Negación: Escrito hecho por y para fans. No lucro, no plagio.
Pairing: Sebastian Smythe/Harry Potter.
Género: Romance, Drama o más bien teenager!drama.
Categoría: NC-17 (M) y puede que R-18 (MA).
Advertencias: EWE, post-war, infidelidad, Rich!Harry, Lord!Harry, línea temporal de Glee temporada 3. Sumaré una década en las líneas temporales para que queden todos iguales, no hay mucho hincapié en el hecho de fecha en sí, solo que Harry en vez de nacer en 1981, lo hará en 1991 al igual que la línea temporal de Glee se encuentra con todos naciendo en la decada de los '90. Por lo que Sebastian estará también en 1991 y así no molesto más explicando las fechas y ese tipo de cosas.
Puntos a considerar: Sebastian sigue siendo promiscuo, Harry sigue siendo Harry. Ambos tienen 17 años, van a Dalton. Sebastian nació en Francia y habla con fluidez, Harry por otro lado es un Lord y tuvo que aprender a hablar otros idiomas por el bien de sus negocios. En ningún caso será un super-poderoso Harry o muy inteligente, solo digamos que está un poco más centrado en sus derechos tras la guerra. Y otra cosa, en ningún caso Harry se pondrá a cantar y bailar o ser una persona de artes escénicas, él es más bien Harry: bueno en deportes.

Ahora sí vamos con el fic :D Espero que lo disfruten como yo.


SINÁPSIS ACÚSTICA

1

Gran Bretaña siempre había sido la vida entera de Harry, allí él había aprendido artes nobles y otras que sencillamente dejaban mucho que desear, allí Harry era un don nadie o también era la figura más promitente de toda Europa, allí Harry era Harry y a la vez era un mago, el mago más poderoso de todos los tiempos.

Porque sí, Harry Potter antes un don-nadie-bueno-para-nada, el chico más horrible de Privet Drive, el horror de sus tíos y consanguíneos resultó ser un mago, y no cualquier mago, sino aquel que derrotó a un señor Oscuro a la edad de un año, eso sí, se quedó sin padres.

Con su cabello desordenado como todo Potter heredaría, los vibrantes ojos verdes de su madre, y esa apariencia que denotaba su dinastía, Harry era visualmente atractivo entre los magos, sobre todo considerando su cicatriz y él nunca lo supo hasta su cumpleaños número dieciséis.

Recordarlo le hizo frotar las sienes con desesperanza, él ya tenía mucho peso sobre sus hombros tratando de asesinar a Voldemort, y no que él realmente quería hacerlo sino que debía, porque para eso había estado luchando desde que entró al maravilloso y terrorífico mundo mágico. Él rememoraba muy bien ése día en particular, Dumbledore no lo dejó asistir a la lectura del testamento de su padrino, pero él de todas formas quiso hacerlo aunque así lo hubieran emboscado treinta mortífagos, el dolor aún lo cegaba y ya había pasado parte del verano escurriéndose de los miembros de la Orden que venían a vigilarlo, su capa era una cosa particularmente sorprendente cuando no estaba Mad Eye, así que aprovechó e investigó los turnos de cada uno y no le sorprendió que justo ése día no estaba Tonks o Mad Eye, supuso que ellos también habían sido llamados para la lectura del testamento, aquello pico más de lo que debería.

En su baúl el siempre guardaba una bolsa de galeons para estas ocasiones, él nunca sabía qué podría sucederle durante el verano y se aseguraba de tener dinero extra guardado, moverse no era lo sencillo sino llamar al autobús noctámbulo sin atraer la atención fuerte de magia, así que tuvo que caminar bien lejos entrada la madrugada para que no lo pillaran, y también tuvo que burlar a los Dursley, aunque conociéndolos no les importaría que no apareciera considerando que escribió una carta a tía Petunia la noche anterior y la había dejando solamente donde ella pudiera leerla:

"Me fugué, si no quieren que me traigan de vuelta no digan nada respecto a mí, con suerte no los veré nunca más si todo esto sale bien... Tened buena vida".

Escueto, sencillo y sin ningún ápice de interés personal, tal como los Dursley con él.

Llegar después fue sencillo, sobre todo entrar a Gringotts en la mañana cuando no había tanta afluencia de personas en los cajeros.

