Capítulo 1
Bella pov
-Bella, baja. Quiero hablar seriamente contigo...- dijo mi padre Charlie, (el jefe de la policía aquí en Phoenix), desde la cocina. Me quedé helada. Él pocas veces mencionaba la palabra "hablar" seguida de "seriamente". ¿En qué lío me había metido ahora? Bajé con cuidado, porque solía tropezar cuando me ponía nerviosa.
En realidad, solía tropezar a todo momento.
Charlie estalló en carcajadas al verme bajar:
-¡Bella!- exclamó- Tranquila hija, prometo que no es nada malo...
-¿De verdad?- dije entrando a la cocina. Vi en sus ojos un ligero y sano brillo, como si algo increíble le hubiese pasado.
Ahora que lo pensaba bien, había estado de bastante buen humor las últimas semanas. Solía ser muy gruñón, pero no me expliqué su buen humor más que porque estaba pasando por una edad difícil. Al igual que yo.
Desde que mamá había muerto, Charlie no había podido llevar las cosas muy adecuadamente. No lo culpaba. Mamá le había dejado una adolescente que formar, pero no había hecho muy mal su trabajo.
-Ya suéltalo, papá...- dije cruzándome de brazos luego de un rato. Charlie había estado en un incómodo silencio, mirando hacia la nada.
-Sí, tienes razón- dijo mirándome a los ojos- Bella. Yo... yo estoy saliendo con alguien...
¿Qué? Saliendo... Charlie estaba saliendo... ¿Con quién? ¿Había conocido a alguien especial? ¿Alguien que lo mereciera? Me costó un poco articular palabra alguna.
-Papá... eso es...- me miró con cautela. Estaba segura que esperaba que lo que le dijera, fuera lo que fuera, le dolería- ¡Eso es fantástico! ¿Cómo se llama?- dije sonriendo. Pese a todo, el tenía derecho a ser feliz, y por ningún motivo iba a arrebatarle su felicidad. Pero claro que me dolía, porque no me había dicho nada antes.
Charlie me miró confundido:
-Creí que... te molestarías- balbuceó. Claro que lo hice, pensé:
-No papá... Tienes derecho... Han pasado más de seis años desde...- no completé la frase. Una nostalgia inmensa me embargó. ¿Cómo podía cambiar a mamá? Dios. Después de todo, ya nada podía hacer. Eso era precisamente lo que yo no podía ver. Cuando papá miraba a mamá, la veía exactamente con aquel mismo brillo en los ojos que tenía ahora. Estaba enamorado incondicionalmente.
-Se llama Esme- dijo de pronto- Es enfermera. La conocí cuando hirieron a Matt... ¿Recuerdas al doctor Carlisle Cullen?
-Cómo no olvidarlo... Me salvó de mi peor crisis de asma. ¿Qué fue de él?- pregunté luego de un momento. ¿Qué tenía que ver el doctor Carlisle en esto?
-Pues... Él es el ex esposo de Esme...- Whoa. ¡Bien hecho papá! Creí que te buscarías una viuda, una mujer sin líos, pero, ¿una divorciada? Vaya sentido común, Charlie.
-Am...- balbuceé. Con razón el doctor se había ido de la ciudad.
-Quiero que la conozcas- soltó al fin. ¡¿Que, que, que, que, que, que, qué? Casi me atraganté:
-¿Bella? ¿Te encuentras bien?- dijo Charlie levantándose.
-¿Cuándo...?- dije poniéndome de pie.
-¿Qué?- preguntó Charlie confundido.
-¿Cuándo quieres que la conozca?- lo miré directamente a los ojos. Si bien no sonaba enfadada, Charlie sabía que lo estaba. Me conocía perfectamente.
-Si no te importa, vendrá a cenar hoy en la noche- me cortó Charlie...
Hoy, hoy, hoy. La hora me asechaba a cada momento. Los minutos volaban, como si quisieran precisamente burlarse de mí.
-Bella, ¿podrías sacar el pollo del horno?- dijo Charlie mientras ordenaba la mesa. ¡Nunca había puesto mantel! ¿Tan importante era?
-¿Y tú puedes respetarme, y decirme tus planes con una semana de anticipación?- refunfuñé sin ser oída.
Cuando todo estaba listo, tocaron el timbre. Las ocho y media en punto. Charlie parecía un adolescente.
-Ah, Bella- dijo antes de abrir la puerta- Estás hermosa...
-Claro- dije enojada. Me había obligado a ponerme un vestido "formal" negro, que me llegaba a mitad de muslo. Después de todo, era muy bonito.
