Para mí.

Aquella chica.

             En una casa, situada en una colina, se encontraba un joven de cabellos azabaches y ojos verdes esmeralda. No era ni muy alto, ni muy bajo. No era tan solitario como todos pensaban que solía ser, tenía a su perro Isui y a su gata Salís, a su lechuza Hegwig, a Ron su mejor amigo y a Hermione... Habían pasado siglos desde que no la veía, ella decidió partir a París. A quedarse. Ese había sido el verdadero amor de Harry durante tres años, hasta que finalizaron la escuela y ella decidió irse a París a estudiar para ser una doctora muggle y había dejado a Harry sólo, en su desesperación. Amarla era lo único por lo que vivía y su amigo era por lo que sobrevivía. Ron era su único amigo fiel, ya que desde que Harry se volvió muy famoso él fue el único amigo desinteresado que tuvo y que tiene. Harry era un jugador de Quiddich estrella y muchos libros hablaban sobre él, las revistas de corazón de bruja tenían millares de fotos de él hasta casi desnudo. Por supuesto que no se sabía ni como se las sacaban pero al menos nunca, hasta ahora, lo han mostrado totalmente desnudo. También Harry se había convertido en un actor después de la invención de una especie de televisor en aquel mundo de magos, a pesar de que tenía momentos de paz, no se podía ocultar que Harry era casi el hombre más ocupado y con la agenda más llena que nunca se había visto. Tenía visitas frecuentes, pidiéndole que actuara en su comedia o rodaje, pero él no podía aceptarlas todas así que se quedaba sólo con dos o tres de diez propuestas.

            Harry también había derrotado a Voldemort a quien tanto temían pronunciar, aunque aún lo hacen. Por eso Harry Potter era la celebridad más aclamada en la historia.

             Harry se levantó temprano para contemplar el amanecer. Tatiana, que era la chica que lo atendía le había preparado como todas las mañanas el desayuno a Harry. Ese día haría un viaje a  París... Él no esperaba encontrarse con Hermione, o tal vez sí, pero hace cinco años que perdió la esperanza. La perdió cuando ella se fue... Pero sin que él lo admitiera había un rayo de luz en su corazón que le decía que esta vez si se la iba a encontrar, que esta vez ella iba a aparecer de nuevo en su vida y jugaría un papel muy importante. Después de comer su desayuno se vistió, se puso unos lentes de contacto transparentes dejando atrás sus antiguos lentes y se arregló el cabello poniéndose una laca para que no se le notara lo alborotado, aunque eso le daba un toque interesante.

 "Oye Tatiana, dónde está el teléfono..." preguntó Harry, recibiendo como respuesta se le olvidó de nuevo, el chico soltó una carcajada y Tatiana le indicó a su derecha. Tatiana era una chica muy sencilla y respetuosa, tenía unos ojos marrones brillantes y el cabello rojo. "Por cierto ¿están listas las maletas?, es que ya voy saliendo"

"Claro mi señor joven Potter"

"No me llames así, me hace sentir muy viejo, además de que es muy largo"- soltó Harry- "Nos vemos dentro de... rayos se me olvidó cuando regresaba. Nos vemos cuando regrese, cuida muy bien a mis bebés (Harry se refería a sus mascotas)

              Después de unas horas de plática con el conductor, Harry llegó al aeropuerto (era muggle), y se encontró con Neville, era raro encontrárselo allí, pero era porque él había decidido vivir de las costumbres muggle y ser como tal. Esto era por lo mal que se llevaba con la magia y con todo lo relacionado a ella. Se quedó por un rato hablando con Neville hasta que llegaron los hombres que venían del RBBF (Reunión de brujos o brujas famosos) y recogieron a Harry el cual no tuvo opción sino retirarse. Era muy normal en Harry que diera un toque de humor a todo lo que hacía, por eso todos disfrutaban mucho trabajar con él.

