Hola. No estoy con muchos ánimos de escribir un fic largo así que pensé ¿Por qué no compartir uno de los mejores fanfics que he leído con ustedes? Este hermoso fanfic está escrito en inglés y su autora: ElsBells me ha dado su autorización para traducirlo al español.

Yo de verdad se los recomiendo. No tiene casi nada de drama y es una historia muy hermosa. La van a disfrutar de principio a fin.

Está terminada y consta de 30 capítulos. Trataré de subir los capítulos tan frecuentemente como pueda, pero serán más que nada en los fines de semana.

Si les gusta dejen reviews, diciendo aunque sea "Me gustó" así me dan ánimos para seguir con la traducción.

Aquí el link de la historia en inglés: s/7570489/1/Just-off-the-Key-of-Reason


Just off the key of reason

Capítulo 1: Tú eres la soñadora

Hola, soy Quinn, tu nueva compañera de piso. Traje mis cosas esta mañana; seguro que estabas en tu trabajo, pero, ya sabes, quería dejarte una nota para que no pensarás que alguien hizo… lo opuesto a robarte. O algo así. De todas maneras, salí por unos dulces. – Quinn

Bueno… la nota en el refrigerador de Rachel era de cierta manera única. Tenía que admitir, que lo primero que pensó cuando se dio cuenta de todas las cosas que estaban en su apartamento fue "¡oh dios mío, alguien entro a robar y me dejó todas sus pertenencias!" Luego ella volvió a pensar racionalmente y recordó que su nueva compañera de piso se mudaría hoy, y ¡Santo Dios!, había dejado una hornilla prendida después del desayuno.

Su nueva compañera de piso era Quinn Fabray, que aparentemente escribía de manera infantil haciendo garabatos, inclusive en el papel rayado. Ella había dibujado un garabato que se asimilaba a un elefante en la esquina inferior derecha y estaba sujeta al refrigerador con un mini caballo con pies magnéticos que Rachel jamás había visto. Pero claro que a Rachel le gustaba; le encantaban las cosas adorables. Acarició la cabeza del pequeño caballo con una sonrisa.

El dueño del edificio había sido quien le encontró compañera de piso a Rachel, porque ella estaba muy ocupada con los ensayos como para recorrer las calles de Nueva York en busca de alguien que ocupara el espacio de su ex compañera de piso. Sabía que había enloquecido a su ex compañera de piso, con su afición por cantar y hablar y su hiperactivo cachorro que le gustaba morder los zapatos. Al final, Barnaby o su compañera de piso se tenían que ir, por lo que Baranaby estaba ahora entrando a la habitación de Quinn, su lengua saliendo y sus ojos brillosos, emocionados.

Oh Dios, pensó Rachel. Seguro que él había destruido algo.

Rachel no quería entrar a la habitación de Quinn. Ella no era una espía o algo parecido; solo era ruidosa y fastidiosa, de acuerdo a otras personas. Pero, definitivamente no quería que su nueva compañera llegara y encontrara sus pertenencias hechas pedazos en el suelo.

Empujó la puerta y se adentró en la habitación.

Directamente al País de las Maravillas.

Quinn obviamente había desempacado, no había cajas. Pero ¡Santa madre de Dios! ¿Cómo una habitación podía estar tan decorada cuando había sido desocupada solo horas antes? Rachel estaba parada en la puerta, impresionada, tratando de asimilarlo todo mientras acariciaba a Barnaby en la cabeza para que no destruyera todo.

Rachel miraba el cubrecama, lleno de azul y verde, naranja y amarillo. Había lámparas moradas en el escritorio y en la mesa del costado de la cama, y había – ok, mierda- habían cuatro estanterías llenas de libros en las paredes, eran demasiados libros. A Rachel le comenzó a preocupar Quinn; ella no quería despertar en medio de la noche para encontrar a su compañera de piso muriendo debajo de montones de libros.

Rachel no pudo resistirse a examinar las cosas de Quinn. La mayoría eran libros, varios clásicos que lucían muy antiguos y algunas hojas cayéndose. Estaban Los Viajes de Gulliver y Alicia en el País de las Maravillas, todo de C.S Lewis y Roal Dahl y Dickens, Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, Black Beauty y Sherlock Holmes. Rachel se adentró más en la habitación, pasando sus dedos sobre las hojas de algunos libros, miró el resto de la habitación.

