Disclaimer: Ni Los Juegos del Hambre ni sus personajes me pertenecen; son propiedad de Suzanne Collins. Por otro lado todos los personajes de este fic son parte del SYOT colaborativo del foro El Diente de León: Amapolas para las luciérnagas.

Esta historia participa en el Intercambio Día del Amigo del foro El Diente de León y es un regalo para Twilli Prince.

Twilli, no es el regalo de 16000 palabras de E (lamentamos haber jugado con tu mente de nuevo xD) pero de todas formas espero que te guste :)

Advertencia: Intento de parodia escrita durante un período de delirio mental. No se ofendan xD


De institutos y planes malvados

— ¿Crees que va a funcionar? — pregunta uno con voz escéptica. Recibe una mirada exasperada, propia de quien ya ha respondido cientos de veces la misma pregunta.

— No lo creo. Estoy seguro de que va a funcionar. Es la hora, vamos — dice el otro comenzando a caminar arrancando un suspiro cansado del primero que, de todas formas, lo sigue.

— Tengo el leve presentimiento de que esto no va a terminar bien… — masculla.

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Fase 1: Observación – Instituto Amapolas y Luciérnagas

— Ese es un papel higiénico hermoso Kenley, me encantan los diseños de unicornios que le has agregado… — la suave voz de la profesora de cabello lavanda se pierde entre los murmullos cuando suena el timbre —. Bien, supongo que es todo por hoy entonces, para la semana que viene por favor todos traigan sus propios diseños para elaborar su propio papel higiénico — dice antes de regresar la vista a la ventana, donde el sol ha vuelto a mostrarse.

Los alumnos comienzan a salir en tropel, entusiasmados por la llegada de la hora del almuerzo y, sobre todo, por el final de la hora de arte. Varios se amontonan en la puerta formando un pequeño embotellamiento, hasta que una voz aguda se impone ante el resto a los gritos.

— ¡Fuera de mi camino!

La chica, que lleva un uniforme de porrista bastante ajustado, empieza a abrirse paso a empujones. Varios estudiantes se apartan asustados, aunque a algunos no parece importarles demasiado. Es el caso de una pelirroja con uniforme de porrista también.

Darling, mueve tu trasero del camino, estás estorbando.

La chica se gira y le dedica una mirada furiosa antes de pararse con los brazos extendidos en medio de la entrada.

— Primero nada de "Darling". Tengo nombre y bien lo sabes — dice ofendida señalando su uniforme, igual al de la morena —. Segundo si te gusta tanto mi trasero no es mi culpa, podrías ser menos evidente.

A su alrededor, varios estudiantes miran boquiabiertos el intercambio entre ambas jóvenes. Mientras tanto la profesora sigue inmersa en su propio mundo, ajena a cualquier tipo de problema estudiantil. No es hasta que una chica rubia con el mismo uniforme se acerca que el grupo se dispersa, cuchicheando un nuevo rumor sobre pelea entre las porristas, pero prestando atención a cada detalle.

— ¡Arya! Deja a Bounder en paz; no vale la pena — espeta dándole una mirada desdeñosa a la pelirroja —. Y tú Bounder, deja de obstruir el camino que todos queremos ir a almorzar.

— ¿Y qué si no quiero hacerlo princesita? — sisea la llamada Bounder, con una sonrisa maliciosa extendiéndose en su rostro.

La chica rubia está a punto de replicar, cuando una voz suave las interrumpe.

— Chicas apresúrense, creo que es la hora del almuerzo — dice la profesora mientras se agacha para pasar por debajo del brazo de Bounder, quien se queda tan sorprendida que ni siquiera intenta levantar el brazo. Una vez que la profesora está fuera de la vista la pelirroja se encoge de hombros, se gira para sacarles la lengua y se marcha corriendo.

— Nunca va a crecer — murmura la rubia negando con la cabeza.

En el pasillo se les unen dos muchachos, uno alto y desgarbado y otro que camina a los saltos, entusiasmado.

— Amber, Arya, mejor apresurémonos, no quiero tener que hacer la fila — exclama el más pequeño de los dos.

— Sky, nosotros nunca hacemos la fila — replica Arya.

— Da igual, vamos. Tengo hambre.

Se unen a la marea de estudiantes que se dirige al mismo lugar cuando una explosión hace temblar el suelo. Todos se apartan y se pegan a las paredes, preguntándose qué pasó. Cuando el director Greyfox pasa corriendo seguido por la subdirectora Ranghild se hace un silencio espectral.

— Creo que olvidó abrocharse bien el vestido — murmura Arya ríendose.

Segundos después ven correr y tropezar a la consejera estudiantil, Vanille Lapelier, que ha salido de quien sabe dónde.

