Hola! Espero les agrade este fanfic, es el primero que escribo. Como fan de SS creo que un buen fanfic no solo debe de tener el romance de un OTP pero igual se debe de tener unas cuantas peleas con nuestros adorados personajes. Así que, incluso si no te gusta el yaoi, te invito a leerlo ya que trate de tener temas de acción y podriamos decir que mi OTP (Shaka x Ikki) no es todo el centro del universo (para mi si pero ese es otro punto hehe~)

Agregué peleas de los otros caballeros de Bronce entre ellos :D (Shun vs Shiryu, Hyoga vs Seiya) así que espero que hayan sido buenas!

Todos los personajes aquí mencionados son de Saint Seiya - Masami Kurumada. Más adelante (de echo, MUCHO MUCHO más adelante) habra otros personajes míos.


EL VIEJO SANTUARIO

CAPITULO I

El camino ya estaba con pequeñas piscinas de agua cuando por ahí pasaba el caballero de bronce, la lluvia había parado hace unos minutos pero aún se sentía lo fresco y el aroma de ella. La gente del pueblo que se encontraba cerca del Santuario solo veían llegar a un hombre con la armadura en sus espaldas y unas maletas de mano en cada una de ellas, pero este, a diferencia de los otros cuatro que había visto hace unos días, no lucía amable o feliz. Ninguno quiso acercarse y muchos menos llamar la atención del hombre de cabello azul. Solamente advirtieron a los tres hombres que lo seguían.

Ikki no podía creerlo, por alguna razón los caballeros dorados se había ganado un gran renombre incluso entre los dioses que se le otorgo otra oportunidad de vivir. Para él los muertos deberían permanecer así y nada más, así que tener que ver a gente que lo veía tan normal era una molestia para él, cualquiera que pensara un poco diferente a él era una molestia.

–Claro, –pensó mientras salía del pueblito –ellos deben agradecer a los dioses ya que su pueblo sería destruido si no fuera por esos caballeros. –sonrió para sí mismo. –Es ridículo pensar que uno puede vivir sin temor a la muerte ya que, de todas formas, será resucitado. Al menos no le pidieron el deseo a alguna bestia fantástica.

Esa idea era algo que le traía en mente desde hace tiempo, pero decidió no planteársela a ninguno de sus compañeros de bronce o a su hermano menor ya que desde hace tiempo era considerado el negativo del grupo.

Mientras él pensaba todo esto, igualmente le ponía atención a los pasos de los tres hombres que le seguían. Parte de él agradecía que alguien lo siguiera ya que habían pasado suficientes meses desde que no peleaba con alguien que pudiera darle más de dos minutos a su batalla. Quizá con tres sería más interesante, pensó.

Se detuvo y bajó su armadura sólo para sonreír.

–Ya basta de esconderse. –le dijo a los arboles cerca del camino –Ya los oí y están molestándome. Si quieren algo, vengan ya.

Tres hombres salieron cargando con cuchillos y varas de metal. Uno de ellos se acercó al caballero de Fénix.

–Muy cierto, entonces vayamos al grano. Danos todo lo que tengas de valor y te dejarem…

Pero antes de que pudiera termina Ikki ya lo había golpeado para lanzarlo hacia los demás, los cuales quedaron perplejos.

– ¿Quién te crees? –Dijo uno de ellos –No les tememos a los caballeros. Ahora que no hay guerra alguna se han descuidado y no pelean como antes.

–Entonces peleen. –respondió Ikki preparándose para recibirlos.

Mientras toda esta pelea pasaba, nuestros caballeros de bronce entrenaban junto con los nuevos reclutas. Solamente tres de ellos ya que Shun, mientras tanto, esperaba en la entrada del santuario tratando ver si su hermano llegaría. De ahí podía ver a sus amigos entrenar, como algunos chicos tiraban a Seiya después de atacarlo al mismo tiempo con un ataque de Shiryu e igualmente podía ver a Hyoga que no les daba descanso a un grupo de jóvenes. Entonces escuchó como dos caballeros dorados se acercaban. Eran Aioria y Aldebarán quienes querían cerciorarse que ninguno de los ahí presentes se lastimara.

–Pero Shun, pensé que estarías entrenando con los próximos caballeros. –sonrió el caballero de Leo mientras se acercaba.

–Lo sé, y lo siento mucho. –Respondió el joven

–No te preocupes, parece que tus amigos pueden con ellos. Pero dime, ¿esperas a alguien en especial?