Ella se preguntó si Quinn era una recolectora de cosas, muchas cosas. Sus ojos se abrieron como platos; Oh Dios, ellas terminarían en la televisión y Rachel sería la culpable de que Quinn viviera en lugar de pura basura y porquerías. Ella sería la que terminaría llorando por la culpa.

Solo que las cosas de Quinn no eran nada parecido a basura. Era… fantástico.

A Rachel le encantó el estante lleno de globos de nieve, relojes de arena y los sacapuntas. Le encantó la colección de sacos hacky y el pequeño banco azul en forma de cerdo que estaba en el escritorio; el rebaño de animales de cerámica que miraban a Rachel desde una estantería le hacía recordar a su infancia. Sonrió suavemente cuando miró a un oso de peluche algo desgasto que estaba en el centro de la cama, estaba tapado con los cobertores.

"Hola."

Rachel jamás había saltado tan alto en su vida. Se dio vuelta, agarrando su corazón, se encontró a una mujer con cabello corto rubio parada en el marco de la puerta, ahora parecía algo ansiosa y con pena de haberla asustado.

"Perdón." Dijo Quinn, sonriendo nerviosa y acariciando la cabeza de un muy entusiasmado Barnaby. "No quise asustarte."

Rachel no sabía porque se había quedado sin palabras. Ella de verdad tenía un gran vocabulario, enserio, solo que había desaparecido. Quinn estaba meciéndose, ahora solo miraba a Barnaby. La rubia no miraba a Rachel a los ojos.

"Yo no, digo está bien. Te juro que yo no… tú sabes, yo no estaba hurgando o algo parecido." Dijo muy rápido Rachel. "A Barnaby le gusta comerse las cosas que él no debería comer y yo solo quería ver que… bueno, tu habitación es increíble."

Quinn se sonrojó.

¿Esta era Quinn? A Rachel le entró la duda por un momento. Este era el perfecto comienzo de un asesinato para una serie de tv. Acosar a la estrella de Broadway, actuar tímidamente, y luego matarla en frente de su adorable perrito.

"¿Tú eres Quinn, no?" preguntó Rachel, temiendo lo peor.

Quinn asintió y sonrió, miró los ojos de Rachel por un segundo para luego volver a ver a Barnaby. Al menos le gustaba el perro.

Rachel comenzó a observar con detenimiento a su perro y su nueva compañera de piso. Barnaby se dio vuelta y Quinn se agachó para acariciar su estómago, le estaba hablando muy bajito.

"¿Has visto Hello, Dolly?" preguntó Rachel, pensando que prestar su atención solamente al perro sería la mejor forma de captar la atención de Quinn.

Quinn miró hacia arriba y negó con la cabeza.

Rachel le sonrió de manera dulce; no quería asustarla tan rápido. "Es una hermosa película con Barbra Streisand. Están estos dos personajes que están siempre juntos, Barnaby y Cornelius."

Rachel caminó hacia donde estaba Barnaby y comenzó a acariciar el estómago de su perro. Quinn miró a sus pies.

"Pensé que sería un nombre bonito para un perro." Continuó Rachel, esperando a ver si es que esta chica iba a hablar. "Es bueno que te lleves bien con él. A la mayoría de los extraños no les gusta Barnaby, pero nunca a mis compañeros de piso."

Quinn miró hacia arriba y se encontró con los ojos de Rachel por un momento. Parecía confundida. "¿Por qué a alguien no le gustaría Barnaby?"

Rachel se rió y acarició con cuidado las orejas de Barnaby. "Bueno, como dije, la razón por la que estaba en tu habitación fue para asegurarme que él no hubiera destruido nada. Le gusta comer los zapatos y almohadas y… los DVD's"

Quinn sonrió y sus dientes se mostraron, Rachel sintió a su corazón saltar. Esta chica nueva era realmente hermosa.

Rachel se paró y Quinn miró sus rodillas. "Vamos, te voy a ayudar a ordenar tus compras. Nos podemos conocer mejor." Dijo Rachel.

Quinn asintió y se paró, siguió a Rachel a la cocina donde habían muchas bolsas y un llavero de Scooby- Doo que estaba encima del mostrador.

