Prólogo

No puedo respirar.

El dolor que siente mi corazón ahora mismo es tan fuerte que siento que se va a partir en dos.

Realmente creí que era querida, que era amada pero no es así, todo ha sido una mentira. Una gran y cruel mentira.

Mis lágrimas pasan desapercibidas por la gran lluvia que consigue calarme hasta los huesos.

Me encuentro en mitad del bosque estirada sobre la tierra mojada y mirando como la terrible tormenta se deshace en este mismo lugar delante de mis ojos, escuchando los aterradores truenos y los furiosos relámpagos que iluminan por un segundo este solitario lugar. Pero no me importa.

Ya nada me importa.