—Soy Harry Potter, vengo a la lectura personal de mi padrino Sirius Black—susurró cuando por fin fue su turno en la fila. El goblin que lo miraba a lo alto no era muy simpático a la vista, ni tampoco lo fue con sus duras palabras.

—¿Te das cuenta, mago, que si no eres quien dices ser las peores penas de los duendes caerán sobre ti? —recriminó con un silbido aterrador, aquellos ojos negros y manos alargadas lo hacían ver repugnante, pero Harry siempre había sido a favor de la reinserción de criaturas mágicas así que ni se inmutó con el tono de voz, bien sabía que los goblin eran así por algo.

—Por supuesto, no tengo problemas en ello.

Otro duende más y estaba en una sala privada con el duende de las cuentas Black y el de las Potter, y allí Harry se enteró que estaba nadando en oro, literalmente.

Terminologías que no entendía, herencias, contratos de matrimonios congelados, que el anillo familiar de los Potter y Black, que su responsabilidad en el mundo mágico, asientos en el Wizengamot, empresas, mansiones y protocolo, mucho de ello.

Harry pasó el resto del verano escondiéndose de la orden y tratando de aprender cómo se llevaba un imperio, sobre todo tratando de no llamar la atención y poniendo sus cuentas en estado elegible, y todo para que después de un año completamente ocupado revisando sus cuentas, tratando de actuar normal para no llamar la atención sobre el evidente conocimiento adquirido en verano, terminara mandando su testamento y poniendo en pausa sus negocios para un intrépido viaje por toda Gran Bretaña en busca de Horrocrux, sí, la vida era fabulosa.

—¿Estás listo, Harry?—la batalla final estaba escrita ya en tinte indeleble en muchos libros, ahora todos crecerían con una historia extraordinaria de Lord Potter-Black y Harry estaba cansado, sobre todo con los acontecimientos de las últimas semanas.

—Sí, me gustaría que fuera de otra manera.

—Sé que no te quieres ir de aquí—murmuró Hermione arrastrando sus maletas fuera de Grimmauld Place, el lugar que pronto reconstruiría—, pero estoy de acuerdo con Madam Pomfrey y el Medimago Connors: Tienes que reposar y tu magia no se ha nivelado desde que derrotaste a Voldemort, no ayuda que no puedes pisar mundo mágico y hay periodistas por todos lados tratando de verte hacer cualquier cosa.

—No me lo recuerdes, desde que supieron a qué hora saco mi basura una fila de idiotas buscan pedirme autógrafos.

—Por lo mismo—dijo ella rodando los ojos—... Tú tomaste la decisión, Harry, no lo hagas más difícil, ¿ya? —los ojos marrones de su amiga pedían comprensión y él sonrió, sabía que no era fácil para ella dejarlo ir cuando poseía ese tormento emocional de dejarlo partir cuando hubo muchas muertes este año, él sonrió suavemente y le pasó el brazo por sus pequeños hombros cuando caminaban ambos con una enorme maleta para guardar las apariencias.

—Solo estoy siendo idiota, Mione, no te pongas así que Ron después me golpeará—le sonrió de vuelta.

—Sabes que él lamenta no estar aquí—murmuró más bajo de lo que ella hablaba, sobre todo en su pose mandona—, es solo que las cosas con los Weasley...

—Ey, ey, está bien. Lo entiendo, solo dile que los quiero mucho.

—Ellos también lo hacen.

—Ven, es hora de tomar el taxi o llegaré tarde a mi vuelo.

—Y por favor, Harry, evita correr peligro, no quiero que me llames para que me digas que terminaste en un hospital o algo y...

—Ya, ya, ¿Podrías por favor tratar de no regañarme antes de que haga algo?

—¡Harry!

—¡Hermione!


Otro aburrido y sin sabor día en Dalton, no lo malinterpreten, a él le gustaba estar en una academia solo para hombres donde la mitad de la población eran gays con problemas de autoestima y que buscaban desesperadamente una persona con la cual sentirse querida.

Ahora, que creyeran que Sebastian era esa persona y les abriera las piernas era otra cosa. Se había entretenido escuchando a más de un chico con el cual pasó la noche diciéndole a otros que él era el indicado para llevar al buen camino a Sebastian Smythe, que solo necesitaba a un hombre que lo amara y quién sabe qué cosa más.

Tonterías, puras y santas tonterías.

