Naruto Copyright © Masashi Kishimoto
!Advertencia: Lime.
!Extensión: 500 palabras. Drabble.
!Dedicado: Derama17.
!Beta R: No está beteado.
!Summary: ¿Sumisión? Aquella palabra podía describir tantas cosas en ella hasta cierto punto. De allí en adelante estaba él.


Vīce.
Por: ddeıSmıle


Sumisión | Parte I.


Marcas, eso era todo lo que ella encontraba en su cuerpo. Mordidas que se superponían entre sí, algunas pintadas en violeta, otras en verde y algunas sin color, profundas o superficiales, diferentes formas y tamaños; marcas que jamás se borrarían, marcas de guerra que habían logrado llegar hasta su alma y que la herían, la hacían sentir vacía, fea.

Utilizada.

La vida le había enseñado diferentes cosas pero no era lo suficientemente buena como para aprender de esos errores y seguía cometiéndolos.

Sus manos finas se despegaron de su cintura desnuda y retiraron con cuidado los lentes marrones tirándolos sobre la cama que se encontraba tras de ella. Regresaron a su puesto manteniéndose rectas a sus costados y no pudo evitar fijarse en lo albino de sus muñecas, venas verdes surcaban la piel sobresaliendo entre las recientes mordidas que Sasuke le había dejado.

Sí, ella siempre había sido una mujer sumisa. Siempre al servicio de los demás, siguiendo los pasos de alguien sin permitirse siquiera sentirse valiosa. Jamás lo había sido e intentar pensarse de ésa forma sólo era una manera de herirse a sí misma.

Necesaria, ella no conocía el significado de aquella palabra.

Sus ojos escarlatas buscaron los de Suigetsu y los encontró sobre sus senos. El albino permanecía de piernas abiertas en el mueble diagonal al espejo donde veía su silueta, impasible y en silencio, tan contrario a su forma natural. Distintos, así era cuando se encontraban a solas.

Bajó la vista a sus pies y frunció el ceño.

—¿Qué miras, cara de pez? —su tono de voz sonó quebrado y se regañó por aquello.

Suigetsu alzó la vista y sonrió de medio lado mientras sus ojos destellaban en deseo, retándola porque ciertamente ella sabía qué era lo que él estaba mirando: Su cena. Karin se alejó del espejo y sin dudarlo tomó asiento a ahorcajadas sobre él.

—¿En qué pensabas zanahoria?

—Ya lo sabes —respondió cortante.

Sí, ambos lo sabían. Después de todo aquello era una costumbre: abrirse no sólo de piernas para Suigetsu era cotidiano hasta el punto en el que el albino aprendió a leerla, cada detalle, cada cambio, él podía descubrirlo.

—¿Qué importan éstas marcas? —murmuró, besando el cuello de Karin—, yo te marcaré. Así sólo me recordarás a mí y cuan delicioso es que te haga el amor.

Karin sonrió divertida sintiendo las manos del peliblanco recorrer su espalda, apretando sus glúteos con hambre ganándose un estremecimiento de su parte. Sus lenguas se encontraron con placer entre juegos y mordidas en los labios.

Karin observó los ojos violetas de Suigetsu mientras se comían, ninguno apartó la vista. Ella siempre había sido una mujer sumisa, siempre bajo el poder de hombres. Pero él no la trataba así, para él eran iguales.

De una manera extraña Karin no podía ser sumisa ante el poderío de Suigetsu e intentar serlo sería ganarse la molestia de éste. Para Suigetsu ella era el fuego que no lograba domar con sus aguas y eso le era vicioso.


(Aquí)

Espero poder finalizarlo, de verdad xD... Me costó horrores hacer éste capítulo, el desarrollo e inicio y qué decir del final, ha sido una completa pesadilla. Por eso quedó tan frío y asqueroso, espero poder escribir más para el próximo, aquí me hubiera gustado extenderme pero caería en lo mismo y decidí hacerlo de 500 palabras. Dely, va para ti :D besos~