Si esto es Amor
Capitulo Nº1: Me gusta conocer nuevos amigos.
Miro mi rostro en el gran es espejo de mi habitación mis amigas siempre me decían que tenía un rostro hermoso pero a hora solo veo moretones mi labio sangra… una lagrima cae por mi rostro ¡Demonios! asta llorar me duele no soy capaz de ver todo mi cuerpo de solo imaginarme como ese maldito me dejo me horroriza así que me pongo mi bata blanca me la amarro bien y no me queda más que dirigirme hacia mi cama y dormir ya que no podré trabajar así.
Ya en mi cama abrazada en mi almohada me pregunto ¿Cuanto aguantare? ¿Cuánto más seguiré soportando este calvario? La esperanza se me está muriendo pudriendo poco a poco como si alguien se llegara interesara en mí y me sacara de aquí.
-Amiga podemos entrar –Una vos de mujer se escucho afuera de la habitación pero no hubo respuesta solo se escuchaba un triste llanto que hasta entristecía a la misma luna ya que siempre se veía por la ventana que daba justo a la cama pero a hora parecía que se había escondido ante el llanto de la hermosa mujer.
-Amiga por favor habré -Se volvió a escuchar la vos de una mujer pero esta vez distinta a la anterior.
-Por qué no prueban girando la maldita perilla -Respondió la joven mujer que se encontraba adentro de la habitación mientras finas lagrima caían por su rostro.
Las dos mujeres que se encontraban afuera de la habitación se miraron sorprendidas y soltaron a mismo tiempo con algo de enojo -¡Demonios! – después una giro la perrilla y entraron encontrándose con una imagen desgarradora había algo de sangre en el piso de la habitación se acercaron lo más rápido que pudieron a la joven que estaba llorando en la cama.
-Kagome quítate la bata –Dijo una joven de cabellos rojizos.
-Déjame tranquila Ayame –Respondió la joven abrazando con todas sus fuerzas la almohada que se sentía algo húmeda donde había llorado tanto.
-Esta bien si tú no te la quitas pues yo si –Dijo esta vez otra joven de cabellos cafés.
-Sango espe… -No pudo terminar ya que su amiga Ayame le había afirmado las manos mientras Sango le quitaba su bata dejando su desnudo cuerpo a la vista.
-Ayame prende la luz –Exclamo Sango mientras tiraba la bata al suelo llevándose una sorpresa cuando la luz ya estaba encendida el hermoso cuerpo de su amiga estaba todo maltratado lleno de moretones tenía una herida en el brazo izquierdo y sangraba también tenía un gran moretón en el estomago como si alguien le hubiera pecado una fuerte patada.
-Kagome… -Susurro Sango mientras lagrimas caían por su rostro mientras Ayame lo primero que hizo fue salir corriendo en busca de algo para curarla.
-Estoy algo adolorida pero ya sabes que estoy acostumbrada Sango –Kagome lo único que deseaba era poder huir de ese lugar pero parecía que la única manera de ser libre era morir ya que ¿quien se iba a interesar en una muñeca de noche? La respuesta era obvia nadie.
-Kagome se fuerte por favor vamos a salir de aquí como sea algún día escaparemos de este maldito infierno –Dijo Sango mientras acariciaba los hermoso cabellos de su amiga.
-¿Salir? ¡Ja! e perdido todas las esperanzas Sango –Nuevas lágrimas cayeron por sus bellos ojos.
-La esperanza es lo último que se pierde Pequeña –Las dos jóvenes miraron de donde provenía esa voz y se dieron cuenta de que era de Ayame que venía entrando a la habitación con un recipiente con agua y una vendas.
-Pues yo ya la perdí Ayame –Dijo Kagome secándose las lagrimas pero al mover su mano sintió un fuerte dolor que no pudo evitar salir un gemido de dolor.
-Vez eso te pasa por decir eso la esperanza es…
-¡Esperanza! Eso no existe entiendan somos mujeres de noche solo servimos para divertir a los hombres no tenemos vida propia mira como ese maldito me dejo ¡Crees que alguien se interesara en una prostituta! no sean taradas y despierten de ese maldito mundo de esperanza ¡¡¡Esto es el mundo real!!! –Grito colérica la hermosa joven.
-Kagome entiéndenos para nosotras es igual de difícil que para ti aun me siento adolorida por los golpes de la semana pasada pero para olvidarme de eso trato de aferrarme a algo que me de esperanza perdóname si me es encuentras estúpida pero yo soy así –Ayame seco las nuevas lagrima de su amiga y se dedico a curarla mientras recibía las miradas sorprendías de Kagome y Sango.
