Una proposición ¿indecente?

By Mavalu

Cuando sonó el timbre se levantó de mala gana, ya se había cambiado de ropa y no esperaba la visita de nadie. Así y todo se recolocó la camiseta antes de abrir, era antigua y el cuello se había hecho tan grande que casi se le salía el cuerpo por él. Pero era la más cómoda que tenía, esa y sus viejos vaqueros con cortes en la rodillas. Así y todo le quedó un hombro al descubierto. Miró a través de la mirilla y se enfadó consigo misma al darse cuenta que se acababa de poner nerviosa ante lo que veían sus ojos. Sacudió la cabeza para despejarla de ideas absurdas y abrió. Se encontró con unos ojos juguetones de un color azul profundo que pertenecían a su pesadilla diaria.

- Hola – saludó alegremente levantando la mano - ¿interrumpo algo?

Ella le miró con fingido fastidio – Es evidente que no, ¿qué te trae por aquí? - preguntó mientras se apoyaba en la puerta. Y ese simple gesto generó una especie de satisfacción en el rostro de Castle cuyos ojos se acababan de posar en su hombro desnudo. Parecía gustarle lo que tenía ante si. Al ver que no reaccionaba, ella le invitó a pasar con un gesto de su mano y un alzamiento de cejas.

Le siguió con la mirada mientras pasaba por su lado. Le llamó la atención que tenía la chaqueta y el pelo mojados. Ladeó la cabeza mientras almacenaba esa imagen en su memoria.

- ¿Te importa que me siente?

- ¡No!, ¡que va! - respondió volviendo a la realidad – como si estuvieras en tu casa. ¿Quieres una toalla?

Él se quitó la cazadora de cuero revelando una camiseta negra de manga corta y unos simples vaqueros desgastados. La miró arrugando el entrecejo como si no comprendiera.

- Para el pelo, estás empapado – aclaró ella

- ¡Ah!, no... gracias, estoy bien – y esbozó una sonrisa sincera de agradecimiento mientras se pasaba una mano por la cabeza para ordenar el cabello mojado.

Se enfadó de nuevo consigo misma al darse cuenta de que le gustaba aquel movimiento, aquel gesto. Totalmente cotidiano, totalmente seductor. Inconscientemente demoledor. Entrecerró los ojos y se sentó en el sofá, justo a la otra punta de donde estaba él.

- ¿Y bien?

- Vengo a hacerte una proposición.

- ¿Indecente? - sonrió con ironía mientras le venía a la mente la película protagonizada por Robert Reford. Puñetas, tenía que dejar de ser tan cinéfila.

- Depende de cómo lo mires – afirmó muy serio mientras enarcaba una ceja.

Sus ojos se encontraron y una chispa de energía pareció saltar entre ambos.

Kate se revolvió en su asiento incómoda por la situación que se acababa de crear. Ninguno de los dos decía nada y el tiempo se estiraba hacia el infinito. Los ojos de Castle parecían un escáner, le recorrían el rostro de manera inescrutable y se posaban descaradamente en su hombro.

- ¿Y bien? - preguntó intentando no parecer intimidada

- ¿Has oído hablar de la tensión sexual no resuelta?

Ella afirmó levemente con la cabeza anticipándose a lo que estaba a punto de salir por su boca. Se le hizo un nudo en el estómago.

- Bien, como ya sabrás, en el primer libro de Nikki hay mucha tensión entre los protagonistas, ya sabes, ellos al principio no se soportan pero poco a poco van cediendo y finalmente se caen bien y hasta se gustan. ¿verdad?

- Verdad – respondió cautelosa. Aquello le resultaba demasiado familiar.

- Como tengo pensado escribir una trilogía, lo ideal en estos casos sería que esa tensión se incrementara en el segundo libro para confirmar una relación sentimental en el tercero. Es lo que vende. ¡La gente quiere amor! – exclamó mientras abría los brazos y encogía los hombros. Estaba disfrutando.

- Me estás diciendo que tienes previsto que Nikki bese a su compañero en el segundo libro.

- Ajá

- Vale. Déjame que adivine. Como el personaje está basado en mi, deseas saber, de primera mano, como besa Nikki. ¿Es correcto?

- Ajá

- ¡¡Estas de coña!! ¿verdad? - explotó

Él mantuvo la calma desde su sitio en el sofá y esbozó una ligera sonrisa. No pudo evitarla.

- No lo creo – dijo al fin.

