Hola ^^/
Tanto tiempo de no pasarme por aquí.
Desde que publicará mi primer fic ha pasado como una año D: Pero he decidido volver, el final de Naruto me dio el empujón así que daré más seguido por acá.
Ahora una aclaración, este no es un final alternativo del todo, ya que el final del manga lo incluyo pero como dejo grandes vacíos en la trama puedo poner lo que ocurre en mi imaginación xD
Disclaimer: Naruto y todos sus personajes pertenece a Masashi Kishimoto.
Advertencias: Un Naruto algo Ooc pero si en final original lo hicieron. porque yo no :'v
Madurar
Prologo
Cuando ya has crecido, es normal que pienses en el pasado, las locuras de tus años de juventud.
Reconoces tus errores y tratas de aceptarlos lo mejor que puedas, aprendiendo de ellos y previniendo no volverlos a cometer. Admites que algunas cosas y palabras no debieron ocurrir por tu imprudencia innata pero también por tu cobardía has dejado otras de lado, a veces son menor relevancia pero por general el sentimiento de culpa por no atreverte a realizarlo aún persiste en ti y te arrepientes, dios, claro que lo haces, días tras días.
En ese momento pensaste que era lo correcto y te auto-engañabas diciendo que el destino que así lo quería. Ahora que te encuentras en donde estas y recuerdas esos hechos, aceptas que fue simplemente cobardía. No te atreviste a dar ese paso. Te quedaste en la zona segura, la que menos sufrimiento te atrajo en ese momento pero ahora lo pagas con creces, ¿verdad, Naruto?
Eres Hokage. El Séptimo. Felicidades. ese tu mayor sueño hecho realidad.
Sin embargo, explícame, ¿qué es ese sentimiento en tu pecho? ¿porqué la melancolía inunda tu corazón?
Lo has realizado. Te la pasaste diciendo desde que eras un crio que serías el Hokage más poderoso que existiera. Lo lograste pero no veo una sonrisa en tu rostro, solo una mueca que ni siquiera llega a eso.
¿Que debo suponer, entonces?
Madurar, hermosa palabra, ¿no crees? Con tantos posibles significados y depende de la persona el cual le quiera dar.
Naruto, ¿que significa para ti madurar?
Su oficina esta silenciosa y él sentado en la silla desde donde lideraba Konoha, mirando a la nada que sentía que se burlaba de su patética vida.
Quizás estaba entrando en la crisis de los treinta aunque no estaba realmente seguro de tal cosa existiera. Y él ya tenia treinta dos y no tenía tiempo para crisis existenciales.
Obito. Madara. Kaguya. Sasuke. Todos había quedado atrás, muertos y enterrados, excepto el último, ese andaba de vacaciones por el mundo disfrazado en una viaje de redención.
¿Y él? Él tenia una reunión a las nueve y toda una tarde firmando papeles. Emocionante, ¿no? Recuérdenle que busque la emoción en su próximo día libre, osease, cuando se retirara o en cuyo defecto, muriera. Ahí tendría mucho tiempo libre. De momento que se conformará con saber el significado de la palabra.
Se recordó que cuando era joven no solía tomarse días de descanso, se la pasaba de misión tras misión o sino entrenando pero tenía un propósito, que Sasuke regresará a Konoha. irónicamente el bastardo finalmente lo reconoció pero a la menor oportunidad se volvió a marchar aunque ahora podía quedarse tranquilo de que el Uchiha no anduviera por el mundo buscando venganza.
Sin embargo, ahora que era Hokage, ¿cual era su objetivo? ¡Ah, sí! Estar en un oficina de ocho a seis, metido hasta la coronilla de papeles, reuniones con los viejo decrépitos del consejo y soportar las extravagancias del señor feudal.
No había dormido en toda la noche, ni siquiera se había movido de su silla en las ultimas horas. No tenía deseos de ir a casa, al menos por hoy. Solo quería meditar, quién lo diría, Naruto Uzumaki, meditando.
Desea reírse de su propia miseria. Ah, bendita sea la auto-compasión.
Cuando eres un niño lo que más deseas es ser un adulto. Y una vez que eres adulto si tuviste suerte y cumpliste sueños, uno debería sentirte realizado, sino solo consigues volverte uno más de la sociedad, lo que puedo diferenciar es tu cargo. Sin embargo, Naruto había logrado su mayor anhelo y lo único que siente que ha logrado es encerrarse en una jaula de oro, disfrazada del titulo de Hokage.
¿Cuándo es que comenzó a torcerse todo?
