Eran las 9:55 del 12 de Marzo de 2008 y Timo estaba terminando de cerrar las maletas después de comprobar que no se olvidaba nada. En cinco minutos tenía que estar en el vestíbulo del hotel para ir al aeropuerto. Esto se había convertido en una rutina y los movimientos eran casi automáticos. Durante los últimos cinco meses habían viajado de ciudad en ciudad, en autocar o avión y solían dormir en hoteles, pero nunca se quedaban más de una noche o dos.
Cuando ya estaba a punto de abrir la puerta para salir sonó su teléfono móvil. Lo sacó del bolsillo de su pantalón ancho militar y miró la brillante pantalla, no conocía el número, pero tenia prefijo alemán. Pensó el no contestar, probablemente seria algún comercial intentado venderle algo o intentando convencerle de que su servicio de Internet era mejor y mucho mas barato, o a lo mejor algún periodista intentando conseguir una exclusiva, pero finalmente pulsó el botón verde y se acercó el aparato a la oreja. – ¿Diga?-
- Buenos días, ¿es usted el señor Timo Sonnenschein?
- Buenos días, si soy yo – Contestó extrañado el rapero, que no estaba acostumbrado a llamadas tan serias.
- Soy el agente Schönerman, inspector de policía, le llamaba para comunicarle una terrible noticia… - La cara del chico se iba descomponiendo por momentos- … la señora Sonnenchein, su madre, ha sido asesinada. Encontramos su cuerpo anoche. Al parecer fue su pareja quien acabó con su vida. Él ya ha sido detenido. – Decía el agente con la voz serena.
- ¿Qué? ¡Esto es una broma! Tiene que ser una broma… No puede ser… Mi madre esta bien… - Empezó a gritar Timo, cuyos ojos empezaban a arderle y los manos se tensaban.
- Lo siento mucho, mi más sincero pésame. Usted es el único familiar que hemos conseguido localizar y necesitamos que viniese cuando antes… - Timo dejó de escuchar, empezando a asimilar que su madre había sido asesinada, los músculos de su mano se relajaron dejando caer el teléfono al suelo y luego cayó la mano, quedando junto al cuerpo. Su rostro se contraía según empezaban a parecer lágrimas en sus ojos.
De repente su puso de pie y empezó a golpear todo lo que había a su alrededor. "Déjale mama, acabará haciéndote daño", "No me gusta ese tío" le había dicho a su madre poco antes de empezar la gira. "¿Es que no te das cuenta de que tiene problemas con la bebida…?" Todas las veces que Time había intentado que su madre acabase con aquella relación no habían servido de nada… "Como toques a mi madre una sola vez te mato cabrón" había sido la amenaza con la que se había despedido hace unas semanas del hijo de puta con el que su madre había compartido los últimos años de su vida, hasta que él se la había arrebatado. Timo seguía golpeando y rompiendo todo lo que había a su alrededor, desde las paredes a los muebles, rompiendo cristales y espejos, haciéndose heridas que sangraban en los nudillos y los brazos. De su boca salían gritos y sollozos mientras la ira y la tristeza seguían inundando sus venas.
Estaba ya agotado, y sabia que aquello no serviría de nada, pero necesitaba hacerlo. Buscó su móvil con la mirada y tras unos instantes lo encontró junto a la puerta, rodeado de cosas rotas. Se tiró a por él y marcó el número de su madre. Tras unos instantes en los que no contestaba nadie, Timo rezaba para si que su madre respondiese, que aquello no hubiera sido más que una broma o una ilusión, una voz femenina, pero no la de su madre contestó.
- ¿Diga? Este es el móvil de la señora Sonnenschein.
- ¿Quién es usted? – Preguntó Timo desesperado
- La ayudante del forense Schmid – Contestó la mujer que ya estaba acostumbrada a ese tipo de situaciones.
A Timo se le volvió a resbalar el móvil de la mano y empezó a llorar de nuevo.
David, Linke, Franky, Juri y Jan esperaban en la puerta del hotel a que bajase Timo. Era raro que tardase tanto en bajar, normalmente era puntual y hoy llevaba ya más de 20 minutos de retraso. Si no se daba prisa perderían el avión que les tenía que llevar hasta Paris, donde darían el próximo concierto de su larga gira por Europa.
- Son las 10:20, el avión sale en dos horas, no llegamos ni de coña a este paso- Dijo Jan mirando el reloj por décima vez aquella mañana.
- David, podrías subir tu a ver que mosca la ha picado a Timo… - Sugirió Franky que estaba harto de esperar.
El guitarrista, que estaba apoyado contra la pared se incorporó y empezó a andar pausadamente con dirección al ascensor, ya que la habitación de Timo se encontraba en la séptima planta. El ascensor tardó cerca de un minuto en llegar y tras abrirse las puertas el chico entró y pulsó el siete. Durante el trayecto David recordaba como la noche anterior Timo y él habían bromeado mientras veían una película de humor en la tele.
Su amistad duraba ya más de 16 años y en los miembros de la banda notaban esa fuerte unión. En varias ocasiones había salido publicado en revistas rumores sobre una posible relación sentimental, a lo que ambos respondían con risas y sin darle importancia. Tal vez porque estaban seguros de que si fueran un chico y una chica en vez de dos chicos ya estarían juntos hace tiempo.
El ascensor de paró en la séptima planta y David ando con su habitual paso tranquilo hasta la habitación de Timo, cuando estuvo frente a la puerta y tenia la mano levantada para llamar con los nudillos oyó un grito y después impactos y cristales rompiéndose. Alarmado salió corriendo hacia la recepción. Esta vez no se molestó en esperar al ascensor, aprovechó que todavía estaba allí el que había utilizado antes y pulsando mil veces el botón del bajo esperó. Una vez en la recepción obviando la gente que había esperando antes que él, empezó a hablar con la chica que estaba allí en su inglés mediocre.
- Hola, señorita, necesito que abra la habitación 735, es una urgencia.- Pidió David con tono demandante.
- Lo siento, pero a no ser que sea usted el inquilino de la habitación no puedo hacer eso.- Contestó la recepcionista que ni siquiera le miro a la cara, sino que permaneció mirando a la pantalla del ordenador.
- Necesito que hablar la puerta YA!!! – Espetó el guitarrista, empezando a perder los nervios
- Pero el hotel no esta autorizado a hacer copias de las llaves de las habitaciones de otros inquilinos…- Insistió la chica, levantando la mirada por primera vez.
- ABRALÁ DE UNA PUTA VEZ – Grito al fin David desesperado, la chica, asustada, metió un código en el ordenador y cogió una tarjeta magnética.
Una vez salió de la recepción la chica no se acercó mucho a David, se dirigió al ascensor y llamó. El trayecto fue tenso y pareció eterno. Cuando salieron, ambos con paso rápido se aproximaron a la puerta, desde donde ya no se oían ruidos. La chica, con la mano temblorosa, metió la tarjeta en el lector de la puerta y esta cedió. David la empujó y lo que vio le dejo helado.
Timo estaba tirado en el suelo, hecho un ovillo, con la camiseta rota y hecha jirones. Estaba rodeado de cristales, de los vasos y tazas que había subido el servicio de habitaciones la noche anterior, y muebles rotos, la silla estaba caída y la faltaba una pata. Los cojines del sofá están en el suelo, rotos, con la espuma desperdigada. Timo tenía el rostro lleno de lágrimas, los ojos estaban rojos e hinchados, y las manos y los brazos estaban cubiertos de heridas. De repente el corazón de David dio un vuelco…