Ahora, Sebastian siempre fue de sexualidad abierta, él era de los que creía que comprometerse a una edad tan joven era insensible y tonto de su parte, solo pocas personas terminaban con una misma pareja y aún así el solo hecho de tener experiencias limitadas a solo una persona en toda su larga vida lo hacía temblar.

Él era de los que experimentaba, de los que amaba a todos y nadie, él era libre en Francia y no entendía por qué no podía ser libre aquí también, tampoco era de los que le importaba mucho la opinión de otras personas, supuso que eso era heredado de la cantidad de viles miradas que se ponían sobre él cuando su padre tenía esas dichosas juntas políticas y salía el tema de su sexualidad

—"No puedo creer que el hijo del señor Smythe resulte ser gay, algo debe haber hecho mal".

—"Supongo que es culpa de su madre, ya sabes, ella es directora de musicales y supongo que llevó al pobre Sebastian donde están esos locos... Pobre niño".

—"... Ahh, es un chiquillo ejemplar, lástima que esté echado a perder, hasta podría haberlo comprometido con mi hija".

Su padre en Francia era un diplomático muy apreciado, claro, hasta que se enteró de lo que las personas decían a sus espaldas sobre su hijo y allí vio rojo. Puede que su padre no sea de los mejores, que cuando le dijo que le gustaban los hombres dejó de hablarle por meses y pasó un año antes de siquiera decirle que estaba bien con él, aunque no fuera muy demostrativo en su cara.

Puede que su padre no sea el mejor de sus padres, pero armó el escándalo del año cuando golpeó a un Senador lo bastante estúpido para decirle todo eso y más en la cara de Sebastian a viva voz y con su padre al lado él comprendió que pese a todo su padre lo amaba, y fue por eso que terminaron en esta ciudad olvidada de Dios. No lo forzaron a renunciar, pero con gusto él lo hizo y bien público. Tiempo después llegó a Ohio como fiscal.

Puede que no hablaran mucho con él, que ya no fuera lo mismo pero existía esa complicidad entre ellos, y su madre había estado más brillante desde ése entonces.

Sebastian estaba feliz con su vida ahora, y eso era lo que le importaba.

—¡Ey!, Sebastian, hay ensayo de los Warblers después de clases. No llegues tarde esta vez o Wes te asesinará.

—Sí, sí, lo que sea—dijo agitando la mano cuando Nick vino revoloteando con Jeff a su lado que no pudo dejar de chatear por teléfono.

—Lo digo enserio, Sebastian, eres el líder, tienes que estar allí.

—Sí mamá.

—¡De nada, querido! ¡Lávate los dientes después de comer! —respondió el hombre mientras seguía caminando y arrastrando a Jeff por el brazo, él sonrió de medio lado.

Puede que de toda la panda de gays e idiotas que había en los Warblers se llevará mejor con esos dos.

Caminó a la clase de Historia y Geografía, si bien no desconocía en lo absoluto la historia de Estados Unidos —su madre era originaria de California—, tampoco era un diestro en ella considerando que se crió principalmente en Francia y los viajes de negocios solo eran en New York, Los Angeles o ciudades de Europa.

—Tienen diez minutos de repaso y comenzaré con el examen de Geografía II.

Mucho alboroto después —algunos idiotas habían olvidado el examen y Sebastian realmente no quería tratar con personas hiperactivas que buscaban las respuestas del mundo en menos de diez minutos— y el profesor estaba entregando exámenes puesto por puesto diciendo claro y alto las penas por intentar copiar a sus compañeros o cualquier intento de hacer trampas en la prueba.

Nadie quería tener una mancha imborrable en su historial por lo cual realmente era morir o vivir al respecto.

La parte entretenida de tener pruebas es que una vez que terminabas podías marcharte a donde quisieras hasta tu próximo período, quizás es por eso más que por las notas que Sebastian gustaba de estudiar bien y salir lo más pronto que pudiera del salón de clases, después de todo tenía compañeros aún que daban vuelta por las instalaciones hasta que consiguieran sus clases.

Media hora después Sebastian se retiraba a paso tranquilo y sonriente a la cafetería donde pudiera flirtear con chicos atractivo o lo que cayera en ese momento, solo que no pensó encontrar un buen grupo de muchachos apilados en una misma mesa. Quizás había algo que cotillear.

—Entonces, ¿has estado en Bulgaria también?

—Ehh... Sí, por supuesto. Tengo un amigo que está metido en los deportes y me invita a sus partidos y a hacer algo de turismo—él reconocía ese acento, era Británico y completamente afable si podía deducir por su tono de voz.

