Este es un two shot que habla sobre que pasaría si Draco hablara con el Dr. Granger para pedirle la mano de Hermione. Es un reto de los Weird Sisters: «Una charla pendiente». Sinceramente, siempre he creído que el Sr. Granger es muy bondadoso y Draco muy serio y quisquilloso sobre el tema. Serán dos capítulos: El primero que habla sobre la relación de Hermione y Draco y el segundo sobre la «charla». Habrá mucho humor y un poco de romance.

Espero que sean bueno.


Capitulo 1:

Se podría decir que aquello no fue algo premeditado ni planeado; solo fue espontáneo. Al terminar la guerra, la brillante Hermione Granger fue a parar a Departamento de Control y Regulación de Criaturas Mágicas. Jamás se imagino que tendría rápidamente un trabajo en el Ministerio a pesar de sus grandes expectativas.

Todos los días subía el ascensor donde se encontraba inevitablemente con gran parte de sus ex compañeros. Algunos amigos de Hermione y otros no tanto, como Lavander Brown, Zacharias Smith, Cormac McLaggen (el último siempre queriendo seguir saliendo con ella, a pesar de las rotundas negativas de la chica) o como Draco Malfoy. Malfoy no era precisamente desagradable, simplemente no le prestaba atención y solo le hacía comentarios casuales como: «Y ¿cómo sigue la Comadreja?» «Es increíble que McLaggen siga loco por tí» o el más reciente: «Deberías estar con alguien mejor, Granger; alguien de tu nivel... tal vez Potter, por ejemplo»

Hermione se sorprendía como había cambiado Malfoy e intuía que se debía a la Guerra. Al fin y al cabo, Ron, Harry y ella también habían cambiado. Ya no era la chica que quería ser la primera en todo; Ron se convirtió en un gran chico e inclusive Harry consiguió una paz y calma consigo mismo. Inclusive Ron y ella salían oficialmente.

Era algo divertido ver como se aparecía en su despacho y después de iban a comer a algún restaurante muggle. Los fines de semana se la pasaban en la Madriguera y en su casa como si fueran recién casados; pero a pesar de todos aquellos intimo momentos juntos, Hermione no se sentía bien al estar junto a Ron como su novia. Prefería estar con él como amigos, pero pensaba que aquello se debía a que fueron amigos mucho tiempo.

Pero no pensaba mucho en eso ya que tenía una enorme carga de trabajo diario. Aquél día por ejemplo, tenía que ver a un miembro de la Brigada del Uso Indebido de la Magia para ver como arreglar el asunto de que los muggles vieran a animales mágicos cuando iban de acampada.

—Adelante—dijo Hermione al oír como tocaban la puerta— Ya era hora de que llegara, debemos formular varios cuestionarios y... ¡Malfoy!

—¿Que esperabas, Granger? ¿Algún tarado patético como Weasley?

—Arthur Weasley no es un tarado—se indigno Hermione— Y ¿cómo estas tú en este empleo? No es que ...

—... soy el más competente para esto y no es tu asunto saber mis motivos. Ahora empecemos.

Después de aquellas visitas inoportunas, metieron a Hermione en un lió. Por una parte no podía hacer que su reciente "relación" con Malfoy saliera a la luz por un motivo que no se explicaba ella misma, y por otro lado, Ron y ella se iban alejando cada vez más. No es que ya no se besaran o algo por el estilo, era que siempre tenía el trabajo encima (y a Malfoy, también) Sabía que lo mejor era darse un tiempo con Ron. No fue tan difícil como esperaba, Ron lo acepto con gran calma y serenidad. Tal vez la guerra le había cambiado a él, también.

Y fue un día soleada, cuando esa pequeña gota derramo el vaso. Hermione se hallaba con Malfoy, para variar, revisando documentos cuando la manga de su túnica se bajo y revelo las palabras «Sangre sucia» grabadas como una cicatriz perpetua en ella. Como un recordatorio de lo que era. La chica no se dio cuenta del detalle, hasta que sintió como los dedos de Malfoy tocaban aquella zona.

—Lo siento—dijo Malfoy mirándola fijamente, tanto que a Hermione le sorprende ver su mirada franca y avergonzada.