Rachel miró subrepticiamente como Quinn desempacaba muy silenciosamente y comenzaba a ordenar las cosas. Leche chocolatada, Froot Loops, latas de Spaguetti-o's, Lucky Charms. Rachel miró sospechosamente, juzgando todas las cosas no saludables que esta chica comía.

"Quinn, ¿Cuál es tu comida favorita?" Rachel pensó que sería una buena forma de empezar.

La voz de Quinn era tan suave que Rachel tenía que concentrarse para poder escucharla.

"Macarrones con queso."

Rachel volteó a mirarla con un gesto. "Sé cómo cocinar eso, digo, soy vegetariana, entonces solo se hacer la versión vegana pero es deliciosa. Podría hacerlo hoy si tú quieres, te prometo que te gustara."

Quinn asintió lentamente. "Ok." Lo dudó pero miró a Rachel directamente a los ojos. "¿Cuál es la tuya? Tu comida favorita."

"Hmmm…"

Quinn se rió por la expresión pensativa de Rachel.

"Pizza y lasagna. Oh, también spaghetti con salsa." Murmuró Rachel. Tantas cosas. "Oh, ¡Espera! Curry de este restaurant llamado Green Mango; es simplemente… delicioso. Como el cielo; ¿lo has probado?"

Rachel estaba desesperadamente tratando de contener su costumbre de hablar demasiado. Hasta ahora había salido bien, pero parecía que estaba chica rubia no quería callarla. No parecía querer decirle Dios mío mujer cállate, me estás volviendo loca.

Quinn asintió. "Deberías hacerme probar eso."

"Definitivamente. Me guardan algo cuando mis ensayos son tarde; creo que moriría de hambre si no fuera por ellos."

Quinn cerró el cajón donde estaba guardando las cosas y volteó para mirar a Rachel. "Qué, um, qué es lo que- quiero decir, sé que tú estás en Broadway pero ¿Qué es lo que haces?" Quinn comenzó a jugar con sus uñas, especialmente con el desgastado esmalte verde mientras Rachel la miraba calmadamente, sus labios formaban una sonrisa.

"¿Has visto Funny Girl?"

Quinn negó.

Rachel le sonrió. "Bueno, tengo que educarte con Barbra Streisand inmediatamente. Funny Girl es la historia de Fanny Brice y Nicky Arnstein, la evolución de su relación y la carrera de Fanny. Comedia, romance y drama." Rachel se movía alrededor de la cocina, hacía gestos con sus manos para enfatizar. Ella se paró al lado de una intrigada Quinn y la miró directamente a los ojos. "Yo hago el papel de Fanny."

"Eso es- debes ser muy talentosa." Dijo Quinn, con algo de sorpresa.

Rachel se sonrojó. "Bueno… deberías venir y verlo por ti misma… ¿Qué es lo que tú haces?"

Quinn volvió a mirar al piso.

"No es necesario que me lo digas, sino quieres." Se apresuró a decir Rachel.

"Está bien. Yo no… tengo un trabajo o algo. Mi tía está pagando para que viva aquí."

Rachel asintió y esperó pero Quinn no siguió hablando. Ella se estiró un poco para poder mirar los ojos de la chica más alta.

"¿Qué es lo que te gusta? Además de ignorar las obras maestras de Barbra."

Quinn sonrió. "Quizá ella no es tan extraordinaria como piensas."

Bueno.

Quinn seguía siendo una extraña; no debería enojarse mucho. Tranquila, Rachel. Tranquila. Todavía puedes salvar a esta persona de su ignorancia.

Quinn debió notar la expresión de Rachel, horror puro y se apresuró para hablar.

"O ella lo es. Extraordinaria, quiero decir. En realidad no lo sé. A mí me gustan los animales."

Rachel cambió del horror a la confusión. ¿Barbra y los animales eran cosas similares? "¿Te gustan los animales?"

"Sí, su forma y sus funciones, quiero decir los animales en todo su ser. Además me gusta la literatura."

Rachel asintió. "Sí, vi todos tus libros. Es genial, tienes demasiados."

