Harry Potter salía del ministerio cuando se encontró a una pelirroja que le estaba esperando. Se acercó a ella y le dio un tierno beso en los labios.
-¿Qué te han dicho ?-preguntó Ginny.
-Me han dicho que vuelva dentro de una semana y me dirán si tengo el empleo.
-Espero que te lo den.
-Oye Gin…-titubeó Harry.
-¿Mm ?-Ginny caminaba despistada.
-Pues…Quería decirte… Bueno dejaló.
-Harry, ¿Qué pasa ?
-Nada nada.
Siguieron caminando en silencio por las calles de Londres. Al llegar enfrente del apartamento que ocupaba la pelirroja, la cogió y la puso enfrente de él.
-Ginny, ¿mañana podrás venir a cenar conmigo ?
-Bueno, tenía planeado ir al callejón Diagón con Hermione-Harry la miró con una mirada penetrante- Bueno, le diré que no puedo.
-Vale, fantástico.
Ginny lo besó y empezó a apartarse pero Harry le cogió por la cadera y la siguió besando.
Cuando se separaron, Harry la miró y le sonrió.
-Hasta mañana-dijo la pelirroja.
Harry se despidió con la mano y se fue caminando hasta su apartamento, que estaba a dos calles de allí. Se acordaba de su séptimo curso en Hogwarts, cuando Voldemort había vuelto y había estado apunto de matar a Ginny. Cerró los ojos intentando olvidar. En ese momento se había puesto entre Voldemort y Ginny.El rayo del primero le había rozado el brazo, por lo cual tenía una fea cicatriz. Luego, había cogido su varita mientras Voldemort miraba a Ron incosciente y había dicho el conjuro que había matado a Lord Voldemort, el mago más tenebroso del último siglo. Ron había ido a San Mungo, y le habían curado. Todos estaban felices. Acaba de ser la boda de Ron y Hermione que vivían en una casita cerca de La Madriguera. Harry ya había estado mirando casas que se vendían no muy lejos de allí. Quería casarse con Ginny, hacía seis meses que se lo quería pedir, pero ella acababa de salir de Hogwarts, y Harry no había tenido valor suficiente para pedírselo. Ahora, quería a toda costa casarse con ella y formar una familia, por eso tenía tantas ganas de conseguir el empleo. Harry era auror pero acababa de fallecer el Jefe del Departamento de Aurores, por lo cuál Harry había solicitado el empleo. Entró en su apartamento y cerró la llave. Se desnudó, se puso el pijama y se durmió. A unas calles más allá, una muchacha de 17 años, pelirroja, estaba tumbada en su cama, revolviéndose entre las mantas y pensando: " ¿Qué querrá? ¿Por qué quiere verme? Igual quiere cortar conmigo." Undió la cabeza en el almoadón, llorando. Elle quería con locura a Harry Potter. Siempre lo había querido. Y ahora, él iba a cortar con ella porque era un año más pequeña y había encontrado a una mujer de su edad, muy guapa y seguro que a su lado, ella no era más que una simple chica. Llorando y muy triste, Ginny terminó por conciliar el sueño.
A la mañana siguiente, Harry fue a trabajar al ministerio. Estuvo cuatro horas, hablando con la gente, solucionando problemas de los aurores, etcétera. A la una en punto de la tarde, Harry salió de la oficina salió al aire libre. Esperaba ver a Ginny esperándole, pero no vio nada. Se extrañó un poco, pero no se preocupó. Ginny sabia defenderse, ya no era esa niña asustada que había conocido. Se dirigió a su restaurante favorito. No era muy especial, por eso no llevaba a Ginny a ese restaurante casi nunca. Entró y pidió un sandwich de jamón, su favorito. Se sentó en una mesa. Al otro lado de la sala. Había una muchacha llorando desconsoladamente. A Harry le son'o esa chica, y si instinto de héroe le dijo que se debía de acercar. Cuando llegó a la mesa, se dio cuenta de que conocía muy bien ese llanto. Era el llanto que había sonado el día en que a pocas moría a manos de Lord Voldemort. Era el lanto que sollozaba al pie de la cama de hospital de otro pelirrojo, casi muerto, que se hacía llamar Ron Weasley. Ese llanto que conocía tan bien, pues no pertenecía a otra persona que a su novia. Se sentó a su lado. Ginny no se había dado cuenta de que se había sentado a su lado. Seguía sollozando tapándose la cara con una servilleta de papel. Harry terminó por hablar.
-Ginny...
-Ah, eres tu-dijo secándose las lágrimas rapidamente- perdona, me tengo que ir, hasta esta noche.
-Espera Gin.-Harry consiguió cogerla del brazo en el instante en que Ginny salía corriendo. -¿Qué te pasa?
-Nada Harry, nada.
-Eres mi novia-ante estás palabras, Ginny soltó un gemido-tengo derecho a saber que te pasa.
-Oh Harry.-Ginny se lanzó a sus brazos.-¿Quieres cortar conmigo, verdad? No esperes a esta noche, dimeló ya.
-Pero que dices Gin. Te quiero más que todo en el mundo, darí mi vida por ti. Eres la persona que más cuenta para mi. Eres mi novia.
-Harry...-Ginny empezó a hablar, pero se tuvo que callar porque en ese instante Harry ya la estaba besando. Ella al principio no respondió, pues le había pillado por sorpresa, pero luego hecho sus brazos al cuello de su novio y empezo a besarle apasionadamente. Le quería. Harry le quería...
Al final, se despidieron y cada uno se fue por un camino. Ginny no tenía ni idea de porque Harry le había convocado, y prefería no saberlo. Corrío a su apartamento. Ya eran las dos menos cuarto. Habían quedado en que Harry la iría a buscar a las siete. Tenía cinco horas antes de irse, tenía tiempo de sobra para prepararse. Entonces, decidió ver una película. Conocía los artefactos muggles muy bien, había hecho estudios muggles y le habían gustado mucho. Trabajaba de dependienta en la tienda de Sortilegios Weasley. Terminó la peli a las cuatro. Se fue a pasear. Asi pasó el tiempo y a las siete estaba resplandeciente. Tenía un vestido rojo sin mangas que le llegaba asta el suelo. Se había puesto unos pendientes largos y tenía el pelo precioso. Unas ondulaciones por todo el pelo recogidas en una coleta con pelo suelto a la vez. Harry no podía creer lo que veía. Él estaba con traje simple y corbata. Le ofreció su brazo y ella lo cogió. Llegaron a un restaurante lujoso. Se acomodaron en una mesa. Ginny miraba a todas partes, y Harry la miraba a ella. Ella se dio cuenta de su irada y este desvió rapidamente sus ojos. Cenaron sin incidentes, hablando de todo y de nada. Al final, al llegar al postre Harry dijo:
-Ginny, te tengo que decir algo.
-Dime.
-¿Quieres...?¿Quieres...?-vaciló.-¿Quieres un poco más de vino?
-Ah, vale.-Ginny estaba desilusionada, creía que Harry iba a decirl ealgo importante.
-¿Tequierescasarconmigo?
-¿Qué?
Harry recordó una escena similar, en la que él el pedía a Cho Cang ir con él al baile.
Se sonrió a si mismo por dentro.
-¿Quieres ser la Señora Potter?
Ginny se quedó callada. No se esperaba eso. Estaba radiante de alegría. Se acordó de que era una pregunta. Se había quedado callada tanto tiempo que Harry había creído que era un no. Se puso rojo y tomó vino.
Ella le dijo un simple:
-Si.
Harry le besó y le susurró "Te quiero".
