Solo Amigos

Resumen: ¿Se imaginan como habrá sido la vida de Gilbert antes de volverse arrogante, egocéntrico, Casanova, promiscuo, etc.? Diez años después vuelve a casa por un accidente y se vuelve a encontrar con el amor de su vida ¿Qué hará al respecto? ¿Luchara por ella? ¿Podra superar la barrera del Friend Zone? Mucho descontrol, Bad Touch Trío, accidentes, peleas, un Ludwig perdiendo los nervios, ¿un vampiro como enemigo?, grupo de nórdicos… ¿Qué mas no podría pasar?

Disclaimer:Hetalia y sus personajes no me pertenecen (aun… ewé).

Advertencias: AU. Mucho descontrol, Bad Touch Trío, accidentes, peleas, un Ludwig perdiendo los nervios, ¿un vampiro como enemigo?, grupo de nórdicos… ¿Qué mas no podría pasar?


Esta historia gira en torno a la vida de, nadie más que el asombroso, Gilbert Beilschmidt.

Un Hombre de impecable apariencia, galán, exitoso y multimillonario gracias a su trabajo en la industria musical de los Estados Unidos. Famoso por su altanera fama de rompecorazones y mujeriego, que actualmente mantiene con mucho esfuerzo y orgullo.

Si, Gilbert Beilschmidt, lo tiene todo. Mujeres para pasar un buen rato cuando le apetecía, fiestas descontroladas, alocadas y sin fin a lo grande, dos mejores e inseparables amigos, una de las mansiones más grandes de California, dinero en exagerada cantidad, el mejor trabajo y la envidia o el respeto de algunos. Si, esa es su vida. No tenia de que quejarse ni decir que la pasaba muy mal, aunque había una cosa que le inquietaba mucho, una cosa que ni toda la plata del mundo lo haría borrar, ni la mujer más linda del condenado país lo haría olvidar.

Esa cosa era una amor fuerte e incondicional, uno sobre la única mujer que le hacia sonreír y a la vez llorar. La única que lo mando a aquel lugar que a ambos separaban una barrera de la cual no podía escapar.

Ese lugar era ni más que menos, el Friendzone. Único lugar temido de todos aquellos que pasan de ser amigos a mejores amigos, donde no hay escapatoria una vez condenado eres. O al menos eso es lo que tiene el albino como concepto desde entonces.

Aquella historia de nuestro grandioso protagonista tiene un inicio, no desde su nacimiento por supuesto, aunque sabemos que no es necesario volver a aquel grandioso momento. Si no que todo comenzó diez años atrás. Diez años atrás cuando él no era como ahora, egocéntrico, arrogante, narcisista, rompecorazones y Casanova, promiscuo y no era llamado como "El Conquistador de las faldas o El Sultán de las manos largas". No se preocupaba de cuidar su apariencia o ejercitarse todos los días y no salía todas las noches de reventón y amanecía al día siguiente en compañía de alguna amiga o amigas en especial; No. Nuestra historia se concentra en un Gilbert totalmente diferente ante aquellas características. Un Gilbert "Lelo", si es que se lo podría llamar así, inepto, de menuda estatura y flacucho para tener diecisiete años, con una apariencia que no le favorecía para nada (para no hacer alusiones a sus lentes gruesos, su cabello totalmente cubierto de gel y con un peinado que descubría toda la frete, y sus gigantes frenillos que hacían resplandecer su boca cada vez que sonreía.), de personalidad tranquila, amable, cariñoso y un poco nervioso; De poco beber cerveza aunque es lo que más le gusta a parte de compartir su tiempo con su castaña favorita.

Si, nuestra historia empieza hace diez años atrás.

Diez años atrás

Berlín-Año nuevo

Todos se encontraban festejando la misma noche en la casa de Elizabeta Héderváry. Protagonista y alma de la fiesta. Mejor amiga de la infancia y amor secreto de Gilbert. Una chica de estatura mediana, de piel algo morena y suave, de un cuerpo y unas curvas tan pronunciadas, tal como la de una muñeca fina y de porcelana. De cabello castaño, largo y ondulado hasta la cintura, y de unos ojos de color verde. Poseedora de un carácter peculiar y único que desearías nunca verla enojada, y de una mirada y sonrisa soñadora y llena de vida.

Sin dudas poseedora de todo aquello que a Gilbert tanto le encanta.

Faltaban minutos para brindar, de recibir al año nuevo y de para algunos, empezar una vida nueva. Pero eso no le importaba al albino ahora, si no que antes de que se escuchase el sonido de las copas chocando en forma de un brindis, el se le va a declarar. Llevaba meses planeando aquel momento, pues le era imposible seguir aguantando las ganas de abrazarla y decirle lo mucho que se moría por ser más que su amigo, dar un paso más a su relación. Simplemente se sentía listo para dar un paso adelante y sin que nadie pudiera arruinarle.

