Dedicada especialmente a mi preciosisima Leyva-chan, que cada día me inspira muchísimo a sacar adelante historias que de no ser por ella, se quedarían perdidas en un cajón o no saldrían de una idea viejita (como esta). Muchas gracias por todo TwT

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DANCING IN THE MOONLIGHT

CAP 1

"Guerras perdidas"

-Lo acepto

Con esas palabras, era que iniciaba todo.

Ahora, aquellas tenían un significado muy distinto pero en aquel momento para él solamente habían dictaminado su sentencia como objeto y reafirmaba su posición como algo simplemente obtenido para conseguir beneficios o premios.

Por la educación que le habían dado en su hogar de infancia sabía que era lo que se esperaba de su comportamiento a partir de ese momento pero aún así, no se sentía con las fuerzas como para levantar la mirada por debajo del velo colocado sobre su cabeza para ver al que a partir de ese instante, se convertía en su amo.

Era su culpa?

Podía no gustarle la respuesta pero desgraciadamente no podía evadir la realidad de esta, especialmente después de que terminase de aquella manera.

Aquel mitad bestia le había dicho que su orgullo terminaría por matarlo y había estado cerca de convertir aquellas palabras en una dura realidad que le perseguiría hasta el final de sus días.

-Debes de tener cuidado Sesshomaru

La voz de Bokuseno venida de alguna parte de sus recuerdos, le hizo ver de nuevo aquel momento en que hubiese acudido a su lado para obtener información sobre una criatura que jamás se había encontrado en su ir y venir sobre la tierra: externamente parecía ser un youkai como cualquier otro con el cabello plateado y largo en una coleta alta con mechones de diferente largo. Sin embargo sus ojos anaranjados desprendían un brillo inusual, así como su piel.

Podía decirlo sin necesidad de tenerle más cerca: su esencia purificadora resaltaba por sobre todas las energías que había percibido antes y le indicaba que lo que fuera, era totalmente diferente de criaturas como él.

La confrontación había tenido lugar cuando aquel ser le había visto acabar con un grupo de humanos que habían tratado de asesinarle. Tal cual estaba acostumbrado, avanzaba sin detenerse por aquellas tierras cuando un grupo de soldados le cerró el paso, amenazándole de muerte por el simple hecho de tratarse de un ser superior a ellos; tan patéticos y frágiles como siempre, los humanos blandieron sus armas y se lanzaron hacia él sin tomar en consideración de que no requería de fuerza alguna para en un par de segundos, terminar con sus vidas.

No era anormal que aquello ocurriese al menos un par de veces cada semana y solamente acompañaba ese sentimiento de matar al de desagrado por no encontrar un oponente digno de su poder.

Y entonces, aquella criatura había aparecido.

Su mirada era fría y serena, dejándole notar cuan insignificante le consideraba a pesar de ser un youkai de gran poder y reconocido en todos los extremos de la tierra.

Había sido desagradable percibir como auténticamente ese ser le veía hacia abajo, con desprecio para luego lanzarse hacia su pecho abriéndole tres largas heridas por sobre este, las cuáles comenzaron a sangrar tan profusamente que en un inicio no entendió como era posible que su cuerpo tan resistente se mostrase tan débil como si fuera alguno de aquellos cadáveres que le rodeaban.

Tan solo el instinto le había salvado al desaparecer de golpe para luego, maldecirse por aquello.

La criatura se desvaneció en el aire y él se juró jamás volver a huir de una batalla de forma tan deshonrosa. Sin importar cuánto le costase y si la criatura en cuestión tenía apenas más poder que el suyo, no se retiraría hasta coronarse vencedor de ahí en delante.