Quizás comenzaba a ponerse senil como solía decirle su hijo o también se lo podía alegar a un repentino ataque de nostalgia Continuo en su aletargamiento, recordando, pensando y hastiado de su vida en general, sin saber por cuanto tiempo.
—Hokage-sama.
Reprimió el sobresalto. Aunque para su acompañante era obvio que su cabeza no estaba ahí precisamente. Shikamaru había entrado, él no lo notó hasta que este decidiera llamarlo y conociéndolo como lo conocía de seguro lo habría estado observando por algunos minutos.
Minutos suficientes para que el cerebro de Shikamaru comenzará a trabajar. Y eso no era bueno para él. Observo el reloj, eran las ocho y dos minutos, no era el único que había cambiado al parecer. El vago de su generación levantándose temprano y llegando puntual a trabajar.
Su mano derecha lo escudriñaba con sus ojos marrones eternamente aburridos. Le soporto la mirada y, a la vez, recordando. El mismo día que él se volvió Hokage, Shikamaru se volvió su consejero y el segundo al mando. para Naruto la burocracia y la hipocresía no eran lo suyo, él resolvía sus problemas a bases de puñetazos, ahí entraba el papel de Nara. Por supuesto hasta cuando se dio cuenta que esa parte de él no era bien visto en un líder. Fue lo primero que reprimió en él. Su impulsividad.
Hasta incluso su característico "Dattebayo", marca oficial de él, se había evaporado justo después de ese momento y ahora se escuchaba extraño hasta para él mismo.
—Hokage-sama... —y nuevamente se había perdido en sus pensamientos, le estaba ocurriendo demasiado últimamente.
—¿Qué quieres?
Se levanto de su asiento y estiro sus musculo entumidos. Le dio la espalda a su acompañante y se dedico a observar el paisaje de Konoha. La aldea por la que había luchado tanta, derramando lagrimas y sangre. Esforzándose hasta la extenuación para ser reconocido. Hoy en día el sombrero en su mesa era el trofeo a tantos años de luchar. Ahora el debía proteger a todos aquellos que alguna vez lo despreciaron. Pensándolo bien, las ironías de la vida era una verdadera mierda.
—¿Que le ha complicado la vida, Hokage-sama? —escucho a su espalda.
Naruto la catalogo como la pegunta del año por eso se tomo su tiempo para responderla. Intento sonreír, sólo consiguió una mueca, Shikamaru no alcanzo a verla pero aún no estaba a salvo de su intelecto. Aunque él dejará de ser tan expresivo como antes, hace tanto que ya ni recordaba, y por ende más difícil de leer, no debía subestimar a un genio y menos si Shikamaru.
—¿Hokage-sama? —Shikamaru había escogido el mejor día para ponerse hablador e insistidor.
El "Naruto" había quedado atrás, es más, ya ni recordaba la ultima vez que uno de sus amigos lo llamaba por el nombre. El séptimo se había devorado a Naruto y solo quedaba un cascaron hueco que asistía a reuniones y firmaba tratados.
La sensación de que no estaba viviendo su vida como realmente debía comenzaba a consumirlo día tras día. Debía ser feliz, ¿no? Tenía todo lo que había soñado alguna vez desde que era un crío. Era Hokage, tenía una esposa cariñosa y dos hijos pero que era aquel sentimiento de añoranza que existía en el fondo de su pecho. Algo le faltaba. Y "ese" algo pareciera reclamarle su estado de ignorancia, que lo descubriera rápido o amenaza con explotar, llevándoselo a él en el proceso.
E iba perdiendo miserablemente.
—¿Qué me ha complicado la vida? —dijo esta vez Naruto—. ¿Tú que crees?
—Es lo que quisiera saber aunque sea demasiado problemático.
Naruto se permitió sonreír un poco, aún existían cosas que no cambiaban. Lamentablemente, sentía que ya era tarde para él.
—¿Cual es el significado de madurar? Según Bolt volverse viejo, arrugado y amargado. Y Himawari dice, ser como papá.
—Shikada dice que es todo lo contrario a mi.
A Naruto siempre le dijeron que debería madurar si quería algún día ser Hokage, él nunca les dio importancia y le decía "No soy fruta, dattebayo". Ahora se sentía como una pasa vieja y arrugada, otra broma del irónico destino. Nunca olvidaría cuando esa palabra modifico todo.
—¿Qué me complico la vida? —repitió por última vez —. Madurar. Mi esposa. Mis hijos. Ser Hokage. Yo. ¿Quién sabe? —termino con cinismo.
¿Madurar? Sentía que esa maldita palabra y su significado era la culpable de que él terminara así.
