Disclaimer:Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer.

Summary completo: Bella Swan es una chica que puede leer la mente desde que era pequeña, pero su increible poder no la deja vivir como una chica normal. Ella, estresada por tantos pensamientos se va a un pequeño pueblo llamado Forks donde vive su padre y al parecer, ahí en ese pueblo, encontrará a Edward Cullen... otro "chico" que también lee la mente.

¡Hola! La amiga de Zoé, Samanthha, reporatandose. La chica tuvo una nueva idea e hizo esto, lo subo porque me lo pidió. Para los que no saben, Zoé está lastimada del brazo derecho pero escribe con la izquierda aunque sea poquito, escribio esto.

Bueno, espera que les guste. Hoy fue al hospital, le toca revisar su brazo.

Una pregunta: ¿Esto ya lo han hecho? Es que esa es la preocupación que tiene Zoé. No quiere escribir algo que otro ya ha hecho, aunque sea por concidencia.

En mi opinión, es interesante que Bella lea las mentes, ¿no creen? Imaginense que escuche los pensamientos de Newton... yo le daría una buena cachetada, jeje.

Oki, ya no los distraigo, lean el trabajo de mi amiga:


Telepatía

Capitulo 1: Mudanza

"Esa chica me esta mirando feo, otra vez" pensaba la odiosa líder de las porristas de la secundaria por estar viéndola. Estaba escuchando sus pensamientos morbosos.

Nuevamente, desvié la mirada e hice como si estuviera leyendo mi libreta de apuntes, aunque no fuera así.

"Ese ratón de biblioteca es rara, ¿será acaso que consume drogas?"se preguntaba y como siempre, fallaba en sus hipótesis.

Ya quisiera yo que estuviera consumiendo drogas, eso sería más soportable que escucharla, es un verdadero fastidio. Cientos de "voces" rondaban por mi cabeza, eran por los pensamientos de los estudiantes del instituto. Trataba de bloquearlos pero eran demasiados así que lo único que hice fue simplemente ignorarlos, como todos lo días.

¿Qué acaso no puedo ser una chica normal? Cuanto deseo serlo.

Si les decía que se callaran me dirían "Bella Swan, la loca", otra vez. La primera vez que me dijeron así fue cuando iba a revelar uno de los secretos más guardados de una chica popular llamada Betty. Ella había pensado sobre el encuentro que había tenido con uno de los jugadores de Básquetbol aún sabiendo que él tenía novia. Le iba a mandar una nota a la novia del jugador porque ella era una buena chica, no se merecía que la engañarán y lamentablemente, Betty descubrió la nota con su secreto y me acusó diciendo que yo era una loca, mentirosa y paranoica a todo el mundo. Desde ese día me dicen así, claro, porque ella era la chica popis de la escuela mientras que yo no era nada.

Traté de bloquear los pensamientos, para ya no escuchar sucios y viles secretos, cosa que todavía no puedo hacer. Desde que tengo 6 años tengo la habilidad de leer la mente y aún así, no tengo mucho control de esta.

No tengo amigos, ni siquiera porque ellos seguían pensando que yo estaba zafada de la cabeza. Ya estoy acostumbrada al rechazo, desde hace cuatro meses.

Sonó la campana, era hora irse. Espere… una, dos, tres.

"Al fin"pensaron la mayoría de la gente a mi alrededor. Los estudiantes estaban eufóricos porque las vacaciones de invierno empezaban. No tareas, no maestros, hasta yo estaba feliz.

Cogí mi mochila y salí del salón totalmente relajada. La mayoría de la gente ya se había ido a sus respectivas casas. Caminé rumbo a mi casillero y guardé todas mis cosas en la mochila.

Ya no iba a estar más aquí, era mi último día en este instituto.

Mi padre hace unos días me invitó a vivir con él y la verdad acepté gustosa irme con él. Charlie vive en un pueblo llamado Forks, si no más recuerdo. No hay mucha gente lo que significa que hay menos pensamientos. Otro de los motivos por los que me iba a vivir con Charlie era para que mi madre pudiera estar más tiempo con su esposo Phil. No quería entrometerme en su relación por eso tomé esa decisión; quería que fueran felices.

Salí de la secundaria y volteé para verla por última vez. No la iba a extrañar, para nada. Ahora sólo quedaba esperar a que mi madre me recogiera.

