Disclaimer: Todo es de la Meyer

Se abre el telón y sale el león de Metro, rugiendo… musiquita de fondo. Del creador de Corpúsculo, llega Luna Llena, la continuación de las peripecias en el mundo laboral de Bella, Edward & Co.

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Confesiones de una compradora compulsiva

—Es la hora, es la hora… —decía Alice mientras bailaba.

—¡Es la hora de jugar! —contestaron todos. Después se miraron extrañados.

—¿Pero qué hora es? —preguntaba a todo esto Jasper.

Alice chasqueó, quejándose y todavía dando vueltas como una bailarina. Ella nunca paraba —Es una forma de hablar, Jasper. Que parece que hay que explicártelo todo. Digo que es la hora de dar los regalos a Bella.

—Creo que ya he dicho que no quiero regalos… pero ya que estáis… —decía Bella como quien no quería la cosa — ¿Dónde están? Dámelos… ¡dámelos!

Alice le dio una pequeña cajita que Bella miró con pena —Los hay más grandes ¿sabes?

Mientras lo abría, Bella se cortó con el papel de regalo anticortante.

—Pero mira que eres torpe —decía Rosalie.

De repente, todo ocurrió en un segundo. Una gota de sangre escarlata cayó en la alfombra, y al instante… Esme se lanzó contra Bella, furiosa. Quería matarla, acabar con ella. Pero Edward la apartó a tiempo mientras Jasper sacaba un libro y lo hojeaba.

—Oye, esto es muy raro. Se supone que el que iba a atacar a Bella iba a ser yo, no Esme… ¡y mira, viajaréis a Volterra! Qué envidia.

—¡Estáis todos locos! —gritaba Esme — ¡Me ha manchado mi alfombra de los chinos! ¡Con la pasta que me costó!

—Vale, vale —hablaba Alice —. Mejor será que nos vayamos. Carlisle, ¿qué tal si a Bella le curas esa herida tan fea que se ha hecho?

Carlisle estaba allí como si todo eso no fuese con él —Sí, podría hacerlo, pero yo… esto… —silbaba como para disimular — ¡Se me ha muerto el perro! Que no es vampiro, y claro, cada cierto tiempo cambiamos de animal.

—Esto… Carlisle —decía Emmett —. El perro está ahí. Y no parece estar muerto.

Carlisle lo miró con odio —Cuando te interesa, bien listo que eres, Emmett.

—No importa, Carlisle, iré al hospital.

Dicho y hecho, Bella se fue sola, pues Edward también alegó que su perro había muerto. Y que su loro tenía un funeral. Qué cafre.

Al día siguiente, Bella había ido a un edificio de oficinas de Forks, ciudad muy cosmopolita, para conseguir trabajo. Tras eso, se fue a casa de los Cullen para visitar a Esme y pedirla perdón. Comprarla una nueva alfombra, no, desde luego.

Llegó hasta la puerta y Esme la recibió —Hola Esme, ¿qué tal estás?

—Ah eres tú. Lo siento, me encantaría atenderte, pero se me ha…

—¿Muerto el perro?

Esme sonrió —Casi. El hámster, que tiene cagalera. Es muy desagradable. No te lo recomiendo. Estoy cubierta de caca de arriba abajo. Pero pasa, mujer pasa.

—Esme, quería pedirte disculpas por lo de ayer.

—No te preocupes, Bella. Está olvidado. Ya he quemado la alfombra, pues lo tuyo no fue nada. Resulta muy engorroso bajar cada vez al salón y encontrarte a tus hijos lamiendo fervorosamente la mancha de la alfombra. Tengo pensado ir a comprarme otra ¿Quieres venir conmigo?

Bella asintió entusiasmada —¡Claro que sí!

—¡Vale! —contestó ella ilusionada, rozando el sarcasmo —Cojo mi bolso y nos vamos antes de que el hámster me vuelva a dejar la jaula hecha un pincel.

Tras marcharse, se fueron a un centro comercial. Allí Bella observó horrorizada como Esme se compraba medio centro, ya que el otro medio no le gustaba.

—¿De verdad necesitas esos palos de golf? Creí que no te gustaba…

—Y no me gusta, Bella, pero nunca sabes cuando si puede gustarte ¿no?

—Esme, creo que tienes un problema… eres una compradora compulsiva.

Esme se lanzó de nuevo hacia ella, como poseída, solo que ahora no había ningún Edward para salvarla.

—¿Bella? —oyó que decía alguien. Bella se dio la vuelta. Para asombro y horror suyo, allí estaba Miranda, su antigua jefa.

—¡La madre que me parió, que está en Phoenix!

¿Qué hacía Miranda allí, a pesar de que vivía en Forks? ¿Qué le deparaba su encuentro con Bella? Lo descubrirás… a continuación.

—Bella, querida. Que bueno volver a verte. Estás hecha un asco. Estoy buscando alguien para incorporar a mi nuevo equipo de mi revista de moda: Las tonterías de Miranda. He visto que tienes mano con la moda ¿Te interesa?

—¡¿Cuándo empiezo?!