–Así es. Estoy impaciente para ver a mi hermano Ikki. Él dijo que trataría de llegar hoy.

–Ah, ya veo. –El rostro de Aioria se mostraba un poco preocupado –Sólo espero que le aclares que no tiene que entrenar a ninguno de los chicos, creo que tienen suficiente con que Hyoga en ocasiones los haga morder el polvo… muy fácilmente.

–No se preocupe, no creo que le interese a mi hermano entrenar a alguien "inferior" a él. –Shun rio un poco al saber que solo ellos dos eran los que no mostraban piedad al momento de entrenar, sin importar el nivel de sus adversarios.

–Eso es una buena noticia. Quizá pueda entrenar con alguno de nosotros, eso le vendría bien a ese caballero.

–Además de que ¿quién no lo desea golpear? –llegó Aldebarán después de supervisar a los demás caballeros de bronce.

– ¡Aldebarán! –Le hizo una mueca Aioria –Aunque sea cierto, eso no se dice frente a su hermano.

–Lo siento, Shun. Es sólo que tiene una mala fama, solo pregunta a nuestro amigo Shaka. –Aldebarán colocó su mano sobre el hombro de Shun –Además de que tus amigos tampoco hablan hermosuras de él. Si, lo quieren como el hermano y amigo que es, pero sigue siendo un poco pat…

–Negativo, es negativo. –Interrumpió Aioria –No dijo patán, dijo negativo.

–Creo que ya los comprendí –respondió Shun con un rostro tranquilo al ya saber la fama de su hermano. –Pero, es bien aceptado aquí ¿no es así?

Ambos caballeros dorados sonrieron para darle una respuesta positiva cuando de pronto vieron a un hombre correr hacía ellos. Se podía ver que era del pueblo vecino así que se acercaron para escuchar sus noticias. Sólo se vio Shun correr con todas sus fuerzas rumbo al pueblo, Aldebarán y el pueblerino lo seguían y Aioria bajaba con los demás.

– ¿Por qué no esquivan mejor los ataques? –preguntaba un Hyoga cansado pero aun así con los puños arriba. –Son los más lentos que he podido lanzar.

Solo se veían jóvenes y amazonas tirados en el suelo para poder descansar sin tratar de contestarle ni con un ademán.

–Seiya, Hyoga y Shiryu, –se acercó el caballero de Leo –dejen de entrenar y vayan a ayudar a Ikki.

– ¿Ikki? –Preguntó Seiya – ¿Qué pasó con él?

El cuerpo ensangrentado y golpeado de Ikki estaba cerca del bosque cuando Aldebarán y Shun lo encontraron. Pero si él estaba así, los otros diez hombres estaban en peores condiciones. Al parecer no eran sólo tres hombres armados los que empezaron la pelea con Ikki, si no que era una emboscada para cualquier caballero que pasara por ahí. Ikki no había perdido pero incluso con su velocidad y fuerza, las dagas hicieron bien su trabajo. Aldebarán lo cargó mientras Shun y los demás tomaban sus cosas.

–Pero no te preocupes, Shun, –le dijo Shiryu que caminaba a su lado. –Tu hermano es fuerte y además Mu puede ayudar con sus heridas.

–Mu no se encuentra en el santuario. –respondió Aldebarán mientras caminaba más deprisa que los demás. –Pero aún tenemos a Shaka.

Hyoga y Seiya se vieron mutuamente cuando escucharon eso.

– ¿No quedo Ikki un poco resentido por la pelea? –preguntó Seiya.

–Al menos él le tiene un poco de coraje, pero aun así, Shaka no lo creo. –contesto Hyoga. –Después de todo sus doctrinas son de amor… ¿no es así, Aldebarán?

–Espero que así sea.

Shaka meditaba tranquilamente en la casa de Virgo. Después de la pelea y de ser resucitado, tomaba mucho de su tiempo en la meditación y entrenamiento. Ya no tenían mucho de qué preocuparse pero él siempre parecía estar esperando un momento para pelear por la justicia y el amor. Los demás caballeros le seguían teniendo un gran respeto, así que nadie le daba su opinión de que debía de salir más de esa casa y disfrutar un poco de la vida tranquila. Shaka, como ya se dijo, estaba en su meditación cuando de pronto entraron a su casa.