Beckett respiró hondo mientas sopesaba lo siguiente que iba decirle pero al final optó por guardar silencio, creando un ambiente en la habitación que se podría cortar con un sable.

- No pretendía incomodarte, de verdad. Se que estas con Demming y que os va bien juntos y todo eso, tan solo intento documentarme.

- ¿Documentarte?, ¿Estás de coña? - volvió a repetir. Abrió mucho los ojos reflejando sorpresa y furia a partes iguales.

Castle levantó ambas cejas a la vez y respiró hondo. Colocó una mano bajo su mentón, apoyó un codo en su pierna y entrecerró los ojos.

Aquel movimiento provocó un desasosiego en Beckett quien se hundió todavía más en su sitio arrinconándose en el sofá.

- No hagas eso, no me analices. Me pone de los nervios.

- Tú siempre estás de los nervios – sentenció muy serio – eso no es una novedad.

- Vete a la mierda Castle – sentenció finalmente. Arrugó los labios en señal de fastidio y giró la cabeza para observar a través de la ventana. Llovía a cantaros. Un ligero aroma a colonia y cuero mojado le llegó a la nariz atravesándola de arriba a abajo y provocando que cerrara los ojos. La cazadora estaba en el respaldo del sofá, entre los dos, dividiendo cada uno de los territorios estratégicamente. Todavía estaba húmeda. Se replegó mas aun sobre si misma mientras intentaba calmarse.

- Beckett... - preguntó cauteloso

Ella levantó el dedo indice en señal de advertencia

- Cállate Castle, estoy pensando.

Pero no era cierto. En realidad estaba intentando poner en orden sus ideas, averiguar por qué se sentía culpable de desear olvidar por un momento a Demming y perderse en un beso que seguramente no le llevaría a ninguna parte pero que deseaba desde aquel día en que él le había dicho al oído que olía a guindas.

Meneó la cabeza y resopló, ignorando su propio sentido común se puso en pie.

- Muy bien, ¿cómo quieres hacerlo?

Él enarcó las cejas visiblemente sorprendido. Su cara mostró un abanico de sentimientos contradictorios pero entre ellos no estaba la satisfacción, mas bien predominaba la cautela.

- No lo se, no me lo había planteado. Tan solo había llegado hasta la proposición. Creía que no aceptarías.

- Creíste mal – le tendió la mano – ven aquí.

Dejó pasar unos segundos antes de obedecer, se levantó y se puso frente a ella. Cruzó los brazos y se quedó de pie, relativamente lejos de su alcance con las piernas ligeramente separadas, intentando guardar el equilibrio. Le había salido el tiro por la culata. ¿Documentación? ¡Y un cuerno!, había ido a provocarla, a intentar alejarla de Demming, a demostrarle que bajo aquella apariencia mordaz, irónica e infantil había un buen tipo, ¡que leches! un tío cojonudo, perfecto para ella.

El suspiro de Kate le trajo de nuevo a la realidad, a una realidad para la que no estaba preparado. Tragó saliva e intentó relajarse. No lo consiguió. Su nerviosismo era evidente..

- ¿Tienes dudas? - preguntó ella con un ligero tono de sorpresa – ¡pero si lo has propuesto tú! – sentenció finalmente.

Él bajó la cabeza huyendo de su mirada y se removió nerviosamente sobre sus pies

- No esperaba que aceptaras – repitió con un hilo de voz – en realidad no sabía como reaccionarías.

- No... no te entiendo – titubeó, ladeó la cabeza e inexplicablemente alzó una mano y le acarició la mejilla.

Castle dio un respingo al notar el contacto y su pie derecho dio un paso atrás. Repentinamente se giró sobre si mismo y en dos zancadas alcanzó la puerta y la abrió. Pero antes de salir por ella se detuvo

- Será mejor que me vaya. Olvida lo que te he dicho – dijo sin mirar atrás.

Y ella se quedó con el brazo extendido, la mano temblando y el corazón inexplicablemente destrozado.

Pasaron unos segundos antes de que reaccionara. Miró a su alrededor y sus ojos recayeron en el sofá y en la cazadora de piel que se había dejado en el respaldo. Se acercó a ella y la cogió. Todavía estaba húmeda. La acercó a su nariz y una mezcla de cuero y colonia la inundó provocando una serie de sentimientos contradictorios que le llevaron de nuevo a enfadarse consigo misma.

- ¡Seré idiota...!

Sacó una cazadora del armario y salió tras él.

Continuará...