—Oh, alguien con contactos.

—Se podría decir ergh...

—Justin.

—Justin—algo pareció suceder porque hubo unas sonrisillas bastante impropias y cuando por fin pudo entrar en visión supo la razón del alboroto. El chico nuevo era bastante atractivo pese a que no era tan alto comparado con algunos chicos de Dalton.

—Vaya, vaya, vaya—no pudo evitar romper el agradable ambiente y las miradas se posaron en él—, tenemos un chico nuevo, supongo que ya te habrás dado cuenta de que estas margaritas buscan algo más que una de esas sonrisas—no pudo dejar de incomodar a la población gay de Dalton, temerosos del nuevo chico.

—¿Eh?

—Y algo retrasado también—ante sus ojos solo vio sonreír al chico nuevo quien enarcó una ceja ante el insulto pero no lo devolvió. Se levantó de la silla en la cual estaba cómodamente agasajado y le estiró la mano con una sonrisa traviesa.

—Harry Potter.

—Sebastian Smythe.

—Oh, el Sebastian Smythe—Sebastian frunció el ceño y el nuevo chico (ahora Harry) le sonrió como si algo pasó y él no tenía ni idea de qué era.

Se rió, se alejó y pronto el cotilleo del chico nuevo y quién sería su compañero de cuarto comenzó a formarse. Supuso que la enemistad reconocida entre Francia e Inglaterra comenzaría de nuevo.

Harry miró la escena con pasividad, quizá al comienzo de toda esta locura estaba más que tenso, desquiciado. No podía creer que dentro de todas las posibilidades que había de escuelas secundarias Hermione había decidido que lo mejor para él era estar encerrado con testosterona pura y sin adulterar. No era inocente al respecto, en Hogwarts ya había tenido algunos deslices post-guerra cuando tenían que reconstruir el lugar, y no porque él fuera curioso, sino por la tensa situación que vivía con la hermana menor de Ron, a quien aún resentía.

Quizás fue un poco de venganza asumir la pose de "no quiero nada con nadie, pero si me coqueteas lo suficiente puede que tengas algo". O quizá solo era que a pesar de todo él también necesitaba algo de diversión. Como sea que resultó, Harry estaba en la etapa de "Enamorado de la vida". Había pensado que no sobreviviría, y que de hacerlo se casaría con Ginny y tendrían hijos.

Ahora que nada de eso sucedió quería redescubrirse como nunca pudo, aunque sea durante el miserable año y medio que estaría en terapia para que su magia y cuerpo se adaptaran y terminaran de hacer esas cosas chistosas cuando una fuente externa de magia chocaba con la suya.

Quizás lo que más le agradaba de todo esto es que tenía un nuevo 'Némesis', solo que este Harry no pensaba dejarlo solo.

Las cosas con Draco pudieron nunca ser buenas, agradables o dándole el pie de tener algo más, pero si algo sabía al mirar su vida paso a paso era que ya no tenía nada que temer. Ya no tenía prejuicios, ya no tenía a nadie a quién rendirle cuentas, no poseía ningún impedimento para hacer lo que él quisiera y quizá si Draco y él no estuvieran tan rotos y temerosos en esos momentos ellos pudieron tener algo que si bien no sería para toda la vida hubiera valido la pena.

Pero Harry estaba roto, y Draco un cobarde. Él terminó por casarse y Harry decidió lamer sus heridas, tranquilo, sin que nadie lo molestara.

Era lo mejor.

Y hablando de su nuevo Némesis, Sebastian venía caminando decidido con los que él había aprendido con el tiempo eran los Warblers, un montón de personas que disfrutaban de cantar y bailar... Algo que no comprendía mucho pero le daba risa cómo se comportaban.

—¡Potter!—hizo caso omiso de él por un tiempo, decidido a terminar de escribir su nombre en las fichas del reclutamiento a los equipos de deporte, Harry mordió un labio indeciso por cuál decirse, todos sonaban tan bien.

Le gustaba el Quidditch y eso no tenía ningún limitante ya que le encantaba correr, supuso que algo bueno salió de los Dursley después de todo.

Había tantos jodidos talleres. Miró los papeles con líneas ante él indeciso y pensó que como eran pruebas para los equipos él bien podía intentar darlas todas y ver cuál le gustaba más.

