Sentía el calor de mis mejillas y mis propios latidos acelerados por la impresión, mi boca quedo muda sin poder emitir una sola palabra.
Hace un minuto Shikamaru se despedía de mi, hace tres segundos me abrazo para despedirse, hace un segundo decidió no soltarme con la excusa de que simplemente era una forma de hacer tiempo.
¿Hacer tiempo? ¿Por qué?, la verdad ya era muy tarde, casi media noche para ser exactos y llevaba un día de atraso, debía irme a Suna hoy en la mañana…¿pero qué podía hacer? Me cegué conversando con él, de muchas cosas y el tiempo me jugó una mala pasada. Pensaba que para él era problemático ser mi guía en Konoha y ahora no quería soltarme.
Se despedía de mi una y otra vez sin soltarme, y si soy sincera no soy muy cariñosa y me sentía muy incómoda pero inmensamente feliz.
Deje mi orgullo atrás y decidí abrazarlo sinceramente, disfrutando su aroma y la calidez de esa improvisada despedida.
No podía evitarlo, lo amaba demasiado como para disfrutar de ese cariño.
Ya basta vago, es tarde- le dije alejándome de sus brazos y mirándolo a los ojos- adiós…ya nos veremos- mentí.
Está bien, adiós- dijo dándome un beso en la mejilla para luego volver a abrazarme- un ratito mas por favor, no te vayas aun… no ahora…tengo un mal presentimiento Temari…
Maldita fuerza de voluntad me dejo indefensa ante el nuevo abrazo.
Sonreí tímidamente abrazándolo otra vez y deduje que Shikamaru tenía una boba sonrisa de victoria.
Había solo una cosa que no lograba entender… Si tanto dependemos el uno del otro ¿Por qué no lo expresábamos con palabras?, era inmadurez, a pesar que soy mayor que él, y el miedo al rechazo.
Lo abrase más fuerte para no olvidar ese momento y poder conservarlo en mi corazón y mente para soñarlo cada noche a partir de ahora con la frustración de que nunca llegue a probar sus labios.
Al fin decidí soltarlo nuevamente, esta vez para no volver a caer.
Nara, ya no mas, ya debo irme…adiós…- Dije con una sonrisa tierna pero firme.
Que problemático…pero está bien…- dijo tratando de abrazarme.
Su objetivo no fue cumplido, no quería sentir la necesidad de sus abrazos, ya estaba completamente enamorada de él y no pensaba decírselo, ¡Maldita cobardía!.
Voltee para irme y comencé a caminar y sentí que él hizo lo mismo. No quería mirar hacia atrás o desearía volver corriendo a abrazarlo, pero no pude resistir y voltee disimuladamente solo para sorprenderme al ver que nuevamente imito mis movimientos.
Sonreímos en forma cómplice y con la mirada nos volvimos a despedir.
Decidí no volver a voltear, tan solo quería guardar en mi corazón ese momento que jamás podrá volver a repetirse…