– ¿Creen que aceptaré que este hombre este en mis aposentos? –preguntó después de que los caballeros y Aldebarán le explicaran lo sucedido. –El caballero de Fénix no ha intentado más que retarme a batallas durante todo este tiempo que incluso puedo creer que me quiere asesinar. ¿Creen entonces que lo dejaré quedarse? ¿Dentro de mis aposentos donde puede asesinarme mientras duermo o medito?

– ¿No estas exagerando un poco? –pregunto Hyoga. –Además, por el momento esta inconsciente, sólo pedimos que lo ayude a recuperarse.

Shaka no podía creerlo. Incluso ese hombre siberiano estuvo ahí cuando la última batalla de Ikki con él. Pero después de todo, no había de que preocuparse, él sabía que era más poderoso que el caballero Fénix.

–Si llega a pedirme que pelee contra él, si me llega a retar nuevamente, entonces tú, caballero de Cisne, tomaras mi lugar.

Hyoga movió la cabeza para responder un sí, aunque por dentro temía un poco de pelear con Ikki. Él sabía que a Ikki no le interesaría usar su poder para apartarlo a él y luego atacar al caballero de Virgo sin detenerse ni un minuto.


Hades había sido derrotado y ahora los caballeros dorados podían tener una oportunidad más. Al parecer los dioses estaban complacidos de su sacrificio y pelea constante, algo que Athena les planteó para así poder tener nuevamente a los caballeros a su lado, incluso a aquellos que parecían traidores. Deathmask y Afrodita tenían que sufrir la desventaja de no poder usar más su armadura, podían usar su cosmos y seguir peleando pero ya no la merecían y por esa misma razón eran los menos poderosos ahora. Cuando esto pasó, los caballeros de bronce decidieron darles la bienvenida, incluso Ikki que parecía más enojado que contento de verlos de nuevo y era el único que vestía su armadura.

–No tenías que venir, Ikki, –Hyoga le decía mientras algunos de los caballeros dorados salían de la sala del Patriarca –no entiendo por qué lo hiciste si piensas que esto está mal.

–Las decisiones de los dioses no me incumben, sólo quería verlos de nuevo. –guardó unos minutos de silencio hasta que salió uno de los últimos de los dorados. –Y decirles lo que opino cara a cara.

Hyoga no escuchó esto último al correr para poder saludar a su antiguo maestro Camus. Seiya y Shiryu se reunían con ellos con apretones de manos y algunos abrazos, mientras que Shun se acercaba a su hermano mayor después de recibirlos e incluso disculparse.

–Creo que sería fantástico poder entrenar con ellos. ¿Lo puedes imaginar? –sonreía al verlos. –Podríamos incrementar nuestro poder y así estar preparados para cualquier problema que se nos atraviese a nosotros o al Santuario. –en ese momento Shaka salió del recinto, era igualmente el único con la armadura puesta. –El hombre más cercano a dios, él sería un buen maestro, ya que es el más fuerte de… –ver a su hermano moverse de su lado hacía ese caballero de oro le interrumpió súbitamente. – ¿Ikki?

Él no respondió nada, sólo se fue de ahí para no tener que recibir a ninguno de ellos. Para Shun no era raro que se hubiera ido pero que hubiera llegado a darles una bienvenida que nunca dio. Decidió no pensar mucho en eso y prefirió seguir con las celebraciones para los Caballeros Dorados. Él se acercó a Aldebarán y Mu para seguir caminando a Rodorio, el pueblito que estaba agradecido con ellos y decidió hacer una fiesta su nombre. Había comida por gran cantidad, músicos y artistas que eran sólo para ellos y claro que también entretenimiento con peleas, incluso de niños que jugaban ser ellos. Sólo uno faltaba y Camus se dio cuenta de esto, quizá los otros dorados también, pero él fue el único en querer hacer algo al respecto.

– ¿Qué necesita, maestro? –preguntó Hyoga cuando vio venir al caballero de Acuario.

–Al parecer no veo a nuestro compañero Shaka, así que quería ver si pudieras ir a verlo.

–Si así me lo pide, –sonrió mientras se levantaba de la silla donde veía a los niños –le pediré que venga o al menos saber que está bien.

Camus asintió y tomó su lugar mientras el caballero de bronce se acercaba al Santuario.