Mientras la esperaba, me senté en una de las bancas que estaban en la entrada del estacionamiento pensando en como sería vivir en Forks.

La última vez que fui fue cuando tenía 14 años y ya de eso tres años. Me acuerdo bien que Charlie me llevaba con su amigo en La Push—una reservación en First Beach— con su amigo Billy y su hijo Jacob. No me acuerdo mucho de ellos pero sé que solía jugar con Jacob. El clima de Forks no me gustaba, era húmedo y frio, a mi me gustaba más el calor.

No vas a disfrutar del clima, vas para ya no escuchar tantos pensamientos, me recriminé a mi misma.

Charlie me había comentado que en la secundaría de Forks iban solamente 400 alumnos, máximo. Para mi, eso era el cielo.

Miré la hora en mi celular. Mmm, mamá ya se había tardado, ya han pasado 30 minutos desde que salí. Escudriñe el estacionamiento en busca del auto de Renee, era capaz de que se le olvidara donde me tenía que recoger, ya lo había hecho anteriormente. No la veía por ninguna parte y para mi mala suerte no tenía crédito para hablarle.

Suspiré profundamente, tenía que localizarla por medio de su "voz" mental. No me gustaba hacer esto.

Afortunadamente, llegó aunque se le veía exasperada.

"Uf, que bueno que llegué, creía que no iba a salir del trafico" con razón se había tardado.

—Súbete, Bella— me pidió. Abrí la cajuela del auto para meter mis cosas, la cerré e inmediatamente me subí al auto en la parte trasera.

—Hola, mamá— le saludé.

—Hija, ¿cómo te fue hoy? — "espero que no le haya pasado nada".

—Bien, igual que siempre— le mentí. Era muy mala mintiendo pero había dicho esta mentira tantas veces que parecía convincente. La decía eso para que no se preocupara mucho por mí.

Nunca le dije a mi mamá que leía la mente, no quería que ella también me dijera que estaba loca pero era muy suspicaz, sabía que algo me molestaba. Por eso siempre le decía que estaba bien.

—Qué bueno — dijo y empezó a conducir rumbo a casa.

Me faltaban una cosa por hacer: tenía que hacer las maletas. Lo bueno es que antes de que me fuera a la secundaria en la mañana, había doblado algunas cuantas prendas.

"Espero que a Bella le vaya bien en Forks, espero que se sienta más cómoda allá"

Yo también espero lo mismo.

Finalmente, llegamos a casa. Salí del coche y no me molesté en sacar mi mochila, eran libros de las materias que estudiaba nada más, eran las únicas cosas que guardaba en mi casillero. Mi madre ni siquiera dijo pio, simplemente se encogió de hombros aunque yo sabía que tenía curiosidad.

Entré a la casa y me fui a mi pequeño lugar sagrado: mi habitación.

Estaba decorado, en su mayoría de color azul. Mi madre pensaba que ese color era masculino pero a mi no me importaba; prefería este color que el rosa. Tenía unos cuantos postres pegados en la pared de mis bandas favoritas, no eran muchas, solo unas pocas.

Me tumbé en la cama, cosa que fue una gran estupidez. Ahí estaban las maletas.

—Auch— me quejé mientras me sobaba la espalda. Se me había olvidado completamente que las había dejado en ese lugar.

Me levanté y vi que las maletas estaban cerradas. Que extraño, yo las había dejado abiertas para seguir metiendo la ropa, creo. Chequé el closet y no había ninguna prenda. Extraño.

Abrí las maletas— eran solamente dos— y estaba toda mi ropa y mi neceser acomodado. Seguramente mi madre había hecho esto.

—¡Mamá!— le llamé. No me gustó que hiciera esto, ya hacía muchas cosas por mi como para andar haciendo las maletas de su hija.

"Oh, oh, ya se dio cuenta" exactamente, ya me di cuenta.

—Bella, cariño, sólo lo hice porque te quería ayudar— me dijo con seriedad.

—Bien, entonces, pero yo hago la cena— le decía— antes de que me vaya a Forks, los deleitaré a ti y a Phil con uno de sus platillos favoritos: Sushi.