—¿Que cosa?—Intenta pasar indiferente ante la mirada de la chica.

—No debí que la loca de mi tía te hiciera daño...

—No debes disculparte de algo que no tienes la culpa—razono Hermione, e intento seguir enfrascada en los pergaminos. —¿Crees que deberíamos hacer una ley para prohibir que los magos estén con mascotas mágicas cerca de los muggles? Aquí ya van cien casos en los que...

—¿No me oíste?—la interrumpe Malfoy, enfadado— Lo siento.

—Te oí perfectamente, pero creo que no deberíamos...

—¿Es qué eres tan terca?—Malfoy se acerca a ella con una energía increíble. —Yo te odiaba por ser una sangre sucia.

—¿Y que debo de hacer? ¿No perdonarte jamás?

—Eso haría si tuvieras una pizca de intuición—replica él— Pero tenías que ser una Gryffindor hasta los huesos...

—¿Qué tiene que ver mi casa de Hogwarts en esto?—dice Hermione, repentinamente enojada— No por eso soy buena o mala, Malfoy.

—Pero para mí si significa mucho.

—¿Qué cosa?

—Que mi destino estaba marcado. Que sería un Malfoy hecho y derecho, siempre.

—Es lo más ridículo que he escuchado en mi vida.

—¿En serio?—Avanza un paso hasta colocarse a un palmo de ella—: ¿Y si tu hubieras tocado en Slytherin? Potter y Weasley te hubieran odiado de seguro.

—Tal ves, pero cada quien marca sus pasos. Tu decidiste aliarte a otro bando y...

— Y tu fuiste la buena, ¿verdad?

—¿A qué quieres parar con esto exactamente, Malfoy?

—¡Estoy harto de esta mierda!

—¿Disculpa? Si no tienes mas comentarios, te pediría que salieras de mi despacho.

—No, debo decirte, Granger que...

—¡¿Que, qué?—le espeto Hermione, furiosa. Estaba harta de aquella conversación...

—¡Me estoy enamorando de tí, joder! —grito Malfoy con todo su ser. —¡Y odio eso! Odio sentir todo esto...

Hermione se quedo pasmada intentando pensar en algo racional, pero no podía.

—¿Qué?

—Lo que escuchaste, Granger. No volveré a repetirlo.

—Pero...

Y jamás termino aquella frase, porque en un momento después, Malfoy la había tomado y besado rudamente. Y cinco minutos después, salía del despacho con un portazo. Hermione se quedó mirando la puerta estupefacta. Después se paso la mano inconscientemente sobre sus labios.

¿Qué demonios le había sucedido a Malfoy? Pensó en que lo olvidaría de un día para otro, pero se equivocaba: lo recordaba todos los días al volver a su oficina. Se preguntaba en esos momentos que impulso habría tenido Malfoy para besarla de aquel modo e inconscientemente su memoria repetía el suceso una, otra y otra vez.

Después de «Aquél Suceso Innombrable» (como lo había nombrado), Hermione no volvió a ver a Malfoy el resto de aquella semana. Todos sus asuntos los mandaba con un empleado o por cartas. La chica al principio pensó que debería hablar con él, pero considero que sería mejor no hacerlo. Draco Malfoy y ella no eran nada, ni siquiera amigos o compañeros que hablaran entre ellos.

Pasaron varios meses sin ver ni un rastro de Malfoy; en los cuales trabajaba arduamente por los derechos de las Criaturas Mágicas, pero una tarde de Otoño lo vio al estar en el ascensor. Hermione evitó mirarlo, pero cuando bajaron más personas del ascensor, Malfoy sí que se dio cuenta de su presencia. Y la miró fijamente por largo rato. Tanto que Hermione pensaba que el ascensor se había atascado.

—Hola Malfoy—dijo Hermione con voz monótona, aunque por dentro no dejaba de sentirse nerviosa por estar con Malfoy a solas después de lo sucedido.

—Granger—se limitó a decir él con una cabezada seca. —¿Ya terminaste la ley en la que estabas trabajando?

Hermione lo miró sorprendida. ¿Por qué se mostraba interesado?

—Eh, espero que el Kingsley la apruebe en la próxima sesión—replicó con una sonrisa nerviosa.