-Es verdad que eres un ser muy poderoso y que has sobrepasado grandemente a tu padre- decía aquel árbol de magnolia mientras que el inuyoukai de ojos dorados permanecía de pie delante suyo, con aquel gesto severo que lo caracterizaba cuando algo le molestaba intensamente- pero no debes de olvidar que siempre habrá seres más poderosos que uno y que debes de tener precaución, para no perder la vida a causa de tu orgullo

-Arbol Sabio…- la voz de aquel ser era baja y oscura por las emociones que le recorrían en aquel momento- acaso estás diciendo que hay alguien que sobrepase en poderes al gran Sesshomaru?

-Eso es imposible!- el pequeño youkai de piel verde agitó su báculo con molestia- no puede existir ser que pueda pasar en fuerzas al amo Sesshomaru!

-Calla Jaken

Ordenó el inu entornando un poco más los ojos antes de que su fiel sirviente tragara pesado para luego, saltar hacia un lado emitiendo un pequeño grito de sorpresa

-A…a… amo bonito…

Llamó este bastante alterado

-Está sangrando…

Sesshomaru emitió un gruñido de irritación al tiempo que movía sus ojos en dirección de su sirviente que se veía más preocupado por aquel líquido carmesí que empapaba las anteriormente blancas ropas del demonio y caía en gruesas gotas sobre un ya anegado suelo

-No es nada importante

Soltó el hombre de ojos dorados moviendo apenas uno de sus labios con desprecio para después, escuchar nuevamente la voz de aquel árbol que no parecía sorprendido por aquello

-Déjame ver tus heridas- dijo con suavidad a lo que el inuyoukai se volvió nuevamente a este para después, dejar salir un sonido frío que pretendía ser una risa de desagrado

-No es nada que no vaya a curarse con rapidez

Dijo con desprecio por aquellas marcas de debilidad y aún así el otro espíritu volvió a hablar

-Las heridas hechas por las bestias sagradas no cierran tan fácilmente niño e incluso el gran Inu no Taisho recordaba mantener distancia de estas si llegaba a encontrarse en el camino de una- dijo con calma pero un dejo un poco más frío y autoritario- si no atiendes eso ahora, se extenderán y te purificarán en muy poco tiempo

El ser de cabello plateado frunció el ceño con incomodidad para luego, darse la vuelta con intenciones de irse y no escuchar más tonterías de aquellas. Y sin embargo…

-Dijiste bestia sagrada?

-No son aquellas de las que te contaba tu madre cuando niño- advirtió el árbol con suavidad pero manteniendo el tono severo- los Juuseiyuu son dioses. A pesar de parecer youkais y en parte provenir de familias reconocidas como tales, no lo son. Son criaturas divinas encargadas de proteger a la humanidad de seres como tú y si solamente has salido con una herida como la que tienes, entonces significa que su ataque tan solo te ha rozado

-Rozado- Sesshomaru gruñó con verdadera molestia- estás diciendo que no me había tocado?

-Si te hubiera tocado no estaríamos teniendo esta conversación- respondió el árbol antes de mover sus ramas, dejando caer parte de su corteza cerca del sirviente de ojos amarillos que se acercó a recoger aquello con extrañeza- incluso me atrevería a decir que la distancia entre su ataque y la tuya fue la suficiente como para que la velocidad de purificación no sea tanta como para haberte matado ya. Pero aún así, esta seguirá corriendo hasta que desaparezcas por completo si no haces algo para detenerla. Tú…

Llamó a Jaken que saltó en su lugar, dejando de observar aquellos trozos de madera en una de sus manos

-Si?

