Capítulo 1

Soy una persona que tiene muchos fandoms, y en ese momento con una de mis hermanas estábamos con la portátil en el salón de nuestra casa esperando la cuenta regresiva para ver el tráiler de The Hobbit the battle of the five armies.

Yo estaba con la computadora y mi hermana Luna fue a la cocina a hacernos café. Mientras tanto navegaba en una página de investigación de las plantas y sus propiedades naturales.

Faltaban unos minutos y seguíamos refrescando la página de Facebook, queríamos ver el tráiler inmediatamente.

Llegó la voz de mi hermana desde la cocina.

– ¡Emma, refresca por última vez la página!

Haciéndole caso, lo hice y por arte de magia apareció el tráiler en YouTube.

– ¡Ay Dios mío! ¡Ya está! –grité yo, haciendo que Luna dejara el café en el microondas y saliera corriendo hacia mí, desaforadamente. Aunque con una gran sonrisa en su cara.

Se sentó a mi lado saltando de alegría y olvidando que atrás de su nuca había una madera, y se golpeó.

Pero eso no le sacó la emoción, sino que se empezó a reír.

A pesar de que ya habíamos leído el hobbit, el trailer fue emocionante. Gritábamos cada vez que aparecían Kili, Gandalf, Bilbo y Thorin.

Luna al no querer mucho a los elfos, se enoja al ver que Thranduil, el Rey elfo le habla mal a Gandalf.

–Los elfos siempre tan desubicados –dijo Luna con enojo, no era gran fan de los elfos.

Me reí un poco, pero no dije nada porque no me quería perder ni un minuto del video.

– ¡Oh, mira esa parte de Tauriel con Kili! ¡Tauriel va a morir! –dije yo pegándole con el codo a mi hermana en las costillas, suavemente.

–De seguro ¡Los enanos no pueden estar con elfos! ¡Es imposible! –explicó seriamente Luna.

Luego de que el tráiler terminara estuvimos hablando las dos hasta que la puerta de la casa se abrió y por ella entró nuestra otra hermana.

Ésta al ver el tema de nuestra conversación puso los ojos, ella no era fanática de Tolkien.

Estaba preocupada por el humor que nos había dejado el tráiler. Y tenía razón, hablábamos sin cesar y sin un orden.

Natalie estudiaba fotografía en la universidad. Era buena en lo que hacía. Estaba en su penúltimo año y se sentía muy nerviosa por las pruebas. Nuestros gritos la molestaban.

Cuando llegó la conversación iba por el tema de que le daban poca importancia a El Hobbit, Bilbo. Por lo menos en el tráiler y que no aparecía el dragón Smaug.

Luna y yo nos pusimos de pie y dejamos el tema por unos minutos para saludar a nuestra estresada hermana Natalie.

– ¿Cómo va eso Nat? –preguntó Luna con una media sonrisa.

Natalie suspiró fuertemente con cansancio dejando la cámara sobre la mesa del living y se sentó pesadamente sobre uno de los sillones, no sin antes cerrando la pantalla del portátil, ganándose las quejas de nosotras.

–Oh dejen eso por un momento, y sí, creo que estoy bien… –Cuando terminó de decir eso cerró los ojos. Tenía sueño, se había levantado muy temprano en la mañana. Le pasé mi café. Ella lo necesitaba más.

Eran las cinco de la tarde. Hacía calor y el año estaba por terminar.

– ¿Cómo van esas pruebas? –pregunté yo preocupada.

Abrió los ojos lentamente para mirarnos y responder.

–Bien, pero necesitaré la ayuda de las dos. –Eso nos sorprendió, pero obviamente aceptamos.

– ¿Para qué necesitarías nuestra ayuda? –habló Luna mientras se volvía a sentar al lado de su hermana Nat.

Yo seguía de pie mirando a mis hermanas menores.

Natalie era la del medio, tenía el pelo color miel, al igual que sus ojos. Aunque ahora en tiempos de pruebas, tenía unas grandes ojeras debajo de estos.

Con 21 años era responsable y muy estudiosa. No compartía el mismo gusto por las películas y series que nos gustaban a Luna y a mí.

Ella era más de Supernatural y Doctor Who.

Al contrario, Luna, la menor de las tres era más bien musical. Era cantante y violinista. No era tan responsable, sino que actuaba en el presente y sin limitaciones.

Tenía los ojos verdes y el pelo castaño oscuro, ondeado.

Era a pesar de ser la menor con 17 años, la más alta en altura.

Natalie y Luna miraron hacia el ventilador de techo. La mayor de mis dos hermanas respondió la anterior pregunta.

–Necesito modelos para mi sesión de fotos, es una de las pruebas más importantes.

Inmediatamente que Nat dijo eso, Luna y yo nos miramos a través del living como planificando una travesura. Natalie parecía no entender estas miradas. Pero cuando vio las sonrisas de felicidad, se dio cuenta de lo que tramábamos.

-No ¡Por favor! ¡Nada del Señor de los anillos ni del Hobbit!

