SOY UNA PERDIDA.
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Resumen: Si me dieran a elegir entre vivir de la forma correcta y vivir como hoy lo hago, fácilmente escogería la segunda opción; después de todo, estoy empezando a creer que lo más hermoso de mi vida ocurrió por haber sido una prostituta.
Autora: risita
Advertencia: Esta historia es AU y contiene ooc
Disclaimer: Naruto® es propiedad de Masashi Kishimoto y por lo tanto no me pertenece, en cambio, esta historia y los ambientes creados son toditos míos.
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PRÓLOGO.
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Este es el momento en el que debería optar por dar gracias a Dios y pedirle que cambie drásticamente mi vida. Talvez si no hubiera sido la prostituta más egoísta del pueblo, estaría en este instante viviendo felizmente.
El punto es: si me dieran a elegir entre vivir de la forma correcta y vivir como hoy lo hago, fácilmente escogería la segunda opción; después de todo, estoy empezando a creer que lo más hermoso de mi vida ocurrió por haber sido una prostituta.
Como dicen, las desgracias tienen su recompensa, claro, a largo plazo. Demasiado largo para mi gusto.
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Capítulo 1.
FLORECER.
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Estoy atrapada entre cuatro paredes estúpidamente opacas. Mi cama es muy pequeña, frente a ella está la puerta; todo el tiempo me mira, burlándose de mí porque, por más intentos que he hecho, nunca me deja salir. Las condiciones del colchón en el que estoy sentada son deplorables, no sé como con tantos ingresos no se esmeran en tenerme un poco cómoda.
Al lado de mi cama hay un pequeño mueble con sólo un cajón y una lámpara vieja sobre él. En el cajón están preservativos, pastillas anticonceptivas y papeles falsos. La luz del foco de la lámpara es mi conexión lógica con el mundo.
Casi nunca veo el sol. Nunca, no hay ventanas, no sé si es primavera o verano, otoño o invierno; en este lugar, para mi, siempre hace frío, no sé cuando estoy en la estación correcta. Sólo me guío por el pequeño calendario que esta tirado debajo de mi cama. Es del año 2003, pero yo con mi mente lo actualizo.
Una hermosa mujer entra a la habitación cada vez que hay un cliente. No tengo permitido mirarle, aunque algunas veces ella rompe la barrera y platica conmigo.
Una vez me dijo que tuvo la oportunidad de ver el Sol, y a uno que otro pajarillo cantando, después de tantos años de encierro. Vi en sus ojos el placer y la sensación que brinda el aire fresco. Creo que ella es mi única amiga después de cinco largos años de estar atrapada en éste lugar.
Su nombre es Hinata, pero todos le dicen "Nieve". Tiene 21 años e ingresó aquí a los 15; con el tiempo se ganó la confianza de los jefes, esos estúpidos mal nacidos que se asemejan a las hienas, por su habilidad para comerse a los niños lenta y dolorosamente. Su historia es igual de dolorosa que la mía. Ella era huérfana de padre y madre, vivía en la calle, era drogadicta; un día, un lujoso hombre le prometió liberarla de sus adicciones y ella aceptó confiada.
Efectivamente, nunca más fue adicta, pero ahora era una sexo-servidora. No intentó escapar, sabía que no había otra opción, ella no es tonta. Pero yo sí lo soy.
Tenía 13 años, era 15 de julio del 2003, estaba en un centro comercial con mi madre; hablábamos sobre la ausencia de mi padre. Ella siempre decía que era el segundo matrimonio fallido de ese hombre; yo sabía que no era cierto, en casa nunca hubo una foto o algún papel que confirmara sus palabras.
Mi madre era la amante de ese señor, ese fantasma que yo no conocía. Nos mantenía con una pensión mensual asombrosa, él era un político afamado, mi madre una sirvienta, no es menospreciarla, es sólo decir la verdad; la única condición del trato era no vernos.
Ella cambió el tema al ver mi mirada perdida. Ahora la conversación era sobre chicos. Me sonrojé a más no poder cuando habló de sexo, casi gritándolo. Pero así era feliz, hablar libremente con ella era lo mejor que había tenido.
Un auto negro y pequeño, con vidrios polarizados se acercó a nosotras, un hombre de mediana edad le preguntó una dirección muy extraña a mi mamá. Mientras ella estaba distraída tratando de recordar, dos hombres de negro me jalaron y me arrancaron del brazo de mi madre, ella pedía a gritos ayuda. Yo aullaba su nombre una y otra vez, pero un golpe duro al estómago me silenció. Me trajeron a este estúpido cuarto opaco en el que vivo.
A los pocos días de estar encerrada, el 24 de julio para ser exacta, un joven de aproximadamente 15 años entró a mi habitación. Me miró sorprendido con unos ojos extremadamente negros. Su piel era blanca, su cabello negro y rebelde. Era un poco más alto que yo y vestía ropa fina.
No he de negar que me sentí totalmente hipnotizada por sus ojos, por primera vez en mi vida un chico me gustaba y me hacía sentir sumamente nerviosa. Se acercó a mí y me agarró delicadamente la mano, al sentir el contacto de su fría piel, un escalofrío recorrió mi espalda y no me percaté cuando el instintivamente besó mis labios. Asustada me alejé de él.
