¡Hoooola! Lo prometido es deuda, así que aquí vuelvo con un nuevo three-shot sobre la Amortentia, pero esta vez de nuestro queridísimo Ron. He buscado información sobre si hay algo canon sobre esto pero lo que he encontrado no estaba confirmado (o al menos donde yo he mirado), de modo que he decidido hacer un pequeño remix. Espero que os gusten los olores que he escogido para esta pequeña historia. En este primer capítulo toca el olor del bacon.
Antes de dejaros con la viñeta, quiero agradecer a las lectoras que dejaron sus reviews en el tercer capítulo de la Amortentia de Hermione: Lunia Black, Bella Valentia, Ana Beln, adrisstbdt, Lui Nott, lumus-maxima, kisses rain, Erypheis, Aeerdna y Silvers Astoria Malfoy. Este three-shot es para vosotras :3
Disclaimer: Todo lo que podáis reconocer pertenece a J.K. Rowling
Look no further
Capítulo 1: Bacon
—¿Y Harry? ¿No va a venir a desayunar?
—Tenía que ir al despacho de Dumbledore temprano. Ya sabes —se encogió Ron de hombros mientras entraban en el Gran Comedor.
Las mesas estaban repletas de bandejas a rebosar de cosas deliciosas, como bollos recién hechos, tartas de chocolate y calabaza, huevos revueltos y bacon. El delicioso olor que desprendía llegó hasta ellos y sintió su estómago rugir con fuerza. Se le estaba haciendo la boca agua y Ron pensó que el desayuno era, sin duda, su comida favorita en Hogwarts.
No se había sentado aun cuando ya tenía la mano en la cuchara de la fuente de los huevos revueltos. Se sirvió una cantidad abundante y lo acompañó de bacon; además, cogió un par de bollos de un canasto que tenía al lado. Tenía un hambre voraz y, más aun, cuando tenía delante de él tanta comida deliciosa.
—¿Podrías hacer el favor de meterte menos comida a la boca? —preguntó Hermione con los ojos en blanco.
Ron se quedó mirándola con los carrillos llenos de comida un segundo antes de tragar lo que ya tenía en la boca. Sus ojos se quedaron clavados en los de Hermione pero ella no tardó en romper el contacto visual para servirse el desayuno. Si es que le parecía preciosa y adorable hasta cuando le echaba la bronca, y fruncía el ceño, y arrugaba la nariz, y apretaba los labios. Y, si le parecía preciosa y adorable incluso cuando le reñía, es que tenía que gustarle muchísimo.
—Hey —escuchó a Hermione reír mientras chasqueaba los dedos delante de él—. Que te has quedado ido.
Últimamente, Hermione sonreía mucho cuando estaba a su alrededor. No es que se pasase el día mirándola, no, no era eso. Pero se había fijado, por casualidad. Y, además, le había invitado a ir con él a la fiesta de Navidad de Slughorn. No iba a ir ni con Harry, ni con McLaggen, ni con ningún otro. Ella quería ir con él.
Cada vez que ese pensamiento cruzaba su mente, su corazón se aceleraba, y se le hacía un nudo en el estómago, y le sudaban las manos. Porque, al mismo tiempo que cruzaba ese pensamiento por su cabeza, había otro, mucho más poderoso, que lo hacía también. Porque, por un momento, pensaba que era posible que todo eso que sentía y que no era capaz de explicar, eso que le pasaba con ella, a Hermione también le pasase.
No había dedos suficientes en su familia para contar las veces que Fred y George se habían burlado de él, poniendo gestos y pucheros en los labios cuando Hermione les daba la espalda y no podía verles. Hasta su hermana pequeña le chinchaba con ese tema. Él lo negaba, por supuesto. Pero, cuando se quedaba mirándola con cara de idiota —la misma que debía estar poniendo ahora mismo—, se daba cuenta de que, igual, tenían un poco de razón.
Un tenedor con un trozo de bacon pinchado se interpuso entre Hermione y él. Parpadeando un par de veces, volvió a la realidad, otra vez. Eso de distraerse le pasaba bastante a menudo últimamente. Hermione reía suavemente y negaba con la cabeza mientras se llevaba el tenedor a la boca. El olor que había dejado el bacon se coló por su nariz y casi fue capaz de saborearlo.
Intentó concentrarse en su propio desayuno metiéndose medio bollo en la boca pero ni siquiera así fue capaz de dejar de sentir ese león rugiendo dentro de su pecho al sentir el olor del bacon. Y la cosa no mejoró cuando levantó la vista. Hermione se estaba sacando el tenedor de la boca y empezaba a masticar. La grasilla del bacon había impregnado sus labios y se habían vuelto brillantes.
Joder, le entraron tantas ganas de besarla que tuvo que apartar la vista, morderse la lengua y apoyar las manos en el banco para evitar lanzarse sobre su boca. Pero no consiguió mantener la mirada apartada durante mucho tiempo. Sus labios eran como imanes que le atraían sin consideración ni permiso.
Como si su cuerpo funcionase por sí mismo, sin hacerle ningún caso a su cerebro, que en ese momento debía de estar deshaciéndose, Ron sintió que su mano se alzaba y acercaba sus dedos muy lentamente hasta la boca de Hermione. No podía apartar la vista de sus labios, de sus propios posados sobre la comisura de éstos, sintiendo la grasilla del bacon impregnarse en su piel.
Los latidos de su corazón eran tan fuertes que opacaban cualquier otro sonido que hubiese a su alrededor. Y estaba seguro de que nunca hasta entonces había entendido el concepto demasiado como en ese momento.
No supo por qué, ni cómo, ni cuándo, sus ojos se desviaron a los de Hermione y Ron no pudo evitar sorprenderse al verlos ligeramente entrecerrados. Conectaron. Por un segundo, estaba seguro de que había saltado una chispa.
—Tenías... bacon... aquí —consiguió murmurar Ron con voz ronca.
El apartar sus dedos de sus labios fue algo casi doloroso. Y sentía tal revoltijo de nervios arremolinarse en su estómago que le costaba concentrarse en el simple acto de respirar. Como un soplo de aire fresco, la sonrisa de Hermione actuó como un bálsamo sobre sus nervios.
—¿Se me ha quitado ya? —preguntó Hermione con un ligero sonrojo en las mejillas.
Ron solo atinó a asentir con la cabeza antes de coger una cuchara para pinchar el bacon y, envuelto en ese olor que le mareaba y aturdía, que le atraía directamente hacia los labios de Hermione, no se dio cuenta de que había cogido el cubierto equivocado.
Finite incantatem. Y hasta aquí la primera viñeta con el primer olor. ¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado? ¿Creéis que Ron se sentía atraído por este olor? ¿Os ha gustado cómo ha representado la escena la atracción por este olor? Todo lo que queráis decirme, bueno o malo, hacédmelo saber. Porque, como sabéis, las musas son mucho más trabajadoras cuando hay muchos reviews.
El máximo de palabras es de 934 palabras y el fic, al igual que el anterior, participa dentro del reto "Olores de Amortentia" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black"(donde el máximo de palabras es 1000 por viñeta). El próximo capítulo saldrá publicado en breve :)
Nos vemos pronto y, recordad, si queréis que Ron os quite un pedacito invisible de bacon de los labios debéis dejar un review en el recuadro que hay justo debajo, ¿lo veis? ¡Si ya lo tenéis abierto! Solo es cuestión de escribir. ¡Dejar un review nunca fue tan fácil!
Un beso y un achuchón,
Basileya.