—Sería un idiota para no aprobarla—afirmó Malfoy sin mirarla—. En fin, en este piso me bajo. Nos vemos, Granger.

Hermione parpadeó sorprendida y asintió con la cabeza al verlo marchar. Y sin saber por qué, ella también se bajo del ascensor. Por algún motivo bizarro, tenía que saber el motivo de «Aquél Suceso Innombrable» entre ellos. Quería saber que había pasado exactamente.

El pasillo estaba llena de gente rodeada de papeles en pequeños cubículos. La gente apenas se percataba de su presencia, pero a Hermione lo único que le importaba era ver a Malfoy. Y lo vio en una pequeña oficina que anteriormente le pertenecía a Arthur Weasley. Hermione sonrió al pensar en la ironía de la situación. Un Malfoy en el mismo lugar en donde estaba anteriormente Weasley.

Abrió la puerta y la frase «Necesito hablar contigo, Malfoy» se quedó en el aire al ver la escena que tenía enfrente: Malfoy abrazaba con tanto entusiasmo a una joven hasta levantarla del suelo. Hermione se percató de que sonreía abiertamente y jamás se imagino de que lo vería sonreír alguna vez en su vida.

—Oh, lo siento.—Dijo a media voz Hermione—: Creo que después vendré.

Malfoy y la joven voltearon a ver a Hermione, ambos sorprendidos.

Hermione salió de la pequeña oficina todavía con la sorpresa impregnada en su ser. Y «Aquél Suceso Innombrable» le golpeó en su mente. No podía creer que Malfoy después de confesarle de que estaba enamorada de ella estuviera abrazada con una joven de aquella forma. Y bien sabía que Malfoy no era de aquellos que abrazaban. O que sonrieran de esa forma tan abierta.

—¡Granger!—gritó Malfoy intentando alcanzarla— Espera...

—¿Qué quieres, Malfoy?—preguntó la aludida con exasperación. No sabía como actuar después de haber visto esa escena.

—Mas bien la pregunta sería qué querías tú en mi despacho—replico Malfoy dando un paso hacia ella.— ¿Qué querías?

—Eh...—A Hermione se le había borrado el motivo de la visita al despacho de Malfoy— Era una tontería, nada más.

Se dio la media vuelta intentando regresarse a su despacho y olvidar todo aquello.

—Si era una tontería, ¿para qué querías venir conmigo?— le cuestiono Malfoy interceptándola—, ¡Oh vamos! ¿Qué querías, Granger?

—Nada, era sólo una tontería. Déjame ir, Malfoy.

—Bien, ¿y por qué no me la cuentas?

Hermione se mordió el labio, indecisa.

—Era sobre la ley a favor de los Elfos Domésticos. ¿Crees que los elfos la aceptarían?

—Dí la verdad, eso es solo para evitar el tema.

—Tengo que irme, Malfoy.—Intento excusarse Hermione, alejándose de él— Te veré después.

—No...—La tomó del brazo y la sujeto fuertemente. —¡Dímelo!

—No puedo—murmuró Hermione— Tengo que irme.

—¡Sólo dilo, joder!—se exasperó Malfoy tomándola de los hombros.—Dilo.

—Quería... quería hablar—Hermione dio un largo suspiro— de lo que pasó.

—¿Lo que pasó?—repitió Malfoy, atónito—. ¿Qué fue lo que pasó, Granger?

—Eso te pregunto, ¿qué demonios pasó?

—Sólo te diré que ni yo mismo sé lo que me pasa. No entiendo nada—Se revolvió sus rubios cabellos con exasperación.— Pero al mismo tiempo lo entiendo...

—¿A qué quieres llegar con esto?—cuestiono Hermione, confundida—: No entiendo nada de lo que dices y creo que es...

—Te quiero—soltó Malfoy mirándola con expectación.

Hermione retrocedió varios pasos; anonada. Abrió la boca para tomar una bocanada de aire; se sentía como si las palabras de Malfoy no fueran dirigidas a ella, sino a otra persona. Y pensó que tal vez la guerra lo había cambiado a él, porque de ninguna otra forma estaría dirigiéndole la palabra y mucho menos diciéndole que la quería.

