Vivimos en un mundo peligroso. Un mundo en el que debes cuidarte la espalda. Un mundo gobernado por un régimen de hierro que controla a cada ser vivo en el planeta. Un mundo gobernado por Superman.
Desde que tengo memoria, el mundo ha estado bajo el yugo de un temible líder, un líder que aprendí a seguir para asegurar mi supervivencia.
Él vino del espacio exterior y cayó bajo la tutela de Jonathan Kent, un ascendente empresario que amasó una fortuna en pocos años. Mi padre y el suyo se hicieron muy cercanos, por la cantidad de dinero y negocios que manejaban. Nos conocimos cuando yo tenía 10 años y él 17. Tras algunos años de amistad me enteré que él tenía "capacidades diferentes". Una especie de "poderes" obtenidos por su origen extraterrestres, pero los ocultaba para encajar en la sociedad.
Él era un buen chico en aquél entonces; estudió en la escuela de leyes de Harvard y se casó a los 25 años con una adorable reportera llamada Lois Lane, al cabo de poco tiempo tuvieron un hijo. Y allí fue cuando todo se torció.
Su pequeño hijo fue secuestrado para chantajear a su padre. Jonathan se negó; pondría un mal precedente si cediera al chantaje. Grave error, el niño fue encontrado en un lote baldío una semana después. Clark enloqueció de dolor, igual que su esposa. Lois se suicidó dos días después del hallazgo. Clark tuvo que perder y enterrar a su familia en menos de una semana. Cosas malas le pasan a la gente buena, y él lo entendió; él no podía seguir siendo una buena persona.
Asesinó a su padre. Y se salió de control. En menos de cinco años, había adquirido la mayoría de las principales corporaciones. Comenzó con el dominio económico y luego siguió al político. Llenó el gobierno de sus "socios" hasta alcanzar una posición favorable. Y avanzó al dominio social. Me uní a él hace 10 años, por mi propia seguridad y para tratar de buscar alguna manera de detenerlo
Hemos pasado la última década sofocando todos los conflictos sociales y políticos del mundo.
Con una amplia red de aliados, somos los verdaderos líderes del mundo actual. De un mundo gobernado por el temor de un ser todopoderoso, autoritario y decidido a mantener la paz que necesitaba cuando su hijo nació. La paz que le fue arrebatada y ahora impone al mundo.
Llego al club de Selina, mi esposa. Entro por la puerta trasera y subo directamente al segundo piso. Me desplomo en el sillón de su oficina y dormito un rato. Tras lo que parece solo un minuto siento unas sacudidas en el hombro que me despiertan alterado.
-Bruce.- dice Selina poniendo su cara a la altura de la mía- ¿Por qué no me avisaste que habías llegado? Acabo de ver a tu chofer y dice que lleva aquí casi una hora.- inquiere preocupada.
-Lo siento, cariño. Estoy bastante cansado, tuve que ir a Roma a verificar algunos asuntos con la mafia- respondo
-¿No podía encargarse alguien más?- dice sentándose en mi regazo.
-Podría, pero no habría sido lo mejor. Clark estará feliz con los resultados, y yo dormiré más tranquilo tomando el asunto en mis propias manos.-
Beso la parte trasera de su cuello lentamente, ella se da la vuelta y me besa apasionadamente. Mi pulso martillea por todo mi cuerpo, como si un rayo me recorriera. ¿Que sería de mi sin ella? Probablemente el estrés me mataría.
No soy un humano normal, ya no más. Cuando me uní a Clark, él había desarrollado una tecnología que hacía de los humanos ordinarios, algo mucho más fuerte. Me otorgaba mayor resistencia, velocidad, fuerza y energía. Pero aún con esa ventaja necesitaba descansar de vez en cuando.
-Deberíamos ir a casa.- dice Selina mientras se pone de pie.
Me toma del brazo y vamos hacia el auto. Llegamos a casa en pocos minutos y subimos a la habitación. Ella se deshace del vestido de seda y camina hacia a mí en ropa interior.