-Aya –Nombro a su amiga con algo de cariño.
-¿Aya? Jajaja hace tiempo que no me decides así –Respondió la joven de cabellos rojizos.
-Bueno termine a hora descan…
-Con que aquí están ¡Malditas Zorras! ¿No deberían estar trabajando? –Dijo Hombre de cabellos negros unos ojos de color rojo opaco.
-Naraku nosotras estábamos curando a Kagome –Sango al escuchar la voz de ese hombre un miedo la recorrió pero tomo algo de valor para responderle.
-¡Yo no les di permiso para eso! –El hombre solo se limito a tomar a las dos mujeres por el cabello y arrastrarlas hacia a la salida de la habitación.
-Naraku espera no le hagas daño –Kagome se levanto como pudo pero aunque sintió un fuerte dolor al mover su cuerpo trato de ayudar a su amigas pero el hombre soltó a los mujeres y le dio una fuerte cachetada a Kagome que fue tan fuerte que la tiro contra el suelo recibiendo como respuesta los gritos de las otras mujeres pero justo cuando estaba a punto de golpear a las otras dos mujeres apareció un apuesto joven alto de cabellos blancos y unos ojos de color morado claro.
-Padre tu limosina está esperando afuera yo a hora me encargare –Dijo el joven con una mirada seria.
-Gracias Hakudoshi a hora encárgate de estas malditas mujeres -Naraku era hombre de de negocios tenia a muchas empresas a su poder pero nadie sabia acepto las personas que el consideraba que podía confiar que tenía un negocio de ''Damas de la noche'' era un hombre alto de cabellos negros y ojos rojos opacos su piel era algo bronceada y siempre andaba vestido con una blusa negra corbata roja una chaqueta negra al igual que sus pantalones.
-Si –Se limito a decir mientras con aun su expresión seria veía como su padre salía espero en la misma posición hasta que sintió como la limosina partía y se dirigió asta la ventana para verificar si su padre ya se había ido y cuando estuvo seguro soltó un hondo suspiro.
-¿Están bien? –Pregunto viendo como ayudaban a Kagome a levantarse.
-Pues si me explicas como es para ti estar bien te contesto –Le respondió Sango a Hakudoshi mientras ayudaba a Kagome a acostarse en la cama.
-Llamare al Doctor –Hakudoshi a de ser el hijo de tan desagradable hombre no era igual a su padre el era bueno el era un joven de unos 19 años tenía el cabello largo de color blanco y siempre lo llevaba amarrado a una coleta alta su ojos eran morados claros y siempre venia de blanco blusa blanca corbata azul chaqueta blanca y pantalones blancos e igual a su padre el tenia sus propias empresas pero el si sabia respetar a las mujeres no como su padre el único deseo de el era sacar a todos las chicas de ese asqueroso lugar pero si traicionaba a su padre seria como firmar una muerte segura.
-Gracias Hakudoshi –Dijo Kagome entrecortadamente.
-mmm… se me olvidaba no trabajaran hoy mejor dicho en dos semanas Ayame ve avisarle a las otras –Hakudoshi se estaba dirigiendo a la salida de la habitación pero Ayame lo detiene.
-Pero joven Hakudoshi si su padre se entera de que…
-El no estará aquí en un mes –Hakudoshi no dejo terminar a Ayame ya que él sabía que su padre no se iba pasar por ahí en un mes y a él no le costaba nada reponer el dinero perdido pero en dos semana iba a llegar Kitsuka una de las empleadas de la mansión de su padre para verificar si todo estaba bien como la detestaba era simplemente insoportable.
-¿Y cuando vendrá Kitsuka? –Pregunto Sango con algo de ira en su vos aunque solo fue por un momento.
-En dos semanas –Respondió Hakudoshi saliendo de la habitación.
-Dos semanas libre ¡Qué emoción! –Exclamo la joven de cabellos rojizos.
-Podremos ir al Centro comercial –Dijo esta vez Sango con una sonrisa.
-¿Pero y si alguien nos reconoce? -Pregunto Kagome desanimada.
-No pasara además ya hemos salido antes ¿Qué es lo que te preocupa a hora? -Sango vio la expresión de su amigo algo triste y era obvio que alguien las podría reconocer aunque no era muy posible.
