TODO CAMBIO
Todo cambio cuando te vi, mi vida monótona y sin sentido dio un giro completamente opuesto a donde hubiera querido, con tu particular forma de ser, esa que me hiso quererte a un grado que jamás me imagine. Comencé, sin notarlo, a entregarte mi amor con simples miradas, las cuales cuando obtenían respuesta solo lograbas estremecerme. Si antes no creía en el destino ni en el amor tu me hiciste cambiar de opinión, contigo creía que estabas destinada a mi desde un principio y eso me hace feliz ya que asi puedo pensar que nadie te podrá robar jamás de mi lado. Jamás había pasado por mi mente que pudiera existir una persona capaz de hacerme perder el control de mis actos o decisiones con una sonrisa, pero sencillamente pasó y ahora todo tuyo soy.
-Toshiro ¿en qué tanto piensas? –me cuestionaste curiosa mientras dejabas de lado los informes que estabas llenando hace unos segundos.
Una sonrisa quería tirar de mis labios pero fue reprimida. –Nada en especial –conteste sencillamente.
-Siempre dices eso –te quejaste con un puchero en el labio y poniéndote de pie.
-No sé qué quieres que te diga –con simpleza dije.
-Pues algo más que eso –exigiste posicionándote a mi lado.
-Bien, pues vuelve a tu papeleo –dije regresando mi vista a los informe que llenaba.
-No me refería a eso –murmuraste y yo sonreí, eres tan terca.
Antes de que pudieras regresar a tu lugar te jale del brazo y te senté en mi regazo –Solo bromeaba, no te lo tomes tan enserio –te dije dándote un tierno beso.
-¿Enserio? –preguntaste como lo habría hecho una niña de cinco años.
-Sí –te di otro besito pequeño -¿te he dicho alguna vez que eres realmente adorable y sexy? –te dedique una sonrisa picara.
-N-No digas estupideces –te acababa de poner nerviosa, cuanto me gusta eso.
-No son estupideces, solo te soy sincero –te dije mientras comenzaba a besar el cuello.
-T-Toshiro… p-para… alguien te puede ver… -dijiste sin apartarte ni un milímetro.
-No te estoy haciendo nada malo…aun –susurre –Además no veo que te disguste ya que no te has apartado –señale.
-Tal vez porque no me dejas –intentaste excusarte.
-O porqué te gusta –agregue. Antes de que respondieras con ingenio te bese y como era de esperarse me correspondiste al instante. –Te amo –dije para sorpresa de ambos. Sabía que probablemente tu no estabas lista para decirlo, sabia lo difícil que ere decirlo y por primera vez sabia a la perfección como se sentía amar a alguien, por primera vez no me importaba lo que respondieras porque sencillamente te amaba aun si no era correspondido.
-Te amo –dijiste para posteriormente besarme con todo el cariño con el que se podía hacer después de decir eso. –Deberíamos… terminar… el papeleo –entre besos sugeriste.
-Lo terminamos mañana –me puse de pie y me dirigí a la puerta con una intención que se conocías a la perfección.
-El señor gruñón diciendo eso, vaya sorpresa –tu tono era divertido.
-Calla si no quieres que me arrepienta –respondí cuando ambos estuvimos sentados en el sofá e inmediatamente te bese.
-Ok, pero si el capitán Yamamoto… -no te deje terminar la frase porque te bese sorpresivamente.
-Sí, sí, ya sé es mi culpa –te recosté en el sofá y me coloque entre tus pierna. –Ya me las arreglare después con ese asunto –y nuevamente captura tus labios con los míos, esta tarde y toda la noche te tendría muy ocupada y no haciendo el papeleo de eso podías estar segura.
Vaya que me habías cambiad, deje de ser un adicto al orden y al trabajo solo para volverme adicto a hacer desorden "trabajando" contigo, pero eso no me importaba, es más me fascinaba hacerlo.