Hyoga no era una persona que disfrutara estar con tanta multitud así que ir él sólo por Shaka no le parecía mal, sino más bien una oportunidad de disfrutar el camino y sus pensamientos. Así era, todo tranquilo y sentía el aire limpio del Santuario mientras subía hacia la casa de Virgo, cuando de pronto escuchó un gran golpe viniendo de ella. No espero más y corrió más rápido para poder llegar a tiempo y ver a un Ikki tirado en frente de un pilar. Shaka estaba parado del otro lado de la casa con su mano alzada como si hubiera ya lanzado su ataque.

– ¡Ikki! –corrió a ayudar a su amigo a levantarse, el cual sólo lo hizo a un lado.

–Caballero de Cisne, llévate a tu amigo, él no tiene que hacer aquí.

– ¡Maldito, muerto! –gritó Ikki al levantarse y correr hacia Shaka para atacarlo.

Ahora era Hyoga quien lo detenía congelando el camino para hacerlo caer. Claro que eso no fue buena idea ya que Ikki ahora mandaba su ataque al pobre de Hyoga que no tuvo más remedio que defenderse.

– ¡Polvo de diamante!

Ikki quedó congelado de las piernas y sus manos. El ataque no era lo suficientemente fuerte como poder lastimarlo, pero aun así Ikki no podría salir de ahí tan fácilmente.

–Creo que el caballero de Fénix necesita un momento de paz. –dijo Shaka sin mostrarse molesto ni asombrado. –Lo podría dejar aquí pero prefiero que se vaya.

– ¡Estúpido pajarraco! –gritaba aquel caballero hacia Hyoga. –Cuando salga de aquí te haré pagar por esto.

–E incluso amenazas al amigo que te salvó la vida. Vaya que eres todo un patán.

–Antes de que sigan maldiciéndose entre ustedes, o incluso a mí, ¿me podrían explicar qué pasó? –preguntó Hyoga mientras se acercaba a ellos.

Pero antes de poder acercarse más, Ikki se liberaba de su prisión fría y se imponía frente al caballero de Virgo, al cual tomó del cuello a punto de golpearlo. Y una vez más su amigo le detenía al parar su puño.

–Caballero de Fénix, ¿Ignoras a tú amigo o eres acaso sordo? –Shaka tomó la mano de Ikki para retirarla del cuello. –Cuéntale de cómo es que has venido sólo a atacarme.

– ¿Cómo es esto posible, Ikki? Apenas ha regresado del mundo de los muertos y tú ¿lo recibes así?

–Debería de seguir muerto, como bien lo dices. –Ikki entonces fue cara a cara con Shaka. –Tú no deberías haber regresado.

–Caballero de Cisne, por favor discúlpame con mis compañeros y tus amigos. Tengo que seguir meditando.

Y así sin responder a Ikki, Shaka solamente caminó hacia el interior de sus aposentos. Hyoga vio como Ikki lo veía con un poco de odio, se acercó a él y cuando estaba a punto de hablar, el caballero de Fénix dio media vuelta y empezó su camino fuera del Santuario.

– ¿A dónde irás ahora? –preguntó Hyoga bajando junto con él pero Ikki no paraba así que comprendió que quería estar solo.

–No te preocupes, volveré. –Le sonrió para despedirse con un ademán –Veremos quién es más poderoso entre yo y ese caballero dorado.

Hyoga sabía que no volvería a ver a Ikki hasta que él mismo lo decidiera.


Ikki estaba teniendo una pesadilla, o al menos eso era lo que parecía al moverse de esa manera mientras descansaba en una cama en un pequeño cuarto. De pronto se despertó y tiró al suelo una jarra de agua por mover sus brazos bruscamente. No dijo nada, sólo miró el agua escurrida por todo el suelo para después mover sus ojos hacía las vendas que le cubrían varias heridas. Sólo recordaba el hecho de haber peleado con un grupo de ladrones y que sus armas habían lastimado lo suficiente su cuerpo como para caer cansado al suelo. Miró lentamente el cuarto que no le parecía familiar, una mesa con su silla, la cama y otra pequeña mesa a su lado era lo único que había. La ventana estaba al pie de cama e incluso sentado en la cama podía ver parte del paisaje. Estaba a punto de levantarse cuando la puerta se abrió y ahí vio a su hermano menor con unas cuantas vestimentas en la mano.

–Ikki, ya despertaste. Me alegra mucho, hermano. –dijo Shun al acercarse para abrazarlo.

