La informante.
La mujer se encontraba agazapada en el jardín de de una de las monótonas viviendas de Privet Drive, esperando. Hacia tres noches que realizaba el mismo ritual, buscando la mínima señal de movimiento cuando un estruendo la sorprendió.
- Cissy, ¿qué haces aquí? – Preguntó la mujer con impaciencia, todavía agachada.
- Bella no podía dejarte sola... El señor tenebroso no sabe que estoy aquí y Lucius tampoco. ¡Tenía miedo de que algo pudiera pasarte!
- ¡Oh maldición Narcisa! Sabes que vas a llevarte un castigo por estar aquí, y ni siquiera yo podré salvarte de esa... ¿No podías esperar en tu mansión? Es solo una maldita misión de reconocimiento.
- Entiéndeme Bella, tengo razones para temer, la orden puede estar vigilando al chico, incluso sus amigos pueden estar en camino... – Explicó mientras la miraba con los ojos vidriosos, era su hermana y no podía dejar que nada malo le sucediera, no mientras ella pudiera impedirlo. Bellatrix solía ser imprudente, desdeñosa y de pocos modales. Su cabello largo y negro, le bajaba ondulado por la espalda y la hacía verse un poco descuidada, totalmente diferente a Narcisa cuyo cuidada cabellara rubia brillaba bajo cualquier luz.
Bellatrix desvió su mirada desde la ventana de Harry hacia su hermana y explicó rápido y en voz baja.
-Cissy un par de niñitos inexpertos no van a detenerme, mi Señor ordenó que estuviera aquí hasta que pudiera llevarle información que le fuera útil para destruir al chico y así será. Puedes irte sola, no volveré contigo por más que me lo pidas – Aclaró, sabiendo que Narcisa trataría de obligarla a irse con ella de vuelta a la mansión Malfoy.
- De acuerdo, me marcho, pero te ruego que vuelvas cuanto antes Bella... – Dijo mientras desaparecía.
En ese momento pasaron tres cosas a la vez, Bellatrix escuchó el sonido que produjo su hermana al desaparecer, le pareció ver una anciana que se escondía tras la cortina de la casa que se encontraba frente a ella, y oyó un sonido que parecía provenir del numero cuatro de aquellas espantosas viviendas. Parecía que algo se había quebrado, una taza, o un jarrón, quizás un plato, o algo por el estilo. El ruido vino acompañado segundos después por una conversación que Bella, debido a que se había acercado al jardín y se encontraba detrás de un arbusto a dos casas de la de Harry escuchó a la perfección.
- ¡Chico! ¡Eh tu! – Gruñó la grave voz de un hombre.
- ¡Oh Dudders! Ha sucedido una vez más, ¿no es así? – Preguntó una mujer.
- Si mami, el ha hecho ''eso'' de nuevo.
- ¡YA HE DICHO QUE YO NO FUI! – Gritó Harry
- Baja la voz muchacho impertinente, ¡y explícame ahora mismo la razón por la cual las cosas explotan continuamente cerca de mi hijo!
- Pues no la se. Lo único que puedo imaginarme es que lo que Dudley esta haciendo es mag...
- ¡Ni te atrevas a sugerirlo! – Contesto la mujer con tono nervioso en el momento en el que cerraba la ventana, para que ninguno de los vecinos escuchara lo que estaba ocurriendo dentro de su casa. Pero no se imaginaba que alguien mucho más peligroso que un simple vecino había oído cosas que le resultarían muy interesantes a Lord Voldemort...
Harry se sentó en una silla, aunque estaba más débil mental, que físicamente. Se había cansado de repetirles a sus tíos que el no estaba haciendo magia, y que las cosas explotaban cerca de Dudley por el simple hecho de que el si lo estaba haciendo. A Harry le resultaba imposible que su primo estuviera experimentando los efectos del poder, como pasaba con los niños pequeños cuando la descubrían y la simple idea de Dudley haciendo magia le daba escalofríos. Pero debido a que el mismo había visto lo que Dudley hacía desde que el había regresado a la casa de sus tíos, luego del funeral de Dumbledore, no le quedaba otra explicación. Le había preguntado a Hermione sobre el tema y le contesto que había creído leer una vez sobre un caso parecido, pero que no estaba segura, que estaría buscando y reuniendo información para llevarle cuando se encontrara con el. Como si Harry no tuviera en lo que preocuparse, su cumpleaños numero diecisiete se acercaba a pasos agigantados y el sabía que ese día, la protección que la casa de su ''familia'' le ofrecía, dejaría de surtir efecto. Por lo que había planeado marcharse con Ron y Hermione a la búsqueda de los horcruxes que Dumbledore le había encargado.
Sus amigos pasarían por el un día antes para realizar los preparativos de su partida. Harry había tenido que convencer a sus tíos durante horas para que dejaran a Ron y Hermione quedarse en su casa, alegando que después de su cumpleaños no lo verían nunca más. Tía Petunia lo consideró y decidió que era un intercambio favorable para ellos, pero que sus amigos debían quedarse en su cuarto sin hacer el menor ruido, así como llegar e irse por la noche, sustentarse y proporcionarse su propia comida.
En el instante en que Harry discutía con sus tíos sobre Dudley un sonido que conocía muy bien atolondró sus oídos.
- Alguien ha estado escuchando todo lo que hablamos – Avisó.
- ¿Cómo dices? – Preguntó Tía Petunia.
- Alguien se ha desaparecido cerca de aquí, acabo de sentirlo.
- Yo no he escuchado nada – Dijo Tío Vernon – Debe ser una de tus tonterías para asustar a nuestro Dudders.
Harry les dedico una mirada de lastima y decidió no seguir la conversación, e irse a su cuarto para escribirle a sus amigos, contándole lo de la desaparición, pero cuando llegó a la puerta de su cuarto un dolor insoportable en la frente lo hizo desplomarse en el suelo, mientras fragmentos de imágenes pasaban por su mente.
- Bien hecho Bella – Dijo Harry entrecerrando las rendijas que ahora ocupaban el lugar de sus ojos – Siempre mi fiel servidora...
- Es un placer para mí cumplir sus órdenes Amo.
- Si confirmo lo que acabas de contarme sobre Potter y su primo, serás muy bien recompensada Bellatrix, pero ahora necesito algo mucho más importante.
- ¿Qué puede ser más importante que destruir a Potter Mi señor?
- Ya lo veras Bella, ya lo veras. Tráeme a tu sobrino, me urge hablar con el. Necesito un favor de Draco, después de todo, todavía me debe la muerte de Dumbledore, de no haber sido por Snape...
Harry se levantó del piso mientras recordaba todo lo que acababa de ver.
Sacó de su baúl unos pergaminos, su pluma y el tintero, mientras escribía dos cartas idénticas para Ron y Hermione, y les contaba que había sido Bellatrix Lestrange, la que se había desaparecido cuando hablaba con sus tíos, llevándole a Voldemort una vital información...