-Kagome aquí solo viene personas con dinero como Ricachones no creo que nos reconozcan –Trato de calmar Ayame a su amiga.
-Bueno pero creo que no me siento muy bien para salir –Kagome miro su bello cuerpo maltratado y era obvio que no podría salir al menos en una semana.
-Si tienes razón es mejor que descanses –Dijo Sango algo preocupada.
-Bueno iré avisarles a las demás sobre lo que dijo el joven Hakudoshi –Ayame les regalo una sonrisa a las su dos amigas y salió de la habitación.
-¿Crees que Ayame le gusta Hakudoshi? –Pregunto Kagome riendo.
-No sé pero bueno es mejor que te vistas porque creo que el Doctor se demorara –Sango se dirijo al Closet y busco entre tanta ropa provocativa que usaban para su trabajo ropa interior y un pijama.
-Si Naraku ve que tengo esto se volverá loco –Dijo Kagome refiriendo a la ropa interior de color blanco que le había entregado Sango y al pijama de color azul.
-Si pero no tiene por que enterarse –Sango solo vio como Kagome se bestia pero parecía que algo le incomodaba y Kagome se percato de eso.
-¿Qué pasa? –Pregunto Kagome.
-Kistsuka vendrá y es seguro que meterá en nuestras cosas ¿Qué tal si encuentra la ropa que compremos en el centro comercial? –Le respondió con una respuesta la joven a su amiga.
-Pues le diremos a Hakudoshi que hable con ella –Kagome al fin se termino de vestir pero le dolía mucho el brazo izquierdo donde tenía esa herida Naraku le había cortado el brazo con un cuchillo pero por lo menos el moretón del estomago solo le dolía si se lo tocaba.
Toc Toc Toc
-Debe ser el Doctor –Sango fue lo más que pudo a abrir la puerta y si efectivamente era el Doctor.
-Hola niñas esta es la tercera vez en la semana que vengo para revisar a una de ustedes que fue lo hizo esta vez el idiota de Naraku –Decía joven que no aparentaba mas de unos 26 años era alto de tez bronceada su cabellos era largo de un color negro al igual que sus ojos.
-Sango dejemos a Bankotsu trabajar –Hakudoshi entro atrás del Doctor y las chicas no lo habían notado pero cuando hablo Sango suspiro con desagrado y salió junto con él.
Ya había pasado una semana desde que fue el doctor a visitarla la reviso y se dio cuenta que además de el moretón en el estomago y la herida en el brazo tenía un pequeño moretón en la cara y otro en la espalda el de la espalda de seguro debe haber sido donde Naraku en su arrebato de ira la tiro contra la pequeña mesita de noche que tenia al lado de la cama pero al menos el doctor le recetó unos calmantes para el dolor y le recomendó que estas dos semanas las pasara en cama pero ya había pasado una semana y esta sería la única oportunidad de salir además ya no sentía tanto dolor.
-Ya no aguanto el encierro –Dijo mientras se levantaba de la cama y dirigirse al baño para darse un buen baño para salir y aprovechar estas minis ''Vacaciones'' cuando ya estaba lista busco ropa interior y un jeans azul oscuro con una polera con tirantes de color rojo.
Ya vestida salió de su habitación viendo las tantas puertas de las habitaciones de las otras chicas eran en total veinticuatro doce en el tercer piso y doce en el segundo piso en cambio en primer piso era donde hablaban con la ''Secretaria'' que era Kitsuka para comprarlas por una noche.
-Parece que todas salieron –Dijo mientras bajaba los escalones para llegar al primer piso y tenía razón estaba todo desolado.
Mientras en una gran mansión.
-¡Inuyasha suéltame! –Forcejeaba una bella mujer con su marido.
-¡No! tu eres mía Kikyou no dejare que te vayas –Dijo un joven de ojos dorados y cabellos plateados.
-Pues eso debiste pensarlo antes de acostarte con Kagura a hora suéltame –La joven le dio un fuerte empujón votándolo al suelo y tomo una maletas y se encaminó hasta la salida.
-Kikyou espera yo…
-Adiós y una cosa quiero el divorcio –Después salio por las grandes puertas de la mansión.
-Shiro me puedes llevar con mi Padre –Le dijo la joven su chofer de confianza.
-Lo siento Señora pero el señor Inuyasha me prohibió que la llevara algún lado –Dijo un Joven alto de ojos azules y cabellos castaños.
-¡Que! Oye pero si tu eres mi chofer para eso te contrato mi padre –La joven se estaba enojando así que solo miro con ira al joven.
