Disclaimer: Nada de esto me pertenece, simplemente uso los personajes de Jotaká por diversión.


Un día menos.


Otro día acababa de comenzar. Otro día para pensar excusas en las cuales podría encerrarse por horas en el despacho del Ministro y dar rienda suelta a su imaginación. Claro, jamás ninguna de sus excusas había valido como para que el señor Ministro de la Magia, Cornelius Fudge, la viera con otros ojos. Es más, estaba segura de que ni siquiera la veía.

—Buenos días, Dolores —le dijo de mal modo oír que alguien entraba a su despacho; no le hacía falta levantar la cabeza para darse cuenta de quién se trataba. Era ella, claramente, no podía ser otra persona. "Asistente Especial del Ministro de Magia", se llamaba su puesto. "Secretaria", la llamaban todos. "Dolor de cabeza", la llamaba el Ministro. Las lechuzas, como siempre, se agolpaban en la ventana falsa del lugar, dando a entender que en el Atrio estaban llegando más cartas de las que normalmente recibe una persona por día—. Si llegara a venir una carta de mi mujer, no me la pase, no la lea bajo ninguna circunstancia y deshágase de ella lo más rápido posible. No hay necesidad de que me avise.

—Pero... ¿por qué le va a llegar una carta —recalcó esta palabra— de su mujer? Ayer hablé con ella, está en el país... ¿o no? —dudó más curiosa de lo que debería. Eso lo notó Fudge, que se limitó a encogerse de hombros y seguir con su papeleo habitual.

—Esto... ¿Dolores? —preguntó una media hora después, habiendo terminado de ordenar y contestar varias quejas, lo normal un lunes. Levantó la cabeza y vio a su secretaria, la rechoncha mujer con cara de sapo y una voz que probablemente la oirían los murciélagos a la perfección, mirándolo. Pero no lo miraba a la espera de una respuesta, o de ser escuchada... Lo miraba como una adolescente miraba a su favorito de The Weird Sisters tocar frente a ella. ¿De verdad Dolores Umbridge lo estaba mirando así?

—Lo siento, señor Ministro —exclamó sin inmutarse, y se fue del despacho. "Un día más, Dolores, un día más sin él", se dijo, "pero un día menos para que esto deje de ser prohibido".