Podía tener dos equipos y estaba seguro que entre tantos por lo menos quedaría en dos, y que alguno de esos dos le gustaría.

—¡Potter! —con un floreo de su pluma (no una mágica, sino una pluma muggle) escribió "Harry Potter, clase 2-B" en varios de ellos con su letra desordenada y de la que tanto se quejaba Hermione.

—Veo que a parte de retrasado, también eres sordo.

Harry rodó los ojos antes de darse la vuelta y mirar a Sebastian, el sonrió una vez más conociendo que eso era realmente lo que le molestaba al líder de la banda.

—Hola a ti también, Sebastian, supongo que dado me maravillaste con tu deslumbrante presencia tienes una noticia la cual compartir conmigo—hizo un esfuerzo por no reírse y miró los enfadados ojos verdes antes de darle el espacio.

—¿A Lacrosse, Potter?

—¿A Lacrosse, Smythe?

—No durarás ni dos minutos.

—No sabía que te querías salir de los Warblers.

—No lo hago, me gusta Lacrosse.

—Oh, yo nunca he jugado, pero soy bueno en deportes y hay tantos que no sabía cuál escoger, supongo que de ahí solo queda a ver las pruebas. Si soy tan desastroso como piensas, tienes todo el derecho a burlarme de mi, como yo de ti por pensar que cantar y bailar es varonil—Harry se alejó agitando la mano con una sonrisa triunfadora, no sabía por qué, pero desde que había llegado a Dalton habían tenido lucha de egos, Sebastian siempre se burlaba de él por ser más pequeño y delgado; Y él porque dentro de los dos él era quien tenía más gel en el cabello, bailaba y le gustaba cantar.

Y así había sido desde que había llegado hace dos semanas. Por recomendaciones del Sanador —y papeles— él no podía compartir el dormitorio, por lo cual tuvo que pagar unos abonos extras para no ser molestado, lamentablemente en la misma zona estaba Smythe con su sonrisa rompe corazones quién al ver aquello no paró de discutir con él por preferencia.

—Si me tiro o no al Director es mi problema, Sebastian. A menos que estés celoso—Harry sabía bien ya dónde le podía doler los comentarios, no por nada había sobrevivido a Draco Malfoy por seis años.

—¿Yo, celoso Potter?

—Eso, o es el Director. Me gustaría pensar que soy yo, ya sabes, me hace subir mi autoestima.

Discusiones como esa ya estaban a toda regla y él bien sabía que Sebastian era así con todo el mundo pero también podía reconocer que era el único el cual el chico buscaba.

Las pruebas de los equipos habían llegado y el viernes por la mañana resultó ser suspendido para dar cabida a todos los chicos de Dalton lugar en todas las prácticas.

—¡Potter! —ahora estaba en el equipo de Rugby, y si bien había sido divertido estaba más que tentado a escoger Lacrosse porque ya había quedado y tenía que molestar a Sebastian.

—¿Sí?

—Has postulado a todos los equipos de deporte—el entrenador parecía más que frustrado con ése hecho en particular—, tienes que escoger dos. Te hago vice-capitán si decides quedarte aquí—Harry mordió el labio sin saber qué escoger, la verdad es que le gustaba el equipo de Lacrosse, era como juntar fútbol, Hockey y Baloncesto.

—Mhmm... No sé, me entretuve mucho pero creo que al terminar todas las pruebas podré elegir qué quiero.

—Potter...

—No estoy diciendo que no, pero creo que deberá mirar a otras personas también, no me cuente aún.

—... Está bien, chico, pero espero que en lo demás apestes—el entrenador era duro y estaba seguro que amenazaría a otros del personal y él se largó a reír, la secundaria era otra cosa.

Resultó que resultó ser bueno en algunas cosas, mientras que en otras sencillamente apestaba. No podía jugar fútbol pese a que idolatrara a los equipos de la liga Inglesa, sus pies no estaba aptos para esa clase de piruetas. Era muy pequeño para el baloncesto y el Voleibol se le daba decente, pero en juego de contacto era mejor, mucho mejor.

Le gustaba el rugby, y había tenido momentos divertidos en natación más solo hacer lo mismo era aburrido, y por supuesto que cuando entró a Lacrosse, Sebastian lo estaba acribillando con la mirada, y solo por joderlo, terminó como delantero y aceptó la posición sonriente.