             Cuando ya era su hora de descanso, Harry decidió pasear por los centros comerciales, dando gracias a que ningún muggle supiera que era famoso y por lo tanto podría pasear tranquilo. Pero como siempre hay un pero, lo que Harry no sabía es que sus admiradoras que por poco sabían de su vida íntima, es decir, las fans número uno de Harry, lo perseguían a cualquier sitio ¡A donde fuere! Y sobre todo las escritoras de corazón de bruja. Él ignoraba esto y realmente prefería seguir haciéndolo. Pasó por varias tiendas y se compró unos cuantos trajes, pantalones, camisetas y camisas (por supuesto no podía faltar un poco de ropa interior), hace tiempo que no se compraba nada nuevo y bueno, la verdad era que no tenía tiempo. Después de finalizar las compras se alojó en un hotel no muy de lujo pues no le gustaba eso de vivir como un rey, aunque por su dinero, podría vivir como un dios. Se acercó a la recepcionista quien le miró encantada.

-Buenos días joven, que desea.

-Bueno señorita, no veo motivo porque me llame joven si usted también lo es, y muy bonita puedo agregar- la chica sonrió y se sonrojó un poco. No en cualquier momento un chico se te paraba enfrente para echarte un piropo- bueno, la verdad es que quiero una habitación común, nada de lujos ¡Ah! Y por cierto, él es mi guardaespaldas, quisiera otra habitación igual a lamía para él- el guardaespaldas se rehusó, pero Harry lo ignoró.

-"Enseguida... - Harry rió un poco y murmuró puedes llamarme Harry, para que no te quedes callada, ella también rió y le dio las llaves de su habitación. Mientras Harry seguía el camino hacia su habitación, el guardaespaldas que también era el conductor de Harry (No era que Harry viera necesario el tener un conductor y un guardaespaldas, pero como a todo famoso le asignaron uno sin su concebimiento) se resignaba a tener el mismo lujo que su joven patrón, por decir. Harry lo único que hacía era decirle Tonterías. Así continuaron él y su chofer durante todo el viaje hacia sus habitaciones, cuando ya por fin llegaron, Harry se paró y le dijo

-"Encontré una habitación para ti situada al lado mío para que no te quejes de que no puedes protegerme (lo que no veo necesario) así que bueno, hablamos mañana, estoy un poco cansado, buenas noches"

-"Pero..."

Harry ya había cerrado la puerta.

             Al levantarse, Harry se echó una ducha, se cepilló los dientes y se puso una bata. Llamó a los servicios del hotel para avisar que él bajaría a desayunar y que no hacía falta que le subieran el desayuno, ya que seguramente Arthur, su guardaespaldas se había encargado de ordenar que le subieran la comida a su dormitorio. Y así era. No se había equivocado. Pareciera como si Harry supiera todo lo que sucede a su alrededor. Al bajar se encontró con Arthur quien le miró y sonrió. Arthur era un señor robusto y bien alto, era rubio y de ojos claros. Harry se sentó sólo en una mesa, y ordenó que le trajeran un par de huevos fritos con tocinetas y café. Si había algo que le agradaba mucho de las bebidas muggle era el café, era como si el café le volviera el día más emocionante. A unas cuantas mesas a la derecha de él, se encontraba el grupito de fans de Harry susurrando cometarios tales como: Mira como se ve o no se ve guapísimo por las mañanas. Harry no pudo evitar emitir una sonrisa, se echó hacia atrás y poniendo su vista hacia la derecha habló casi como gritando

-"Violette, pensé que tu madre no te dejaba viajar sin un representante ¿Lograste poner una cámara en mi baño?, Porque ayer créeme que me duché como nunca antes, gocé como un rey" Al terminar la frase rey, Violette, que era su admiradora número uno se levantó, se quitó las gafas y se acercó a él diciendo

-"Lamentablemente perdí esta oportunidad, pero no podía perderte de vista, así que le dije a mi madre que íbamos con la madre y el padre de Safill y como me creyó me dejó ir. Se cree todo lo que le digo" Harry soltó unas cuantas carcajadas

-"Vaya, vaya, eso es ser niñita mala, y eso no es bueno, y mucho menos para una jovencita de dieciséis años. Por cierto, sabes si en corazón de bruja han anunciado que trabajaré en una escena con Laurel Tawingich" la chica quedó pasmada

-"Con tal de que no se vuelva tu amante y no tengan escenas de amor juntos..."