— ¡Seguro fue Mazer de nuevo! — masculla, aunque con su voz, todos en el pasillo lo escuchan —. ¡Ese chico no va a parar hasta explotar este lugar hasta los cimientos! ¡Esta vez no se salvará de una charla aunque Lucky le haya dado permiso para usar el laboratorio!

Cuando la consejera se pierde de vista todos se asoman a las ventanas. El laboratorio efectivamente echa humo. Un grupo de chicos, aparentemente amigos del infractor, se debaten entre seguir a los profesores o no.

— Es la tercera vez en un mes — protesta el más grande, un chico de cabello azul eléctrico, hijo del profesor de educación física.

— No creo que lo haya hecho a propósito, ya sabes cómo es cuando se entusiasma con algún experimento… — musita una chica de cabello corto, aunque parece dudar un poco. Cuando se da cuenta que los están mirando frunce el ceño —. ¡Tú que miras! — Le grita a Sky, que le sonríe, burlón.

Una chica un tanto más pequeña sacude su brazo para llamar su atención.

— Déjalos Riley. Mejor vamos a ver si podemos evitar que Mazer se meta en más problemas.

— Lily tiene razón, vamos.

— Espero que no haya logrado explotar al gato porque ahí si lo van a expulsar.

Es que, todos saben, el gato es una parte fundamental de aquel instituto.

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Al día siguiente el incidente del laboratorio ha quedado en el olvido, aunque el infractor, más conocido como Mazer Blitz, se encuentra castigado. Aunque claro, los castigos a cargo de la consejera estudiantil siempre suelen ser extraños, y aquella no es la excepción.

— Bien, hoy me ayudarán a elegir los colores para el vestuario de nuestra obra de invierno — anuncia Vanille que, además de ser la consejera, se encarga personalmente de organizar eventos especiales —. Tú no, Ivonnia, quédate con Bakaneko que por alguna extraña razón parece querer tu compañía. Así evitamos que orine sobre las muestras de nuevo.

Una chica de cabello negro y aspecto aburrido levanta una mano.

— ¿Es necesario esto? ¿Por qué no nos limitamos a mirar hacia otro lado mientras usted sube fotos a Instacapitol como siempre?

— Hoy no Rail — dice la consejera moviendo su dedo —. Aunque nada me gustaría más que seguir superando a Cósmica en cantidad de seguidores hoy tenemos trabajo que hacer. Si no querías estar aquí de nuevo no hubieras escrito con aerosol la mesa de la cafetería. Todos sabemos que Mana, Adler y tú son los más bellos en el lugar después de mí claro, pero escribir "#youcan'tsitwithus" va en contra de las reglas querida y…

— ¿Y ellos qué hacen aquí? — la interrumpe, molesta por la cantidad de personas en la sala, más concurrida de lo habitual.

Vanille observa a todos antes de responder.

— Brandon — dice señalando a un niño de cabello rubio que nunca habla — está castigado por un mes por intentar escaparse de la clase del profesor Bluesteel. Bounder — señala a la pelirroja que habla con un niño de aspecto oriental — se salió de la pirámide a propósito para hacer caer a Amber Thousen. Él… Ivonnia, ¿puedes darme una mano?

La chica de cabello color pastel deja de acariciar al gato y empieza a hablar, visiblemente emocionada.

— Yuta Sils está aquí por perseguir y acosar a uno de nuestros estudiantes más lindos, Adler Rademacher. Adeline y Magdie se ofrecieron a ayudar en la obra y Teva no lo sé, ya estaba aquí cuando llegué — enumera.

— Bueno, respondidas tus preguntas Rail, será mejor que comencemos. ¡Hay mucho trabajo que hacer!

Rail se hunde en su asiento pensando en cómo diablos escapar de allí. Tiene el ligero presentimiento de que va a ser una tarde muuuuy larga.

No parece consciente de que otros, como el gato al que le han enfundado un tutú rosa, sufren mucho más que ella.

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Horas después, cuando el sol ya se está escondiendo y las primeras estrellas están comenzando a aparecer, dos chicos entran al aula, y suspiran, aliviados, al mismo tiempo. Cuando se dan cuenta de lo que hicieron se dan la espalda, y uno se cruza de brazos. El otro no puede, lleva una pesada hoz de cartón que se lo impide.

— ¡Teva! — exclama el primero —. Te hemos buscado por todas partes, ¿estuviste toda la tarde aquí?

La chica de cabello corto se sobresalta y levanta la vista de su pupitre.

— ¡Hyden! ¿Qué hora es? ¿Esto es el aula de detención? ¿Milo? ¿Eres tú? ¿Qué haces vestido así?

El chico deja la enorme hoz apoyada contra un pupitre y se baja la capucha, revelando un rostro lleno de pecas, que no puede reprimir una sonrisa ante el despiste de la chica.