El caballero de Fénix lo recibió pero de pronto vio que otra figura estaba en la entrada del cuarto. En el momento que terminó su abrazo, se trató de levantar pero aún seguía lastimado así que Shun tuvo que darle apoyo.

– ¿Qué hace este cuerpo muerto aquí? –preguntó refiriéndose al caballero dorado.

–Deberías agradecerle, hermano, él sanó tus heridas y cuido de ti mientras te recuperabas. –Shun lo ayudó a sentarse en la cama nuevamente. –Te veías terrible después de que esos hombres te atacaran pero gracias al maestro Shaka, estas mucho mejor.

–No esperaba agradecimiento alguno del caballero de Fénix, pero me alegra que se sienta mejor. Ahora ya se puede ir con ustedes. –Shaka dio media vuelta pero antes de irse prosiguió. –Caballero de Andrómeda, toma el tiempo necesario para que tu hermano esté listo para irse de mi casa, si necesitas algo estaré en la arena de batallas.

Ikki esperó a que Shaka saliera de ahí para seguir hablando con su hermano.

–No entiendo por qué de todos los caballeros dorados que podían ayudarme, fue él a quien me dejaron a cargo. –Ikki miró a su hermano. – ¿Qué si me mataba o me dejaba morir?

–Vamos, Ikki, ni siquiera tú crees que el caballero de Virgo pueda hacer eso, él es recto y justo. Además, no creo que te guarde rencor, pero tú a él…

–No es rencor, es sólo que odio que ellos puedan tener otra oportunidad mientras hay gente que jamás la tendrá. Especialmente él. –antes de que Shun pudiera preguntar algo, prosiguió. –Y ¿qué es eso tan interesante que el "maestro" Shaka decidió salir de su casa? –la forma en que dijo maestro le dio risa a Shun, ya que era totalmente en broma.

–Los nuevos caballeros han estado entrenando y ahora queremos que compitan entre ellos. Pero… –Ikki notó un poco de tristeza en sus ojos. –la verdad no me gustaría ir a verlo. Se supone que Junet y yo ayudaríamos a entrenarlos y ella aun… aún no ha regresado de Japón.

– ¿De Japón? ¿Qué hace ella haya?

–Aioria y algunos caballeros decidieron que sería mejor si Athena fuera cuidada en su viaje de vuelta a Japón. Ella aún tiene que seguir con su vida personal. –sonrió mientras se sentaba al lado de su hermano. –Me siento orgulloso de que mi Junet haya sido vista como una amazona suficientemente fuerte como para esta misión.

–Lo dices como si fuera algo tan… –pero entonces Ikki pensó un poco. – ¿Mi Junet?

– ¿Ah? Si, así es. Ella y yo empezamos una relación.

–Shun, se honesto, ¿Cuánto tiempo duré en coma? –preguntó después de un pequeño silencio.

– ¿A qué te refieres, hermano? –entonces después de unos segundos entendió. – ¿Por qué piensas que yo no podría tener un interés amoroso mientras no estabas?

–No, no es eso, es sólo que… bueno, Seiya, tú sabes cómo es él, me había comentado que tú… sabes, olvídalo.

– ¿Qué yo qué? ¿No pretendía tener una vida normal? –no sonaba enojado pero aun así Ikki sabía que quizá estaba un poco desconcertado.

–Sólo pensábamos que tu interés amoroso podría ser otra persona.

– ¿Quién? –Shun no terminaba de entender cuando entonces alguien más entró a la habitación. – ¿Hyoga? ¿Pasó algo?

El caballero de Cisne sólo sonrió a Ikki.

–Me alegra que ya hayas despertado. Y no te preocupes, Shun, sólo quería avisarte que cierta persona que quizá estés interesado en saludar ha llegado al Santuario.

– ¡Junet! –Shun se levantó rápidamente para dejar a Hyoga y a su hermano.

–Y pensar que antes creía que él… –se detuvo al ver a Ikki levantarse. – ¿Quieres acompañarme a ver la pelea?

Ikki solo sonrió ante ese pequeño momento y decidió vestirse para acompañar a su amigo.