Busco a la castaña en cada rincón de la casa, sin dar importancia a que esta estuviera repleta de gente ruidosa, alocada e indeseable, simplemente quería encontrarla y decirle de una vez todo lo que se guardo por ella por muchos años. Después de revisar por última vez la cocina (y recibir unos gritos y pares de insultos por parte de una pareja muy cariñosa, pero muy cariñosa en aquel momento.) cayó en la cuenta que el único lugar que podría ella estar y que nadie tiene permitido pisar a parte de él mismo, era su habitación.

Subió rápidamente a las escaleras de dos en dos y se dirigió hacia al final del pasillo estando frente a su destino, el corazón empezó a latirle rápidamente y las manos empezaron a sudarle como nunca. Trago saliva y con la mano temblándole toco varias veces la puerta y se propuso a esperar a que esta se abriera.

-Tranquilo Gilbert ¡Campeón!, es solo Liz.- Se dijo así mismo para tranquilizarse.

Y ahí estaba ella, con aquella sonrisa que la hacía ver más bonita de lo costumbre, preparándose para recibir su año nuevo. No estaba acostumbrado a verla usar vestidos pero esta vez era una excepción, una hermosa excepción según el. Se veía tan linda, tan hermosa. Aquel vestido de color champagne se ajustaba perfectamente a su cuerpo, haciendo notar sus prolijas curvas y hacer deslumbrar aquellos ojos verdes ante la luz del fluorescente.

-Ah Gil, pensé que estarías esperando abajo.- Comento mientras que daba los últimos toques en su peinado. Un recogido, muy formal, dejando libre unos mechones largos en ambos costados de su cara.

-Eh… si, solo que necesitaba decirte algo...- Sus ojos no dejaban de iluminarse al contemplar la perfecta figura de su amiga.

-¿No crees que este vestido me hace ver gorda?- Pregunto mientras que volvía a modelar en ambos costados, frente a un gran y largo espejo.

-Todo lo contrario Liz, te ves realmente encantadora.- Le extendió una mano para que se acercara y así poder darle un gran y cariñoso abrazo.

La castaña no muy convencida de las palabras de su amigo, frunció los labios y se acerco a este de mala gana. Para el aquella mueca era un tanto graciosa y no pudo evitar dejar escapar una débil risa, así evitar que pareciera estar burlándose de ella.

-¿Seguro? ¿No me estas mintiendo para zafarte de nuevo cierto?- Interrogo con el ceño fruncido. Sabía cuando este le mentía para evitar complicaciones. No era la primera pero tampoco la última vez que lo hacía siendo pequeñas e inocentes mentiras. El aludido sonría ante la cara de enojo de la castaña, aun siendo seria se veía muy bonita.

-Tranquila, esta vez no te estoy mintiendo, confía en mí y si no…-Hizo una pausa pensando en alguna excusa para salvarse nuevamente. –Dejo de beber cerveza por una semana ¿Es un trato?

-Es un trato.

No muy confiada ante las palabras de su amigo aunque sabiendo que este no dejaba que nadie se metiera con sus cervezas, ambos sellaron aquel pacto con un abrazo. El albino deseaba que en estos momentos el tiempo pasara lento o que se detuviera o que se congelara para poder disfrutar más los cálidos abrazos de su amiga.

-¿Y que quieres decirme?- La curiosa pregunta de ella lo saco de sus pensamientos, volviéndolo a la triste y cruda realidad. Tardo varios segundos en recordar su propósito, "declarársele", decirle todo lo que siente por ella desde que se conocieron desde niños hasta ahora. Y hoy iba a ser ese día, el día en que se confesaría y diría acerca de todos sus sentimientos y sufrimientos por ella, el día en que nadie se metería e interferiría entre ellos dos.

-N-necesito decirte algo sumamente importante…

-Diablos, ¿Puede ser después Gil?, faltan cinco minutos para brindar. Es mejor que bajemos antes de que todos los demás se pregunten en donde nos metimos.

¿Qué mierda podría ser más importante que su declaración? Ya estaba listo para abrirle su corazón… ¡Joder! ¡Y ni que los demás se hayan dado cuenta de que faltaban abajo, de seguro que todos deben de estar embriagados y haciendo cosas indebidas por toda la casa!, simplemente aquello le repugnaba bastante.

-Si, si claro, luego… no hay problema…

Nuevamente fue sacado de si al ser arrastrado por las escaleras, de forma bruta, de la mano de Elizabeta Héderváry. En estos momentos tendría que sentirse feliz pero estaba todo lo contrario.

Bajaron a reunirse en la sala principal, donde ya habían varios con las copas servidas (otros dando su segundo trago o algunos inconscientes de tanto beber), en fin todos ya estaban listos para brindar recibir con entusiasmo y expectativas al tan ansiado año, excepto el.

-Elizabeta, ya era hora que bajaras ¿Por qué te demoraste?, ya falta poco para el anuncio.

-¡Roderich! Si, lo sé, perdón… es que me entretuve un rato.- La castaña le dedico una cálida sonrisa a quien le estaba regañando tal como una chiquilla.