— Iríamos a la Panemcon ¿lo olvidaste no?

— Milo se anotó en un concurso de cosplay y tú te ofreciste a acompañarlo para guiarlo en su interpretación de la muerte, ¿recuerdas? — añade Hyden.

El rostro de Teva se ilumina como el sol.

— ¿Y qué hacemos aquí todavía? ¡Vamos!

Se levanta de un salto y toma del brazo a sus dos compañeros, para luego salir corriendo. Cinco minutos después el de las pecas regresa a buscar su hoz, que había quedado olvidada con el repentino entusiasmo de Teva. Cuando entra encuentra al gato de la consejera estudiantil usándola como rascador.

— ¡Sal de ahí, gato asqueroso!

El chico no tiene idea de que todo acto tiene sus consecuencias, y que la suya sería conseguir un nada merecido segundo lugar en el concurso de cosplay de la Panemcon.

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— No puedo creer que me estés obligando a hacer esto — masculla el profesor de biología, visiblemente enojado —. Si Rowan no me da un aumento después de esto…

— Es parte de tu trabajo — lo corta la subdirectora —. Además que eres indirectamente responsable, ya que la última vez que Bakaneko arruinó la huerta fue porque tú y Vanille estaban tomando helado en la cafetería "Peor es nada".

— ¡Eso es…

— Ni te molestes en negarlo Lucky porque las fotos del Instacapitol de Vanille te delatan, y si empiezo a leer los comentarios de una tal Cósmica te avergonzarás de por vida. Ahora ve y ayuda a esos chicos a reconstruir la huerta.

Lucky masculla entre dientes "me las pagarás" y se dirige de mala gana al lugar donde antes había una huerta, y donde ahora sólo hay tierra revuelta. Un grupo de cuatro estudiantes ya se encuentra esperándolo. Todos retroceden un paso al ver la mirada del profesor.

— Bien, más les vale terminar esto rápido. Ustedes dos — dice señalando a un chico y una chica, ambos morenos, de aspecto parecido — se encargarán de plantar las semillas y de regarlas. Si alguna planta muere será lo último que hagan en sus vidas. Ustedes preparen la tierra — les dice a los dos chicos restantes y luego se va, directo al laboratorio en reconstrucción.

Los chicos se miran entre sí.

— ¿No se supone que él debía supervisarnos? — pregunta uno, indeciso.

— Que más da Zachary, lo mejor será que comencemos.

— Jordan tiene razón, si no está terminado para cuando él regrese tendremos problemas.

Tardan relativamente poco en terminar la tarea. Los tres chicos se encargan de preparar la tierra mientras la niña llamada Bethany clasifica y planta los diferentes tipos de semillas. Trabajan bastante bien en equipo y el profesor no encuentra motivos para quejarse cuando vuelve a inspeccionar el trabajo, así que se marcha sin dirigirles ni una palabra.

— Sólo espero que el gato no lo vuelva a arruinar — comenta Kinsey al observar el trabajo terminado — Hemos hecho un trabajo mejor que las veintisiete veces anteriores.

Pobres ilusos. Todavía creen que la vigésimo octava vez es la vencida.

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— Bien, dime los resultados de la primera etapa — ordena enfocando su atención en la pizarra, no dispuesto a perder tiempo.

— Bueno, tras cinco días de investigación en los que hemos incitado hechos como la explosión de un laboratorio, la destrucción número veintiocho de la huerta, múltiples peleas entre porristas ocasionando algunas fracturas leves y el fracaso en actividades extracurriculares relacionadas con la muerte, hemos encontrado a veinticuatro sujetos idóneos para llevar a cabo nuestro plan señor — responde señalando la pizarra, donde sólo se distinguen algunas patas marcadas con fibra indeleble.

— Entonces estamos listos para comenzar Antü.

— Podría decirse que sí señor.

— Prepara todo para mañana entonces. No estoy dispuesto a soportar otro día más en tutú ni tener que posar mis sagradas patas en esa asquerosa huerta otra vez.

— De acuerdo señor.

— Y por favor, despide a la narradora y consigue un pato mejor. No voy a soportar que me sigan llamando "el gato".


Sí, lo sé, debo dejar las drogas.

Twilli la verdad es que no sé si esto es lo que esperabas (probablemente no) pero espero que si no te gusta al menos te haga reír, o al menos pensar "¿con esta loca hablo por whatsapp todos los días?", reflexionar y volver a la senda de las personas normales (? De todas formas ¡Feliz día del amigo!

Si alguien más del grupo lee esto sepan que aunque les haga bullying y ustedes me hagan bullying a mi (y sí, hablo de Ale y Cami) los quiero, y les deseo un feliz día del amigo aunque en sus países aburridos no se festeje :)

Mañana vengo con la parte dos de tres (y más drogas).

Saludos!