Aviso y que esto valga para todos los caps porque no pienso repetirme. Supernatural no me pertenece. Ni la serie, ni la trama, ni los Winchis, ni nada de esa serie es mio y lloro por eso todas las noches, no te creas. Esto esta hecho sin animo de lucro y para mi diversion. No gano ni una perra por esto y mi feliz por ello. Es un wincest y habra escenas de sexo explicito, asi que avisados quedais y al que no le guste el genero, que se de media vuelta y que cierre la puerta, que hace corriente. El resto, a disfrutarlo!!
Besos!!
Capitulo 1.
- Esto es lo más estúpido que hemos hecho, en serio…
- Ahora que has vuelto, es lo menos que podías hacer, Dean. – Sam se volvió a mirar a su hermano, que parecía incomodísimo en ese traje verde oscuro, tirando cada dos por tres de la corbata para aflojársela y con tal expresión de disgusto que más parecía que iban al matadero que al cementerio.
- Esto sigue siendo una chorrada, Sam. No hay nada a lo que presentar respetos ahí. Solo una estúpida losa de piedra con un nombre. Mama no está ahí. – el pequeño bufó, por… ya había perdido la cuenta de las veces que había bufado esa mañana a causa de Dean. Sin hacerle mas caso se acerco a la tumba de su madre y cambio las flores secas por el ramo que traía. Había obligado a Dean a venir y a comprar las flores. Y no se arrepentía, aunque el otro se pasara un semana enfurruñado con él. No lo notó cerca. Seguramente su hermano se habría alejado, paseando entre las lapidas.
- Hola, mama. – susurró para que nadie le oyera. Especialmente, Dean. – Lo siento. No pude hacer nada para salvarle. Lo intenté. – el pequeño ahogó un suspiro para no llorar. Ya tenía los ojos llenos de lagrimas y tuvo que parpadear varias veces para ahuyentarlas. – De verdad que lo intenté. Pero… ahora no se que lo saco de allí… si fue un demonio o que… bueno… lo importante es que está vivo, ¿no? Solo espero que… que… no… no, no, no, no… todo va a estar bien, mama. Todo va a estar bien. Nos vemos. – se despidió, levantándose y sacudiéndose los pantalones de su traje gris oscuro. Se volvió para buscar a su hermano. Como imaginaba, Dean estaba a una buena distancia de la tumba de su madre, ignorándola. Sam suspiró. Se encamino hacia él. No se dio cuenta de que estaba hablando por teléfono hasta que casi se colocó a su lado. - ¿Quién era? – le preguntó cuando Dean cerraba su móvil.
- Bobby. Dice que vayamos a su casa. Quiere que nos hagamos cargo de un caso.
- ¿Qué caso? – preguntó Sam, siguiendo a su hermano hasta el coche.
- Ni idea. No me ha querido contar por teléfono. Le he dicho que íbamos de camino. – al pequeño el asunto no le hacía mucha gracia, que digamos. No habían hecho más que cazar desde que Dean volviera y la mayoría de las veces, por separado.
Aun así no protesto y entro al Impala. Al poco rato ya estaban de camino a casa de Bobby. Tres horas más tarde, pararon a comer en un bar de carreteras. Pidieron unas hamburguesas y mientras Dean comía a dos carrillos, Sam escribía algo en su portátil.
- Sam… come y deja un rato el ordenador. Se te está enfriando la hamburguesa. – Sam le miró por encima de la pantalla y ahogó una carcajada.
- Tío… pareces mama gallina con lo de la comida.
- Dejare de serlo cuando comas. Y además… ¿Qué haces con eso encendido? Aun no sabemos de qué va el caso, así que investigar, no investigas. – Dean parpadeó al notar que su hermano de repente parecía algo incomodo. – No será porno, ¿verdad? Que es temprano para eso, Sammy.
- Er… estoy escribiendo algo en mi blog…
- ¿Uh? ¿En tu qué? – Sam se sintió encoger un poquito. No quería que Dean se enterara de que tenía un blog, pero ya era inevitable.
- Mi blog. Es como una especie de diario personal, pero en internet. – antes de que pudiera hacer algo para evitarlo, Dean le arrebató el portátil y se puso a mirar la pagina.
- Tío… ¿Cómo se te ocurre contar todo esto por internet? ¿Y si lo lee algún demonio? – Sam volvió a coger su ordenador.
- No digas chorradas, Dean. Nadie se cree esas cosas y no menciono nunca ni nombres ni lugares. ¿Cómo van a relacionarnos con esto? – el mayor arqueo una ceja.
- No se… ¿por lo de .com, tal vez? Eres el rey de la sutileza…
- Solo menciono de pasada casos muy antiguos. – la camarera se acerco a su mesa, sonriendo y con un bloc de notas en las manos.
- ¿Van a querer postre? – Sam hizo una mueca.
- Un café solo.
- ¿Cuál es la especialidad de la casa, ricura?
- Pastel de chocolate con trocitos de cacahuete y sirope de fresa. – Dean se lamió los labios, goloso. El pequeño puso los ojos en blanco. Ya estaba Dean con sus hábitos alimenticios de crío de cinco años.
- ¡Ñam! Pues un buen trozo de eso estará bien. – cuando la camarera se fue a buscar el pedido, Sam le dirigió una mirada bien elocuente. - ¿Qué?
- En serio, tío… te vas a poner como un tonel como sigas comiendo tantos dulces.
- Sammy… me he pasado vete tú a saber cuánto tiempo fuera de circulación y sin poder comer dulces. Este me lo como.
- Parece que tuvieras el spm… ¿estás intentando sustituir alguna carencia con el chocolate, Dean? ¿Tal vez carencia de sexo?
- Vete a la mierda.
- ¿Qué diría Freud a eso? – la camarera dejo el café y la tarta sobre la mesa. Dean se apodero del pastel y empezó a comérselo con entusiasmo.
- Freud era un salido y un chiflado. – replico con la boca llena.
- De eso nada. Era un genio. Invento el sicoanálisis.
- Ya. Un genio salido y chiflado, más bien.
Continuara…