Y lo miró con una curiosidad que jamás le había dirigido a alguien. Miró su cara con atención; analizó sus ojos grises, vio como su barbilla tenía una ligera capa de vello facial de color muy claro. Y después fijó sus ojos en los de él, intentando ver un vistazo de engaño para humillarla o hacerle daño; pero no lo encontró. Solo encontró en ellos emoción, sinceridad y un poco de culpa.

—Pero...—balbució Hermione, después de unos minutos en silencio—. Tú me odias. Soy hija de muggles: una sangre sucia.

Malfoy soltó una risa floja y cansada.

—¿Y a quién carajos le importa eso ahora?—exclamó con énfasis—: A mi ya no. No me importa esas tonterías de las cuales estaba muy orgulloso antes; la limpieza de sangre... ¡Por Merlín! ¿A qué me ha traído toda esa mierda? Sólo me ha traído a un vació...

—Lo siento... pero yo no puedo...

—Sólo te pido que salgas conmigo, Granger. —Dijo Malfoy, energético— Y prometo que jamás volveré a interferir en tu vida.

Hermione miró a Malfoy algo confusa, pero tal vez una cita no haría ningún mal a nadie. Hacía mucho tiempo que no se divertía. Dió un largo suspiro ante la atenta mirada de Malfoy.

—Esta bien—acepto entre divertida y confusa—, pero si es alguna estrategia para hacerme quedar...

—Sí, sí, Granger; ahora sabrás lo que es salir con un alguien que merezca la pena—Sonrió, desconcertando a Hermione— Te recogeré mañana en...

Dejó la frase inconclusa para que Hermione la completara, pero ella seguía muy desconcertada con aquella situación. Demasiada, a su opinión. No podía creerse que Draco Malfoy, el mismo que la había hecho la vida miserable por tanto tiempo, la hubiera invitado a salir. Como si fuera algo rutinario.

—¿Granger?—dijo Malfoy, frunciendo su ceño ante su silencio.

—¿Eh? ¡Ah, si claro!—Hermione sacó una pluma de su bolsillo y con un pergamino, comenzó a escribir. —Ten, es mi dirección. Se encuentra en el Londres muggle.

—Eso es obvio—afirmó él con petulancia, pero añadió—: Te recogeré a las ocho en punto, Granger.

—¿A dónde iremos?—pregunto Hermione con cierto recelo.

—A cenar, ¿a dónde creías?

—Oh, es solo que quería saber a donde iríamos, es todo—replicó Hermione tranquilamente.—En fin... mañana te veo.

—Mañana—murmuró Malfoy viéndola subir el ascensor con una emoción llenándole el estómago.— Mi padre va a matarme—añadió con tono divertido.

Se sentía mas libre que nunca al quitarse ese peso de encima. El peso de Granger y su locura febril.


Hermione volvió a mirarse en el espejo indecisa. No sabía que ponerse en aquella ocasión. Tal vez unos jeans y un abrigo estuvieran bien, pensó arrugando ligeramente el ceño mirando su ropa. Es un Malfoy, Hermione, se recordó, seguramente querrá ir a un lugar elegante y fino como él.

La chica se mordió los labios con impaciencia. Faltaba menos de una hora para que Malfoy pasara por ella. Volvió a su clóset y sacó un vestido muy sencillo de color granate que Ginny le había regalado en su cumpleaños. Era muy sencillo pero elegante. Se miró con el vestido puesto y se admiro de lo bien que le quedaba. Como ya no quedaba más tiempo, se puso su abrigo encima y con unas sencillas zapatillas, bajó para abrirle la puerta a Malfoy.

—Hola—lo saludo poniéndose su zapatilla en el pie— Espera un momento, voy por mi bolsa. —Añadió subiendo las escaleras de nuevo.

Malfoy se quedó en la sala de su casa. Sentía curiosidad por saber como era el lugar en donde vivía Granger. Vió docenas de libros repantigados en un librero, un extraño artefacto que tenía una especie de antena de meta (seguramente muggle), un inmenso sofá de color crema. También notó como no tenía comedor y su cocina era diminuta. Estaba repleta de extraños artefactos muggles; una enorme tipo alacena de color blanco con una manija, con la diferencia que cuando se abría, golpeaba un frío viento. También había otros aparatos extraños que no se molesto en ver como funcionaban.