-Lo siento sigo ordenes y…
-Vete al demonio dame las llaves de la entrada –Kikyou vio como el joven le entregaba un montón de llaves se las arrebato con algo de ira y miro hacia la gran reja que representaba la entrada miro también el césped que de seguro estaba recién regado y era un hecho que su hermoso y largo vestido de color negro no iba a sobrevivir se dirigió a la entrada del lugar que a decir verdad no estaba muy cerca.
-Quien me manda a comprar una mansión tan grande –Ya le dolían sus pies ya que con su tacones le era difícil caminar y ni siquiera iba a mitad de camino.
-Inuyasha va a apagar por esto –Cuando al fin llego estuvo probando por 15 minutos distintas llaves hasta que al fin una funciono.
-llamaré un taxi –Busco por todas partes el maldito celular pero no lo encontró.
-¡Genial simplemente genial! –Era obvio que se le había quedado en la mansión pero no volvería no quería ver la cara del maldito Inuyasha.
-¡Demonios! tendré que irme caminado –Volvió a tomar sus maletas por que las había dejado en el suelo mientras buscaba el celular y se fue caminando digna como siempre.
Volviendo con Kagome.
-Donde estarán Sango y Ayame de seguro en el cine –Dijo Sonriendo la joven mientras caminaba por la vereda y miraba los autos.
Pero en un momento desvió la mirada hacia una chica se sorprendió porque las dos se parecían mucho pero noto que estaba cruzando la calle algo distraída y venia un auto a toda velocidad.
-¡OYE CUIDADO! –Le grito pero la chica al darse cuenta se quedo paralizada así que ella corrió a una velocidad sorprendente la tomo de la cintura y se tiro contra la vereda más cercana con ella encima.
-¡Oh por Dios! que susto –Dijo la chica con la respiración algo agitada mirando a Kagome que se encontraba debajo de ella.
-Oye te puedes quitar pesas –Kagome miro como la joven se levanta inmediatamente y la ayudaba a ella a levantarse.
-Gracias me salvaste la vida aunque mis maletas no sobrevivieron ¿Pero te encuentras bien? –La joven miro como sus maletas habían sido aplastadas por las ruedas del auto estaban destruidas y se veía sus cosas tiradas por todas partes.
-No te preocupes mi trasero fue el que sufrió mas y sobre tus maletas… no hubieran sobrevivido –Le respondió Kagome.
-¿Porque? –Pregunto la joven confundida.
-Pues vez eso tipos te estaban siguiendo y creo que era por tus maletas –Dijo refiriéndose a tres tipos que estaban vestidos así como Raperos que las estaban mirando.
-Gracias y ¿Cómo te llamas? –Pregunto la joven.
-Kagome ¿y tú? –Kagome la miro con una sonrisa extendiendo su mano.
-Kikyou –Respondió esta algo seria.
-Al parecer no sonríes mucho y ¿adónde ibas? –Pregunto Kagome.
-A la mansión de mis padres –Respondió Kikyou.
-Jajaja pero que hace una damisela del barrio alto por estas calles –Kagome miro la mirada nada amigable que le dedico la chica y ella solo le dedico una sonrisa.
-No estoy aquí por que quiera ¿Sabes donde pasan taxis aquí? –Le pregunto la joven mirando como muchas personas posaban sus miradas en ella.
-Que suerte hay viene uno –Kagome estiro su manos haciendo parar el taxi mirando la expresión de sorpresa de la chica.
-Se que no es el tipo de taxi que esperabas pero es lo único toma se no es mucho pero te servirá para llegar a tu destino –Kagome vio como a la joven subirse al auto y recibirle el dinero.
-¿Por qué me ayudas? -Pregunto Kikyou antes de que partiera el auto.
-Me gusta conocer nuevos amigos –El auto partió con una muy confundida Kikyou después de que le dijo a donde se dirigía se acomodo en el asiento.
Con que Kagome mmm… sus ojos eran de un color chocolate su cabellos negro como la noche y su piel blanca como la nieve pero sin llegar a pálida como la mía y su sonrisa era como calida… ¿Calida? Si muy calida pero a hora que lo recuerdo tenía un moretón en la cara justo debajo del ojo derecho y tenía una herida en el labio pues que me importa lo que le pase.
-Me gusta conocer nuevos amigos…
Maldita conciencia… después de todo ella me salvo la vida después averiguare sobre ella.
Continuara…