-"OH, sí, si que las tendremos, puede ser que hasta más atrevidas de lo que crees" Violette se marchó enfadada, lo que fue un verdadero alivio para Harry

Al terminar con su desayuno, Harry, se dirigió a una casa dónde filmaría una escena con Laurel. Cuando llegó, se fue a los Camerinos y se puso unos pantalones dejando al descubierto su pecho, que con los años había empezado a agarrar forma. Salió de esa habitación y se encontró con Laurel, que llevaba puesto un vestido largo y no tan atrevido. El director de la nueva película de Harry se llamaba Victor Yoltan que era un señor de cuarenta y cinco años de edad, cuando Victor dio la señal, Harry se acercó a Laurel

-"Sabes que te amo Rossane, que te deseo, que te sueño, no puedes dejarme porque te da la gana. Te he entregado todo mi amor, es imposible que lo desprecies de esa manera. Al menos de que..."

-"No existe más nadie en mi vida, sólo que... que yo no te amo... déjame sola y vete, lárgate de este lugar en este preciso instante si no quieres que te mate a hechizos, no quiero volver a verte más nunca, Te detesto, eres un maldito embustero..."

-"Aunque no tengo idea de por qué me odias tanto, me iré..."

-¡Corte!, Muy bien chicos, vamos a la siguiente toma, por cierto Harry, como hoy no vamos a grabar mucho ya que las demás escenas son por la madrugada, tómate la noche libre. Si quieres, los chicos que conocen tan bien París te puedan aconsejar sobre algunos bares, ya sabes para..."

-"Muchas gracias Victor, no te preocupes, no tengo pensado acostarme con nadie estas vacaciones, iré a un  buen restaurante como buen chico que soy" los dos rieron un poco y continuaron con las escenas. Harry, ya agotado, se fue de aquel sitio para irse inmediatamente a un restaurante, tenía tanta hambre que no le importaba comerse una jirafa llena de barro. El restaurante que más le fue de su agrado fue uno llamado Da'Rubís, era de comida de todos los tipos y sabores. Entró. No era uno de esos lujosos restaurantes, por lo que Harry se sintió aún mejor. Se sentó sólo en una mesa y una chica de cabellos rebeldes, marrones y hasta la cintura se le acercó.

-" ¿Qué desea?- preguntó- ¿Qué desea?- Harry no dejaba de mirarla ella se parecía tanto a esa chica la cual le había abandonado tiempos atrás- ¿Se siente bien?

Harry volvió en sí- "Sí, si claro, bueno este quiero un pollo a la plancha, arroz preparado y un refresco de dieta.

-" ¿Más nada?, Desea algo de postre- la chica volvió a preguntar.

-"Tal vez a usted- la chica de ojos marrones le miró desconcertada- digo, claro, he escuchado que tienen unos fabulosos postres, tráigame un poco de cada uno"

-"Disculpe, pero ese le saldría muy caro..." Harry solo contestó- "Por el dinero no se preocupe"- Harry siguió a la chica con la mirada. No esperó mucho por la comida, a los quince minutos de haberlo pedido ya estaba todo servido, a diferencia de los restaurantes lujosos que se tardaban  horas porque la comida era de buena "calidad". El chico de cabellos azabache disfrutó su comida y comenzó con los postres. Eran una delicia total. Pagó la cuenta y decidió volver al día siguiente, no por la comida, no porque fuera lujoso, era porque estaba aquella chica, que sin duda le había impactado mucho a aquel joven de ojos esmeraldas...

Notas de la autora: Bien, ya sé que este fic es viejo, pero le vi un pequeño problema, como era largo para leer lo dividí por capítulos, así que se los pongo todos de una vez.

Lis.