-Realmente estoy preocupada por ti- dice mientras se sienta sobre la cama.- Nunca llegas al club sin avisar, y mucho menos te quedas dormido antes de la media noche. En cualquier día normal me habrías arrancado la ropa al poner un pie en la recámara.
-Lo siento. Estoy preocupado. Hay muchos problemas bajo la superficie que luchan por salir. Hay demasiada gente inconforme con el régimen de Clark-
-Y tú eres uno de ellos. Uno de sus más fuertes oponentes. Y aunque te pese, sabes bien que no tienen oportunidad contra él.-
-Ese es el problema. Se perderán cientos de vidas si esto se sale de control. Debo hallar una solución… pronto.-
Se para detrás de mi y comienza a frotar mis doloridos hombros. Repasa mi cabello con las manos y me besa cerca de la oreja.
-Sé lo que planeas Selina, debemos concentrarnos en lo necesario, tenemos que sacar a Clark de la escena…- digo
Ella suspira con pesadez
-No sé porque te obsesionas tanto, no haces más que dar vueltas en círculos. Podríamos gastar nuestro tiempo en algo más... Divertido-
Se sienta en mi regazo con extrema familiaridad, como un gato. Me mira con sus enormes y seductores ojos azules. Presiono mis labios contra los suyos, mis manos acarician sus caderas lentamente.
-Las cosas se resolverán por si solas, casi sin que te des cuenta- murmura en mi oído.
Quizá ella tiene razón... O quizá prefiero pasar una noche teniendo sexo y no pensando en el problema que representa Clark a estas alturas.
Selina se sienta a horcajadas sobre mí, me quita la camisa y la tira al suelo. La tomo de las caderas y me las arreglo para dirigirnos a la cama.
Es una rutina que no parece hacerse vieja, ella y yo sabemos complacernos a la perfección, lo hemos hecho casi desde que nos conocimos.
Cuando terminamos caigo exhausto en la cama, preparado para dormir al menos un par de horas antes de tener que salir por alguna urgencia inesperada. Selina no parece tranquila, sus ojos tienen esa expresión definida, la de una idea diabólicamente buena.
-¿Que sucede?- pregunto
-Lo tengo...- responde
-¿Qué?-
-¡Lo tengo!-
-¿Puedes explicarte?- digo algo exasperado.
-La respuesta, para tú, no, nuestro problema.-
-¿Qué... Espera ¿Te refieres a Clark?-
-¡Si! Es simplemente perfecto...y simple, y juro que funcionará-
-¿Cuál es el plan?-
-¿En que gastas la mayoría de tu tiempo?-
-No creo que este sea el momento para...-
-Solo responde.-
Mi cerebro embotado por la somnolencia no ofrece ninguna respuesta aparentemente útil y digo lo primero que se me ocurre:
-¿Ahora? En pensar como eliminar a Clark-
-No, no es cierto, tú puedes pensar en eso durante todo el día, pero puedes hacer otras cosas al mismo tiempo, quiero decir ¿que cosa es a la que le dedicas más horas? Tiempo en el que no puedes hacer absolutamente nada más, aunque lo quisieras.-
La miro confundido. ¿Gastar mi tiempo? Todo lo que hago es despertar tras dos o tres horas de sueño, desayunar apresuradamente, ir a la torre de vigilancia y pasa horas resolviendo problemas en el régimen, entreno si me sobra tiempo antes del atardecer, entonces corro hacia el club donde veo a Selina para cenar y...
-Tú.- respondo.
Selina. Ella me mira expectante mientras me doy cuenta. Es ella ¡ella!. Es con ella con quien paso más tiempo, es ella con quien duermo, tengo sexo y hablo hasta altas horas de la noche, le dedico aún más tiempo que a mis obligaciones, en ocasiones hast horas, incluso a veces salgo de casa sin dormir por estar con ella.
-¡Si!- exclama- La solución está ahí, frente a nosotros, EN nosotros, es lo que él necesita, necesita a alguien que lo distraiga.-
-Alguien...-
-Alguien en su cama. Alguien que ocupe su tiempo y te deje mover los hilos a tu antojo.-
-Es muy interesante, pero no creo que el esté escaso de mujeres, siempre lo veo salir con una distinta de tu club.-
Pone los ojos en blanco y sube a mi pecho para mirarme fijamente a los ojos.