Muchos de los caballeros dorados, de plata y bronce, incluso algunos que apenas empezaban su vida como tales estaban ahí reunidos para ver las peleas pasar. Ikki estaba sentado con Hyoga y Shiryu. Seiya estaba más cerca ya que el joven que perdía era al que había entrenado. Y de ahí podía ver su hermano al lado de una mujer de cabellos dorados, se veían felices así que no se molestó al pensar que Shun nunca le había hablado sobre eso. Pero entonces su mirada se movió para ver como el caballero de Virgo se acercaba a la arena, donde uno de los jóvenes no se levantaba más. Se veía que estaba cansado y demasiado lastimado para seguir la pelea así que se había dado por vencido, incluso siendo su tercera vez en intentar vencer a su oponente que, si bien igual estaba cansado, seguía en pie. Ikki pensó en ignorar sus sentimientos en ese momento pero no lo logró.

– ¿A dónde vas, Ikki? –preguntó Shiryu mientras su amigo bajaba a la arena.

Shaka ayudaba a uno de los jóvenes a salir de la arena cuando Ikki apenas la estaba pisando. Nadie le portó mucha atención hasta que escucharon su voz.

–Pelea, caballero de Oro, –Ikki mostraba una sonrisa mientras señalaba a ese caballero, –muéstrame qué tan poderoso eres.

Shun y los demás corrieron rápidamente a su lado para ver qué era lo que pensaba. Shaka sólo se dio media vuelta para darle el rostro pero como siempre, sin abrir los ojos.

–Ikki, ¿estás loco? –preguntó Seiya sin esperar respuesta. –Él es uno de los caballeros más poderosos, además de que esto es innecesario.

–Deja de molestar y solo trae mi armadura.

Entonces al voltear de nuevo a su contrincante, él ya se encontraba frente a su rostro. Y no sólo él, atrás de Shaka venía acercándose Aioria, Deathmask y Dohko.

– ¿Por qué no escuchas a tus amigos? –preguntó Shaka. –Esto es innecesario y lo sabes bien. Este no es el momento y, personalmente, no creo que exista en el futuro.

–Vamos, una pequeña pelea no haría daño. –sonreía Deathmask a un lado de ellos. –Este caballero de bronce se ve muy interesado en darte una paliza, Shaka.

–Creo que no escuchaste tú tampoco, Deathmask. –dijo Aioria. –Es innecesaria.

–Shaka de Virgo, –habló fuertemente Ikki como si quisiera que la multitud lo escuchara, –te reto a una pelea en este mismo momento.

Todos quedaron en silencio. No podían creer que un caballero de bronce estaba pidiendo semejante cosa. Si, si bien era cierto que fue uno de los cinco que ayudó a vencer a Hades, aun todos sabían que con el simple color de sus armaduras ya se conocía cómo acabaría la pelea.

–No tiene que ser de muerte, sólo para mostrar quién es el más poderoso. –insistía Deathmask sin remover su sonrisa.

Shaka se cruzó de brazos y se dirigió a Dohko que sólo escuchaba un poco lejos de ahí.

– ¿Qué opina usted, caballero de Libra?

Dohko sólo sonrió un poco y se acercó un poco más para que eso se quedara entre ellos.

–No tienes que ser tan respetuoso, Shaka. –ahora volteaba a ver a Ikki. –De pronto apareces y lo primero que haces es retar a un caballero dorado a una pelea. Me parece interesante. –miró a sus compañeros. –Yo no veo nada malo en que peleen. Por mí, lo pueden hacer, pero… –señalo el brazo vendado de Ikki. –sería injusto para ti.

–Y no sólo la herida, caballero de Fénix. –se le acercó un poco más Deathmask. –El entrenamiento. Quizá desapareciste para entrenarte a ti mismo, pero no es igual a que un dorado te entrene a que lo hagas golpeando unos cuantos árboles.

–Me parece justo, aunque el que te quiera entrenar no sea más un caballero dorado. –sonrió Aioria a Deathmask para mostrar su burla.

–Acepto esos términos si eso me permite demostrar que soy más poderoso que Shaka.

–Caballero de Virgo para ti, Ikki. –esta vez Shaka lo decía con un tono de voz que no usaba normalmente.

–Si eso permite que demuestre que soy más poderoso… –sonrió y se acercó más al dorado que tenía enfrente –que el mismísimo caballero de Virgo.

–Entonces es una pelea. –dijo triunfante Deathmask.

–Primero tienen que aceptar ambos caballeros, así que no te adelantes a lo que dirá nuestro compañero de Virgo. –le respondió Aioria.

Shaka solamente decidió darse media vuelta y seguir su camino.

–Entrena todo lo que puedas, caballero de Fénix.

Los caballeros que estaban dentro de la arena quedaron callados, hasta que Seiya decidió romper ese silencio.