Quinn sonrió y mantuvo contacto visual. "Me gusta las cosas antiguas, y me gusta recoger cosas raras de las tiendas… mercados de pulga y ventas de garaje. ¡Cómo si no te hubieras dado cuenta!"

Rachel se rió y abrió el cajón para sacar los ingredientes del macarroni vegano. Barnaby llegó corriendo y Quinn sonrió cuando él saltó sobre ella, lo acarició afectivamente.

Rachel sonrió. "¿Lo quieres llevar a dar un paseo? Hay un parque al que voy, no está muy lejos."

Quinn la miró; parecía nerviosa. "¿De verdad?"

"'¡Claro! Él te adora, más que a mí." Rachel miró a Barnaby exageradamente y Quinn apretó sus labios para formar una linda sonrisa.

"Está bien."

La morena le dio la correa a Quinn y esta se la puso a Barnaby con mucho cuidado, antes de ser literalmente arrastrada hacia la puerta por el emocionado perro. Rachel sonrió para sí misma y suspiró.

Eso había sido interesante.

Quinn era… tranquila. Quizá un poco nerviosa y tímida, pero amable. Parecía ser una soñadora. A Rachel le gustaban los soñadores. Se preguntaba de dónde sería esta chica. Francamente, Rachel estaba sorprendida de poder haber aguantado sus ganas de preguntar todo lo que se le pasaba por la cabeza. ¿Por qué no me miras directamente? ¿Por qué eres tan callada? ¿Por qué luces como si hubieras bajado del cielo?

Felizmente no había asustado a su primera compañera de piso que no odiaba a Barnaby con cada fibra de su alma.

Quinn volvió después de veinte minutos y Barnaby fue directamente a su plato con agua, moviendo su cola alegremente.

"¡Hola, Barnes! ¿Te portaste bien?" preguntó Rachel, dirigiendo su pregunta a Quinn, quien fue hacia la coina siguiendo a Barnaby.

Quinn sonrió. "Se portó muy bien. ¿Necesitas ayuda?"

"Ya está casi lista. Solo tengo que ponerla en el microondas por diez minutos. ¿Podemos mirar una película?" sugirió Rachel.

"¿Podemos mirar um…? No, no importa."

Rachel miró a Quinn jugar con sus manos de Nuevo.

"No, ¿Qué quieres ver?"

Quinn dudó y miró a los pies de Rachel. "Bueno, probablemente estés harta de Funny Girl. Iba a decir que podríamos-"

Harta de Funny Girl!" Rachel no lo podía creer. "¡Dios, no! ¡Jamás! Quinn, si alguna vez digo que estoy harta de Funny Girl, quiero que cuides a Barnaby por mí, y que me internes en el hospital psiquiátrico, ¿ok?"

Rachel tuvo visiones de no tan bonitos hospitales psiquiátricos, dándole electroshock y encerrándola en una torre.

Quinn se rió muy fuerte y luego se sonrojó. Rachel solo sonrió.

"¿Mirarías Funny Girl conmigo, Quinn?"

Quinn asintió, aún roja como tomate, y fue directamente al sofá con Rachel siguiéndola.

~ooooooooooo~

"¿Entonces?" Rachel miraba ansiosamente a Quinn después de tres horas. "¿Te gustó?"

Rachel trató de convencerse que esto no rompería su nueva amistad. Trató, pero no pudo.

Quinn jugó con los lapiceros con los que habían estado tocando sus piernas como si fuera la batería. Sonrió. "Pienso que me gustaría más tu versión."

Rachel hizo un gesto de felicidad, y Quinn se volvió a sonrojar.

"Me gustas."

Las orejas de Quinn se volvieron rojas mientras cogía con fuerza los lapiceros entre sus dedos. "Yo- ¿Gracias?"

Rachel se rió. "Quiero decir, pienso que asusto a la gente, pero parece que aún no te enloquezco. Además, Barnes te ama y tú no lo has empujado del sofá o algo, quiero decir eres la perfecta compañera de piso."

Quinn trató de contener su sonrisa. "Creo que también asusto a las personas."

Rachel sonrió dulcemente, y se acercó a Quinn para que le diera los lapiceros. Quinn lo hizo, luego puso sus manos en su regazo.

"¿Por qué piensas que asustas a las personas?" preguntó una curiosa Rachel.