-Aplica mi corteza en el interior de los cortes. Absorberá la energía sagrada de aquel ser al menos lo suficiente para que el hijo del general pueda recuperarse- suspiró con cansancio para luego, volver a ver la espalda del youkai que continuaba sin virarse- escucha mis palabras con cuidado, Sesshomaru. Un gran señor youkai debe de tener el valor y la fuerza para vencer en sus batallas y saberlas llevar a cabo con honor pero también debe de tener la sabiduría para apartarse cuando algo se encuentra fuera de su alcance; esa criatura…- los ojos ancianos se dirigieron a la sangre caída de los ropajes de aquel inu- debía de estar de camino a algún asunto más importante o si no, hubiera regresado a terminar contigo… y créeme que te hubiera encontrado. Komorebi-sama no es de abandonar al enemigo y dejarle con vida solamente porque sí

-Komorebi…

-El gallo sagrado, señor del templo del sur… su aroma es evidente en las energías que ha dejado sobre tí- explicó el árbol sabio- las bestias sagradas son famosas entre los youkais por exterminarlos de regiones enteras y desaparecer ejércitos de miles de seres tan solo con la presencia de uno de ellos; los propios señores tratan de mantener una buena relación con ellos para evitar morir… incluso tu señor padre, que había logrado una enemistad peligrosa con uno de ellos no fue asesinado por motivos que nunca me llegó a decir. Ten eso en mente mientras cierran tus heridas y piensa en mis palabras cuando entres en la próxima batalla; ni tu gran Bakusaiga o la propia Tenseiga pueden hacer nada por protegerte si llegas a meterte en un problema así

Por una vez la mirada de aquel espíritu se volvió preocupada auténticamente por la vida del otro que simplemente volvió a caminar para alejarse de aquel sitio

Con que una bestia sagrada.

Seres inferiores y sin honor que protegían a los desagradables humanos que lejos de agradecer nada, se dedicaban a demostrar cuan miserables e inmerecedores de cualquier compasión eran.

-No los entiendo…

Susurró para sí mismo con un dejo de falsa lástima mientras que su fiel sirviente corría a su lado para darle alcance, antes de que este comenzase a ver la corteza entregada por el otro youkai.

-Debería hacerle caso a Bokuseno- comentó distraídamente el pequeño youkai para un segundo después, ser golpeado por el más alto que dejaba ver un nuevo gesto de irritación- Si yo nada más me preocupaba por usted!

Sin embargo al final tenían razón. Y por muy desagradable y humillante que le hubiera resultado aquella condición no había tenido más opción que abrirse los ropajes y dejar salir un gruñido de evidente fastidio por la carne abierta y brillante, que dejaba salir unos pequeños destellos de la zona que iba purificándose y agrandando aquello cada vez más y más; no había sido exagerada la preocupación del árbol sabio por aquellos cortes que no dejaban de sangrar y que de no ser por su condición de criatura sobrenatural, ya hubiesen acabado con él.

Muy lentamente había tomado la corteza de aquel espíritu para acto seguido introducirla en sus carnes, soltando un suave sisseó al percibir como iba absorbiendo las energías purificadoras de aquel ataque, sacándolas de su cuerpo; y la imagen de aquella criatura que se había atrevido a dejarle marcado de aquella forma obligándole a retroceder le hizo volver a jurar el no ceder nuevamente en ninguna pelea.

Nunca jamás.

Que tonto había sido al pensar que aquella sería la primer y última ocasión en que sería puesto a prueba y que las palabras de aquel anciano espíritu no se aplicarían a su persona.

-Deberías olvidarlo de una buena vez chiquillo…

En esa ocasión no se había tratado de una bestia sagrada en lo absoluto.

Había estado buscando durante un buen tiempo un youkai de gran nivel con el cuál pudiese luchar y que con su victoria le hiciera ascender del rango que poseía a uno superior. No solo permanecer como un gran daiyoukai sino llegar tan alto como le permitiesen sus grandes poderes… y para ello, por las propias reglas de honor y poderío que se dictaban entre aquellos seres sobrenaturales que tenían inteligencia se ordenaba el que derrotase a alguien de un poder más alto.

Pero el haberse retirado de aquel ataque ante la bestia sagrada aún ardía en su mente, por lo cual se había dirigido hacia las tierras no de un señor daiyoukai sino de un Maestro.