- Lo siento – dijo mientras escondía su mirada – creo que venir aquí no ha sido una buena idea, me marcharé – se dirigió a la puerta y la curiosidad me hizo detenerlo.
- Espera, ¿qué haces en un lugar como éste? – le pregunté desesperada por retenerlo.
- Mi padre me trajo, dice que ya estoy grandecito para ser… - hizo una pausa – virgen – pude ver su sonrojo al decir esa última palabra y no pude evitar reír – Sabía que se burlarían de mí, por eso no quería venir – volvió a dirigirse a la puerta.
- No, espera, no me burlo de ti, es sólo que, ¿esto es un burdel? – pregunté desconcertada.
- Si, pensé que lo sabías – así que estaba en un burdel y permanecería aquí, prostituyéndome, utilizando mi cuerpo como una herramienta de trabajo. Era asqueroso, humillante. ¿Cómo una niña de 13 años sería una buena prostituta? Ni siquiera mis pechos estaban muy desarrollados, mis caderas estaban empezando a ensancharse y hacía apenas unos meses que había comenzado con la menstruación. Yo era una niña, no una ramera.
- Claro, y tu vienes a acostarte conmigo – afirmé diciendo mis teorías en voz alta.
- Si, pero, mejor no, le diré a mi padre que no me gustas, o algo así – susurró algo apenado.
- Ósea que no te gusto – dije totalmente decepcionada.
- No, no es eso, eres muy bonita, pero tengo miedo de no hacer las cosas bien – desvió su mirada.
- Yo también soy virgen, niñito – le confesé totalmente sonrojada, me miró sorprendido de mi confesión. Talvez creyó que era todo una prostituta experimentada – Sólo tengo 13 años.
- Yo acabo de cumplir 15, mi padre dice que estoy preparado para ser todo un hombre. ¿Y cómo te llamas? – me preguntó intrigado, no sabía qué decirle, creo que confesarle mi nombre no era algo apropiado y decidí no contestarle, él se entristeció y ahora sí iba decidido a la puerta.
Una extraña sensación en mí me dijo que lo detuviera, talvez nunca más lo volvería a ver y, había algo en él que me volvía totalmente loca. Sin siquiera pensar, me lancé a él y lo besé desesperadamente, ante su sorpresa él aprisionó con sus brazos mi cintura. Ahí entre sus manos inexpertas y sus besos totalmente torpes, perdí toda mi inocencia.
Creí que sería horrible, una violación, pero fue increíble; sentí mariposas cuando, al despertar de nuestra larga siesta, me miró con ternura y me sonrió.
- Ya sé como te llamas – suspiró mientras se ponía su ropa.
- ¿Cómo? – sonreí totalmente sonrojada.
- Florecita, porque a pesar de que aquí no hay nada de luz, tú pareces un hermoso botón que acaba de florecer en mis manos. Gracias – me dedicó una gran sonrisa y una suma felicidad con sus ojos brillantes.
Después de eso, él se marchó y jamás volvió, talvez no le gustó tanto como a mí, talvez no se enamoró de mí como yo de él. Pero, a cinco años del maravilloso encuentro, no he logrado olvidarlo. A pesar de haber sido ultrajada incontables veces por hombres sucios y agresivos, no he olvidado la sensación de sus manos recorriendo mi cuerpo.
No me he permitido sentir otra cosa que no sea asco por mí y por todos esos hombres idiotas. Después de cada cliente he llorado innumerables veces, deseando que él vuelva y me libere de este infierno. Aunque sólo sea volverlo a ver por una sola vez.
La puerta de la mugrosa habitación se abrió, era Hinata con ropa y maquillaje, seguro otro cliente estaba por venir. Detrás de ella entraron los 4 malditos. No sé sus nombres, ni quiero saberlos.
- Niña – dijo el más joven, de ojos marrones y cabello largo y claro – Pórtate bien, el cliente de hoy es muy importante.
- Le dimos a elegir y el te escogió a ti – ahora era el más longevo, las canas cubrían su cabello y las arrugas poblaban su frente, supongo que es el jefe absoluto del burdel – él puede recomendar el lugar a sus amigos, y tú recibirás muchas recompensas.
- Esta bien – respondí con tono acogedor, con tal de que cerraran sus bocas – lo que sea por mantenerlo feliz.
- Tú si entiendes – el viejo sonrió – nada de locuras o te las verás con nosotros, criatura - Sólo pensar en sus castigos me provocó un horrible escalofrío. Asentí con la cabeza mientras ellos se marchaban.
Complacer al cliente; de nuevo, no tenía nada que perder. Hinata me arregló y el resultado fue una chica bonita, de cabellos rosados y ojos verdes frente al espejo. Su nombre, desde aquél 24 de julio del 2003, es Florecita, aunque yo sé que realmente es Sakura. Sakura Haruno.
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Bueno, hacía mucho que no publicaba en este espacio, pero me anime por ser 14 de febrero, me entró la nostalgia y en un arranque de locura decidi mostrar este nuevo proyecto. Espero que les agrade.
¡¡ Feliz día, mucho amor y mucha paz !!
risitta :D