Renee se iba a negar pero no la deje que me contestara. Decidida, me dirigí a la cocina para hacer la cena de aquellos dos. Espero que Phil sobreviva a las comidas que hace mi mamá, ella no es muy buena en el arte culinario pero lo sigue intentando. Por eso yo soy la que cocina.

Prendí el estéreo y coloqué uno de los discos que más me gustaban. Era un disco de música clásica. La melodía de Clair de Lune empezó a resonar por toda la casa.

Con esa melodía, empecé mi trabajo. Cocí el arroz, corté un poco del surimi que estaba en el congelador e hice todos los pasos necesarios para hacer el sushi.

Para mi suerte, me salió bien una vez terminado.

Tan concentrada estaba en cocinando que no me había dado cuenta que Phil ya había llegado de su practica. Él era jugador de beisbol de las ligas menores. De vez en cuando tenía que viajar y mi madre se preocupaba porque ella quería ir con él pero no me podía dejar sola. He ahí otro de mis motivos para irme a Forks.

"Huele bien, tengo tanta hambre"pensaba Phil.

Los pensamientos de mis padres no me molestaban, eran tranquilos y sosegados no como los pensamientos de un adolescente.

—La cena está lista— grité. Acomodé los platos en el comedor y serví el sushi en cada uno de ellos. Serví un poco de refresco y esperé a que llegaran.

Cenamos y platicamos amenamente hablando sobre cosas triviales: sobre el trabajo, sobre el clima y otras cosas por el estilo. Mi mamá me preguntó si no iba a querer otra maleta para mis libros y le dije que no, que los libros los iba a llevar en un morral que tenía para estos. No guardaba mis libros en una maleta porque iba a necesitar algo con que entretenerme durante el viaje.

Terminamos de cenar y me dispuse a lavar los platos pero Phil me dijo que él lo haría, que no me molestara.

Refunfuñe diciendo cosas sin sentido pero deje que lavara los trastes.

Ya era hora de dormir. Suelo dormir un poco más tarde, casi a media noche pero mañana necesitaba levantarme a las 6 de la mañana, mi vuelo a Seattle salía a las 7: 30 a.m. y es una hora de mi casa al aeropuerto. No quiero llegar al último minuto.

Coloqué las maletas en el piso y me acomodé en la cama, tratando de conciliar el sueño…

El despertador sonó y rápidamente me metí a bañar, no tarde más de diez minutos. Me vestí con una simple blusa de color negro, un pantalón de mezclilla y unos tenis.

Mi madre seguía dormida, según por sus pensamientos. Soñaba que estaba en una playa de California corriendo hacia Phil y este también hacía lo mismo. No pude evitar reír sonoramente al ver que en el sueño de mi madre, ella y Phil habían chocado.

Esa era otra de las cosas que podía hacer, podía ver imágenes en la mente de los demás, no solo escuchaba pensamientos.

Mi madre se despertó por mi risa e inmediatamente se dirigió al baño para darse una ducha.

Ya listas, nos fuimos rumbo al aeropuerto.

—Cielo, ¿estás segura de irte a vivir a Forks?—me preguntó por enésima vez. Todo el viaje pensó y dijo esto.

—Si, lo estoy.

Una de las empleadas del la central colocó mis maletas en la cinta de equipaje y sus pensamientos estaban concentrados solamente en el cutis de su cara. Los pensamientos de la gente comenzaron a resonar nuevamente por mi cabeza. Ya me quería ir.

Renee me tomó de la mano para mi sorpresa y no me la soltó hasta que tenía que entregar mi boleto.

—Cualquier cosa, Bella, llámame— me dijo. Me abrazó por unos minutos hasta que informaron que el avión a Seattle ya iba a despegar.

—Lo haré, mamá— le prometí.

"Como quiera le llamaré, aunque sea una vez a la semana o le enviaré e-mails. Le dije a Charlie que contratará el servicio a Internet para Bella" pensó Renee.

—Adiós, cariño— se despidió.

—Adiós, te quiero— le entregué a la azafata mi boleto y me indicó que pasará al avión.

Allá voy, Forks, pensé con sarcasmo.

Espero que las cosas allá no sean como aquí. Espero hacer algunas cuantas amigas. Espero que no me digan que estoy loca.


¿Qué les pareció? ¿Se ve interesante? ¿Apesta? ¿Es estúpido?

Bueno, espera que les haya gustado.

Merci. Atte: Samanthha

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