—¿Qué haces?—La voz de Hermione le llegó como si fuera de otro lugar.

Malfoy volteó a verla y se quedó sorprendido. La joven llevaba puesto un elegante vestido granate que le favorecía enormemente y encima un abrigo café. Calzaba unas zapatillas del mismo color que el abrigo. Pero lo mejor era su cara; estaba sonrojada ante su mirada. Su cabello lo traía como siempre; suelto como un arbusto.

—Es hora de irnos—Malfoy eludió la pregunta que le había lanzado la chica anteriormente—: Abrígate porque afuera hace frío.

¿Abrígate porque hace frío?, repitió Hermione divertida. Eso era nuevo en Malfoy.

Malfoy la traslado mediante Aparición a un pequeño restaurante mágico. Se veía bastante elegante, y Hermione agradeció internamente haber traído un vestido decente para la ocasión. Echó una mirada a su acompañante y ahogó un suspiro.

Él vestía un traje negro bastante a la medida, con una camisa blanca abierta a causa de no traer corbata. Se veía bastante guapo, admitió Hermione a regañadientes. Incluso cuando Draco Malfoy no era alguien preferido por ella, tenía que admitir que era bastante guapo.

Entraron y de inmediato toda una horda de gente volteó a mirarlos. Hermione intentó esconderse en su abrigo pero alguien ya se lo había quitado. Miró como los magos intentaban averiguar como había ocurrido aquel extraño suceso; no era de menos, ya que la pareja era Hermione Granger (heroína de la guerra y mejor amiga de Harry Potter) y Draco Malfoy (mortífago a todas luces).

La extraña pareja fue a parar a un rincón solitario. Hermione sostenía su bolso entre sus manos, como si fuera lo más importante en ese momento. Sonrió quedamente al ver como un empleado traía un menú para los dos.

—Gracias—murmuró Hermione, y echo una ojeada al menú. Todo se veía delicioso y seguramente muy caro, ya que nada traía el precio. Miró a Malfoy intentado entablar conversación pero él estaba mirando el menú muy concentrado.

—¿Y qué vas a pedir?—dijo Hermione, intentando hacer plática.

—Una sopa y después un filete, ¿y tú?—Apartó el menú de sus manos y le dirigió a Hermione toda su atención.

—Eh... supongo que lo mismo. No soy muy buena escogiendo... Ron siempre pedía para los dos.

A la mención de Ronald, Malfoy la miró con mas atención, y fingiendo interesarse en el vino que le mostraban en ese momento. Los camareros les sirvieron a cada uno vino tinto en una copa y después se marcharon.

—Así que...—Malfoy tomó un poco de vino—, ¿sales con la Comadreja?

—No le digas así—le espetó molesto y añadió en tono mas calmado—: Rompí con él hace varios meses.

—No me digas—soltó él, fingiendo sorpresa—. ¿A qué se debió ese cambio?

—Creo que no te incumbe, Malfoy.—Replico ella, tomando un trago de su copa.

Nunca antes había tomado bebidas que salieran del jugo de calabaza y cervezas de mantequilla. A excepción del Whisky de Fuego que habían tomado al haber muerto Ojoloco. Se obligó a pensar en otra cosa, y fijó su vista en la comida que habían comenzado a traer.

—¿En qué piensas?—dijo Malfoy fijando su mirada en la chica—: Tal vez en que todo esto es una locura de primera, seguramente.

—No—contesto Hermione con seguridad, a sorpresa de Malfoy—. Pensaba en la Guerra y en cómo había afectado a las personas.

—¿Estas pensando en el motivo por el cual te besé?—preguntó Malfoy después de haber estado varios minutos comiendo en silencio.

—Ambos sabemos que ese tema no se toca, Malfoy—le previno Hermione— A menos que quieras que salgamos discutiendo, como siempre.

—¿Como siempre?—repitió atónito.

—Exacto, así que será mejor que sigamos comiendo pacíficamente—explico Hermione hábilmente.— ¿Por qué quisiste trabajar en el Departamento del Uso Indebido de la Magia?—añadió escrutándole el rostro.

—Porque quería saber y estudiar como eran los muggles. Y saber si era necesario tanta repulsión hacia ellos.