—Bienvenido al equipo, Potter—quizá no debería estar haciendo deporte, su curación solo tomaría seis meses si la siguiera al dedillo pero se aburría y todos sabían que sin hacer nada se metería en problemas por lo cual disfrutó golpeando a gente con un palo y metiendo la pelota en el arco del contrario.

—Ni eres tan bueno.

—Ni tú tan guapo—le respondió a él, sudados, y ya en el camerino—. No seas niña, Sebastian, prometo comprarte un dulce.

—Marica.

—Hada.

Harry sonrió al golpe del casillero y él se encaminó a las duchas.


—¡No puedo creer que insistes en antagonizar con ése pobre muggle, Harry!

—¡Lo está molestando, Hermione! Tú sigue así, Harry, si quieres puedo ir y...

—¡Ronald!—habían terminado las pruebas el domingo por la tarde así que eran libres de salir. Tomó un taxi para despistar y después de meterse en algún callejón olvidado de Merlín se apareció en su lugar llamando a sus amigos contándole las últimas novedades.

—No me cae mal... Además es bastante sencillo sacarlo de quicio.

Hermione le rodó los ojos por la red flú y él le sonrió con cariño.

—Solo, por favor, no te metas en problemas, ¿sí?

—Lo sé, Mione. ¿Cómo están las cosas por casa, Ron? —cambio el tema por uno más seguro antes de enfrascarse en una pelea de por qué no quería sacar sus E.X.T.A.S.I.S y la razón de Hermione de por qué debería sacarla.

—¡Tú también deberías, Harry!

—Ya los hice.

—¿Cuándo?

—Digamos que tuve mucha ayuda de los Goblin con esto de mis herencias por lo cual antes de irme de caza los di por correo, no vi los resultados hasta meses después eso sí.

—... Eso fue muy inteligente de tu parte.

—Culpa a los duendes, por mi hubiera quemado esas pruebas. Si no las quieres dar está bien Ron, lo entiendo, solo piénsalo bien ¿sí? Puede que suene repetitivo pero te ayudarán.

Ronald solo gruñó antes de decir que tenía hambre, Harry por otro lado decidió que era hora de conocer el centro comercial de Lima.


—Un jugo natural de mora y frutilla con un muffin de arándanos por favor—le sonrió a la niña con simpatía y se dio cuenta lo mucho que echaba de menos el contacto femenino, aunque sea por algo tan tonto como la suavidad de la voz.

—Son 8.45.

—Tenga, quédese con el vuelto.

—Gracias, de inmediato lo atiendo.

Quince minutos después se encontraba dando vueltas por el centro comercial maravillado de tanta tecnología y no pudo evitar comprar algunas cosas con su VISA muggle, y pronto entre tantos aparadores y vidrierías vio la silueta similar de su querido Némesis, caminó con él con intención de molestarle un poco.

—... Él no tiene por qué enterarse, a mi no me importa.

—A mí si me gusta mi novio, Sebastian.

—Vamos, no es como si fuera horrible.

—Me gus...

—¿Interrumpo? —vaya, vaya, así que era cierto que era un ladino y promiscuo, sonrió un poco más. Miró cómo se desenvolvió la situación pasivamente desde esa esquina y como prontamente Sebastian se quedó sin acosar, sin duda con una sonrisa en el rostro por incomodar a más de una persona.

—No sabía que te gustara ser la tercera rueda, Sebastian—le murmuró él cuando lo vio pasar cerca.

—No sabía que eras una cotorra, Potter.

—Oh vamos, no te enojes que fue muy divertido. ¿Café?—Sebastian se lo quedó mirando fijamente, claramente calibrando posibilidades mientras él chupaba su jugo natural.

—¿Siempre tienes que ser tan condenadamente honesto?

—Está en mis genes, pero contigo me va eso de ser condenadamente molesto—eso le sacó una sonrisa y pronto estuvo dirigiendo.

—Vamos, vi una cafetería arriba que tiene un menú decente, yo invito si la próxima vez lo haces tú.

—¿Quién dice que te invitaré de nuevo?

—¿Me quieres deber algo?

—Eres irritante y peor que una mujer menstruando, Potter.

—Harry.

Ése fue el momento de una singular relación.


There is, the first chapter :D
Espero que les haya gustado. No duden obviamente en comentar si ése es su deseo, tengo esta historia avanzada, por lo cual son actualizaciones regulares.

-Derwyd