Nosotras dos la miramos con cara de pena al ella negarnos la oportunidad.

-¡Por favor! ¡Iremos a algún parque vestidas de Elfas o algo! Murmuré yo apasionadamente.

-¡No me pienso vestir de elfa!- Gritó Luna, negando con la cabeza.

-¡Está bien, vístete de Gandalf si quieres! Aunque va a quedar muy raro.

Luna puso una sonrisa de oreja a oreja.

-¡Me leíste la mente!

Natalie nos miraba de una a la otra mientras no lo podía creer. A lo último terminó aceptando nuestra idea, aunque con resignación.

Se terminó el café y fue a darse un baño.

Mientras nosotras planeábamos el viaje a algún bosque o parque en las cercanías.

Acordamos hacerlo a unas cuadras. Vivíamos en un apartamento a una cuadra del jardín botánico. No era muy grande, pero era muy hermoso. Tenía muchas fuentes y variedades de plantas y árboles.

A mí me encantaba la naturaleza, ese era mi trabajo. Era la jefa jardinera en la casa presidencial de Suarez. Un buen cargo, lo tenía hacía dos años, uno después de recibirme en mis estudios.

Quedamos en ir al otro día, y buscamos en internet por el estado del tiempo, daban soleado con buena temperatura. Al ser primavera iban a hacer unos cuantos grados.

Natalie salió al terminar de darse una ducha. Y se fue directamente a acostar.

No sin antes avisarle que podíamos ir mañana. Era domingo y no teníamos que ir a trabajar.

Cuando sentimos que ella cerró la puerta de su dormitorio, las dos que quedábamos empezamos en marcha el plan de disfraces.

Luna estaba entusiasmada por utilizar su disfraz de Gandalf. Hasta tenía una barba gris. Y un báculo igual al que tenía el personaje en las películas.

En mi caso, me encantaban los elfos, ya que compartíamos el amor por la naturaleza. Me disfracé de Arwen, o algo así.

Tenía una tiara que me había comprado por internet.

Un gran vestido con piedras brillantes color azul.

Al otro día, todo era un desorden, pero a lo último nosotras dos ya estábamos prontas.

Cuando Natalie salió de su dormitorio, con ganas de tomar el desayuno, nosotras ya queríamos salir al parque.

Nat nos vio y sacudió la cabeza con incredulidad. No podía creerlo, éramos muy fanáticas.

Toda nuestra vida habíamos tratado de inculcarle a ella nuestro gusto por la tierra media, en vano.

La habíamos obligado a ver las películas y le explicábamos algunas cosas, haciendo que se aburriera o le diera sueño, nunca entendiendo nada.

Terminamos de desayunar y salimos hacia el estacionamiento en la planta baja.

Nat iba vestida normalmente. Con una camisa, short vaquero y unos lentes de sol. También tenía su cámara fotográfica de buena calidad.

Yo subí al asiento del conductor.

Amaba mi auto. Era plateado, último modelo, me lo había comprado con mis sueldos.

Partimos hacia allí, nos daba vergüenza caminar disfrazadas por las calles del barrio. Mientras conducía, Natalie y Luna arreglaban la cámara y preparaban ideas para las fotos.

Luna también tenía un sombrero gris puntiagudo, que le quedaba muy cómico.

Yo tenía mi pelo largo suelto con ondas que al estar abierta la ventana del conductor, se movía con el viento.

Al llegar estacionamos fácilmente y fuimos directamente a la entrada del parque.

Al entrar la gente nos miraba raro, por lo menos a nosotras dos, las que íbamos disfrazadas.

Era muy extraño ver un mago y una mujer con vestido tan largo en un país como el nuestro.

Pero no nos importó. Tomamos un camino que había a la izquierda, porque tendríamos más privacidad.

Llegamos a donde el camino se dividía en tres, tomamos el camino donde había unos árboles frondosos con pasto muy verde y esponjoso.

Natalie nos iba dando indicaciones a medida que sacábamos las fotos y yo me dedicaba a los disfraces. Al mismo tiempo que quedaba maravillada por los árboles y diferentes plantas que veía.

Luna pasaba imitando a Gandalf y diciendo líneas de la película a cada rato, aunque no viniera al caso.

Agarraba su báculo y gritaba:

-¡You shall not pass! – Y luego de eso Luna y yo nos reíamos descontroladamente. Natalie seguía sacándole fotos a todo lo que veía.

Mirando las fotos que había sacado, algo le llamó la atención.

Había una piedra de tamaño de una nuez, con color azul verdoso en medio del camino.

Nos mostró la foto y buscamos aquella piedra.

La encontramos y yo la miré detenidamente. Estaba en el medio del camino y nos llamaba extrañamente.

Como que nos atraía fuertemente, pidiéndonos tocarla.

Yo no me acerqué más de lo necesario.

Pero Luna, la cual era muy curiosa, no pudo resistirse a la tentación.

Se agachó y la agarró con las dos manos.

Nos miramos entre las tres y nuestros ojos se ampliaron al percibir que todo giraba a nuestro alrededor.