Hermione esperaba una respuesta como: «El Ministerio me obligó a hacerlo en vez de ir a Azkabán» u otra cosa que no fuera aquello. Sintió como un sentimiento la obligó a mirarlo detenidamente.

—Cambiaste—afirmó Hermione, mas para para ella misma que para él.

—Todos lo hacen—replicó Malfoy pidiendo postre para ambos a un mesero.

Después de que comieran su tarta de melaza con nieve de vainilla encima, Hermione sentía que estaba con otra persona. Otro Malfoy, musito para sus adentros.

Pasaron horas hablando sobre trivialidades de la vida, de como Hermione había estudiado en Hogwarts, como Malfoy se divertía a causa de los ingeniosos inventos muggles. La chica no recordaba hace cuanto no se divertía tanto y jamás de los jamases, pensó que lo haría al lado de Draco Malfoy. Sonreía francamente y reía ante los relatos de Malfoy.

—Es hora de marcharnos—dijo él en un momento de la conversación—. Están a punto de cerrar el restaurante.

—¿Tan tarde es?—se extraño Hermione— ¿Qué hora es?

—La una y media de la mañana—replico Malfoy pidiendo la cuenta.

—¡Oh por Dios! Mañana tengo que ir a trabajar y es tardísimo.

—Vayámonos de aquí—replico Malfoy con una discreta sonrisa al ver como la chica empezaba a ponerse histérica.

Se aparecieron en su apartamento y Hermione lo abrió rápidamente.

—Bueno, me divertí bastante esta noche.—Empezó a decir Hermione, quedándose rezagada enfrente de su puerta— Nos vemos mañana. Buenas noches... Draco.

Malfoy la miró sorprendido, pero asintió con la cabeza y sonrió.

—Buenas noches, Hermione.

Y aquél fue el principio de una extraña relación entre ambos. Meses después, en una noche de tormenta, Malfoy apareció en su casa, empapado de pies a cabeza.

—¿Qué sucede?—le preguntó Hermione, somnolienta (era medianoche)—. ¿Por qué vienes..?

—Le he dicho a mis padre que me casaré contigo y me han corrido de la casa— explico Malfoy sin una pizca de infelicidad— Madre ha dicho que intentará convencer a padre de la idea.

—¿Casarme contigo?—replicó Hermione, atónita— Si ni siquiera tenemos cuatro meses de estar juntos. ¿Lo dices en serio?—añadió sentándose en el sofá. —Es una locura.

—¡Por el amor a Merlín! ¿Cuál es el problema?

—Es que... no estoy segura. —Titubeó Hermione.

—¿Segura de qué?—preguntó Draco poniéndose a su lado.

—De que tu me ames realmente—admitió Hermione en un débil susurro.

—¿Tu crees que si no te amará, haría esto?— Malfoy comenzó a remarcarle con un dedo su cara hasta detenerse en su boca— ¿O esto?—Acercó su boca a la de ella lentamente, primero como una caricia y después con pasión.

Hermione jadeó al sentir la boca de Draco en su cuello y le tomó su cabello al ritmo en el que él la besaba en el cuello.

—¿O tal vez esto?— empezó a darles pequeños besos hasta llegar a la comisura de su camisa de dormir y se la empezó a quitar lentamente. Empezó a besar cada fibra de su ser y sentía como Hermione jadeaba ligeramente.

Y en aquellas caricias, Draco Malfoy le juró amor eterno al hacerle el amor. Tal vez no era la manera mas propia de proponerlo matrimonio, pero Hermione nunca se había sentido tan feliz en toda su vida. Y supo en aquel momento que siempre lo vería despertar. Y lo vería quejarse al ver que tenía que preparar el desayuno. O que lo vería sonreír y reír al verle su cabello tan desordenado en las mañanas.

—Te amo, Hermione Granger. —Suspiro Malfoy al verla despertar aquella dorada mañana. —Te amo tanto...—La beso apasionadamente en un hombro desnudo.

Y Hermione sonrió ampliamente.

—¿Tanto para conocer a mis padres?


¡Tachán! Ha sido difícil hacer esto pero en fin, esto es un reto y yo solo cumplo mi parte. Espero que les guste, y después subiré la segunda parte.

Un beso

Mariana Masen