-Y...- continuó- Se me olvidó mencionarte que Esme tiene un hijo de tu edad. Creo que está allá afuera. Se llama Edward...
Por Dios, ¿se te olvidó mencionarme algo más, Charlie? ¿Cómo que te casarás con ella?
-Pasa, Esme. Estás en tu casa- dijo Charlie cuando abrió la puerta.
Nunca había sido demasiado buena hablando con personas que no conocía. No es que no tuviera vida social, pero aquí en Phoenix ésta no me favorecía, y por tanto, mucho menos era muy alta en la escala social. Era así como "el bicho raro". Todos los que me conocían, me consideraban de ese modo:
-¿Y a dónde está Bella?- dijo con voz nerviosa quien suponía, debía ser Esme. Su voz era muy linda, y... maternal.
-Aquí- dije con una sonrisa que pretendía ser amable, cuando ella junto a Charlie entraron al comedor.
Por Dios. Nunca había visto mujer más bella. Tenía unos ojos verdes como esmeraldas, algo parecidos a los ojos de Charlie; pero éstos eran más grandes y brillantes. Su rostro tenía forma de un corazón; su tez era perfecta y de un color tan níveo como mi rostro. Su cabello era color chocolate, con destellos dorados. Caía en lindas ondas por sus hombros.
Me miró, con una sonrisa impaciente. Me acerqué a ella y la saludé cálidamente con un beso en la mejilla. Ella de improviso me abrazó:
-Es un gusto conocerla- dije sonrojada.
-También para mí- dijo con una mano en su pecho- Charlie me ha hablado tanto de ti...
-Ya lo creo- dije mirando a mi padre- Me gustaría decir lo mismo. Sólo hoy me ha hablado de usted y de que vendría- dije con tono acusador. Charlie me lanzó una mirada envenenada, y me imaginé sacándole la lengua. Esme frunció el ceño:
-Charlie, te dije que debías decirle hace meses...- le regañó.
Un momento... ¿Me... ses? ¿Charlie estaba con ella meses? Por Dios... Creí que caía.
Me afirmé de la mesa que estaba detrás de mí:
-¿Bella estás bien?- dijo mi padre muy preocupado. Asentí con la cabeza aunque no fuera así. ¿Por qué me hacía esto? Un padre normal le diría a su hija desde el primer momento...
-Está tan blanca como el papel...- dijo un chico, su voz era la más hermosa que había escuchado jamás.
Quise levantar la vista y dirigirle una mirada, pero sentía que me faltaba el aire. No era una crisis de asma, era una verdadera crisis de pánico.
-¿Te sientes bien, cariño?- dijo Esme acercándose. Con toda mi fuerza de voluntad, me recuperé. Tenía que afrontar esto. ¿Mamá, por qué no me prestas una mano?
-No es nada...- dije casi completamente recuperada.
-Es obvio...- dijo el chico de hermosa voz. Ahí fue cuando le miré. ¿Me estaba faltando el aire nuevamente?
En mi vida había visto chico más hermoso... Me observaba curioso, con unos ojos verde esmeralda indescriptiblemente bellos y únicos, no se parecían ni a los de Charlie ni a los de su madre, tenían un brillo, un toque especial. Su cara era completamente perfecta, bastante pálido para vivir en Phoenix al igual que su madre o yo. Sus facciones eran completamente rectas y se formaban bajo su barbilla en un cuadrado perfecto. Su cabello era de un extraño color cobrizo, lo tenía revuelto y alocado:
-¿Qué?- pregunté.
-Decía que es obvio...- me explicó- Charlie no te dijo sino hasta ahora... Creí que reaccionarías de otra manera. Es como si me hubieran mentido... No sé tú, pero yo no las soporto...
Negué con la cabeza:
-Yo tampoco las soporto- dije mirando a mi padre.
-Edward- dijo Esme para que se callara. El sólo se encogió de hombros.
Un incómodo silencio inundó el ambiente. ¿Por qué Edward estaba haciendo esto? ¿No quería que Charlie fuera el compañero de Esme? ¿O... sólo me estaba apoyando?
-Ni modo- susurré- ¿Tienen hambre?
-Claro- dijo Esme. Caminó junto a Charlie hasta el comedor. Edward se quedó ahí parado:
-Oye tú...- me miró- ¿Me acompañas a la cocina? Hey, privacidad- dije rodando los ojos. Sonrió:
-¿Por qué no?- dijo mientras caminaba detrás de mí.
hola, hola bueno este es el primer capítulo y el segundo no creo tardar en subirlo ,bueno, espero que les haya gustado y si es así que me acompañen en esta historia
chaito