Quinn se encogió de hombros y luego comenzó a reír. "No lo sé. La gente piensa que soy… rara… o loca… algo así. Probablemente de verdad yo sea así."

Rachel estudió a la mujer que ahora estaba jugando con las mangas de su chompa, los ojos verdes no miraban a los marrones.

"No eres más rara o loca que yo… y yo soy básicamente una psicótica, Quinn." Rachel estaba siendo completamente seria.

Quinn sonrió.

"Realmente, perdí mi cordura en la secundaria y nunca más volvió." Rachel continuó, sonriendo. "Hablo constantemente. Canto canciones de Disney mientras cocino y vailo con mi aspiradora. Halloween pasado, hice doce 'casacas linterna', cada una para cada miembro de mi elenco. ¡Doce Quinn! Todos tenemos algo de locura."

Quinn no podía contener su sonrisa, aunque era tímida, miró directamente a los ojos de Rachel y la morena le devolvió la mirada, luego bostezó, arrugando su nariz algo disgustada. Ella estaba divirtiéndose; no podría quedarse hablando con Quinn toda la noche.

Quinn negó y se paró. "No, yo también voy a dormir. Buenas noches, Rachel."

Rachel le devolvió los lapiceros a Quinn con un guiño. "Buenas noches, Quinn. Duerme bien en tu nueva habitación."

~ooooooooo~

Rachel había dicho que iba a dormir más que por hábito que por de verdad ir a dormir. Funny Girl y una hermosa compañera de piso desafortunadamente no eran la cura del insomnio. Y era por eso que después de dos horas de haber ido a su habitación, estaba despierta para escuchar los ruidos fuera de su habitación.

Ella de verdad no quería admitir que su primer pensamiento fue "Mierda. De verdad ella está loca."

Rachel siguió recostada por un minute, pero luego volvió a oír otro ruido, y los pasos del corredor. Se levantó y fue hacia su puerta, abriéndola con cuidado.

Quinn estaba afuera de su propia habitación; lucía ansiosa e insegura, nada entusiasta de querer volver a su cuarto. Tenía ese oso de peluche entre sus brazos, se le salía un brazo.

"Quinn." Susurró Rachel para no asustar a la rubia. Caminó directamente hacia la rubia.

Quinn la miró con los ojos abiertos como platos, obviamente sorprendida.

"¿Necesitas algo?" preguntó Rachel. "¿Estás bien?"

De verdad que la morena estaba pensando en preguntar ¿Me tratabas de matar mientras dormía?

Rachel solo quería ayudarla; Quinn lucía tan confundida y asustada.

Quinn lo dudó, y luego se dio cuenta que estaba con su oso de peluche entre los brazos, entonces lo movió como escondiéndolo detrás de su espalda. Ella se sonrojó y asintió.

Rachel se dio cuenta de lo que la rubia había hecho y solamente le sonrió con dulzura. "¿Segura? Sé que es un nuevo lugar-"

"¿Qué es ese sonido?" interrumpió Quinn.

Rachel se detuvo y escuchó, mirando alrededor. Escuchó un ruido muy extraño desde arriba. "Oh, solo son las tuberías. Este edificio es algo viejo."

Quinn asintió. "¿Va a parar?" preguntó calmadamente.

"No lo creo. Solo te acostumbras después de un tiempo. Solía usar auriculares, pero un día no escuché mi alarma y fue un desastre."

Fue más que un desastre. Se había despertado en la noche, perdiéndose la mitad de su ensayo, y se entró en pánico creyendo que se había vuelto sorda y jamás volvería a cantar. Le entraban escalofríos de solo pensarlo.

Quinn sonrió nerviosamente y comenzó a moverse para ir de nuevo a su habitación. "Ok. Perdona si te desperté."

Rachel sonrió. "No te preocupes. No lo hiciste. ¿Vas a estar bien?"

"Sí. Buenas noches, Rachel. De nuevo." Quinn sonrió mirando al piso y cerró su puerta sin hacer mucho ruido.

Rachel miró si es que todo estaba bien antes de regresar a su habitación. Y luego se fue a su cama con Barnaby y trató de recordar cómo fue cuando ella escuchó por primera vez el sonido de las tuberías. Estuvo absolutamente asustada.