extraviado?-

-No; un polisón, creo-Aclaro-Lo llamaron "rata callejera"-Agrego con un dejo de enojo.

-¿Ah, sí?-El mayor saco su pipa mientras le retiraban el plato-Bueno, una vez fui a Agrabah acompañando a tu padre, y debo decir que las personas allí tienen unas condiciones muy diferentes a las nuestras.

-¿Condiciones?-Pregunto el príncipe levantando una ceja y dejando de lado su copa.

-Sí, es una región desértica después de todo, los recursos son escasos-Explicaba mientras encendía su pipa-Muchas de las personas son pobres; y aquellas con dinero gozan de poder. Pobreza, ladrones, esclavos, en verdad, en un sitio con unos problemas sociales muy graves.

-¿Dijiste esclavos?-Eric odiaba esa palabra.

-Eric debes comprender, es un lugar donde la vida es muy dura…-Intento conciliarle el hombre mayor-Los esclavos son cosa diaria, y los castigos por los crímenes son muy severos. Un polisón en nuestros barcos es forzado a trabajar; un polisón en sus caravanas es lanzado al desierto a su suerte. Y no quiero decirte lo que le hacen a los ladrones.

-¿Por eso el ejército es tan abusivo?-

-Así es-Respondió sin más dándole una pequeña calada a su pipa. Aunque entreabrió un ojo y miro disimuladamente al joven a su cargo. Conocía esa expresión contrariada en su rostro; era la misma que ponía cada vez que pensaba en todo el trabajo formal que le correspondía hacer-Eric, no debes molestarte por algo como eso.

-Pero viejo, como esperas que no me enoje al saber que hay personas que son vendidas como esclavos, o-

-¿O que escapan en caravanas?-Interrumpió el mayor-Muchacho, no creas que por ser un lugar difícil las personas se quedan sentadas, por el contrario, sin personas fuertes. Mejor deberías pensar en mantener felices a las personas de tu reino-

-Gimsby no vayas a empezar-El joven príncipe ya sabía o que venía.

-… y sentar cabeza antes de ser coronado rey-Continuo el mayordomo, haciendo caso omiso del pelinegro-Hay excelentes muchachas, muy hermosas, que calificarían perfectamente como tu prometida. Además, cualquier chica estaría encantada de aceptarte como esposo. Mira que-

Pero Eric no estaba de humor para escuchar por millonésima vez el mismo sermón que su mayordomo siempre le daba con respecto al matrimonio. Así que, aprovechando que Gimsby tenía los ojos cerrados mientras hablaba, se escabullo de la mesa y camino de puntitas hasta salir del comedor, donde se cruzo con una de las criadas; esta solo le guiño el ojo con complicidad mientras le dejaba tomar la copa con su postre. Eric le devolvió el gesto y salió disparado a donde fuera que su mayordomo no lo encontrara.

-… y de esa forma dar un buen ejemplo a las personas de, eh, ¿Eric?

-¿Eric?-La mucama se hizo la tonta mientras le serbia el postre-Si él no está-De inmediato el hombre empezó a gruñir:

-Ese muchacho, siempre escapando de sus responsabilidades como-

-Oh Gimsby déjalo en paz-Le riño la mujer dándole una palmada en el brazo-Aun es joven, sueña con encontrar el amor verdadero, que nostalgia…-Agrego mientras hacía ojito al cielo; luego se giro y miro al mayordomo con el ceño fruncido-Así que no te atrevas a cortarle las alas, ¡o te las veras conmigo!

Mientras tanto, en uno de los balcones del castillo; el príncipe Eric se encontraba sentado en el barandal con la espalda apoyada en la pared; mirando su flauta bajo la luz de la luna.

Tenía que casarse, claro que sabia eso. Pero, aunque su mayordomo y amigo no dejara de presionarlo con él tema, él no quería hacerlo solo por deber; quería hacerlo por amor, quería enamorarse y sentirse amado. Quería alguien que lo hiciera sentir igual que cuando navegaba en el ancho mar, con su corazón acelerado y un cosquilleo en todo su cuerpo.

Realmente no le importaba la apariencia de la chica de la que se-

-¿Uh?-Pero algo interrumpió sus pensamientos; se acomodo un poco mejor hacia adelante y agudizo la vista. Sus ojos lo engañaban, ¿o acaso había alguien bañándose en la playa?

Continuara…


Y bien? Que les parecio? Interesante? Malo? Bueno? en verdad me gustaria saber que piensan ustedes sobre este proyecto que la verdad aun no estoy seguro de que tan extenso hacer. jejeje supongo que los reviews lo decidiran

Nos leemos