Si lograba vencer a uno de ellos… con uno que derrotase no solamente dejaría atrás el "hijo del general" con el que todos le conocían sino que tendría una importancia ganada por si mismo, muy lejos de las sombras que había dejado su padre y que a pesar de todas sus batallas no conseguía sacarse de encima; sus fuerzas se incrementarían de forma asombrosa y le demostraría tanto al árbol sabio como a los demás youkais que esos sujetos conocidos como bestias sagradas podían ser derrotados.

Él… Sesshomaru, se encargaría de ello.

Y por ello en cuanto desaparecieron sus heridas tres meses después, se dirigió hacia unas tierras cercanas a las que le había dejado su padre para enfrentarse al señor total y completo que gobernaba por sobre los daiyoukais de la región.

Y sin embargo…

-No va a traerme ningún beneficio el matar a un perro como tú- había hablado nuevamente aquel ser con gesto aburrido- además, solo eres un niño. No sé que estés buscando pero te sugiero que lo hagas en otro lado…

Levantó una enorme garra y rascó su cabeza cubierta por una cabellera hecha de agujas gruesas y de tono rojizo oscuro, antes de observar con gesto aburrido como el de cabellos plateados sacaba su Bakusaiga, preparándose para la batalla; el youkai de mayor rango frunció el ceño comenzando a irritarse muy apenas por la falta de respeto de aquel sujeto… es que acaso no entendía que estaba siendo amable al no matarle en el acto?

Pero el más joven de los dos youkais no escuchaba ni estaba dispuesto a hacerlo.

En cuanto vio la oportunidad se lanzó a atacar al otro que solo entornó los ojos un momento para luego, levantar el brazo deteniendo el golpe de la espada más poderosa del inu que abrió grandemente los ojos.

No se suponía que hubiese algo capaz de detener su Bakusaiga así nada más.

Ni siquiera parecía haberle cortado.

-Hablo en serio mocoso… no molestes

El youkai hizo un movimiento cansado que hizo retroceder en el aire al de ojos dorados, dejándole finalmente a unos pocos metros en posición inclinada mientras preparaba un siguiente ataque manteniendo la firmeza y la seriedad en su movimiento y expresión.

-Es que acaso quieres morir?

-Solo tú morirás. Y entonces, yo me quedaré con tu posición

Aquella bestia entornó los ojos mientras que el primogénito del señor de las tierras del oeste se lanzaba de nueva cuenta hacia el otro buscando tan rápido como podía el pensamiento, el lugar más adecuado para hacer su siguiente ataque y esta vez asegurarse de que el otro lo recibiría; sin embargo, la figura de aquel ser se desvaneció muy suavemente en el aire antes de percibir como sus heridas provocadas por el ataque de la bestia sagrada se volvían a abrir ante el golpe que se hundía en su vientre, terminando por arrojarlo duramente contra el suelo a una distancia considerable.

-Es mi última advertencia. En el siguiente ataque, separaré tu cabeza de los hombros…- los ojos de aquella criatura brillaron con intensidad en tonos rojos vivos, al igual que el aura maligna que ahora rodeaba y abrazaba la silueta del Maestro de esas tierras.

El inuyoukai aferró con fuerza su espada de batalla y apoyó el peso de su cuerpo sobre una de las rodillas, observando con frialdad e irritación a aquel ser.

Era demasiado poderoso.

No era la primera vez que se encontraba en una situación donde llevara las de perder, pero su juramento era de no volver a retroceder. No importaba si casi le costaba la vida, obtendría el titulo de aquel demonio y su poder de rango; sus ropas se tiñeron de nueva cuenta en rojo carmesí mas sin embargo, el de ojos dorados respiró profundo y lento con la mente clara en su objetivo de acabar con el enemigo.

-Ríndete de una vez- el enorme youkai le dio la espalda, dispuesto a ser el primero en largarse de aquel sitio para no forzarse en contra de un youkai que jamás podría vencerlo

Pero entonces…

-El gran Sesshomaru no va a perder esta batalla. Te venceré y me quedaré con todo lo que posees

Algo cambió en el ambiente y el vello del cuerpo del inu se erizó de golpe por aquello; no sabía aún de que se trataba pero incluso alguien como él podía darse cuenta cuando una situación se salía de control y se volvía peligrosa mas allá de lo que hubiera haber podido calcular.