–Me imagino que quiso decir que sí… ¿no es así?

–Así lo creo. –le respondió Deathmask mientras ahora se acercaba a Ikki. –Cuando quieras empezar sabes dónde estoy.

– ¿Qué tal ahora? –pero Shun lo tomó del brazo. –O quizá, ¿en dos días?

–Me parece. Tienes que descansar para poder dar todo de ti, porque… recuerda que aunque no tenga la armadura, sigo siendo más poderoso que ustedes.

Así Deathmask solamente se fue junto con los otros caballeros dorados mientras los nuevos reclutas se adentraban a la arena para la siguiente pelea. Los de bronces decidieron moverse sin que antes Ikki sonriera al estar feliz con el trató.

Después de que las peleas terminaran, los cinco caballeros de bronce descansaban platicando de lo que había ocurrido, aun querían que Ikki les dijera qué había pasado, pero él sólo se quedaba callado y contestaba que no era su asunto.

–Además ustedes oyeron, –agregó mientras se levantaba de la mesa de lo que parecía un comedor de una pequeña casa cerca del Santuario, –sólo quiero demostrar que soy más poderoso que un caballero de cuerpo muerto. Ahora, si me disculpan, –se dirigía a las escaleras para su habitación –necesito descansar.

Los caballeros se despidieron mientras seguían sentados sin planear irse tan pronto cuando entonces Seiya decidió retomar un tema.

–Saben, chicos, –sonrió Seiya a sus amigos, –creo que deberíamos hacer lo mismo sólo por diversión. No podemos dejar solo a Ikki ser mejor entrenado que nosotros.

–Yo no planeo pelear con un dorado, de ninguna manera. –respondió Shiryu.

–No pelearas con un dorado, Shiryu. –Seiya apuntó sus dedos pulgares a sí mismo mientras hacía un gesto de alguien que sabía que había ganado ya una pelea. –Podrías pelear conmigo. Una competencia amistosa.

–Entonces eso nos dejaría a nosotros, Shun. –Hyoga parecía feliz con la idea del caballero de Pegaso. –Podría pedirle a mi maestro Camus que me entrene aún más fuerte. Y tú Shun… –le sonrió para poner su mano sobre su hombre –podrías pedírselo al gran caballero de la casa de Piscis, Afrodita. Él estaría encantado de entrenarte.

– ¡Ni lo sueñes! –casi grito al recordar ese ataque con rosas. –Si le tuviera que pedir a alguien, sería al maestro Shaka.

– ¿Incluso si es el que peleará con tu hermano? –preguntó Shiryu.

–Así es. Aunque Ikki sea mi hermano y lo quiera, debo ser honesto al saber que Shaka tiene una gran posibilidad de ganar. –sonrió a sus tres amigos mientras se levantaba de la mesa. –Yo acepto el desafío, ya sea con Hyoga o alguno de ustedes, chicos. Por ahora me tengo que retirar. –se dirigió a la puerta que no estaba lejos de él y se despidió de ellos. –Buenas noches.

Igualmente se despidieron de él. Hubo unos segundos de silencio que no querían romper ninguno de los tres, pero Seiya no se podía quedar callado.

–Y pensar que en algún momento pensé que Hyoga y Shun terminarían juntos.

– ¿Qué demonios, Seiya? –Hyoga le propinaba un golpe lo suficientemente fuerte como para tirarlo de la silla.

–Ustedes nunca cambiaran, chicos. –sonrió Shiryu mientras dejaba la mesa igualmente.

– ¡No me dejes sólo con Hyoga! –gritaba de broma Seiya mientras Shiryu subía las escaleras. – ¡Me congelara si no me defiendes!

– ¡Cállense de una buena vez!

La voz de Ikki hizo que incluso Hyoga que ya se encontraba encima de Seiya dejara su puño arriba en el aire. Shiryu los miró por unos instantes como si esperar que Ikki dijera algo más pero no fue así.

–Creo que Hyoga sería más complacido si pelea contigo, Seiya. –y sonrió nuevamente mientras los dejaba.

–Lo estaré. –respondió Hyoga pateando a Seiya y siguiendo los pasos de Shiryu. –Buenas noches, Seiya.

Él sólo se encontraba en el suelo. Aunque su pequeña casa era la de al lado no quería levantarse después de tan buen golpe de Hyoga.

–Creo que debo dejar esas bromas por la paz…