-Debí de imaginarlo…- El de orbes violáceos dedico un ceño fruncido al albino. Roderich Edelstein o señorito podrido, como lo llama Gilbert, es un tipo estirado, antipático, de aire aristocrático y todo lo contrario a alguien simpático. Proveniente de Austria y de una familia de clase alta, y rival del albino desde que el mismo tiene memoria.

-Yo también me alegro de verte señorito podrido.- Comento con sarcasmo y de mala gana. Este simplemente le ignoro haciendo de cuenta que no habían cruzado palabras.

-Tranquilos muchachos, no queremos arruinar un buen momento ¿no?- La castaña intervino entregando una copa llena de champagne para cada uno, antes de que se iniciara una pelea.

-Si, tienes razón, perdón.- El de anteojos dejo aun un lado la pequeña discusión, y acepto con una gran y encantadora sonrisa la copa que su amiga le estaba extendiendo en ese instante.

-Si como tú digas…- El albino de brazos cruzados, acepto la copa refunfuñando tal como un niño encaprichado.

-Así me gusta.- La castaña sonrió satisfecha de haber llegado a un acuerdo con sus los dos chicos y sin recurrir a la violencia.

El sonido de una copa golpeada con una cuchara se hizo presente. Todos los presentes que hablaban o mantenían charlas interesantes, acto seguido, callaron y se voltearon dirigiéndolas miradas curiosas al lugar donde provenía el sonido y a su protagonista. Este carraspeo para poder hablar fuerte y claro.

-Ahora que todos están presentes y tengo su atención…- Le dedico una mirada de odio a su querido amigo y continuo. –Elizabeta y yo queremos hacer una noticia.- Extendió una mano para atraerla ante la atención de todos los presentes. Por otro lado Gilbert se preguntaba si es que eso era más importante que su corazón. El austriaco le dedico una leve sonrisa a la aludida y prosiguió- Dentro de unos días nos vamos a casar.- Alzo en alto la copa, seguido de sus invitados a excepción de alguien. Un atónito Gilbert.

-Cinco… cuatro…- Contaron con entusiasmo.

-No puede ser… esto no puede estar pasando…- Murmuro aun en un estado de shock.

"¿Cómo paso esto? ¡Ni siquiera salían, ni eran novios para justificar aquello! ¿Cómo diablos paso? ¿Ella me estuvo ocultando lo del podrido y ni siquiera tuvo el valor de contármelo? ¿Hace cuanto que estaban saliendo? ¿Por qué me mintió? ¡Joder! ¿Por qué no fue capaz al menos de comentármelo? ¡Mierda!" Estas y más preguntas rondaron en la cabeza del mismo. Aquella noticia y sorpresa era tan grande que no supo ni siquiera como tomarla, y estaba en un estado de shock que inconscientemente dejo caer la copa. La misma se rompió en varios pedazos, al igual que su corazón.

-Tres… dos…

-No puede ser… no es cierto…- Murmuro así mismo. – ¡¿Qué diablos es esto?!- Fue grande el grito, que los demás frenaron con el brindis sin poder darle la bienvenida al año nuevo.

-¿Gil, que ocurre?- La castaña se acerco preocupada por su amigo. – ¿Qué pasa?-

-¿Qué te pasa idiota?-

-¿Qué me pasa? ¿Quieres saber que diablos me pasa?- Alzo aun más la voz. Todos se centraron en el. Los murmuros no tardaron en hacerse presentes.

-¡NO! ¡NO PUEDE PASAR ESTO! ¡NO PUEDEN CASARSE!

-¿Y quién eres tú para decirlo? ¡Deja de hacer una escena imbécil!

-¡NO PUEDEN!

-Eres patético… ¿Creíste que ella te elegiría a ti, un idiota, como marido? ¡Si solo te ve como un amigo, no me hagas reír!

-Por favor Gil…

Cerró con fuerza los puños, apretó con fuerza y rabia los dientes, y contuvo las ganas de golpear al estirado. Si no fuera que Elizabeta estaba en el medio, lo molería a golpes

-Bien.- Se dirigió a la salida dejando atrás a medio mundo sorprendido y sin comentar siquiera por lo que acababa de suceder. –Ni se molesten en invitarme, no pienso ir…

-¡¿Gilbert, a donde vas!? ¡Vuelve!

-E-espero que sean felices…- Dicho esto, se largo de aquel infierno con odio y con ganas de llorar a la vez. -Vaya vida de mierda…

Al día siguiente nadie supo nada de Gilbert y no se supo nada más de él…

Hasta ahora…


¿Reviews?

Hola mi gente bonita! ¡tanto tiempo! ¿como están? jajajaja, hace mucho que no escribía un PruHun y la verdad que tenia este proyecto desde hace un montón y no podía esperar para subirlo. ¿Les gusto? ¿Ya vieron que Gilbo fue un LELO? Pobre... jajajajaja yo también me reí con tan solo imaginármelo (hasta mi hermana me hizo un dibujo del Bad Touch Trió como nerds :B

Bien esto era solo un prologo de la historia, a partir de ahora las locuras empiezan y eso que ando a full. Nos veremos en el próximo capitulo!