Serie de viñetas escritos para una de las actividades por el primer aniversario del foro I`m Sherlocked, semana de romance

Disclaimer: Todo este mundo no me pertenece, es de Sir Arthur Conan Doyle y la BBC.

Extensión: 925 palabras.

Karate

-aburridooo...

-Sherlock, ¿por qué no nos apuntamos a las clases de karate que dan en el local de la esquina? Seria útil.-comentó John mirando a Sherlock por sobre el periódico.

-aburrido.-opinó Sherlock meciéndose sobre los talones en su sillón.

-lo que pasa es que no te atreves...

Sherlock le lanzó una mirada retadora a John y aceptó.

-sólo si tu vas.

Y así esa misma tarde la feliz pareja ingresó al dojo.

No eran la única pareja, Mycroft y Lestrade también se encontraban en el lugar.

Ambos Holmes se sonrieron, irónicos, mientras se ponían los karategis* que facilitaba el dojo.

-buenas tardes damas y caballeros.-saludó el sensei.-a los nuevos, bienvenidos, espero que la clase sea de su agrado.

-claro, con todo lo que hay deducir de el...

-¡Sherlock!

-divorciado, debe la renta, carrera deportiva truncada.

-¡Mycroft!

Mientras saludaban y calentaban, ambos hermanos tenían una competencia de deducciones, tanto del instructor como de sus compañeros, Lestrade y John se mantenían alejados, nerviosos de las posibles consecuencias.

Y no se hicieron esperar.

Al menos para el detective consultor, que no paraba de corregir e interrumpir al sensei.

-estos brinquitos ridículos no sirven para defensa personal.-soltó durante el entrenamiento de combate deportivo.

-es para competición.

-es ilógico, e inútil para la vida real.

-bien sabelotodo, si tanto conocimiento tienes, demuéstralo.-exigió molesto el instructor.- ¡Evans con Holmes! Al tatami.

Y lo que siguió fue un baño de sangre, literalmente.

Sherlock venció a Evans y a cada estudiante avanzado, cuando finalmente el sensei se quedó sin opciones, él mismo se enfrentó a Sherlock.

Para terror de John y de Greg y diversión de Mycroft que al no tener su consabido paraguas, daba vueltas a su impoluto cinturón blanco.

Sherlock estaba agotado.

Y pasó lo que tenia que pasar.

-¡y no vuelvan por aquí, ustedes cuatro, grupo de raros!-gritó el instructor con voz nasal desde la puerta del dojo.

Y es que cuando John vio caer a Sherlock por décima vez, contando desde que iniciaron los combates, no se resistió

Saltó al tatami y le rompió la nariz al instructor, este en respuesta proyectó al doctor, Sherlock se lanzó sobre el instructor en venganza, los demás estudiantes se arrojaron a defender al sensei, Lestrade ingresó a la trifulca gritando que era policía.

Al final solo Mycroft permaneció sentado, tranquilo y aburrido.

-no camino no camino.-se quejó Sherlock durante todo el camino al 221b.

-solo son ampollas en los pies.

-es ilógico estar descalzos durante una práctica deportiva.

Subieron al piso y Sherlock se arrojó a su sofá con un gemido.

-no volveremos ahí.-dijo rindiéndose en su empeño de acomodarse en posición fetal.

-tranquilo, no lo haremos, descubrí que sabemos lo suficiente de defensa personal.-admitió John acariciando el sudado pelo de Sherlock.-vamos a darnos un baño.

-¿juntos?-preguntó Sherlock con un ronroneo.

-si es la única manera de levantarte del sofá...-Watson se levantó y caminó hasta el baño, ahí agregó algunas sales relajantes y jabón líquido y dejó llenando la tina con agua tibia.

John le quitó los zapatos y las medias, luego el pantalón y la camisa a un inmóvil y cansado Sherlock y lo llevó medio en brazos medio a rastras hasta la tina.

Finalmente ambos estaban sumergidos, Sherlock se acomodó, con la eficiencia que solo da la práctica, en el pecho de John y se dejó lavar la sangre y el sudor.

-nunca dejaré que nadie más te golpee, ni siquiera en una practica de artes marciales.-prometió John con una mueca mientras rozaba los moratones, producto de los bloqueos, en los antebrazos del más joven.-estas marcas jamás deberían estar aquí, fue mi culpa.-admitió mientras acariciaba con delicadeza las marcas rojizas sobre las costillas y los pómulos de Sherlock.

-obviamente lo fue, de no haber ido, estaría en el piso aburrido pero sano.-soltó Sherlock en su tono habitual.

John agachó la mirada entristecido y se preparó para salir del agua.

Sherlock como siempre había hablando de más y no entendía el por qué de la reacción de John, al sentir que el rubio deseaba salir, se aplastó contra su cuerpo.

-déjame salir.-pidió el doctor luchando con el peso del pelinegro.

-no.-respondió este con sencillez.-necesito de mi sesión de caricias.

-¿sesión de caricias? Sherlock no estoy de humor...

-solo así te perdonaré por haberme arrastrado a esa tortura.-dijo manipulador, dejando caer todo el peso de su mirada sobre John.

Y este no pudo resistirse, y la sesión de caricias no terminó en algo más porque ambos estaban algo lastimados.

-jamás te tocaran ni un solo pelo de nuevo.-prometió John a un dormido Sherlock, se encontraban en el cuarto de este, cómodamente envueltos en suaves sábanas de seda.-no necesito conocer más técnicas de defensa, para algo tengo una pistola.-sonrió besando la frente de Sherlock.-y mi vida. Te defenderé con ella si es preciso.-concluyó cayendo dormido, envolviendo con sus protectores brazos el torso del detective.

Sherlock sonrió en la semiinconsciencia, feliz, aunque no lo reconociera, por haber encontrado un alma gemela que lo amara lo suficiente como para prometer dar su valiosa vida a cambio de la suya.

Hizo una promesa silenciosa.

"nunca tendrás oportunidad de ello John, me aseguraré de impedírtelo"

N/A:

Bien primera viñeta, mmm no se si derramé suficiente miel, pero se arreglará en la siguiente lo prometo.

*Karategi: es el traje con el que se practica Karate.

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