-Mujeres, yo no hablo de mujeres, Bruce.- dice con un tono decidido.
-Tú hablas de una sola.- respondo comprendiendo al fin lo que quiere decir.
-Exactamente, pero no cualquiera, una que él tenga que perseguir desde el inicio... una chica inocente. Que no iría con él por simple hecho de estar asustada.
-Una chica limpia... Una que no pueda ligarse a nosotros. Es brillante Selina.-
-Lo sé querido- sonríe y me mira fijamente- Mmm, de haber sabido que estarías tan feliz te habría dicho mi idea hace horas-
-¡Horas! ¿Cuando se te ocurrió? ¿Por qué me hiciste esperar?-
Desliza sus manos al sur de mi cuerpo y recuesta su mentón en mi pecho.
-En el momento en que me pusiste en la cama, pero creo que el momento no valía ser aplazado ¿O tú si?-
Siento mi sangre acelerarse de nuevo.
-Admito que no, pero ¿sabes? El sexo de agradecimiento habría sido mejor- murmuro cerca de su oído.
Frunce los labios seductoramente.
-Quizá debas castigarme por ocultártelo, entonces, sexo de castigo... - dice alzando las cejas, traza círculos en mi pecho con las yemas de sus dedos provocando que mi sangre fluya con mayor rapidez.
-El sexo de castigo es no tener sexo- respondo mientras me doy la vuelta como si fuese a dormir.
-¡Oh, por favor! No puedes ser tan cruel- exclama
-Si puedo, soy el caballero oscuro ¿lo olvidas? Superman y yo comandamos el mundo entero y no lo logramos regalando caramelos.-
-Tal vez sobreestimas lo malo que puedes ser.- dice mientras se pone a horcajadas sobre mí.
-¿Ah, sí?-
La sujeto de la cintura tomándola por sorpresa, me siento en el borde de la cama y la coloco sobre mis piernas, mirando al suelo, ella se remueve inquieta y le inmovilizo ambas muñecas con una sola mano.
-Oh, querido- exclama.
Respira entrecortadamente mientras recorro sus pechos con mi mano libre notando sus pezones erectos y el rápido pulso.
-Puedo castigarte, porque soy malo- digo.
-Pruébalo- murmura.
Y sé que lo haré. Subo mi mano y la dejo caer con fuerza sobre su trasero, el sonido chasquea en la habitación, acompañado de un grito proferido por ella.
Vuelvo a azotarla con más fuerza y ella gime entre el dolor y el placer. Observo su trasero mientras comienza a tornarse rojo y sin pensarlo más la azoto nuevamente, ella grita excitada mientras busca mi mirada, sus ojos refulgen de deseo y mi entrepierna no es inmune.
Respira agitadamente mientras espera otro manotazo, en lugar de ello dejo que mis dedos vaguen entre sus piernas y siento su emoción a flor de piel mientras introduzco mis dedos dentro de ella provocándole un agudo y largo gemido.
La dejo libre y ella sonríe mientras se sienta en mi regazo. Sus dedos se deslizan lentamente por mis hombros mientras sus labios recorren mi pecho, al llegar a la mitad me toma de los hombros y me empuja contra la cama.
Sus manos acarician la parte interna de mis muslos mientras traza un camino de besos justo arriba de mi pubis. Me mira directamente a los ojos mientras desliza su lengua sobre sus labios.
-Voy a hacer que despiertes feliz mañana, si es que te dejo dormir…- dice.
No puedo decir nada, comienzo a gemir apenas me toca. Su lengua sube de mis testículos a la base mientras sus manos buscan mi trasero. Ese es el extraño efecto que tiene en mi. Ella es muy buena en esto, en realidad tan buena como la profesional que solía ser antes de conocernos, pero siempre prefiero obviar el asunto. Sobre todo en las circunstancias que ocurrió. Fue la misma noche en que ella y yo comenzamos una verdadera relación…