El youkai de espinas rojas volteó muy suavemente el rostro para observar de reojo al mas joven, que se mantenía congelado en su sitio como calculando aquello que ahora se le presentaba.

-Sesshomaru?- inquirió ese ser con un tono de voz que indicaba su repentino interés en el otro- el daiyoukai? El primogénito del general?

Algo estaba completamente mal en todo aquel escenario.

El Maestro de esas tierras se viró muy lentamente hacia el inuyoukai que no hacía ni un solo movimiento, comenzando a presentir que de hacerlo sin cuidado realmente significaría la pérdida de aquella batalla y la propia vida; y aún así no pudo evitar mostrar con la mirada lo mucho que le molestaba que mencionaran nuevamente a su padre en una batalla que era buscada para finalmente formar una frontera muy grande entre ambos.

-Eso no te interesa- gruñó finalmente el de cabellos plateados poniéndose de pie con lentitud y cuidado- esta batalla es conmigo y no con mi padre. Así que te sugiero que te concentres en esto de forma seria

Su voz era cada vez más baja y peligrosa pero aún así, el otro no parecía nervioso. Sus gestos le indicaban que comenzaba a emocionarse y no podía ver los motivos detrás de aquello; acaso esta vez le retaría por las tierras de su padre o buscando tomar el lugar de este al derrotar a su hijo? Pero todo quedó aclarado cuando un potente aroma llenó el lugar, haciéndole abrir nuevamente los ojos por la sorpresa y gruñir sin tener forma de evitarlo al darse cuenta de lo que estaba percibiendo.

No.

Era imposible que ese maldito estuviese convirtiendo su batalla en algo como aquello!

Podía sentir la fuerza del aroma y de las energías del otro youkai que solamente le indicaban una cosa. Esa batalla había pasado de ser una por derrotarlo y conseguir su nivel de rango a una de machos donde el perdedor…

Un escalofrío lo recorrió.

No solamente se perderían las tierras de su padre sino que él mismo terminaría por convertirse…

No, no podía permitir aquello.

Era totalmente impensable.

Apretó con mayor fuerza el mango de su Bakusaiga para luego, hacer fuerza en su pierna para lanzarse hacia delante y terminar aquello de un solo golpe…

Pero no bien apenas había hecho el movimiento un poderoso golpe había enviado a volar muy lejos su espada, más allá de cualquier oportunidad de recuperarla para salvarse; la garra del Maestro de aquella región aprisionaba fuertemente su cuello contra el suelo impidiéndole respirar correctamente y levantando con mayor fuerza sus energías y aromas que le indicaban que estaba a unos segundos de un destino inminente del cuál no tendría salida nunca más.

Orgullo… maldito orgullo… en verdad estaba pasando por aquello?

No había sido suficiente lección el casi haber perdido a la pequeña Rin que había vuelto a perder suelo y finalmente, una consecuencia sin retorno se le dejaba ver?

-Esto es perfecto. Te convertirás en el presente perfecto para sellar el acuerdo sobre la protección de mi territorio. Y podré presentar como un extra tus tierras para que no pueda quejarse al respecto. Gracias por presentarte. En verdad que has caído del cielo, niño…

No solamente había perdido la batalla.

Lo había perdido todo.

Y pudo sentirlo mientras aquel ser absorbía sus poderes y su estatus frente a los demás youkais, haciendo que su cuerpo actuase en respuesta a la infinidad de aromas y energías que lo presionaban, terminando por agachar este contra el suelo y mostrar sumisión impelido por fuerzas genéticas que iban más allá de las órdenes de su cerebro.

Sus días como daiyoukai habían terminado.

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